«La apertura de las tiendas con pagos en efectivo es una continuidad — bajo una nueva modalidad — del proceso de dolarización iniciado en octubre de 2019, con un esquema muy similar de segmentación del consumo…»
Redacción Alma Mater·
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Por Joel Ernesto Marill Domenech
En días recientes el tema de la dolarización ha vuelto a acaparar titulares en Cuba. La combinación del anuncio por parte del primer ministro sobre la profundización de la dolarización parcial en el país, y la posterior apertura de comercios estatales que operan aceptando dólares en efectivo, ha reavivado el debate sobre lo que es un hecho consumado: Cuba es una economía parcialmente dolarizada desde octubre de 2019, ya sea esta dolarización mediante efectivo o con dólares en tarjeta — llamados MLC — .
Este trabajo trata de responder
las preguntas siguientes: ¿Qué es la dolarización? ¿Qué formas adopta
en Cuba? ¿Cuáles son sus causas? y ¿Cuál sería una posible
hoja de ruta para encaminar el país hacia la desdolarización?
Dolarización parcial: ¿de qué
estamos hablando?
La palabra «dolarización» es una
forma genérica de referirse a un proceso que en la literatura económica también
es denominado «sustitución monetaria». La dolarización o sustitución de
moneda es un proceso mediante el cual, una moneda — comúnmente una divisa como
el dólar — desplaza en sus funciones a una moneda nacional.
Dado que en muchas experiencias
históricas dicho proceso ha ocurrido empleando como moneda sustituta el
dólar americano, es común referirnos a dicho proceso como «dolarización»
pero en principio podría ocurrir en base a cualquier moneda extranjera.
Cuando hablamos de
desplazamiento de funciones, nos referimos generalmente a tres fundamentales:
a) medida de valor — moneda en que se fijan precios —;
b) medio de circulación — moneda en que se realizan transacciones — ;
c) medio de atesoramiento — moneda en la que se ahorra o se mantiene saldos de
liquidez — .
Este proceso de sustitución de
funciones puede ser a su vez parcial o total. En el primer caso, la
moneda nacional continúa circulando y cumpliendo funciones de conjunto a la
divisa sustituta, como experiencias se encuentran las de Uruguay o Perú. En
el segundo proceso: dolarización total, la moneda nacional es
completamente desplazada de sus funciones y remplazada por una moneda
extranjera, tales son los ejemplos de Ecuador o El Salvador.
A su vez los procesos de
dolarización pueden ser «de hecho» o de «de derecho», o visto de otra forma
pueden ser procesos informales o formales. Una
dolarización «de hecho» o informal es cuando los agentes económicos comienzan a
realizar sus operaciones en una moneda diferente a la nacional sin que ninguna
regulación estatal introduzca dicho cambio. Una dolarización «de derecho» o
formal es cuando jurídicamente se reconoce el funcionamiento de una o
múltiples monedas extranjeras en la economía nacional.
Finalmente, muy relacionado a la
clasificación anterior, la dolarización puede ser también entendida
como un proceso espontáneo o una política económica. En el primer caso,
comúnmente agentes económicos privados — empresa u hogares — deciden comenzar
de forma espontánea a operar en una moneda extranjera debido a la inestabilidad
de la moneda local. En el segundo caso, la dolarización se introduce
como una política económica del Estado, tanto con el objetivo de dolarizar
completamente la economía como de dotar a los agentes económicos de una segunda
moneda legal más estable.
Dolarización en Cuba: Una
mirada a dos formas particulares de dolarización
La dolarización parcial en Cuba
tiene características similares a otras experiencias de dolarización en la
región, aunque también varias diferencias notables.
En el caso cubano existen dos
dimensiones fundamentales en donde se da un proceso de dolarización
oficial: a) Dolarización del comercio minorista estatal — tiendas en
divisas — . b) Dolarización de transacciones
inter-empresariales.
