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martes, 4 de febrero de 2025

Dolarización parcial de la economía cubana: apuntes para el debate

 «La apertura de las tiendas con pagos en efectivo es una continuidad — bajo una nueva modalidad — del proceso de dolarización iniciado en octubre de 2019, con un esquema muy similar de segmentación del consumo…»

Redacción Alma Mater·


Ilustración generada con IA.


Por Joel Ernesto Marill Domenech 
                                                                                             
                                                         (I)

En días recientes el tema de la dolarización ha vuelto a acaparar titulares en Cuba. La combinación del anuncio por parte del primer ministro sobre la profundización de la dolarización parcial en el país, y la posterior apertura de comercios estatales que operan aceptando dólares en efectivo, ha reavivado el debate sobre lo que es un hecho consumado: Cuba es una economía parcialmente dolarizada desde octubre de 2019, ya sea esta dolarización mediante efectivo o con dólares en tarjeta — llamados MLC — .

Este trabajo trata de responder las preguntas siguientes: ¿Qué es la dolarización? ¿Qué formas adopta en Cuba? ¿Cuáles son sus causas? y ¿Cuál sería una posible hoja de ruta para encaminar el país hacia la desdolarización?

Dolarización parcial: ¿de qué estamos hablando?

La palabra «dolarización» es una forma genérica de referirse a un proceso que en la literatura económica también es denominado «sustitución monetaria». La dolarización o sustitución de moneda es un proceso mediante el cual, una moneda — comúnmente una divisa como el dólar — desplaza en sus funciones a una moneda nacional.

Dado que en muchas experiencias históricas dicho proceso ha ocurrido empleando como moneda sustituta el dólar americano, es común referirnos a dicho proceso como «dolarización» pero en principio podría ocurrir en base a cualquier moneda extranjera.

Cuando hablamos de desplazamiento de funciones, nos referimos generalmente a tres fundamentales: a) medida de valor — moneda en que se fijan precios —; b) medio de circulación — moneda en que se realizan transacciones  ; c) medio de atesoramiento — moneda en la que se ahorra o se mantiene saldos de liquidez — .

Este proceso de sustitución de funciones puede ser a su vez parcial o total. En el primer caso, la moneda nacional continúa circulando y cumpliendo funciones de conjunto a la divisa sustituta, como experiencias se encuentran las de Uruguay o Perú. En el segundo proceso: dolarización total, la moneda nacional es completamente desplazada de sus funciones y remplazada por una moneda extranjera, tales son los ejemplos de Ecuador o El Salvador.

A su vez los procesos de dolarización pueden ser «de hecho» o de «de derecho», o visto de otra forma pueden ser procesos informales o formales. Una dolarización «de hecho» o informal es cuando los agentes económicos comienzan a realizar sus operaciones en una moneda diferente a la nacional sin que ninguna regulación estatal introduzca dicho cambio. Una dolarización «de derecho» o formal es cuando jurídicamente se reconoce el funcionamiento de una o múltiples monedas extranjeras en la economía nacional.

Finalmente, muy relacionado a la clasificación anterior, la dolarización puede ser también entendida como un proceso espontáneo o una política económica. En el primer caso, comúnmente agentes económicos privados — empresa u hogares — deciden comenzar de forma espontánea a operar en una moneda extranjera debido a la inestabilidad de la moneda local. En el segundo caso, la dolarización se introduce como una política económica del Estado, tanto con el objetivo de dolarizar completamente la economía como de dotar a los agentes económicos de una segunda moneda legal más estable.

Dolarización en Cuba: Una mirada a dos formas particulares de dolarización

La dolarización parcial en Cuba tiene características similares a otras experiencias de dolarización en la región, aunque también varias diferencias notables.

En el caso cubano existen dos dimensiones fundamentales en donde se da un proceso de dolarización oficial: a) Dolarización del comercio minorista estatal — tiendas en divisas — b) Dolarización de transacciones inter-empresariales.

Igualmente existen otros espacios de dolarización informal en operaciones de grandes importes entre agentes económicos privados o los hogares, como venta de contenedores y otros productos a nivel mayorista, así como compra/venta de casas, carros etc. Así mismo, hay un nivel menor de dolarización en las transacciones minoristas del sector privado, donde en muchos casos se acepta por igual pagos en moneda nacional y en cualquier divisa.

