Publicado en: Con Punto y Aparte
En este artículo: Agricultura, Alimentación, Campesinos, cerdos, Cuba, Economía, Población, Producción, Sociedad
6 mayo 2019
No es nada nuevo que la producción de carne porcina en Cuba experimentó un declive durante el último cuatrimestre de 2018 y el primer trimestre del actual año.
Tampoco es noticia que la disminución de los volúmenes –junto a la “intermitencia” de alimentos como el pollo y la salchicha en la red de tiendas del país–, han propiciado una demanda superior del cerdo en el mercado y, por consiguiente, un alza en los precios de las ofertas en las tablillas de los establecimientos agropecuarios.
En la capital cubana, por ejemplo, la libra de carne de cerdo ha llegado a la desorbitante cifra de 70 pesos.
En un primer acercamiento al tema, Cubadebate indagó sobre la producción y comercialización del cerdo en Villa Clara, una de las provincias mayores aportadoras al plan nacional y que posee una experiencia consolidada de trabajo e innovación a fin de incrementar sus entregas.
Como ya se conoce, no se arrancó con buen pie este año (ni se cerró con satisfacción el anterior) debido a la deuda estatal de alimento a los productores. El incumplimiento en las entregas de piensos esenciales a base de materias primas (soya y maíz), contratadas con proveedores internacionales,que “no llegaron en tiempo” o “nunca llegaron”, propiciaron el decrecimiento de la disponibilidad existente hoy, la cual no verá un despuntar hasta dentro de unos meses, si no se presentan otros contratiempos.
Fuentes oficiales aseguraron a Cubadebate que Brasil y Argentina decidieron no enviar los cargamentos contratados, aunque no esclarecieron los porqués de las fallas en ese eslabón tan importante para la cadena, y que está impactando perceptiblemente en la mesa de los cubanos.
Yasser Hamed Jassén Santiesteban, jefe de la División Tecnológica Porcina (DTP) del Grupo Empresarial Ganadero (GEGAN), aseguró que en el caso de los retrasos, se debió “a los efectos del bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos”, entre cuyas consecuencias está la obligación de adquirir las materias primas en otros países distantes geográficamente.
El alimento que se demoró…
Desde septiembre último, no se les entregaba alimento a las diferentes modalidades de convenios porcinos, situación revertida desde inicios de abril, cuando se comenzó a distribuir.
Existen tres tipos de convenios porcinos:
- Precebas al destete: La Empresa Porcina vende al productor (tenente legal de tierra) las precebas destetadas, pienso de preinicio o inicio y el resto del alimento conveniado (70%) y el productor retorna los cerdos con 90 kilogramos o más. Esta modalidad tributa el 60% de la carne al plan estatal.
El plan para este año era conveniar 1 millón 300 mil precebas (retornarían 106 mil toneladas de cerdo en pie). En el primer trimestre se dejaron de pactar 92 mil precebas a causa de las mortalidades y disminuciones de partos, perdiéndose por este concepto unas 18 mil toneladas.
- De ceba con animales propios: Los cerdos provienen de la crianza del productor, la Empresa Porcina le garantiza una determinada cantidad de alimento y el productor le vende los cerdos.
- De reproductoras: El pie de cría proviene del productor o de la venta por la Empresa Porcina, que le asegura el alimento conveniado y el productor le vende los cerdos.
De acuerdo con Jassén Santiesteban, a las formas productivas contratadas se les garantizó subproductos nacionales –cuando hubo disponibilidad–, como el salvado de arroz y de trigo, además de la miel B, obtenida del proceso industrial azucarero.
Cuba cuenta con más de 14 mil productores porcinos pertenecientes al sector cooperativo y campesino: Cooperativas de Crédito y Servicios (CCS), Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA) y Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UPBC), que tributan el 92% de la carne del total de la demanda nacional. Además, existen productores independientes no asociados y entidades estatales con relaciones contractuales con la empresa porcina.