Igualmente existen otros espacios
de dolarización informal en operaciones de grandes importes entre agentes
económicos privados o los hogares, como venta de contenedores y otros productos
a nivel mayorista, así como compra/venta de casas, carros etc. Así mismo, hay
un nivel menor de dolarización en las transacciones minoristas del sector
privado, donde en muchos casos se acepta por igual pagos en moneda nacional
y en cualquier divisa.
En el caso de la dolarización
oficial es importante entender que la misma no comenzó en diciembre de 2024,
con la apertura de los comercios que aceptan pago en dólares en efectivo. Cuba
es una economía parcialmente dolarizada desde octubre de 2019, con la apertura
del comercio minorista en dólares en tarjeta.
Las denominadas «tarjetas MLC»
no son más que un genérico para cuentas en dólares en el sistema bancario.
Todos los saldos MLC o precios en MLC en las tiendas en Cuba son saldos y
precios en dólares. A diferencia del CUC, que era una moneda nacional, el
MLC no es una moneda, es una cuenta en divisas que puede nutrirse
depositando en múltiples monedas extranjeras y cuyo saldo siempre fue expresado
en dólares. Como las denominadas «tarjetas Clásicas» son también
cuentas en dólares en el sistema financiero.
En términos generales, la
apertura de las tiendas con pagos en efectivo es una continuidad — bajo una
nueva modalidad — del proceso de dolarización iniciado en octubre de 2019, con
un esquema muy similar de segmentación del consumo, aún y cuando incluya tiendas
donde las «viejas» cuentas MLC no pueden servir como medio de pago.
Sin embargo, nada de esto dice
mucho sobre el por qué de la dolarización. O responde a la pregunte: ¿Qué
lleva a adoptarse la dolarización como una política económica oficial?
Una reflexión sobre las causas
y su rol en la economía
A nivel internacional, y como un
punto de partida para entender los procesos de dolarización, podríamos decir
que hay dos causas fundamentales por las que una economía se dolariza:
1.Inestabilidad
macroeconómica: por ejemplo, grandes déficits fiscales que expanden la
masa monetaria y causan una depreciación y volatilidad del valor de la
moneda, lo que lleva a los agentes económicos a buscar refugio en
monedas más estables que les permitan operar, tener una referencia sólida
de precios y ahorrar en una moneda que no pierda aceleradamente su valor.
2.Restricciones
institucionales: relacionadas con controles cambiarios y deficiencias
de los mercados de cambio. Si los agentes económicos locales — las empresas o
la población — no pueden o tienen dificultades para cambiar su moneda nacional
a divisas, para realizar sus actividades económicas, debido a controles de
cambio o inexistencia del mercado cambiario, se generará una tendencia a
emplear directamente divisas para sus operaciones.
Existen diferentes grados en que
estos procesos pueden expresarse. Ha ocurrido dolarización en economías con muy
pocas restricciones en los mercados cambiarios, pero que la inestabilidad
macroeconómica y la depreciación cambiaria hacían imposible ahorrar o fijar
precios estables en la moneda nacional.
En el otro extremo, en economías
con muy baja inestabilidad macroeconómica, pero con restricciones tan fuertes
al cambio de moneda nacional por divisas — debido a controles del Banco Central
— , los agentes se han visto impulsados a operar directamente en dólares para
saltarse dichas restricciones institucionales.
En el caso de Cuba, en los años
recientes, dos argumentos centrales han sido empleados para la explicar
los procesos de dolarización:
1.El primero es que la
dolarización sirve como un medio para captar remesas que entran al país. Un
argumento análogo que llevó a la apertura de Tiendas Recaudadoras de Divisas
(TRD) durante el Periodo Especial.
2.El segundo argumento, es el
de facilitar las operaciones interempresariales. Permite a algunos
exportadores retener y operar directamente en divisa para mejorar el escenario
en que realizan sus operaciones productivas.
A primera vista pareciera que
estos dos argumentos no están muy relacionados a las causas internacionales
antes planteadas. Sin embargo, esto sería una lectura superficial que no
permite profundizar en las particularidades del entramado económico cubano.
