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miércoles, 9 de septiembre de 2020

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Septiembre 9, 2020

Tasas de cambio en Cuba. 

Si bien las tasas de cambio se comportan como procesos lógicos en sí mismos, por separado, son el resultado de un sistema (proceso) ilógico.

Por: Miguel Alejandro Hayes

En las teorías de conjunto y de funciones están los aportes más importantes a la matemática y los más importantes avances de la lógica moderna.

Su uso ofrece visión ordenada de casi cualquier proceso (si tiene orden), incluso, el sistema monetario cubano. Por ejemplo, la relación de conjuntos permite explicar procesos y hacer modelaciones a estos, dígase, traducirlos en funciones matemáticas.

La regla plantea que a cada elemento del conjunto A le corresponde un único elemento del conjunto B, aunque a uno del B le pueden corresponder varios del A, siempre enmarcado en determinado marco teórico (racionalidad) que es el que le da sentido (lógica) a la relación. Ejemplo:

Cuando esta regla se cumple, se verifica la existencia de procesos lógicos, es decir, continuidad del comportamiento de una variable explicada (causalmente) por otra. Tales condiciones permiten que dichos procesos sean racionalmente susceptibles al perfeccionamiento u optimización a través de herramientas como el cálculo diferencial.

Luego, si llevásemos la relación de multiplicidad cambiaria cubana al prisma de la teoría de conjuntos, con el objetivo de tener una aproximación lógica a lo que podría representar el posible proceso, tendríamos lo siguiente:


A la izquierda, las dos monedas cubanas, a la derecha, las tasas de cambio que se le hacen corresponder. Como se ve, la relación entre una moneda y sus asignadas tasas de cambio rompen las reglas de las relaciones de conjuntos. Por lo que estamos ante el resultado de un modelo irracional, no racionalizable, sin estructura coherente, discontinuo, en otras palabras, ilógico en sí mismo. Si es ilógico en sí mismo el monetario, no lo será lógico para la economía cubana.

Observemos detenidamente (toda la información lógica de la que se dispone está en este diagrama).

Busquemos lograr que a cada elemento del conjunto de A se le haga corresponder un único elemento del conjunto B. ¿Cómo lograrlo? 

La primera opción sería borrar las líneas y dejar solo una por cada elemento del conjunto A. Sin embargo, el diagrama no arroja ningún criterio lógico para hacer racionalizar desde adentro la eliminación de rayas. A los efectos, todas las líenas son iguales. 

Cualquier criterio responde a información y fundamentos no generados dentro del modelo. La línea que se decida dejar a cada punto de A no parte de una racionalización del modelo; pudiendo ser desde la empatía, superstición, tradición, algún cálculo externo el criterio, pero jamás algo derivado de la lógica interna del diagrama. Por lo que ajustarlo es algo que no tiene solución en sí mismo. 

Por otro lado, rectificar el diagrama existente, sería equivalente a aceptar los resultados (las relaciones) del marco teórico que lo generó. Pero si de estructura y procesos racionalizables se trata, esa práctica no tiene sentido. 

El diagrama refleja los resultados de un modelo (i) lógico. El uso de un criterio exterior a la (i)racionalidad del diagrama como solución (eliminar líneas), no escapa de permanecer dentro de los marcos de aquella irracionalidad, ya que acepta, como punto de partida lógico, términos resultantes de un modelo (i)lógico. Es quedarse en los mismos límites.

Por tanto, lo más coherente sería, simplemente, botar este diagrama (claro, la relación real que está representada también) y hacer uno nuevo: uno que desde el inicio genere una sola correspondencia a cada elemento del conjunto A. Hacer un diagrama lógico.

Mirémoslo matemáticamente ahora, a partir del gráfico siguiente:

Como se aprecia, el resultado no es una función, dígase un proceso, sino un conjunto de puntos dispersos. Desde el punto de vista del cálculo diferencial, como la relación carece de continuidad y estabilidad, no tiene lógica, no se puede optimizar. No se puede optimizar (encontrar la mejor ubicación dentro del propio proceso) lo que carece de ordenamiento coherente, continuo y estable. No se puede derivar una lógica de lo que no la tiene.

Sin embargo, el propio comportamiento de las tasas de cambio por separado, que, como se aprecia en el próximo diagrama, sí funcionan como procesos lógicos en sí mismos, lo que condiciona la ilusión que empuja a que se intente estudiar la relación entre ambas monedas como si también lo fueran.


Y si bien las tasas de cambio se comportan como procesos lógicos en sí mismos, por separado, son el resultado de un sistema (proceso) ilógico, lo que se evidencia al buscar y graficar la relación entre las distintas tasas de cambio. De ahí que buscar un fundamento a partir de estas, es intentar vincular lo que no tiene vínculo alguno.

En resumen, trabajar con las tasas de cambio actuales y buscar una relación óptima entre ellas es, desde el punto de vista lógico, trabajar con los resultados de un modelo ilógico e intentar darle lógica. 

Por otro lado, la búsqueda de una tasa de cambio nueva sería también moverse en el sistema de precios, por tanto, en el sistema monetario actual; es buscar un ordenamiento dentro de los marcos de un modelo sin lógica. Es aceptar premisas equivocadas. Ningún sistema ilógico, genera sobre sí mismo un modelo lógico aplicándole como fórmula un modelo lógico, del mismo modo que lo definido como multiplicador de lo indefinido produce la indefinición. 

El traspaso de la multiplicidad a la única tasa, dentro del mismo sistema monetario, implicaría mantener las deformaciones anteriores, lo que, a ciencia cierta, deja sin saber dónde podrían aparecer en materia de precios resultantes.

La solución, desde el punto de vista lógico, no es otra que generar (y todo lo que eso implicaría) un nuevo sistema de precios (como fundamento del sistema monetario), dígase resetear el sistema monetario actual.

Incluso, si desde el punto de vista práctico (histórico concreto) se debe buscar una tasa única como salida, esto no podría ser otra cosa (desde lo monetario) que un paso inevitable para perseguir como fin último un nuevo sistema monetario (nuevo sistema de precios). Por tanto, la unificación solo tendría sentido si genera el efecto en la economía que sirviera de base para generar dicho cambio al sistema de precios para impulsar cambios favorables (expansivos y encadenados) en los ciclos económicos.

https://www.desdetutrinchera.com/economia-en-cuba/tasas-de-cambio-en-cuba/

1 comentario:

  1. Muy lógico al sistema económico cubano hay que resetearlo.
    Esperemos que la nueva programación tenga logística.
    Rogelio Castro Muñiz

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