Holguín.–Oportunistas desde la cuna, los descendientes del latifundista Rafael Lucas Sánchez Gil pensaron sacar provecho de la actitud agresiva de Estados Unidos al activar el Título III de la ilegal Ley Helms-Burton. Así interpusieron una demanda en un juzgado de Palma de Mallorca a la empresa española Meliá, por explotar los hoteles Sol Río Luna Mares y Paradisus Río de Oro, construidos en tierras expropiadas a su pariente tras el triunfo de la Revolución cubana.
Hoy lamentan su torpeza, porque la mañosa jugada, además de no prosperar, llamó la atención de personas de varias partes del mundo sobre las bondades del creciente desarrollo turístico de la provincia de Holguín, sobre todo en su franja costera, donde se concentra el 90 % de las más de 6 000 habitaciones construidas en los últimos años.
En el municipio de Rafael Freyre, igual que las instalaciones incluidas en la fallida demanda, están los hoteles Playa Pesquero, Memories Holguín, Playa Costa Verde, Fiesta Americana e Iberostar Selección Holguín, frutos de inversiones del Estado cubano, que también ha desarrollado la infraestructura hotelera y extrahotelera en el municipio de Banes, específicamente en Guardalavaca, que cuenta con los hoteles Brisas, Club Amigo Atlántico y Villa Turey.
De modo similar, el municipio de Gibara se inserta vertiginosamente en el ramo. Su capital fue declarada destino turístico en 2017 por su estilo colonial y riqueza cultural. En cuanto a capacidad de alojamiento, sobresalen los hoteles Ordoño, Arsenita, Plaza Colón y Bahía del Almirante, de propiedad estatal, y un grupo de elegantes y confortables hostales operados por trabajadores no estatales.
Tan notorio como lo logrado es lo que va en camino de materializarse en la llamada industria sin humo en el país, uno de los sectores estratégicos definidos en el plan de la economía y que en Holguín, como en toda Cuba, no dejará de ensancharse.
PREGUNTA A TIEMPO
¿Cómo era antes del triunfo de la Revolución la franja norte de la actual provincia de Holguín?
Una respuesta precisa la ofreció Fidel el 21 de enero de 2003, al inaugurar el hotel 5 Estrellas Playa Pesquero: «Un gran terrateniente poseía aquí un enorme latifundio de 41 400 hectáreas; de ellas 13 319 improductivas y el resto potreros, montes ralos y caña de cultivo extensivo. En 1959 apenas tenía acceso y la atención a la salud de sus pobladores era precaria o casi nula».
Puntualizó que lo hecho en interés del turismo en la zona había incidido positivamente en el desarrollo de otras ramas y sectores económicos, así como en la construcción de obras que por su alcance benefician a la población, entre ellas, las comunidades de Guardalavaca, Aguada la Piedra y Melilla.
La historiadora Mayra San Miguel asevera que la región nororiental de Cuba era un espacio de enormes contrastes económicos y sociales hasta finales de la década de 1950.
«En Moa y Mayarí se explotaban los abundantes recursos mineros, que estaban en manos de empresas estadounidenses, poseedoras a la vez de grandes extensiones de tierra. La Unitet Fruit Company, con más de 8 000 caballerías, era el mayor terrateniente en el área.
«Esa enorme propiedad engullía todo lo que conforma los actuales municipios de Banes, Antilla y Frank País, y amplios terrenos de Mayarí y Cueto. Una porción estaba sembrada con caña, para producir azúcar. La compañía era la dueña de los centrales Preston y Boston, entre los más productivos de los diez que había en la provincia. Por cierto, gozaban de ventajas comerciales con respecto a los otros en manos de propietarios nacionales, porque estaban favorecidos por la cuota azucarera fijada por Estados Unidos».
La gran parte permanecía baldía en un escenario regional marcado por la existencia de unas 8 000 personas que trabajaban la tierra, sin ser propietarios de ella. Se trababa, recuerda la investigadora, de arrendatarios, subarrendatarios, aparceros y precaristas.
CAMBIOS POR MUCHOS LADOS
En Moa, donde existía en 1959 la fábrica procesadora de sulfuro de níquel, nacionalizada y renombrada Comandante Pedro Soto Alba, fue inaugurada en enero de 1987 la actual empresa Comandante Ernesto Che Guevara, también vinculada con la industria niquelífera.