Por ejemplo: ¿Por qué las
empresas de comercio minorista estatal en vez de vender en dólares no venden en
pesos, y se reabastecen canjeando dichos pesos en un mercado cambiario? ¿porque
las empresas exportadoras necesitan operar en divisa para garantizar su
reaprovisionamiento a lo interno de la economía pagando en dólares a otras
empresas?
Cuando se analiza a profundidad,
todo termina en un elemento similar: la ausencia de un mercado
cambiario formal — entiéndase lo que para el mundo podría explicarse
como una restricción institucional — . Al no existir un mecanismo clave
como el mercado cambiario, los agentes estatales se ven impulsados a operar en
divisa, porque de operar en la moneda nacional no cuentan directamente con un
mecanismo para cerrar sus ciclos productivos.
El argumento anterior es
equivalente tanto para las empresas que venden al mercado interno — las tiendas
minoristas estatales — , como para las operaciones de exportadores con sus
proveedores. En estas últimas, el exportador que genera la divisa se ve impulsado
a pagar con dicha divisa a lo interno de la economía — a su proveedor nacional
— , porque de realizar el pago en moneda nacional, este último no tendría los
mecanismos o el espacio institucional para canjear dicha moneda a divisas e
importar parte de los insumos que requiere y que no se encuentran en el mercado
local.
Existen al menos dos elementos
claves que han estado en el origen e impulsado la dolarización parcial de la
economía: a) por un lado, la inexistencia del mercado cambiario
oficial, que limita la posibilidad de los actores económicos de convertir sus
saldos en moneda doméstica a divisas, a fin de cerrar sus ciclos productivos;
b) los crecientes desequilibrios monetarios derivados de la monetización de los
déficit fiscales, que han profundizado la inestabilidad e inconvertibilidad de
la moneda nacional.
En tiempos de bonanza, cuando no
es escasa la divisa para asignar centralmente, es posible que muchas
operaciones empresariales se dieran en moneda nacional porque existía un
mecanismo de acceso a moneda extranjera mediante las asignaciones centralizadas.
Sin embargo, cuando la divisa comienza a escasear y el nivel de demanda de las
empresas es muy superior a la oferta de divisa real, los mecanismos
centralizados comienzan a operar erráticamente, hacia una tendencia
clara: penalizar al sector productivo.
Supongamos un escenario donde la
divisa se convierte en un activo cada vez más escaso, a la par de que hay más
dinero en circulación, por lo que su demanda por parte de las empresas no hace
más que subir. Sin embargo, su precio oficial sigue siendo el mismo: 24 CUP x 1
USD.
Sin señales claras de tipo de
cambio, asignar centralmente divisas extremadamente escasas, entre demandas
cada vez más grandes, es una tarea impracticable.
En las condiciones concretas de
Cuba, la dolarización juega un segundo rol particular: implica un
mecanismo más o menos descentralizado de asignación de divisas, que sustituye —
para los agentes dolarizados — la asignación central.
Este proceso de asignación
horizontal garantiza que las empresas que generen divisa — exportadores o
ventas internas en dólares — puedan acceder a las mismas y reaprovisionarse,
así como elegir a qué proveedores nacionales pagarles/asignarles divisas para
operar.
En tal sentido, la
dolarización parcial puede jugar un rol positivo a corto plazo, garantizando
que actividades productivas tengan continuidad. Actividades que de ser sujetas
a una asignación central pudieran no ocurrir y por tanto, asistir a un
empeoramiento de las condiciones productivas.
Si no se entiende este rol de la
dolarización, en ausencia de una moneda estable y mecanismos que garanticen la
convertibilidad — tales como el mercado cambiario —, podría
subestimarse los retos de un eventual proceso de desdolarización.
