Autora: MSc. Yordanka Cribeiro Díaz
Tutor: Dra. Vilma Hidalgo de los Santos
2.3. Cambios en la modelación de la
relación entre fuerza
de trabajo calificada y crecimiento en Cuba
La combinación de una política
de pleno empleo con el alto grado de dependencia de insumos y capital
de la economía cubana (Vidal y Fundora,
2008), así como las
estimaciones previas sobre la exogeneidad de
la variable empleo, inducen a pensar en la
posible existencia de una relación
de complementariedad
entre los factores
de producción para Cuba, donde la dotación de capital y la disponibilidad de insumos se convierten
en la restricción al crecimiento.
En
Cribeiro (2009) se estima una función
de producción de coeficientes fijos para el período 1970 – 2006, solamente dependiente
del stock de capital ajustado
por el consumo energético, obteniéndose una predicción adecuada
del comportamiento del producto real hasta 1985. Sin embargo,
a partir de ese
año, el modelo sobreestima tanto la recesión
como los efectos de la crisis,
lo que pudiera derivarse del retraso del stock de capital
para capturar el fuerte shock tecnológico negativo
experimentado en esos años y que derivó en
la descapitalización del sector industrial y de la economía en su conjunto. Adicionalmente, una limitación importante
desde el punto de vista teórico es que la elasticidad
del PIB con respecto al stock de capital
ajustado es aproximadamente unitaria, lo que sugiere que su variación porcentual induce una variación igualmente proporcional en la producción.
Partiendo de estos resultados y de la hipótesis de complementariedad entre los factores productivos, se estima la función de producción ahora dependiente de la dotación
de capital por trabajador y las importaciones de insumos, para el mismo período.
El
Anexo 2.7 resume los resultados de las estimaciones y
la verificación de los supuestos. Las variables incluidas fueron
integradas de orden 1 y se validó
la existencia de una
relación de cointegración, violándose exclusivamente el supuesto
de no autocorrelación. Ello se soluciona con la incorporación de un término AR1 como sugiere
el análisis del correlograma (Anexo
2.8). Consistente con los modelos previos, se verifica un cambio
estructural en 1984.
En
la tabla 2.6 puede apreciarse
como las correcciones realizadas incorporan dos ventajas
al análisis. En primer lugar, favorecen el ajuste del modelo al comportamiento real
de la economía (Figura 2.4) en todo el período
de análisis. Por otra parte,
permiten validar
la importancia de la complementariedad entre
el trabajo calificado y la disponibilidad de capital, pues la dotación por trabajador es significativa
y con un coeficiente razonable
en todos los casos.
Asimismo, es apreciable como el modelo captura la reducción del poder explicativo de la dotación
a favor de las importaciones con posterioridad a 1984.
El
comportamiento
anterior es consistente con la evolución
del stock de capital por
trabajador durante todo el período,
en la que pueden distinguirse dos sub-períodos fundamentales.
Hasta el año 1985 este indicador tuvo un crecimiento sostenido, lo que confirma que en un entorno caracterizado por menores restricciones al crecimiento, derivadas de una mayor
disponibilidad de recursos materiales e insumos, la implementación
de una estrategia de utilización plena de la fuerza de trabajo no fue
inapropiada, aunque solo sostenible
en un marco de relaciones comerciales
y de financiamiento favorables con el campo socialista. De hecho, la fuerte expansión
del proceso inversionista y de industrialización que caracterizó esta etapa,
posibilitó
la asimilación
de un número creciente de ocupados
sin que ello perjudicara la productividad
del trabajo, que mantuvo hasta ese año una trayectoria
creciente,63 incluso cuando el aumento del empleo se
concentraba en la esfera improductiva.64
Posteriormente, la crisis que impactó a la economía ocasionada por el shock externo,
tuvo una repercusión negativa
en el stock de capital físico,
las importaciones de insumos y la productividad total de los factores
(Doimeadiós, 2006, 2007 y Cribeiro,
2009), cuyo efecto acumulado en el período 1989 – 1994 explicó la profunda
caída del producto
y la productividad del trabajo. Finalmente, la recuperación económica posterior no ha sido acompañada
por un incremento en la dotación lo que supone un importante
riesgo para el crecimiento y la productividad futuros, cuyo desempeño agregado estuvo explicado
fundamentalmente por la expansión de los servicios. En ese sentido, las inversiones se han
concentrado principalmente en el sector de servicios sociales y en algunas actividades de
infraestructura (electricidad, transporte), que crean condiciones para el incremento de la
producción pero que perse no
la generan.