El poblado de 400 personas que encontró allí la Revolución creció hasta convertirse en una ciudad con amplia infraestructura, en la que sobresale la Universidad de Moa, que a la par de su amplio universo de enseñanza, es referencia en los temas relacionados con la minería y la metalurgia. En ella se han graduado más de 11 000 profesionales.
Solo esta casa de altos estudios supera con creces las aspiraciones de ingresar a la Educación Superior de la población de la región norte oriental cuando corría el año 1959. De acuerdo con las investigaciones de Mayra San Miguel, a la Universidad que existía en la ciudad de Holguín en aquel momento apenas tenía acceso el 4 % de los jóvenes de esa parte de Cuba.
Actualmente, en los municipios de Gibara, Rafael Freyre, Banes, Mayarí, Frank País, Antilla y Moa existen sedes universitarias. También funcionan 463 centros de las enseñanzas prescolar, primaria y preuniversitaria. En 1959 era un puñado.
Existen en esta región 52 instalaciones de Salud Pública, entre ellas siete hospitales y 18 policlínicos. Solo en el municipio de Gibara hay 394 médicos. En 1959 en lo que hoy es la provincia de Holguín había 166.
«En Banes, la United Fruit Company era propietaria de un hospital. Este cobraba a los trabajadores de la corporación y muchos acumulaban deudas por el servicio recibido. Por eso, en 1960, al ser nacionalizado el central Preston, ubicado en Macabí, lo primero que hizo el Gobierno Revolucionario fue cancelar aquellas cuentas pendientes», recuerda Mayra San Miguel.
Bajo el mismo esquema funcionaba en Moa el hospital perteneciente a la Nickel Processing Corporation. ¿Qué se podía esperar en tiempos en que a cada ciudadano residente en Holguín, ciudad que aspiraba a ser capital de la región septentrional oriental, le correspondían 20 centavos del presupuesto disponible para el precario sistema de Salud Pública?
De acuerdo con confirmaciones recientes, la provincia de Holguín reporta un 100 % de electrificación por todas las vías. Se debe, entre otros factores importantes, a la capacidad de generación del territorio. Por ejemplo, en Felton, Mayarí, está la termoeléctrica Lidio Ramón Pérez (construida entre 1982 y 1988), con dos unidades generadoras, cada una con capacidad de 250 mw.
En Moa, inaugurada en 2015, funciona la Central Eléctrica Diésel, ensamblada con diez motores, cada uno de 18,4 mw, y en Gibara, de cara al mar, se yerguen dos parques eólicos, en los que 12 turbinas son capaces de generar hasta 850 kw por hora.
También en Moa está en marcha un programa de desarrollo integral que se adelanta al agotamiento de los yacimientos lateríticos y potencia otros sectores, entre ellos la industria mecánica y el turismo de naturaleza, para asegurar la sostenibilidad del municipio.
Es una experiencia que comenzó antes en el territorio de Mayarí, donde fue construida la presa de igual nombre, base de un extenso programa agropecuario que suplanta la dependencia de la minería, cuyo carácter finito impuso el cierre de la planta niquelífera Comandante René Ramos Latour y su conversión en una empresa de servicios.
ACOTACIONES EN CONTEXTO
Lo primero a recalcar tras este recuento, al que sin duda alguna se pueden añadir otros ejemplos del empoderamiento real del pueblo, es que este fenómeno social se produjo a partir de 1959. Solo entonces la nación, con sus riquezas, fue para todos sus ciudadanos.
Otro aspecto a tener en cuenta radica en la pregunta: ¿Cuánto no se habría hecho en esta zona y en el país sin el acoso brutal del Gobierno de Estados Unidos? Cuba divulgó recientemente que, desde abril de 2018 hasta marzo del presente año, el hostil comportamiento del poderoso vecino norteño le causó pérdidas en el orden de los 4 343,6 millones de dólares.
Pero la evaluación de seis décadas de hostigamiento sin tregua revela perjuicios cuantificables por más de 922 630 millones de dólares. Queda claro que el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por EE.UU. es el principal freno para el desarrollo de todas las potencialidades de la economía cubana.
Si bien Trump se comporta brutalmente, también es firme la voluntad de Cuba de enfrentar toda adversidad, sin renunciar al desarrollo.
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