Esto no implica que la
dolarización sea en sí mismo un esquema deseable, o que no venga aparejado a
costos importantes. Creo conveniente sistematizar aquí alguno de los
mismos:
a) La dolarización supone una
segmentación de mercados por monedas que licúa/reduce — tal vez más de lo
necesario — la capacidad de compra de los saldos nominales en moneda nacional —
tanto de los hogares como las empresas — .
b) Al mismo tiempo genera
demanda interna de dólares que termina por presionar sobre el mercado informal,
la depreciación del tipo de cambio y la inflación en pesos.
c) A nivel de política
económica, limita la efectividad de la política monetaria y cambiaria, se
pierde la efectividad del tipo de cambio como variable critica de política.
d) Incrementa la inestabilidad
y la vulnerabilidad financiera, la posibilidad de descalces en el sistema
bancario y los impactos ante una devaluación.
e) En el caso de la economía
cubana, implica también una segmentación del tejido empresarial, que puede
inducir a la consolidación de incentivos a la importación, y que previene una
plena integración del tejido económico.
Emplear la dolarización ante la
imposibilidad de articular otras políticas a fin de estabilizar la economía
siempre ha sido una alternativa — lo fue en Cuba en los 90s y así en otros
contextos — . Sin embargo, tener una estrategia clara que permita crear
las condiciones necesarias para superar la dolarización en cuanto se dé la
oportunidad, es también un elemento vital. Algunas ideas sobre dicha
estrategia centrarán la segunda parte de este trabajo.
(II)
«Sin estabilidad macro y
crecimiento productivo no hay desarrollo ni bienestar posible, da igual la
moneda con la que el país opere»
En la
primera parte de este trabajo se expusieron algunas ideas generales
sobre la naturaleza, causas y el rol que juega la dolarización en la economía
cubana. Y se desarrollaron dos argumentos claves:
a) Que la dolarización parcial
oficial en Cuba es el resultado de dos procesos fundamentales: por un
lado, la inestabilidad e inconvertibilidad de la moneda nacional
producto de la monetización del déficit fiscal, por otro y
fundamentalmente, la inexistencia de mecanismos que garanticen la
convertibilidad del peso cubano.
Ante la inexistencia de esquemas
como un mercado cambiario oficial funcional, con un tipo de cambio que permita
a los agentes económicos estatales canjear los saldos en moneda nacional a
divisas — al tipo de cambio de mercado — , las empresas ven
interrumpido sus procesos productivos al operar en moneda nacional, lo que
impulsa y presiona, en un grado cada vez mayor, a dolarizar la economía.
b) En segundo lugar, se argumentó
que, aunque no constituye un proceso deseable, en ausencia de un
mercado cambiario funcional, la dolarización puede jugar un rol
importante en la economía, como un mecanismo descentralizado de acceso a las
divisas, alternativo a los esquemas centralizados, que en un momento de
escasez de divisas y excesos de moneda nacional, tienden a penalizar la activad
productiva.
Determinado grado de
dolarización garantiza el reaprovisionamiento de empresas que generan divisas
por la exportación y las ventas internas en dólares, así como viabilizar
encadenamientos productivos con productores nacionales, que de otra forma
tendrían bajas probabilidades de acceder a divisas — desde un esquema
centralizado — , lo que contribuye a sustituir importaciones y reactivar
actividades económicas.
Si bien la dolarización parcial
de la economía cubana es una decisión de política económica y no un proceso
espontaneo, como en otras experiencias, dado que las empresas estatales solo
pueden dolarizarse en función de una política pública expresa, esto no supone
que no esté respondiendo a factores y causas objetivas, y no juegue un
rol determinado en las condiciones específicas en que se desarrolla la economía
cubana.
En esta segunda parte del texto
se analizará porqué la economía no puede desdolarizarse de una forma
acelerada, y por qué es necesario crear condiciones previas para ello.
Posteriormente se propondrán algunas ideas generales de cómo entender este
proceso de creación de condiciones, y qué elementos son necesarios que
estén presentes antes de iniciar un proceso de desdolarización. Por último,
se esbozarán apuntes sobre qué es posible alcanzar y qué no, con un proceso de
desdolarización.