En el caso de la dolarización oficial es importante entender que la misma no comenzó en diciembre de 2024, con la apertura de los comercios que aceptan pago en dólares en efectivo. Cuba es una economía parcialmente dolarizada desde octubre de 2019, con la apertura del comercio minorista en dólares en tarjeta.

Las denominadas «tarjetas MLC» no son más que un genérico para cuentas en dólares en el sistema bancario. Todos los saldos MLC o precios en MLC en las tiendas en Cuba son saldos y precios en dólares. A diferencia del CUC, que era una moneda nacional, el MLC no es una moneda, es una cuenta en divisas que puede nutrirse depositando en múltiples monedas extranjeras y cuyo saldo siempre fue expresado en dólares. Como las denominadas «tarjetas Clásicas» son también cuentas en dólares en el sistema financiero.

En términos generales, la apertura de las tiendas con pagos en efectivo es una continuidad — bajo una nueva modalidad — del proceso de dolarización iniciado en octubre de 2019, con un esquema muy similar de segmentación del consumo, aún y cuando incluya tiendas donde las «viejas» cuentas MLC no pueden servir como medio de pago.

Sin embargo, nada de esto dice mucho sobre el por qué de la dolarización. O responde a la pregunte: ¿Qué lleva a adoptarse la dolarización como una política económica oficial?

Una reflexión sobre las causas y su rol en la economía

A nivel internacional, y como un punto de partida para entender los procesos de dolarización, podríamos decir que hay dos causas fundamentales por las que una economía se dolariza:

1.Inestabilidad macroeconómica: por ejemplo, grandes déficits fiscales que expanden la masa monetaria y causan una depreciación y volatilidad del valor de la moneda, lo que lleva a los agentes económicos a buscar refugio en monedas más estables que les permitan operar, tener una referencia sólida de precios y ahorrar en una moneda que no pierda aceleradamente su valor.

2.Restricciones institucionales: relacionadas con controles cambiarios y deficiencias de los mercados de cambio. Si los agentes económicos locales — las empresas o la población — no pueden o tienen dificultades para cambiar su moneda nacional a divisas, para realizar sus actividades económicas, debido a controles de cambio o inexistencia del mercado cambiario, se generará una tendencia a emplear directamente divisas para sus operaciones.

Existen diferentes grados en que estos procesos pueden expresarse. Ha ocurrido dolarización en economías con muy pocas restricciones en los mercados cambiarios, pero que la inestabilidad macroeconómica y la depreciación cambiaria hacían imposible ahorrar o fijar precios estables en la moneda nacional.

En el otro extremo, en economías con muy baja inestabilidad macroeconómica, pero con restricciones tan fuertes al cambio de moneda nacional por divisas — debido a controles del Banco Central — , los agentes se han visto impulsados a operar directamente en dólares para saltarse dichas restricciones institucionales.

En el caso de Cuba, en los años recientes, dos argumentos centrales han sido empleados para la explicar los procesos de dolarización:

1.El primero es que la dolarización sirve como un medio para captar remesas que entran al país. Un argumento análogo que llevó a la apertura de Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD) durante el Periodo Especial.

2.El segundo argumento, es el de facilitar las operaciones interempresariales. Permite a algunos exportadores retener y operar directamente en divisa para mejorar el escenario en que realizan sus operaciones productivas.

A primera vista pareciera que estos dos argumentos no están muy relacionados a las causas internacionales antes planteadas. Sin embargo, esto sería una lectura superficial que no permite profundizar en las particularidades del entramado económico cubano.

Por ejemplo: ¿Por qué las empresas de comercio minorista estatal en vez de vender en dólares no venden en pesos, y se reabastecen canjeando dichos pesos en un mercado cambiario? ¿porque las empresas exportadoras necesitan operar en divisa para garantizar su reaprovisionamiento a lo interno de la economía pagando en dólares a otras empresas?

Cuando se analiza a profundidad, todo termina en un elemento similar: la ausencia de un mercado cambiario formal — entiéndase lo que para el mundo podría explicarse como una restricción institucional — . Al no existir un mecanismo clave como el mercado cambiario, los agentes estatales se ven impulsados a operar en divisa, porque de operar en la moneda nacional no cuentan directamente con un mecanismo para cerrar sus ciclos productivos.

