Por Pedro Monreal
1 de marzo de 2019
Muchos economistas hemos comentado, de
manera reiterada, que la carencia de datos es uno de los principales obstáculos
para la calidad del debate “abierto” sobre la economía cubana. Por ejemplo, la
ausencia de información sobre los índices de pobreza y de desigualdad tiende a
enturbiar cualquier análisis fundamentado sobre las perspectivas del desarrollo
nacional.
Sin embargo, conviene aclarar que no se
trata únicamente de la falta absoluta de datos respecto a muchos componentes
económicos y sociales, sino también de la utilización de datos que no son adecuados
para explorar de manera rigurosa los temas que se analizan, aunque, a veces, intentan
presentarse como cifras a partir de las cuales pudieran validarse determinadas
afirmaciones que tienen implicaciones para el diseño de las políticas.
¿Es realmente la inversión extranjera
“comprometida” un indicador adecuado para analizar tendencias de inversión en
el país?
Para empezar, eso de “comprometida” no se
entiende bien qué cosa pudiera ser, pero más importante aún es que, siendo la
inversión extranjera un componente crucial para el desarrollo nacional, es
difícil entender por qué no existen series estadísticas confiables (a precios
reales y desagregadas por sectores y por componentes) sobre el capital
extranjero que opera en Cuba.
Otro ejemplo: ¿Puede ser tomada la
dinámica del salario promedio nominal de las empresas estatales como un
indicador confiable de la mejoría del nivel de vida de los trabajadores y de
sus familias?
Es sabido que el indicador relevante para
reflejar las dinámicas del ingreso de los trabajadores no es el salario
nominal, sino el salario real, es decir, el salario nominal ajustado al
incremento de precios. Es difícil entender la persistencia de las entidades
oficiales cubanas en no ofrecer series de salarios reales.
La publicación de una interesante nota
informativa publicada recientemente permite entender rápidamente la diferencia.
(1)
De hecho, el colega Juan Triana había publicado
recientemente un preciso análisis sobre los problemas que le plantean al
análisis empresarial algunos datos que se utilizan actualmente. (2)
El gráfico siguiente indica la tendencia
de los salarios nominales promedios de las empresas estatales que fue divulgada
en la nota periodística (en línea azul continua) y la tendencia de los salarios
reales (en línea roja discontinua). (3)
Ambas tendencias son ascendentes, pero la
curva de los salarios reales no solo es relativamente más “plana” sino que
hacia el final del periodo decrece.
Pero inclusive si se tomasen los salarios
reales, cabría hacerse la siguiente pregunta:
¿Pudieran ser considerados estos como un
indicador confiable de la mejoría del nivel de vida de los trabajadores y de
sus familias si no se le coloca al lado la relación proporcional del ingreso
familiar en relación con las necesidades de consumo de los hogares cubanos?
Los estudios realizados por las colegas
Anicia García y Betsy Anaya sobre ese tipo de relación en tres momentos
seleccionados (2005, 2011 y 2016) permiten entender claramente la importancia
del tema.
A pesar de que, desde 2016, se ha
observado una reversión de la tendencia anterior entre gastos de consumo e
ingresos, y de que estos últimos han crecido relativamente más que los gastos,
otros factores como la heterogeneidad de los salarios y el valor absoluto de
estos, hacen que “aquellas familias cuyos
ingresos dependen de un salario medio o de un salario y una pensión medios, no
están en condiciones de enfrentar estos gastos básicos… la situación se torna
difícil, incluso para familias con dos asalariados en su composición. Se
necesitan más que dos salarios en una familia de tres personas para cubrir los
gastos básicos.” (4)
Entonces el dato relevante no es el
salario medio nominal de los trabajadores estatales, ni incluso el salario real
cuando este se valora de manera aislada, sin considerar simultáneamente su
posible correlación con el nivel de gastos del hogar.
El análisis pudiera ser diferente en
dependencia de los datos que se utilicen y, en consecuencia, las posibles
recomendaciones de política económica para resolver los problemas también
pudieran ser muy distintas entre sí.
Finalmente, el problema mayor que pudiera
derivarse de la utilización de datos irrelevantes es la percepción que pudiera
crearse de que la reforma estatal va por buen camino porque se cuenta con un
indicador como el de “empresas con pérdidas” cuya magnitud ha decrecido
notablemente desde 2010.