Economía cubana bajo un
esquema dolarizado. Premisas de la desdolarización
La dolarización es ya un proceso
en curso y, como vimos, con causas objetivas relacionadas a la estabilidad
monetaria y las deformaciones cambiarias en el país.
Desmontar este mecanismo
dolarizado no es tanto una cuestión de decretar/regular jurídicamente en qué
moneda operan las empresas, algo que en su mayoría podría realizarse de la
noche a la mañana — al menos en el segmento estatal — , sino es también una discusión
sobre mecanismos económicos: ¿qué mecanismo económico debería remplazar
la dolarización parcial en su papel de esquema para el acceso a divisas de los
agentes económicos?
Forzar la economía a
desdolarizarse sin condiciones previas puede traer resultados poco
satisfactorios: desde interrumpir cadenas productivas basadas en la
dolarización sin alternativa viable, hasta generar incertidumbre en inversores
internacionales o ahorradores locales que fuercen la salida de los primeros o
la retirada de los ahorros de los segundos.
En términos muy generales, el
contexto ideal para una desdolarización es el siguiente: un entorno de
baja inflación, con un esquema cambiario estable, que garantice la
convertibilidad de la moneda nacional, al menos en algunos circuitos críticos
de la economía.
Este escenario permitiría
garantizar la continuidad de los procesos productivos — al garantizar un
mecanismo descentralizado mediante mercado de cambios de acceso a la divisas —
, y generaría confianza en los que hoy operan en divisas — incluyendo inversores
extranjeros — de que su actividad económica continuará siendo viable.
Adicionalmente, el incremento de
los ingresos externos por exportaciones permite generar un escenario más
propicio para enfrentar un proceso de desdolarización. Tanto por el
efecto directo que más exportaciones pudieran tener sobre el tipo de cambio de
mercado, previo a la desdolarización, sino además por su capacidad de servir de
fuentes para generar reservas que permitan contar con una mayor capacidad de
intervención y estabilización del mercado cambiario, en un proceso que puede
llegar a generar presiones cambiarias a corto plazo.
De forma resumida, podría decirse
que hay al menos tres prerrequisitos claves para avanzar en un proceso de
desdolarización: a) la existencia de un mercado cambiario oficial
funcional, b) estabilidad monetaria mediante una reducción del déficit fiscal,
c) y un incremento mínimo, al menos de los ingresos en divisas, que permita
generar reservas en divisas y ampliar el margen de maniobras para dicho
proceso.
Estrategia de desdolarización.
Apuntes a una ruta crítica
Aún con los prerrequisitos
generales expuestos es difícil prever bajo qué circunstancia sería viable la
desdolarización. A continuación, solo se exponen algunas ideas de una posible
ruta crítica:
1.Alcanzar el equilibrio
fiscal y monetario. Un déficit fiscal entre 3–5% del PIB y una
expansión de la oferta monetaria — M2 — no mayor a un 5–7% anual.
Esto es un prerrequisito tanto
para la desdolarización como para la estabilización de un mercado cambiario. Sobre
este último es posible dar pasos en su desarrollo con niveles de déficit
ligeramente superiores, pero la inestabilidad en el mismo harían poco viable el
proceso de desdolarización.
2.Mercado cambiario funcional
para actores económicos. Un esquema cambiario donde puedan comprarse y
venderse legalmente divisas por parte de la población, actores económicos no
estatales y estatales seleccionados — y con el tipo de cambio de equilibrio
regulado por el Banco Central, pero flexible para expresar relaciones de oferta
y demanda de divisas —.
Operar a un tipo de cambio de
equilibrio, donde la oferta se iguale — como promedio — a la demanda, implica
que siempre que un agente económico cuente con el saldo en moneda nacional
necesario — ej. 300 pesos — podrá canjearlo a moneda extranjera.