Si
bien esta recomposición
estructural del crecimiento encuentra su base en la mayor calificación de la fuerza de trabajo, la misma se ha desarrollado
con una marcada orientación hacia el extranjero
— ya sea el turismo o la reciente
exportación de servicios
profesionales — lo cual reduce el potencial impacto de la calificación en la economía
doméstica y fortalece la validez del modelo de complementariedad presentado. Con todo, los cambios que se proyectan
dentro de la actualización del modelo económico cubano, hacia la creación de nuevos espacios
a la actividad no estatal y el desarrollo local, pudieran
dinamizar el desarrollo de una economía
de servicios doméstica y con ello propiciar
una mayor sustitución entre los factores
de producción, contribuyendo a relajar las actuales
restricciones al crecimiento.
A pesar de la importancia
de este análisis, la limitación
fundamental de este tipo de
estudios radica en la estimación de un coeficiente promedio para todo el período de análisis, que deriva de su estimación por Mínimos Cuadrados
Ordinarios. Sin embargo,
63 Según datos de la ONE, la cifra de ocupados en el período 1971 – 1985 se incrementó en un 49% mientras que
en el decenio 1975
– 1985 la productividad aumentó en
un 48%.
64 Según Doimeadiós (2007), la expansión
de
nivel
de
ocupación asociada
al
proceso inversionista,
condicionó un aumento de la tasa media de ocupados de 1,5% a 2,3% entre los años 1976 - 1986. Sin embargo, los aumentos de este
indicador, desde el quinquenio anterior, ya se debían al incremento de ocupados en la
esfera no
productiva (5% promedio del período).
durante los últimos 40 años,
la economía cubana
ha transitado por períodos con coyunturas externas, disponibilidad de insumos y estructura productiva diferentes, las cuales podrían haber modificado
la contribución de la fuerza de trabajo
calificada al crecimiento. En este contexto, Galtés (2009) perfecciona los métodos
utilizados, estimando una función de producción mediante el Filtro
de Kalman.
La incorporación
de este procedimiento permite flexibilizar la contribución
de la fuerza de trabajo calificada al crecimiento, una vez que posibilita la obtención
de una trayectoria de elasticidades variables en el tiempo. Para ello, la autora utiliza el empleo calificado observado
y la serie corregida del sesgo inducido por la política
de pleno empleo (explicada anteriormente).
De manera general, sus resultados confirman que al corregir la distorsión los coeficientes
obtenidos son mayores y su evolución menos inestable en el tiempo. No obstante,
en ambos casos se obtiene una contribución
de la fuerza de trabajo calificada al crecimiento positiva durante todo el período, aunque marcada
por una gran inestabilidad y con tendencia decreciente. Como puede apreciarse en la Figura 2.5, se produjo
un retroceso significativo en la década del 90, seguido de una ligera recuperación a inicios del milenio, que no
logra alcanzar los mayores
niveles logrados.
Finalmente,
como forma de controlar
simultáneamente problemas de medición y modelación, así como las diferencias de contribución de la fuerza de trabajo calificada que
podrían derivarse de diferencias intersectoriales, se estimaron funciones de producción por sectores
para el período 2006 – 2009. Este procedimiento elimina también el sesgo generado al asumir una función de producción homogénea para toda la economía,
compuesta por sectores y empresas con comportamientos
tecnológicos, necesidades de insumos intermedios y niveles de calificación distintos.
Una característica distintiva de este análisis es que no permite realizar una interpretación
de largo plazo ni compararlos
con los obtenidos previamente, pues los coeficientes estimados están más relacionados con la coyuntura económica.
No obstante, permitirá extender el análisis al período 2006 – 2009 no considerado en los modelos previos.
Para este estudio, se cuenta con un panel desbalanceado compuesto por 3119 empresas de todo el país, agrupadas en 7 ramas de actividad económica en correspondencia con la estructura de los datos disponibles y la cantidad de empresas. El Sector primario incluye empresas de las actividades de Agricultura,
caza, ganadería y silvicultura, Pesca y Explotación de Minas y Canteras.
Asimismo, en la Industria se concentran
tanto las empresas que
producen
manufacturas como aquellas que pertenecen a la industria azucarera. Por último, se realizó una distinción en el sector terciario para incluir por
separado empresas de la Construcción, Transporte y comunicaciones,
Hoteles y restaurantes, Comercio y reparación de efectos personales y Otros servicios.