El argumento anterior es equivalente tanto para las empresas que venden al mercado interno — las tiendas minoristas estatales — , como para las operaciones de exportadores con sus proveedores. En estas últimas, el exportador que genera la divisa se ve impulsado a pagar con dicha divisa a lo interno de la economía — a su proveedor nacional — , porque de realizar el pago en moneda nacional, este último no tendría los mecanismos o el espacio institucional para canjear dicha moneda a divisas e importar parte de los insumos que requiere y que no se encuentran en el mercado local.

Existen al menos dos elementos claves que han estado en el origen e impulsado la dolarización parcial de la economía: a) por un lado, la inexistencia del mercado cambiario oficial, que limita la posibilidad de los actores económicos de convertir sus saldos en moneda doméstica a divisas, a fin de cerrar sus ciclos productivos; b) los crecientes desequilibrios monetarios derivados de la monetización de los déficit fiscales, que han profundizado la inestabilidad e inconvertibilidad de la moneda nacional.

En tiempos de bonanza, cuando no es escasa la divisa para asignar centralmente, es posible que muchas operaciones empresariales se dieran en moneda nacional porque existía un mecanismo de acceso a moneda extranjera mediante las asignaciones centralizadas. Sin embargo, cuando la divisa comienza a escasear y el nivel de demanda de las empresas es muy superior a la oferta de divisa real, los mecanismos centralizados comienzan a operar erráticamente, hacia una tendencia clara: penalizar al sector productivo.

Supongamos un escenario donde la divisa se convierte en un activo cada vez más escaso, a la par de que hay más dinero en circulación, por lo que su demanda por parte de las empresas no hace más que subir. Sin embargo, su precio oficial sigue siendo el mismo: 24 CUP x 1 USD.

Sin señales claras de tipo de cambio, asignar centralmente divisas extremadamente escasas, entre demandas cada vez más grandes, es una tarea impracticable.

En las condiciones concretas de Cuba, la dolarización juega un segundo rol particular: implica un mecanismo más o menos descentralizado de asignación de divisas, que sustituye — para los agentes dolarizados — la asignación central.

Este proceso de asignación horizontal garantiza que las empresas que generen divisa — exportadores o ventas internas en dólares — puedan acceder a las mismas y reaprovisionarse, así como elegir a qué proveedores nacionales pagarles/asignarles divisas para operar.

En tal sentido, la dolarización parcial puede jugar un rol positivo a corto plazo, garantizando que actividades productivas tengan continuidad. Actividades que de ser sujetas a una asignación central pudieran no ocurrir y por tanto, asistir a un empeoramiento de las condiciones productivas.

Si no se entiende este rol de la dolarización, en ausencia de una moneda estable y mecanismos que garanticen la convertibilidad — tales como el mercado cambiario —, podría subestimarse los retos de un eventual proceso de desdolarización.

Esto no implica que la dolarización sea en sí mismo un esquema deseable, o que no venga aparejado a costos importantes. Creo conveniente sistematizar aquí alguno de los mismos:

a) La dolarización supone una segmentación de mercados por monedas que licúa/reduce — tal vez más de lo necesario — la capacidad de compra de los saldos nominales en moneda nacional — tanto de los hogares como las empresas — .

b) Al mismo tiempo genera demanda interna de dólares que termina por presionar sobre el mercado informal, la depreciación del tipo de cambio y la inflación en pesos.

c) A nivel de política económica, limita la efectividad de la política monetaria y cambiaria, se pierde la efectividad del tipo de cambio como variable critica de política.

d) Incrementa la inestabilidad y la vulnerabilidad financiera, la posibilidad de descalces en el sistema bancario y los impactos ante una devaluación.

e) En el caso de la economía cubana, implica también una segmentación del tejido empresarial, que puede inducir a la consolidación de incentivos a la importación, y que previene una plena integración del tejido económico.

Emplear la dolarización ante la imposibilidad de articular otras políticas a fin de estabilizar la economía siempre ha sido una alternativa — lo fue en Cuba en los 90s y así en otros contextos — . Sin embargo, tener una estrategia clara que permita crear las condiciones necesarias para superar la dolarización en cuanto se dé la oportunidad, es también un elemento vital. Algunas ideas sobre dicha estrategia centrarán la segunda parte de este trabajo.