Dicho tipo de cambio estará
determinado por la cantidad de divisa ofertada y la demanda que sobre la misma
realicen los agentes económicos desde la moneda nacional disponible. La
estabilidad del mismo dependerá así en gran medida del equilibrio fiscal, y la
consistencia en no generar excesos monetarios que presionen hacia la
depreciación cambiaria.
Desarrollar y estabilizar el
mercado cambiario oficial, garantizando que por el mismo circulen los flujos
fundamentales de oferta — tales como las remesas internacionales, canje de
turistas, o ventas voluntarias de divisa de exportadores — , así como demanda —
compra de divisa para pago de importaciones/pago de deuda de actores no
estatales, así como compras de la población —, es vital para emplear dicho
esquema en el proceso de desdolarización.
3.Desdolarización del comercio
minorista en divisa.
Dado que los hogares y actores
económicos no estatales enfrentan ya un nivel de precios indexado de alguna
forma al tipo de cambio — informal — , esta forma de la dolarización es quizás
la menos compleja de superar. En base a una emisión monetaria
controlada y un mercado cambiario con un tipo de cambio de equilibrio, puede
irse reconvirtiendo las entidades de comercio minoristas que hoy operan en
divisa hacia ventas en moneda nacional.
Dichas entidades venderían en
pesos y accederían a las divisas necesarias para realizar su actividad
económica — importar o pagar a proveedores nacionales — mediante
el mercado cambiario oficial. Para ello el precio en moneda
nacional de sus ventas deben permitirle cubrir los costos de acceso a la divisa,
lo que no implica una plena indexación de los precios al tipo de cambio, sino
un proceso de fijación de precios en base a sus costos, incluyendo el precio de
la divisa a tipo de cambio de mercado.
Este proceso de reconversión
podría darse teóricamente tanto de una vez como gradualmente, en dependencia
del margen de maniobra del Banco Central para estabilizar el mercado cambiario.
Ante una reconversión de precios
a moneda nacional es previsible una presión inicial sobre la demanda de bienes
y servicios en dichas entidades, que terminaría por traducirse en un incremento
inicial de demanda de divisas — de las tiendas — sobre el mercado cambiario.
Una reconversión total de una vez puede implicar un shock de corto plazo más
difícil de manejar. En cada caso el Banco Central debe contar con un
fondo de reservas para intervenir y estabilizar el mercado de ser necesario.
Los saldos de las tarjetas
denominadas en divisas de la población y actores económicos no deberían verse
afectados y su conversión en moneda nacional debería ser plenamente voluntaria. En
función de las condiciones deberá valorarse también si tiene sentido continuar
aceptando saldos en divisas en algunos de dichos instrumentos.
4.Desdolarización de las
operaciones inter-empresariales y exportadores.
Este es quizás el segmento
económico más complejo de desdolarizar una vez que se ha extendido el proceso
de dolarización. Desmontar la dolarización en el mismo implica no solo
garantizar acceso a divisa a algunas empresas, sino acceso a insumos que en un
proceso de dolarización podrían ser sujetos a ser vendidos en dólares — ej:
combustible — .
Si se quiere que la
desdolarización sea un proceso efectivo en este segmento, se debe garantizar
que, en función de que empresas estatales accedan a ofertar y demandar divisas
en el mercado cambiario, esto permita generar un vector de precios conectado a
dicho tipo de cambio, que permita regular la demanda — proceso que antes se
daba al venderse el insumo en divisa —, y servir como mecanismo descentralizado
de asignación de recursos.
Este es un proceso que puede
llegar a ser complejo, prolongado, y sin muchos antecedentes en la economía
cubana.
Parte de las mismas condiciones
anteriores — estabilidad monetaria y mercado cambiario — y se extiende al
permitir que más actores económicos estatales accedan a vender — exportadores —
y comprar — productores que venden a exportadores o al mercado doméstico —
divisas en dicho mercado. A la par, serán necesarias otras reformas de
precios interempresariales, que permitan articular un vector de precios interno
coherente, conectado a los precios internacionales.