Los datos utilizados se obtuvieron
de los modelos 5901 y 5903 de la Oficina Nacional
de Estadísticas.65 Como proxy de la calificación de la fuerza de trabajo
a nivel empresarial
(H) se utiliza la variable salario de escala medio. Esa variable
está definida por la escala
única del país que incluye el pago a la fuerza de trabajo
en correspondencia con la calificación y las competencias
exigidas por el puesto de trabajo que ocupa. Por ello, un
mayor nivel de salario de escala medio estaría reflejando una composición laboral
sesgada a mayores
niveles de calificación. Para la variable dependiente, se utilizó la producción
mercantil (Y), para los factores K y L se utilizaron los activos fijos tangibles
y el promedio de trabajadores, respectivamente. Adicionalmente, para capturar la restricción de insumos, se utilizó el gasto material como proxy del consumo intermedio (CI). En el Anexo 2.7 se
65 Ambos modelos captan información
del universo de empresas estatales, así como unidades parcialmente presupuestadas, sociedades mercantiles 100% cubanas, y empresas
de
capital mixto. Quedan excluidas (con
respecto al total de
las
entidades
del país) las unidades
totalmente presupuestadas, las actividades cooperativas
y las privadas, así como empresas de capital 100% extranjero,
sucursales en Cuba de empresas extranjeras,
e instituciones sin fines
de lucro (Bases metodológicas
de los modelos.
ONE).
ofrece una explicación detallada de los indicadores
utilizados desde el punto de vista de la
contabilidad empresarial.
El
modelo básico a estimar es una función
Cobb – Douglas sectorial
a la que se le incluyen variables ficticias temporales (t), con la intención de capturar el cambio técnico por actividades económicas (ecuación 2.11). En ese sentido, se elimina el supuesto
de crecimiento lineal o cuadrático de esa variable obteniéndose un coeficiente que representa el desplazamiento anual de la función
de producción.
lnYit = ai + b k ln Kit + bl ln Lit + b h ln H it + bci CIit + g t + e it
( 2.11
)
Las estimaciones
se realizaron tanto por efectos individuales fijos como por efectos aleatorios. Sin embargo, el test de Hausman validó la existencia de correlación
entre los efectos individuales y las variables
independientes, por lo que la estimación con efectos fijos es la estrategia adecuada (Anexo 2.8 y 2.9). La Tabla
2.7 resume las elasticidades
obtenidas.
Es necesario
resaltar que, a excepción de Transporte y Comunicaciones, en el resto de las actividades
la elasticidad del capital físico fue no significativa
e incluso negativa; a diferencia de los coeficientes
asociados al factor trabajo y consumo intermedio.
Por otra parte, a excepción
de
la
construcción,
las
dummies temporales
son positivas y significativas en la mayoría
de
los
años,
aunque
sus
valores
no
son
necesariamente relevantes en todos los casos. Estos diferenciales no pueden atribuirse
exclusivamente al cambio técnico, en la práctica
también podrían suponer cambios en la organización
de la producción, formas de gestión,
etc., que afectasen
de manera similar a todas las empresas de
la muestra.
En
cuanto a la contribución de la calificación al crecimiento, se
constata que ésta ha sido positiva y significativa en todos los casos, a excepción de Hoteles
y restaurantes. Sin embargo, desde la perspectiva de la autora, su impacto es inferior
del que podría derivarse de los altos niveles
de formación que caracterizan a la fuerza de trabajo en Cuba y que
alcanzan 11,3 años de escolaridad promedio en los últimos años. Asimismo,
se destaca la heterogeneidad de su impacto entre los distintos sectores; según las estimaciones, la mayor contribución de la fuerza de trabajo calificada al crecimiento se obtuvo para el sector de la
Construcción y de Transporte y Comunicaciones, siendo la Industria
el caso más alarmante pues la contribución es
inferior al resto de los sectores, incluyendo el Primario.
Una
caracterización más profunda
de las ramas que componen la muestra podría arrojar señales sobre cuáles son los elementos que determinan las divergencias intersectoriales. En la
Figura 2.6 se presentan algunos
indicadores promedios por ramas. En el panel A se consideraron variables relacionadas con las diferentes formas de pago en base a la
productividad, así como la desviación del nivel de salario con respecto a la
media nacional. En el panel B se incorporaron aquellos
elementos relacionados con la disponibilidad de insumos. Adicionalmente,
se calculó un índice de eficiencia en el uso de los recursos
materiales, definido como el cociente
entre el gasto material
y el nivel de producción66.
El
análisis de todos estos indicadores permite extraer
algunas reflexiones importantes.
En primer lugar, las mayores contribuciones se producen en aquellos sectores donde predominan mayores incentivos o niveles de dotación.
