Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

miércoles, 24 de mayo de 2023

Estimados agrícolas, al plato

Por Katia Siberia
Foto: Michel Guerra y Katia




Hay cifras difíciles de digerir; sobre todo si no se traducen en bocados individuales. Por eso el autoabastecimiento municipal podría parecerles a algunos una perspectiva, más que una realidad

Si pecáramos de tremendistas y separatistas, ya pudiéramos declarar a Ciego de Ávila como república alimentaria autoabastecida, porque las cifras dicen aquí que llegamos y hasta sobrepasamos las 30 libras percápita de viandas, granos, frutas y hortalizas.

Y ese es el medidor con el que —a partir de indicadores nutricionales del Ministerio de Salud Pública— se evalúa el Programa de Autoabastecimiento Municipal (PAM). Los estudios hablan de kilocalorías, de dieta variada y necesaria, pero, incluso sin encuestas a mano, cabría suponer que muchos no se sientan cómodos con esos números en el viandero de casa para todo el mes: ¿15 libras de viandas, 10 de hortalizas, 2 de granos y 3 de frutas? Ni sumando los granos de la canasta básica a ese pesaje, algunos respirarían aliviados.

Partamos entonces de ahí para consentir, luego, que tampoco hablamos de cifras equitativas, aun cuando resulten de dividir el total de producción entre la cantidad de habitantes: hay quienes no pueden comprar la malanga al precio de Acopio ni al de los particulares: ni a 28.00 ni a 60.00 pesos. Están los que no la alcanzan y sí pueden costearla, y los que su poder adquisitivo les permite sobrepasar el precio inflacionario y surten el viandero a cualquier costo.

De modo que lo producido no tiene por qué ser igual a lo consumido en cada hogar.

Aclaremos, de paso, que los datos avileños hablan de lo comercializado o consumido en la provincia; de este percápita se exceptúan los envíos a La Habana, Camagüey o Guantánamo.

Digamos también que Majagua no es Morón, por ejemplo, y que, dadas las extensiones, áreas cultivables y cantidad de habitantes, sería más fácil cumplir metas en un municipio que en otro, aunque se les imponga la misma varilla y percápita.

La paradoja mayor, sin embargo, podría postularse desde la relatoría de notas de prensa que, incluso en este mismo semanario, han venido diciéndonos que cada año los rendimientos son más bajos, que hay menos fertilizantes, menos combustible… y que, en consecuencia, lo que sale del campo tiende a ser menos. 

La papa y el tomate, dos cultivos de peso en esta provincia, podrían revalidarlo.

Cuando en diciembre de 2018 la Comisión Agroalimentaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular analizó los resultados del control y fiscalización realizado por los diputados al autoabastecimiento municipal de productos agrícolas en todas las provincias del país, el cálculo indicó “16,5 libras percápita (sin incluir las 2 libras de papa)”.

En esa relatoría, Ciego de Ávila aparecía por debajo de la media nacional, con 11,7 libras.

Al otro año, al cierre del primer trimestre, Invasor señaló que rozábamos las 15 libras. Luego, en nuestro reporte de abril de 2020, Morón y Ciego de Ávila rondaban todavía las 20 libras, y el resto de los municipios se acercaba a las 30. Para 2021 hicimos notar que la campaña de primavera y la de invierno nos dejaban un saldo de 25 y 27 libras percápita y dijimos que el avance era discreto. Ya en marzo del 2022, cuando nos visitó el vicepresidente de la República, Salvador Valdés Mesa, casi todos los municipios cumplían el propósito de las 30 libras por persona.

La demanda está por debajo de las potencialidades de sus áreas cultivables: aunque se cosecha más, no todo se come aquí

Las muestras “aleatorias” de la prensa, que se ha hecho eco en todos los casos de fuentes oficiales, pudieran parecer contradictorias si miramos los gráficos agrícolas donde los volúmenes de productos caen en picada.

¿Cómo digerimos ahora el salto de municipios que aparecen este abril de 2023 con 47, 41, 36, 35 libras percápita…, todos cumplidos, y 7 de los 10 territorios, sobrecumplidos en las actuales circunstancias? Circunstancias que podrían medirse, mínimo, desde hace un año, tiempo necesario para que la más lenta de las viandas rinda sus frutos.