Es necesario notar la diferencia
con el proceso de desdolarización institucional de 2004, cuando se sustituyó en
gran medida el dólar por otra moneda convertible — el CUC — , que cumplía
funciones similares.
Desdolarizar empleando el peso
cubano supone un proceso de estabilización fiscal, creación de mecanismo de
convertibilidad — mercado cambiario — y reformas microeconómicas — de precios y
mercados — mucho más abarcadoras.
Apuntes finales ¿Qué esperar y
que no esperar de la desdolarización?
Llegados a este punto
considero necesario ser claro en dos cuestiones: ¿soluciona la
desdolarización los problemas de desigualdad? ¿o garantiza la desdolarización
un mejor acceso de la población a productos básicos?
La respuesta corta más
sencilla es que no. Desdolarizar una economía no incrementa per
se ni el volumen de oferta global ni corrige el vector de distribución del
ingreso.
Dicho de otra forma, el día
después de que todos los precios estén expresados en moneda nacional, anclados
en una parte importante a un tipo de cambio de equilibrio, la oferta de bienes
y servicios globales de la economía será exactamente la misma. Por
tanto, a corto plazo no hay un incremento sensible del consumo global.
En dependencia de las condiciones
concretas del proceso puede darse determinada redistribución hacia los
consumidores que acceden desde saldos en moneda nacional, pero esto dependerá
igualmente de otros procesos en la economía, el equilibrio fiscal y la estabilidad
cambiaria.
Al mismo tiempo, el vector
de precios resultantes en moneda nacional seguiría siendo prohibitivo para la
gran mayoría de la población. Dado que la oferta es escaza,
solo precios altos permiten regular la demanda. La demanda que antes se
regulaba por una segmentación de moneda ocurrirá entonces por el nivel de
precios en moneda nacional.
Y este punto es clave: las
transformaciones monetarias no crean riquezas por sí mismas. Ni dolarizar ni
desdolarizar es una fórmula mágica para la economía.
La dolarización permite en un
contexto de inestabilidad monetaria y restricciones cambiarias que una parte de
la actividad económica continue ocurriendo, al garantizar la continuidad de
los procesos productivos. Sin embargo, introduce a su vez varios
perjuicios y costos para el manejo de la economía. Así mismo, todos
estos procesos podrían darse en moneda nacional con una correcta combinación de
estabilidad fiscal y una política cambiaria coherente.
Sin embargo, nada de esto es una
solución mágica para la economía. La dolarización puede, sin dudas, imponer
disciplina a las empresas y permitirles operar más flexiblemente, si la moneda
nacional es inestable y no hay mercados cambiarios funcionales, pero
fuera de eso no transforma los problemas de fondo de una economía con bajos
niveles de productividad, atraso tecnológico, poco competitiva a nivel
internacional y con muy pocas capacidades de producción interna.
Estos últimos factores son los
que determinan en última instancia tanto el nivel de consumo, como la
posibilidad de aspirar a un vector distributivo más justo del ingreso.
Desdolarizar la economía en principio no soluciona tampoco ningún de dichas
cuestiones.
La desdolarización es un proceso
en mi opinión necesario, y que además actúa como punto conclusivo de una
estabilización macroeconómica eficaz — pues requiere de condiciones de base
tanto fiscales como cambiarias indispensables — , pero no es una transformación
tan significativa en sí misma desde el punto de vista estructural.
Como reflexionara hace unos años
el Premio Nobel de Economía Paul Krugman sobre la posibilidad de dolarización
en Argentina:
«(…) de cierta manera no nos
sorprende que a menudo la gente se imagine que introducir una nueva moneda y
decir las palabras mágicas correctas pueda resolver los problemas económicos de
un país (…).
¿Acaso esto quiere decir que
la reforma monetaria nunca funciona? No, puede tener éxito si está respaldada
por otras reformas importantes» [1]
Expandiendo dichas ideas: el
problema de fondo no es discutir si dolarización parcial sí, o dolarización
parcial no, es debatir sobre el conjunto de trasformaciones y políticas
económicas que permitirían al país encaminarse hacia la recuperación.