La pregunta relevante pudiera ser la
siguiente: ¿se ha utilizado un estimado de tasa de cambio económicamente justificada para
el cómputo de la rentabilidad o simplemente se ha calculado la rentabilidad
empresarial utilizando la “gran ficción” de que 1 peso cubano (CUP) equivale a
1 dólar estadounidense?
Si hubiera ocurrido lo segundo –como todo
parece indicar- la cifra ofrecida sobre las “empresas con pérdidas” es uno de
los indicadores más descalificados que pudieran utilizarse para hacer análisis
empresarial en Cuba.
Siempre que se aborda ese tema me limito a
llamar la atención sobre dos cuestiones:
-
Existe
un estudio académico de las economistas Vilma Hidalgo y Yaima Doimeadiós que
indica la magnitud del subsidio implícito por tipo de cambio que distorsiona la
rentabilidad empresarial en una muestra de empresas estatales de La Habana. Las
autoras afirman que “cuando se produzca
el ajuste del tipo de cambio, dicho subsidio afloraría, y al propio tiempo se
modificaría radicalmente el resultado contable de la empresa. Esta
situación se extiende al 38% de la muestra seleccionada”. (5)
-
La
última cifra disponible sobre el monto de los subsidios empresariales estatales
para la exportación y sustitución de importaciones era de 14,465 millones de
pesos en 2017, un monto que era un poco inferior al presupuesto combinado de
educación y de salud. (6)
Conclusiones
El reclamo acerca de que el análisis
económico en Cuba necesita que estén disponibles datos verdaderamente
relevantes, y no simplemente estadísticas recopiladas acríticamente, no se basa
en la idea simplista de que si se tiene más datos ello resultaría
inevitablemente en mejores políticas públicas.
Lo que digo es algo distinto: la
disponibilidad de datos relevantes es una condición indispensable para hacer
análisis rigurosos. La cuestión sobre si el análisis se transforma, o no, en
decisiones de políticas es otra cosa.
De hecho, una parte del debate que debe
hacerse en Cuba consiste precisamente en explorar de qué manera pudieran
mejorarse las condiciones para que pudiera hacerse una utilización política más
efectiva de los datos para transformar la realidad.
En otras palabras, cómo promover y mejorar
lo que a veces se identifica como datos “accionables”.
Existen una serie de datos que hoy se manejan
en el discurso público que pudieran servir como “puerta de entrada” para una
discusión razonada del asunto. Aquí he identificado cuatro de esas posibles
“puertas”: inversión extranjera, salarios reales, correlación entre ingresos y
gastos de consumo, y “pérdidas empresariales”.
Tratar de hacer una discusión sobre el
sistema empresarial estatal cubano con datos “malos” no nos va a llevar muy
lejos. En realidad, pudiera conducirnos al lugar equivocado.
Notas
1 Oscar Figueredo Reinaldo, Lissett Izquierdo
Ferrer, Edilberto Carmona Tamayo, “Cuba en Datos: Panorama empresarial cubano”,
Cubadebate, 28 de febrero de 2019 http://www.cubadebate.cu/especiales/2019/02/28/cuba-en-datos-panorama-empresarial-cubano-infografias/#.XHkJ8rgo8-U
2 Juan Triana, “La lista y el billete no
cuadran”, On Cuba, 18 de febrero de
2018, https://oncubanews.com/opinion/columnas/contrapesos/la-lista-y-el-billete-no-cuadran/
3 Las cifras sobre salario real se
obtuvieron aplicando a los salarios nominales el deflactor del PIB para el caso
del consumo del hogar. A falta de un deflactor específico para los salarios
empresariales estatales, esa una de las formas posibles (aproximada) de deflactar
salarios.
4 Betsy Anaya Cruz y Anicia Esther García
Álvarez, “Dinámica de gastos básicos en Cuba (segunda parte y final)”, IPS, 30
de septiembre de 2018 https://www.ipscuba.net/economia/dinamica-de-gastos-basicos-en-cuba-segunda-parte-y-final/
5 Vilma Hidalgo de los Santos y Yaima
Doimeadiós Reyes, “Sostenibilidad fiscal. Prioridad en la agenda de
transformaciones del modelo económico cubano”, Investigación económica, vol.75 no.298 México oct./dic. 2016, http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-16672016000400155&lng=es&nrm=iso#fn5
6 “El costo de un Presupuesto humanista”, Granma, 2 febrero 2017, http://www.granma.cu/cuba/2017-02-02/el-costo-de-un-presupuesto-humanista-02-02-2017-20-02-34
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