Los destinos principales de la carne son el Ministerio de la Industria Alimentaria, que obtiene el 92% para ser procesada (una parte significtiva se destina a sustituir importaciones de esta carne para el turismo). También el programa porcino, aunque en menores porcientos, dirige el alimento a las unidades de Comercio y Gastronomía, y a Acopio, encargado de llevarla hasta las tarimas de los mercados agropecuarios estatales, por ejemplo.
Según el jefe de la DTA, “la situación en el primer trimestre no fue favorable pues no se le distribuyó alimento a las modalidades de convenio de reproductoras ni al de animales propios, y a la preceba nada más se le pudo entregar el 44% de la comida”.
Esto trajo como consecuencia la conocida disminución de los aportes de carne a partir de esas fuentes en lo que va de 2019: para ser exactos, 56 mil toneladas; también incidió un deterioro del peso promedio de la preceba, pues la deficiente alimentación propició el nacimiento de cerdos bajo peso y el aumento de las mortalidades.
“Es evidente que no hay cerdo para llegarle al plan total de este año (198 mil toneladas, 180 mil para el programa estatal)”, reconoce el directivo del grupo perteneciente al Ministerio de la Agricultura.
Pese a las dificultades afrontadas el año anterior debido, también, a la escasa disponibilidad de alimento importado, se logró una producción total de 198 mil 974 toneladas, casi cuatro mil por encima de las previstas.
Esperanzado en una ligera recuperación a partir del segundo semestre del año, el GEGAN despliega en la actualidad una “ofensiva” para recontratar a todas las formas productivas del sector cooperativo campesino con potencialidad para criar, aunque sea, pocas cabezas de ganado porcino.
“Se les ha comenzado a entregar el alimento de manera estable a las tres modalidades de convenio; pero ese cerdo no nos va salir en un mes ni dos; se trata de un proceso de cinco o seis meses para recuperar esas fuentes, así como el peso promedio de la ceba para, con un mismo cerdo, se ganen más kilos”, sostiene Jassén Santiesteban.
En Artemisa, Yankiel Macate Hernández, director de Producción de la Empresa Porcina de la provincia, coincide en los impactos que trajo consigo la crisis de alimento.
“Nuestra empresa no estuvo exenta, pero se tomaron estrategias a nivel de país, de grupo, provincia y municipio, y se nos llamó a potenciar la masa básica que son las reproductoras, la fuente principal, porque si no hoy no tuviéramos de donde sacar ese puerquito”, sostiene.
Otra medida de cara a la “contingencia” fue apoyar a los productores, de ahí que se ofrecieron capacitaciones en cada municipio del occidental territorio.
“No todo el mundo tiene la misma integralidad ni le saca el máximo a sus producciones; por lo que se recurrió a un mejor empleo de alimentos alternativos como los yogures de yuca y de boniato, que salvaron cerdos en ese momento; también aliviaron la situación subproductos como el arroz y la soya, que no eran del aprecio o el conocimiento de muchos productores”, refiere Macate Hernández.
Preservar la masa reproductora, acertada decisión
Una noticia positiva es que, pese a la escasez de alimento por más de seis meses, se protegió la genética y se conservó la masa básica porcina.
El jefe de la DTP asegura que “no hubo problemas con la reproducción, ni una alta propagación de bacterias en el programa porcino; si perdemos la masa básica que son las reproductoras, no se recupera hasta dentro de tres años”.
De acuerdo con Jassén Santiesteban, se reforzaron las medidas de bioseguridad y si se enfermaba una cría, inmediatamente era sacrificada para evitar la propagación de infecciones.
Cuba está en la élite de la genética mundial en lo que concierne a razas de cerdo, a la par de países como Canadá y Holanda. Cuenta con un pie de cría genético con animales de gran ganancia media diaria de peso por kilogramo de alimento consumido.
Impuesto, pago a productores y límite de cerdos
Si bien es cierto que la falta de alimento impactó en la producción de carne porcina –al menos en la que va al plato de los cubanos–, otros criterios apuntan a una “desestimulación” a causa del cobro de impuestos a los porcicultores sobre sus ingresos personales.