(II)

«Sin estabilidad macro y crecimiento productivo no hay desarrollo ni bienestar posible, da igual la moneda con la que el país opere»

En la primera parte de este trabajo se expusieron algunas ideas generales sobre la naturaleza, causas y el rol que juega la dolarización en la economía cubana. Y se desarrollaron dos argumentos claves:

a) Que la dolarización parcial oficial en Cuba es el resultado de dos procesos fundamentales: por un lado, la inestabilidad e inconvertibilidad de la moneda nacional producto de la monetización del déficit fiscal, por otro y fundamentalmente, la inexistencia de mecanismos que garanticen la convertibilidad del peso cubano.

Ante la inexistencia de esquemas como un mercado cambiario oficial funcional, con un tipo de cambio que permita a los agentes económicos estatales canjear los saldos en moneda nacional a divisas — al tipo de cambio de mercado — , las empresas ven interrumpido sus procesos productivos al operar en moneda nacional, lo que impulsa y presiona, en un grado cada vez mayor, a dolarizar la economía.

b) En segundo lugar, se argumentó que, aunque no constituye un proceso deseable, en ausencia de un mercado cambiario funcional, la dolarización puede jugar un rol importante en la economía, como un mecanismo descentralizado de acceso a las divisas, alternativo a los esquemas centralizados, que en un momento de escasez de divisas y excesos de moneda nacional, tienden a penalizar la activad productiva.

Determinado grado de dolarización garantiza el reaprovisionamiento de empresas que generan divisas por la exportación y las ventas internas en dólares, así como viabilizar encadenamientos productivos con productores nacionales, que de otra forma tendrían bajas probabilidades de acceder a divisas — desde un esquema centralizado — , lo que contribuye a sustituir importaciones y reactivar actividades económicas.

Si bien la dolarización parcial de la economía cubana es una decisión de política económica y no un proceso espontaneo, como en otras experiencias, dado que las empresas estatales solo pueden dolarizarse en función de una política pública expresa, esto no supone que no esté respondiendo a factores y causas objetivas, y no juegue un rol determinado en las condiciones específicas en que se desarrolla la economía cubana.

En esta segunda parte del texto se analizará porqué la economía no puede desdolarizarse de una forma acelerada, y por qué es necesario crear condiciones previas para ello. Posteriormente se propondrán algunas ideas generales de cómo entender este proceso de creación de condiciones, y qué elementos son necesarios que estén presentes antes de iniciar un proceso de desdolarización. Por último, se esbozarán apuntes sobre qué es posible alcanzar y qué no, con un proceso de desdolarización.

Economía cubana bajo un esquema dolarizado. Premisas de la desdolarización

La dolarización es ya un proceso en curso y, como vimos, con causas objetivas relacionadas a la estabilidad monetaria y las deformaciones cambiarias en el país.

Desmontar este mecanismo dolarizado no es tanto una cuestión de decretar/regular jurídicamente en qué moneda operan las empresas, algo que en su mayoría podría realizarse de la noche a la mañana — al menos en el segmento estatal — , sino es también una discusión sobre mecanismos económicos: ¿qué mecanismo económico debería remplazar la dolarización parcial en su papel de esquema para el acceso a divisas de los agentes económicos?

Forzar la economía a desdolarizarse sin condiciones previas puede traer resultados poco satisfactorios: desde interrumpir cadenas productivas basadas en la dolarización sin alternativa viable, hasta generar incertidumbre en inversores internacionales o ahorradores locales que fuercen la salida de los primeros o la retirada de los ahorros de los segundos.

En términos muy generales, el contexto ideal para una desdolarización es el siguiente: un entorno de baja inflación, con un esquema cambiario estable, que garantice la convertibilidad de la moneda nacional, al menos en algunos circuitos críticos de la economía.

Este escenario permitiría garantizar la continuidad de los procesos productivos — al garantizar un mecanismo descentralizado mediante mercado de cambios de acceso a la divisas — , y generaría confianza en los que hoy operan en divisas — incluyendo inversores extranjeros — de que su actividad económica continuará siendo viable.

Adicionalmente, el incremento de los ingresos externos por exportaciones permite generar un escenario más propicio para enfrentar un proceso de desdolarización. Tanto por el efecto directo que más exportaciones pudieran tener sobre el tipo de cambio de mercado, previo a la desdolarización, sino además por su capacidad de servir de fuentes para generar reservas que permitan contar con una mayor capacidad de intervención y estabilización del mercado cambiario, en un proceso que puede llegar a generar presiones cambiarias a corto plazo.