Deliberar qué mecanismos económicos hay que reformar o crear, y en ese orden
pensar cómo determinadas reformas monetarias viabilizarían dichas
transformaciones.
Sin estabilidad macro y
crecimiento productivo no hay desarrollo ni bienestar posible, da igual la
moneda con la que el país opere. Ello implica traspasar de la
discusión sobre las «ilusiones monetarias» y llevar la discusión de la economía
cubana hacia las esencias estructurales de los procesos económicos.
[1] Krugman, P. (2023): ¿Argentina va a creer en la magia monetaria? Recuperado de: https://www.nytimes.com/es/2023/12/15/espanol/opinion/milei-argentina-dolarizacion-que-es.html
Gran explicacion que me hace convencerme aún más de que la dolarizacion parcial que asume la dirección del pais se conduce por mal camino economico, politico y social y no responde a intereses y objetivos colectivos
ResponderEliminarDicen que Deng Xiaoping dijo " no importa el color del gato, sino que caze ratones", no se si realmente lo dijo, pero eso es lo que necesita nuestra economia. Excelente articulo de Ernesto, una vez mas se confirma que tenemos mentes brillantes , pero que siguen sin contar con ellas para la toma de decisiones , es muy triste. Hoy Omar Everleny publico un excelente articulo (https://www.cubaxcuba.com/blog/tiendas-dolares-cuba-valoraciones-economicas?fbclid=IwY2xjawIQdABleHRuA2FlbQIxMAABHaOpqHYvMn0-7JwjkusAXna7tMVa81KYnNI_CpFYHVsDe_PxBuvUlI-f8w_aem_7uk6ZweOXD1Yz-dG4sG4FQ), el cual recomiendo. Al final de su articulo esta esta reflexión con la que estoy totalmente de acuerdo " Resulta comprensible que los políticos no deseen reconocer sus errores, siendo complicado admitir que la unificación monetaria del 2021 fue un total fracaso, porque de ahí a la necesidad de dimitir solo hay un paso. Pero no dar explicaciones a la ciudadanía, no explicar las medidas, no tratar de convencer, conlleva a la pérdida de confianza política, que se añade a la pérdida de confianza en la moneda y en las medidas económicas adoptadas en los últimos años. Súmese a eso el descrédito del «para atrás, para adelante», de decir continuamente que se apuesta por la moneda nacional cuando la realidad y la necesidad objetiva de divisas dicen otra cosa. Nuestros compatriotas no ignorantes. En mi opinion nuestros politicos actuales solo les interesa mas ,que el apellido del raton sea socialista , no importa si caze ratones o no, lo cual es reflejo de su incompetencia y mediocridad.
ResponderEliminarQué errores van a reconocer si la ANPP aplaude frenéticamente cualquier explicación o justificación que venga del poder?
ResponderEliminarAl final los famosos y ya olvidados Lineamientos y El Ordenamiento, no sirvieron para nada, y hemos vuelto al punto de origen de los 90,cuando se abrieron tiendas para recaudar divisas.
ResponderEliminarLa situación actual parece más una maratón para recaudar dólares que una política coherente. Porque una política coherente pondría en primer lugar la producción de bienes y servicios con estrategias que de una vez y por todas rompieran las cadenas de una burocracia parasitaria que ponen más interés en llenar sus arcas con dólares que en reformar la agricultura y otros sectores productivos claves para el inicio de una mejoría en el bienestar del pueblo, que tanto sufre la incompetencia y los desvaríos de la clase gobernante.
Según se ha recogido en la historia la anécdota de Deng Xiao Ping es cierta, ante la pregunta de que si la economía china era socialista o se encaminaba hacia el capitalismo respondió la famosa frase "no importa el color del gato, si es blanco o negro, lo importante es que caze ratones"
ResponderEliminarEl gato de nosotros es caza remesas
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