Según Ariel Nieves Concepción, director provincial de Acopio, entre mayo y octubre, período de mayores producciones de plátano, casi todos los municipios garantizan su vianda. Otros meses, todavía registran altibajos

¿Qué nos hemos perdido?, se preguntaba esta semana Invasor, con cierta dosis de incredulidad que Ariel Nieves Concepción, director provincial de Acopio, no podía saldar en su totalidad, porque su empresa, como promedio, mueve entre el 30 y el 40 por ciento de los productos contabilizados en el PAM. A esa respuesta, por supuesto, le sigue otro signo de interrogación.

—¿Quién, entonces, ofrece esos datos?, ¿de dónde salen?

—Es un sistema al que se le introducen datos en cada municipio y al que no solo tributan las ventas de las unidades empresariales de base (UEB) de Acopio, sino otras empresas de la Agricultura que comercializan en puntos, la producción de alimentos que también tiene AzCuba, lo que las cooperativas venden a sus guajiros, lo que comercializa sobre el mostrador la Agricultura Urbana, lo que sirven los comedores en su consumo social, lo que pregonan carretilleros, carretoneros y mercados de oferta y demanda…

Según Ariel, esas cifras antes no se incluían, de ahí que el crecimiento se explique más desde el manejo de los datos, que desde el rendimiento de los surcos. No obstante, lo variopinto de tal contabilidad nos coloca, justamente, frente a la posibilidad de que no todos capten igual los números del Sistema de Planificación Agropecuaria, (SIPA); un programa que desde 2020 digitaliza esa información.

“Eso se autentica, cada unidad entrega un certifico que firma el presidente, el jefe de Producción de una cooperativa o el director de la empresa, o el Gobierno, en el caso de los privados, y Acopio emite entonces el dato, avalado por el puño y letra de quienes informan esas toneladas. Desde la provincia no se toca nada de eso, eso se hace allí con las ventas netas del territorio”, aclara el directivo.

Minutos después, los directores de las UEB de Acopio de Primero de Enero y Majagua respaldarían ese criterio. Luis Alberto Zayas Ramos alude a toda la documentación que poseen y al convencimiento de las personas que ven las ofertas en los puntos de venta estatales y particulares de Primero de Enero o asisten a las ferias de cada domingo; Leonelvis La Rosa Leyva, a la reunión de cada viernes en la tarde, donde “el especialista de Cultivos Varios de la Empresa Agropecuaria nos hace llegar los certificos de las diferentes unidades y hacemos un corte, incluyendo, además, lo que un equipo estratégico de trabajo de esas unidades contabilizó en sus recorridos”.

Por ahí podríamos tener libras de más o de menos. Pecar de entusiastas o recelosos. Difícil equilibrio de estadísticas si no decimos, por ejemplo, que Baraguá comercializó 10 libras de viandas este abril (se quedó por debajo en cinco); mientras Venezuela reportó 23, quizás porque el plátano de La Cuba ahora es que despunta a base de agua y calor, y porque la inmensa Cubasoy tiene sus tierras en Venezuela, con casi 10 000 habitantes menos que su colindante Baraguá. ¿Cómo comparar entonces?

¿Cómo entender que el plátano de la dieta médica de marzo todavía no había llegado a Chambas el lunes 15 de mayo y el municipio aparece sobrecumplido en viandas, si no decimos que el plátano estatal escasea fuera de temporada, que la comercialización no siempre es ágil o que Comercio le debe millones de pesos a Acopio y no sustituye plátano por malanga porque le sale más cara la entrega médica?

¿Cómo “darnos brillo” con un menú variado cuando conversas con Osleydi Parra, especialista de Alimentos en la Dirección Provincial de Salud, y te dice que en el Hogar Materno de Morón casi siempre se incumple la entrega de frutas? (Tres libras al mes por persona, recordemos).

Lo mismo si hablas con Olga Lidia García, la especialista del Departamento Logístico de Educación Provincial, y te cita los círculos infantiles en Bolivia que llevan alrededor de un mes sin frutas, o de los “ciclos de entrega que no son semanales y se acumulan al final del mes, pa cumplir”.

Cualquier número que caiga en el plato del regocijo y no se traduzca en alimento diario tendrá el mal sabor de la duda. Mientras no sea certeza en el estómago individual parecerá un plan que da de comer a otros y que, por tanto, debiera masticarse suavecito, procesarse en su justa medida para que no nos caiga mal el hartazgo.

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