Con una escala progresiva que va desde el 10% para quienes obtienen ganancias de hasta 12 mil pesos, y termina en el 45% si el productor excede los 150 mil, la medida, a todas luces, causa polémica e incluso muchos la consideran inoportuna.
En la Ley No. 113 del Sistema Tributario del 2012 se establecieron tres impuestos, aprobados el 2018 en la Ley 125 del Presupuesto del Estado para el sector agropecuario:
- Impuesto por la ociosidad de tierras agrícolas y forestales.
- Impuesto sobre Utilidades a las Cooperativas de Créditos y Servicios.
- Liquidación anual del Impuesto sobre los Ingresos Personales de los productores Individuales del Sector No Cañero, mediante la Declaración Jurada (DJ).
Por primera vez, no se exoneró a los productores del pago del impuesto por los ingresos personales, el cual ya debieron erogar en este primer trimestre.
Resulta un contrasentido para Denis Martínez, porcicultor villaclareño con casi cinco años de experiencia, que esta medida se aplique justo cuando escasea el pienso.
“Si el país llama constantemente a producir alimentos, no creo que este sea el mejor momento para aplicar este impuesto. Al menos se podría considerar una bonificación o disminuir un poco el tipo impositivo”, observó.
Por su parte, Yoandris González, porcicultor del municipio Candelaria, en Artemisa, lo considera “normal”.
“Muchos dicen que está mal, otros dicen que bien. Soy de los que piensa que está normal; yo no tenía nada, a mí me cedieron esta tierra por 20 años, el Porcino me da parte de la comida y me garantiza el cerdo”, argumenta.
Él ve el pago a la ONAT como la contribución con los servicios básicos de los que se beneficia el pueblo. “En realidad mis hijos van al hospital y no pagan la consulta. ¿Una operación en este país cuánto cuesta?”, razona.
“Entonces ¿cómo nos vamos a negar a pagar los impuestos? Pienso que quien se oponga está pensando mal, si lo vemos desde ese punto de vista”.
Foristas en este mismo sitio califican de errada la estrategia de aplicar impuestos a los productores, justamente cuando el país necesita aumentar los incentivos para que exista mayor disponibilidad y variedad de alimentos para la familia cubana.
Identificado como “Cr7”, un comentarista aduce que “desde que pusieron en vigor dicho impuesto, se desapareció la carne de puerco barata del Estado, pero los particulares la siguen teniendo”.
“Villa”, otro forista del sitio, opina que es necesario “que los productores aporten a la sociedad”, pero añade que resulta “injusto” el valor de los impuestos, máxime si la producción de cerdos es un trabajo de tanto sacrificio.
En busca de una opinión, Cubadebate contactó con el Ministerio de Finanzas y Precios; pero no hubo una respuesta concreta.
No obstante, encontramos que en la última sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular, la titular del ramo, Meisi Bolaños, particularizó ante la comisión de Asuntos Económicos que este año, por primera vez, los productores agropecuarios individuales comenzaron a tributar a través de la Declaración Jurada (DJ), a presentarse desde enero hasta el 30 de abril.
De acuerdo con la Ministra, ello estuvo antecedido por un “arduo proceso de preparación y comunicación a las bases productivas”; sin embargo, “han resultado insuficientes las acciones para facilitar el acceso a la DJ por los productores”. Añadió que del potencial identificado, menos de la mitad la había presentado hasta la fecha.
Insistió en ese marco que la presentación de la DJ “es un deber formal que transparenta los ingresos legalmente obtenidos por los productores individuales”.
Por otra parte, afloraron otras inquietudes relacionadas con el pago de la empresa porcina a los productores una vez que éstos entregan los cerdos con el peso óptimo, de acuerdo con lo estipulado en los convenios.
Yankiel Macate explica que 93 kilogramos es el peso que deben alcanzar los cerdos para cubrir lo pactado en los convenios, a partir de ahí, está establecido que 90 kilogramos se paguen a precio oficial (21,50 pesos por kilogramo), y los restantes a precio diferenciado (32.91 pesos por kilogramo), por animal en pie.