De forma resumida, podría decirse que hay al menos tres prerrequisitos claves para avanzar en un proceso de desdolarización: a) la existencia de un mercado cambiario oficial funcional, b) estabilidad monetaria mediante una reducción del déficit fiscal, c) y un incremento mínimo, al menos de los ingresos en divisas, que permita generar reservas en divisas y ampliar el margen de maniobras para dicho proceso.

Estrategia de desdolarización. Apuntes a una ruta crítica

Aún con los prerrequisitos generales expuestos es difícil prever bajo qué circunstancia sería viable la desdolarización. A continuación, solo se exponen algunas ideas de una posible ruta crítica:

1.Alcanzar el equilibrio fiscal y monetario. Un déficit fiscal entre 3–5% del PIB y una expansión de la oferta monetaria — M2 — no mayor a un 5–7% anual.

Esto es un prerrequisito tanto para la desdolarización como para la estabilización de un mercado cambiario. Sobre este último es posible dar pasos en su desarrollo con niveles de déficit ligeramente superiores, pero la inestabilidad en el mismo harían poco viable el proceso de desdolarización.

2.Mercado cambiario funcional para actores económicos. Un esquema cambiario donde puedan comprarse y venderse legalmente divisas por parte de la población, actores económicos no estatales y estatales seleccionados — y con el tipo de cambio de equilibrio regulado por el Banco Central, pero flexible para expresar relaciones de oferta y demanda de divisas —.

Operar a un tipo de cambio de equilibrio, donde la oferta se iguale — como promedio — a la demanda, implica que siempre que un agente económico cuente con el saldo en moneda nacional necesario — ej. 300 pesos — podrá canjearlo a moneda extranjera.

Dicho tipo de cambio estará determinado por la cantidad de divisa ofertada y la demanda que sobre la misma realicen los agentes económicos desde la moneda nacional disponible. La estabilidad del mismo dependerá así en gran medida del equilibrio fiscal, y la consistencia en no generar excesos monetarios que presionen hacia la depreciación cambiaria.

Desarrollar y estabilizar el mercado cambiario oficial, garantizando que por el mismo circulen los flujos fundamentales de oferta — tales como las remesas internacionales, canje de turistas, o ventas voluntarias de divisa de exportadores — , así como demanda — compra de divisa para pago de importaciones/pago de deuda de actores no estatales, así como compras de la población —, es vital para emplear dicho esquema en el proceso de desdolarización.

3.Desdolarización del comercio minorista en divisa.

Dado que los hogares y actores económicos no estatales enfrentan ya un nivel de precios indexado de alguna forma al tipo de cambio — informal — , esta forma de la dolarización es quizás la menos compleja de superar. En base a una emisión monetaria controlada y un mercado cambiario con un tipo de cambio de equilibrio, puede irse reconvirtiendo las entidades de comercio minoristas que hoy operan en divisa hacia ventas en moneda nacional.

Dichas entidades venderían en pesos y accederían a las divisas necesarias para realizar su actividad económica — importar o pagar a proveedores nacionales — mediante el mercado cambiario oficialPara ello el precio en moneda nacional de sus ventas deben permitirle cubrir los costos de acceso a la divisa, lo que no implica una plena indexación de los precios al tipo de cambio, sino un proceso de fijación de precios en base a sus costos, incluyendo el precio de la divisa a tipo de cambio de mercado.

Este proceso de reconversión podría darse teóricamente tanto de una vez como gradualmente, en dependencia del margen de maniobra del Banco Central para estabilizar el mercado cambiario.

Ante una reconversión de precios a moneda nacional es previsible una presión inicial sobre la demanda de bienes y servicios en dichas entidades, que terminaría por traducirse en un incremento inicial de demanda de divisas — de las tiendas — sobre el mercado cambiario. Una reconversión total de una vez puede implicar un shock de corto plazo más difícil de manejar. En cada caso el Banco Central debe contar con un fondo de reservas para intervenir y estabilizar el mercado de ser necesario.

Los saldos de las tarjetas denominadas en divisas de la población y actores económicos no deberían verse afectados y su conversión en moneda nacional debería ser plenamente voluntaria. En función de las condiciones deberá valorarse también si tiene sentido continuar aceptando saldos en divisas en algunos de dichos instrumentos.

4.Desdolarización de las operaciones inter-empresariales y exportadores.

Este es quizás el segmento económico más complejo de desdolarizar una vez que se ha extendido el proceso de dolarización. Desmontar la dolarización en el mismo implica no solo garantizar acceso a divisa a algunas empresas, sino acceso a insumos que en un proceso de dolarización podrían ser sujetos a ser vendidos en dólares — ej: combustible — .