Tal es el caso de la Construcción, donde el valor de los pagos asociados a la productividad
(pagos por resultados) es mayor
que en el resto de los sectores, a lo que se adiciona
el hecho de que
el 50% de las empresas que lo componen se encuentran en perfeccionamiento empresarial. Asimismo, Transporte y comunicaciones mantiene niveles
de dotación de capital considerablemente más altos que el resto de las ramas, lo que podría
explicar su contribución al crecimiento.
66 A medida
que aumenta el indicador se incrementa
la ineficiencia en el uso de los recursos productivos.
En el caso de la Industria,
nótese que la dotación de capital es muy baja en contraste con las
características propias del sector, a lo que se adicionan los niveles mayores de ineficiencia determinados por el elevado consumo material y la baja productividad. Asimismo, su nivel de salarios se encuentra por debajo de la
media, al
igual que la mayoría de los pagos asociados a la productividad. Cabe destacar que, a pesar de ser el sector de mayor participación en la muestra,
solo el 32,6 % de sus empresas están vinculadas al perfeccionamiento empresarial
e instrumentan sistemas de pago asociados a ello.
Como ha podido apreciarse, los estudios nacionales sobre la contribución de la fuerza de trabajo
calificada al crecimiento arrojan una relación positiva,
aunque inestable y con
tendencia decreciente, como resultado
del insuficiente aprovechamiento de la calificación y especialización acumulada, lo cual no se corresponde con el esfuerzo
realizado por el país
en materia educativa.
Igualmente, los estudios
coinciden en que la mayor contribución se enmarca en el período 1976–1989 y reconocen una recuperación
en los últimos años que no alcanza los niveles
señalados. La síntesis de los trabajos
más relevantes al respecto, anteriormente
referenciados, se muestra en la Figura 2.7.
La robustez
de los resultados tanto a cambios en la forma de medición de variables, inclusión de series o modelación, conduce a pensar que las causas fundamentales
que explican este fenómeno no son necesariamente atribuibles a problemas empíricos, de ahí la necesidad de avanzar
en la búsqueda de mejores explicaciones a tal relación. Así, la investigación sobre
la
contribución de la fuerza
de
trabajo calificada en Cuba
exige transitar desde su cuantificación hacia la identificación de aquellas
distorsiones que puedan explicar este contradictorio comportamiento.
Las señales indican que la contribución se incrementa en función de los incentivos laborales y la disponibilidad de recursos productivos a escala agregada y sectorial (ya sea capital o insumos). Por ello, la existencia permanente de restricciones de capital y diferenciales en los ambientes tecnológicos y productivos entre sectores y puestos de trabajo, así como la persistencia de un esquema general de incentivos distorsionados, impedirían la utilización eficiente de la calificación como fuente constante de incrementos de productividad.
Asimismo, el rendimiento del trabajador en su puesto de trabajo depende de otros factores que determinan su ubicación laboral y los conocimientos requeridos para el desarrollo de su actividad.
En primer lugar, una formación de la fuerza de trabajo no acorde a la estructura productiva y disponibilidades tecnológicas reales, con elevados niveles de escolaridad, pero distorsiones en su composición, según especialidades, perfiles, etc., igualmente conduciría a problemas de contribución asociados a una ineficiente asignación del gasto en educación. En ese sentido, la sobreeducación puede conducir a frustraciones y baja productividad económica y social.
Finalmente, otra posible explicación podría relacionarse con la asignación ineficaz de los recursos laborales, debido a decisiones personales de los individuos de contratarse en empleos no relacionados con su especialidad ni nivel de calificación, pero mejor remunerados.
Desentrañar las explicaciones de estos comportamiento en base a los tres elementos antes mencionados, constituye el centro de atención del próximo capítulo.
Asimismo, el rendimiento del trabajador en su puesto de trabajo depende de otros factores que determinan su ubicación laboral y los conocimientos requeridos para el desarrollo de su actividad.
En primer lugar, una formación de la fuerza de trabajo no acorde a la estructura productiva y disponibilidades tecnológicas reales, con elevados niveles de escolaridad, pero distorsiones en su composición, según especialidades, perfiles, etc., igualmente conduciría a problemas de contribución asociados a una ineficiente asignación del gasto en educación. En ese sentido, la sobreeducación puede conducir a frustraciones y baja productividad económica y social.
Finalmente, otra posible explicación podría relacionarse con la asignación ineficaz de los recursos laborales, debido a decisiones personales de los individuos de contratarse en empleos no relacionados con su especialidad ni nivel de calificación, pero mejor remunerados.
Desentrañar las explicaciones de estos comportamiento en base a los tres elementos antes mencionados, constituye el centro de atención del próximo capítulo.
Continuará
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