El director de Producción de la Empresa Porcina de Artemisa asegura que –al menos en su territorio–, siempre cuentan con el dinero para pagar a los productores. “Lo pactado son 30 días hábiles luego de efectuar la compra. Hoy nuestra empresa está pagando sobre el plazo de los 13-14 días aproximadamente”, añade.
“El convenio dura 180 días, desde el momento en que se le entregan los animales al productor. Al ser de mutuo acuerdo, el contrato puede prorrogarse en caso de que los animales no tengan el peso adecuado, aunque también es posible que los productores tengan los cerdos con el peso óptimo antes de cumplirse ese plazo”, según ejemplifica.
Ramón Domínguez Ortiz, director de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Comercializadora de la Empresa Porcina de Artemisa, corrobora que “no tienen deuda de dinero con ninguna forma productiva” y que no se excede el plazo de 30 días para efectuar los pagos.
“Incluso si algún campesino que no esté asociado a las modalidades de convenio tiene crianza de cerdos de traspatio y quiere venderlos, se lo compramos casi al mismo precio de la calle y a los siete días tiene el cheque para ir al banco a cobrarlo”, aclara.
En Artemisa puede que los pagos marchen bien, sin embargo, en la referida sesión de trabajo por comisiones del Parlamento cubano, la titular de Finanzas y Precios llamó la atención en las cadenas de impagos con los productores agropecuarios, a través de las empresas del OSDE ganadero.
“No vamos a permitir impagos a nuestros productores agropecuarios, y lo cierto es que hemos llegado a provincias con cuentas por pagar vencidas, donde ha tenido que intervenir el presupuesto estatal para solventar la situación”.
Dijo que aunque dicho problema está minimizado, aún no se resuelve del todo, y llamó a “transformar la situación con rigor y responsabilidad desde las unidades primarias, favoreciendo sistemas integrados de trabajo, gestión y control”.
¿Y qué pasa con el límite de cerdos que puede tener un productor en sus cochiqueras?
El jefe de la DTP del Grupo Empresarial Ganadero explica que la Resolución 50, del presidente del GEGAN, estipula que quienes ya tenían una instalación con capacidad para 800 puercos o mil se mantienen, mientras cuenten con las condiciones óptimas para la actividad, y tierras que respalden las cabezas de ganado.
Yoelvis Rubén Andreu Horta, jefe de la Brigada Comercializadora Porcina del municipio Candelaria, asegura que de acuerdo con la documentación aprobada a nivel nacional, “en el caso de los productores que presenten los requerimientos adecuados, pueden ´montar´ más de 500 animales, cifra límite establecida en dicha documentación”.
No todo es negativo en esta historia
Al cierre de marzo, en Artemisa había 369 productores con uno o más convenios con la Empresa Porcina, cuyo plan es aportar este año 14 mil 318 toneladas de carne al plan nacional.
Yoandris González Cárdenas, de la CCS “Caridad Díaz Capetillo”, localizada en el municipio de Candelaria, se dedica desde 2008 a la cría de ganado porcino en la modalidad de convenio.
En cinco naves debidamente acondicionadas y limpias, con capacidad para mil 200 cerdos, este campesino de 35 años agrupa a sus animales, luego de seleccionarlos según el peso cada uno.
“En estos momentos contamos con 700 porque una parte de las cochiqueras se encuentran en proceso de desinfección, ya que recientemente se sacó un grupo de cochinos”.
Este productor integral no solo cría cerdos, sino ganado ovino y equino. A la vez tiene cultivos varios para el abastecimiento de la población de su localidad, e incrementar ese 30% que –de acuerdo con el convenio– debe garantizar el productor para la alimentación de sus cerdos.
“Gracias a los alimentos alternativos pude sacar los mil 200 animales que tenía en el momento de escasez de los piensos destinados por el Estado; tuve que auxiliarme en la miel proteica, la yuca y el boniato, y ahora tengo preparadas 10 hectáreas para la siembra de maíz”, añade.