Si se quiere que la desdolarización sea un proceso efectivo en este segmento, se debe garantizar que, en función de que empresas estatales accedan a ofertar y demandar divisas en el mercado cambiario, esto permita generar un vector de precios conectado a dicho tipo de cambio, que permita regular la demanda — proceso que antes se daba al venderse el insumo en divisa —, y servir como mecanismo descentralizado de asignación de recursos.

Este es un proceso que puede llegar a ser complejo, prolongado, y sin muchos antecedentes en la economía cubana.

Parte de las mismas condiciones anteriores — estabilidad monetaria y mercado cambiario — y se extiende al permitir que más actores económicos estatales accedan a vender — exportadores — y comprar — productores que venden a exportadores o al mercado doméstico — divisas en dicho mercado. A la par, serán necesarias otras reformas de precios interempresariales, que permitan articular un vector de precios interno coherente, conectado a los precios internacionales.

Es necesario notar la diferencia con el proceso de desdolarización institucional de 2004, cuando se sustituyó en gran medida el dólar por otra moneda convertible — el CUC — , que cumplía funciones similares.

Desdolarizar empleando el peso cubano supone un proceso de estabilización fiscal, creación de mecanismo de convertibilidad — mercado cambiario — y reformas microeconómicas — de precios y mercados — mucho más abarcadoras.

Apuntes finales ¿Qué esperar y que no esperar de la desdolarización?

Llegados a este punto considero necesario ser claro en dos cuestiones: ¿soluciona la desdolarización los problemas de desigualdad? ¿o garantiza la desdolarización un mejor acceso de la población a productos básicos?

La respuesta corta más sencilla es que no. Desdolarizar una economía no incrementa per se ni el volumen de oferta global ni corrige el vector de distribución del ingreso.

Dicho de otra forma, el día después de que todos los precios estén expresados en moneda nacional, anclados en una parte importante a un tipo de cambio de equilibrio, la oferta de bienes y servicios globales de la economía será exactamente la misma. Por tanto, a corto plazo no hay un incremento sensible del consumo global.

En dependencia de las condiciones concretas del proceso puede darse determinada redistribución hacia los consumidores que acceden desde saldos en moneda nacional, pero esto dependerá igualmente de otros procesos en la economía, el equilibrio fiscal y la estabilidad cambiaria.

Al mismo tiempo, el vector de precios resultantes en moneda nacional seguiría siendo prohibitivo para la gran mayoría de la población. Dado que la oferta es escaza, solo precios altos permiten regular la demanda. La demanda que antes se regulaba por una segmentación de moneda ocurrirá entonces por el nivel de precios en moneda nacional.

Y este punto es clave: las transformaciones monetarias no crean riquezas por sí mismas. Ni dolarizar ni desdolarizar es una fórmula mágica para la economía.

La dolarización permite en un contexto de inestabilidad monetaria y restricciones cambiarias que una parte de la actividad económica continue ocurriendo, al garantizar la continuidad de los procesos productivos. Sin embargo, introduce a su vez varios perjuicios y costos para el manejo de la economía. Así mismo, todos estos procesos podrían darse en moneda nacional con una correcta combinación de estabilidad fiscal y una política cambiaria coherente.

Sin embargo, nada de esto es una solución mágica para la economía. La dolarización puede, sin dudas, imponer disciplina a las empresas y permitirles operar más flexiblemente, si la moneda nacional es inestable y no hay mercados cambiarios funcionales, pero fuera de eso no transforma los problemas de fondo de una economía con bajos niveles de productividad, atraso tecnológico, poco competitiva a nivel internacional y con muy pocas capacidades de producción interna.

Estos últimos factores son los que determinan en última instancia tanto el nivel de consumo, como la posibilidad de aspirar a un vector distributivo más justo del ingreso. Desdolarizar la economía en principio no soluciona tampoco ningún de dichas cuestiones.

La desdolarización es un proceso en mi opinión necesario, y que además actúa como punto conclusivo de una estabilización macroeconómica eficaz — pues requiere de condiciones de base tanto fiscales como cambiarias indispensables — , pero no es una transformación tan significativa en sí misma desde el punto de vista estructural.

Como reflexionara hace unos años el Premio Nobel de Economía Paul Krugman sobre la posibilidad de dolarización en Argentina:

«(…) de cierta manera no nos sorprende que a menudo la gente se imagine que introducir una nueva moneda y decir las palabras mágicas correctas pueda resolver los problemas económicos de un país (…).

¿Acaso esto quiere decir que la reforma monetaria nunca funciona? No, puede tener éxito si está respaldada por otras reformas importantes» [1]

Expandiendo dichas ideas: el problema de fondo no es discutir si dolarización parcial sí, o dolarización parcial no, es debatir sobre el conjunto de trasformaciones y políticas económicas que permitirían al país encaminarse hacia la recuperación. Deliberar qué mecanismos económicos hay que reformar o crear, y en ese orden pensar cómo determinadas reformas monetarias viabilizarían dichas transformaciones.

Sin estabilidad macro y crecimiento productivo no hay desarrollo ni bienestar posible, da igual la moneda con la que el país opere. Ello implica traspasar de la discusión sobre las «ilusiones monetarias» y llevar la discusión de la economía cubana hacia las esencias estructurales de los procesos económicos.

[1] Krugman, P. (2023): ¿Argentina va a creer en la magia monetaria? Recuperado de: https://www.nytimes.com/es/2023/12/15/espanol/opinion/milei-argentina-dolarizacion-que-es.html

 

6 comentarios:

  1. Gran explicacion que me hace convencerme aún más de que la dolarizacion parcial que asume la dirección del pais se conduce por mal camino economico, politico y social y no responde a intereses y objetivos colectivos

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  2. Dicen que Deng Xiaoping dijo " no importa el color del gato, sino que caze ratones", no se si realmente lo dijo, pero eso es lo que necesita nuestra economia. Excelente articulo de Ernesto, una vez mas se confirma que tenemos mentes brillantes , pero que siguen sin contar con ellas para la toma de decisiones , es muy triste. Hoy Omar Everleny publico un excelente articulo (https://www.cubaxcuba.com/blog/tiendas-dolares-cuba-valoraciones-economicas?fbclid=IwY2xjawIQdABleHRuA2FlbQIxMAABHaOpqHYvMn0-7JwjkusAXna7tMVa81KYnNI_CpFYHVsDe_PxBuvUlI-f8w_aem_7uk6ZweOXD1Yz-dG4sG4FQ), el cual recomiendo. Al final de su articulo esta esta reflexión con la que estoy totalmente de acuerdo " Resulta comprensible que los políticos no deseen reconocer sus errores, siendo complicado admitir que la unificación monetaria del 2021 fue un total fracaso, porque de ahí a la necesidad de dimitir solo hay un paso. Pero no dar explicaciones a la ciudadanía, no explicar las medidas, no tratar de convencer, conlleva a la pérdida de confianza política, que se añade a la pérdida de confianza en la moneda y en las medidas económicas adoptadas en los últimos años. Súmese a eso el descrédito del «para atrás, para adelante», de decir continuamente que se apuesta por la moneda nacional cuando la realidad y la necesidad objetiva de divisas dicen otra cosa. Nuestros compatriotas no ignorantes. En mi opinion nuestros politicos actuales solo les interesa mas ,que el apellido del raton sea socialista , no importa si caze ratones o no, lo cual es reflejo de su incompetencia y mediocridad.

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  3. Qué errores van a reconocer si la ANPP aplaude frenéticamente cualquier explicación o justificación que venga del poder?

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  4. Al final los famosos y ya olvidados Lineamientos y El Ordenamiento, no sirvieron para nada, y hemos vuelto al punto de origen de los 90,cuando se abrieron tiendas para recaudar divisas.
    La situación actual parece más una maratón para recaudar dólares que una política coherente. Porque una política coherente pondría en primer lugar la producción de bienes y servicios con estrategias que de una vez y por todas rompieran las cadenas de una burocracia parasitaria que ponen más interés en llenar sus arcas con dólares que en reformar la agricultura y otros sectores productivos claves para el inicio de una mejoría en el bienestar del pueblo, que tanto sufre la incompetencia y los desvaríos de la clase gobernante.

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  5. Según se ha recogido en la historia la anécdota de Deng Xiao Ping es cierta, ante la pregunta de que si la economía china era socialista o se encaminaba hacia el capitalismo respondió la famosa frase "no importa el color del gato, si es blanco o negro, lo importante es que caze ratones"

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  6. El gato de nosotros es caza remesas

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