Este agricultor sostiene que no hay que “sentarse a esperar” por la comida que debe garantizar la empresa porcina, “si a ti te entregan la tierra es para ponerla a producir y en momentos de crisis tengas donde acudir”. Para él se trata de tener una reserva: “ese es mi armamento para tiempo de guerra”.
“Porcino me da parte del alimento, pero si por cualquier motivo eso no sucede, el cochino no puede esperar, porque come todos los días”, dice con naturalidad, al tiempo que muestra las tierras preparadas para comenzar a plantar maíz.
Este productor, uno de los más destacados de la Artemisa, tributa por concepto de convenio 200 toneladas de carne anualmente.
Para ello, adquiere mil 200 animales y está en proceso de incrementar esa masa a partir de la construcción de otra nave con capacidad para 30 reproductoras.
“Yo tengo mis estrategias, ´monto´ los cochinos de manera escalonada. Primero pongo 600, y cuando estos tienen un mes y medio es que monto los otros 600”.
“Estos tienen cuatro meses, van bien, les faltan dos meses para entregarlos al porcino…estos otros también avanzan”, nos muestra Yoandris y se nota que todo está bien preparado para que su producción salga adelante sin contratiempos.
“Como puedes ver lleva trabajo, mucha limpieza, no es echarle comida al cochino y terminas, los corrales se deben desinfectar dos veces por semana”.
Yoandris aspira, además, a pactar un nuevo convenio experimental, con cerdos de raza ibérica, “de los que se crían en patios”, y que tributarían al abastecimiento del pueblo.
Llegar a las bases productivas
Una asignatura pendiente, según el criterio del director de la DTP, es llegar a las bases productivas y estar al tanto de cada una de sus inquietudes y problemas.
“Comenzamos por el Instituto de Investigaciones Porcinas, el mayor extensionista del programa, para la confección de manuales de capacitación que incluyen la producción de alimentos alternativos; la capacitación es otra de las aristas que se deben explotar más”, asegura.
“Un programa tan importante no puede depender de los barcos, tiene que sustentarse con otros componentes como el salvado del arroz, la miel proteica y el maíz nacional, además de rescatar las producciones de palmiche (fruto de la Palma Real), un alimento empleado en la rama de la ganadería porcina, y altamente codiciado por los cerdos criollos.
“Los productores hicieron un gran esfuerzo en el último cuatrimestre del pasado año y en este trimestre; hubo algunos que aportaron hasta el 50% del alimento; pero como mismo hubo algunos que garantizaron un porciento considerable, los hubo que sólo aseguraron el 15%, y ahí es donde tenemos que llegar”.
Para Yasser Hamed no se trata sólo de “exigirles”, sino de visitarlos y capacitarlos, pues en esa base es donde existen las mayores reservas y potencialidades.
Otra estrategia de la máxima entidad que guía la actividad porcina en el país es fomentar la cría de cerdos “al aire libre”.Candelaria, por ejemplo, es uno de los municipios seleccionados para la monta de los cotos criollos (de raza ibérica), para el autoconsumo.
Artemisa ya cuenta con una unidad especializada para obtener los pies de cría a entregar a los productores, precisó Ramón Domínguez Ortiz, director de la UEB Comercializadora de la Empresa Porcina de la provincia.
Otro aspecto relevante, según han expresado las autoridades del Ministerio de la Agricultura, es concretar la aspiración de garantizar a cada habitante la posibilidad de adquirir mensualmente cinco kilogramos de proteína animal. De ellos, dos serían aportados por el programa porcino.
Lograr el necesario encadenamiento para que no sólo sea producir, sino poner en las carnicerías y tarimas el demandado alimento, sin intermediarios, es la aspiración de quienes hoy conducen el programa porcino en Cuba. Mientras tanto, hay más por hacer que decir para que éste sea verdaderamente sostenible y eficiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario