Carmelo Mesa-Lago | Distinguished Service Professor
Emeritus of Economics and Latin American Studies, Universidad de
Pittsburgh.
Resumen
Ríos de
tinta han corrido desde el 17 de diciembre de 2014 cuando se hizo el anuncio
simultáneo del inicio de conversaciones para normalizar relaciones entre EEUU y
Cuba después de 55 años de hostilidad. Este ensayo aborda un análisis de las
causas del cambio de política, las posibilidades y obstáculos en el comercio,
los sectores económicos prioritarios, la inversión y entrada a organismos
financieros internacionales, y las reclamaciones monetarias mutuas.
Índice
(1) Introducción
(2) Causas del
cambio de política en Cuba y EEUU
(3) Avances y
problemas en las relaciones económicas
(4) ¿Habrá un
boom en la economía cubana si se levanta el embargo?
(5) ¿Mejorarán
los derechos humanos y políticos con la normalización?
(6) Los
escollos que afronta el proceso
(7) Los
resultados de la Cumbre de las Américas
(8) Posibles explicaciones
a un enigma
(9) Apostillas finales
(10) Referencias
bibliográficas
(1) Introducción1
Ríos de
tinta han corrido desde el 17 de diciembre de 2014 (17D en adelante) cuando se
hizo el anuncio simultáneo por los presidentes Barack Obama y Raúl Castro,
respectivamente en Washington y La Habana, del inicio de conversaciones para
normalizar relaciones entre ambos países después de 55 años de hostilidad, un
paso importante y positivo que abre una nueva etapa en las relaciones entre
ambos países. Este ensayo aborda un análisis de dicho proceso de forma
abarcadora, documentada y lo más objetiva humanamente posible: las causas del
cambio de política, las posibilidades y obstáculos en el comercio, los sectores
económicos prioritarios, la inversión y entrada a organismos financieros
internacionales, y las reclamaciones monetarias mutuas. También se intenta
responder a dos preguntas clave: si el restablecimiento de relaciones tendrá un
impacto sustancial en la economía cubana, así como en los derechos humanos y
políticos. Por último, se analizan los escollos que afronta el proceso, los
resultados de la
Cumbre de las Américas, varias explicaciones a un enigma importante, y al final
se resumen los puntos principales y se dan algunas pautas para una negociación
exitosa.2 Me parece
justo que de entrada informe a los lectores que desde 1968 he mantenido una
posición contraria al embargo de EEUU,3 por razones que se analizan aquí, a más de ser un
partidario de los intercambios académicos y viajes a Cuba, aunque esto no ha
impedido tres negativas de visa para ir a mi país de nacimiento a realizar
actividades académicas, la última en 2014.
(2) Causas del cambio de política en Cuba y EEUU
¿Cuáles
son las razones (económicas y políticas) explicativas del cambio asombroso
entre estos dos vecinos después de decenios de contiendas de todo tipo?
Cuba
confronta una debilidad peligrosa debido a la severa crisis económica y
política de su mayor aliado regional y sustentador de su economía. En 2010
estimé que la relación económica total de Venezuela con Cuba (comercio de
mercancías, compra de servicios profesionales cubanos, suministro de petróleo e
inversión directa) ascendía a 11.800 millones de euros,4
equivalente al 21% del PIB cubano (Mesa-Lago, 2012). El crecimiento económico
anual cubano promedió un 2% en 2009-2014 y en el último año apenas sobrepasó el
1%, ordenándose en el quinto lugar inferior entre los 35 países de América
Latina y el Caribe (CEPAL, 2014). Además, la balanza del comercio de mercancías
arrojó un déficit de 8.570 millones de euros, el segundo mayor en la historia
socialista (ONEI, 2014), y las reformas estructurales de Raúl Castro hasta
ahora no han tenido efectos económicos tangibles (Mesa-Lago y Pérez-López,
2013; Mesa-Lago, 2014).
La economía
venezolana mermó un 3,3% en 2014, la tasa más baja entre los 35 países
latinoamericanos y caribeños; la inflación fue del 63%, la mayor en la región y
una de las más altas del mundo; la fuga de capitales en el último decenio
acumuló 190.620 millones de euros; la deuda externa se duplicó; y las reservas
internacionales cayeron a la mitad (CEPAL, 2014). Para 2015 se pronostica una
caída del 7% del PIB y una inflación del 80% al 90%; el Banco Central de
Venezuela no ha dado una estimación de inflación en 2015 (FMI, citado en
“América Latina…”, 2015; “BCV acumula…”, 2015). Debido a esta situación
crítica, Venezuela redujo su comercio de mercancías con Cuba en un 18% en 2013
y un 37% en 2014, recortó el suministro de petróleo de 105.000 barriles diarios
a 55.000 desde septiembre de 2014, redujo sus compras de servicios
profesionales cubanos en un 36%
y no efectuó inversión alguna. Si asumimos que la relación económica se ha
contraído en un tercio, la economía cubana podría descender entre un 3% y un 7%
en 2015, aunque esto podría ser en parte compensado por la relación económica
con EEUU (Mesa-Lago, 2015). No obstante, un politólogo venezolano sostiene que
Venezuela tiene suficientes recursos para continuar la ayuda económica pactada
con Cuba (Romero, 2015a).5
Desde 2007
Raúl Castro ha reiterado en sus discursos que estaba dispuesto a conversar con
EEUU sin precondiciones pero al mismo nivel de países soberanos. Con la
aceptación de esta oferta y después de 18 meses de negociaciones secretas,
Obama intenta cambiar 54 años de ineficaz embargo –mediante la Ley Helms-Burton
de 1996–,6 ya que no
ha logrado su objetivo de derrocar el régimen de los Castro, a par de privar al
gobierno cubano de su excusa de que el embargo (“bloqueo” en Cuba) es la causa
de sus problemas económicos provocados también por la política económica
interna,7 así como
una justificación para el control autoritario. Además, Obama evitaría la
decisión anual virtualmente unánime de las Naciones Unidas solicitando a EEUU
que levante el embargo, y daría pasos para cerrar la prisión en la Base de
Guantánamo, una promesa electoral no cumplida. También conseguiría restaurar su
deteriorada imagen en América Latina, algo que consiguió en la VII Cumbre de
las Américas de 10-11 de abril en Panamá.
Frente a
los ángulos positivos descritos, existen fuertes oponentes a la normalización
en ambos países. En el Congreso de EEUU, un bloque de ocho congresistas
cubano-americanos se oponen a la apertura de Obama y al levantamiento del
embargo: en el Senado Marco Rubio, republicano miembro de la Comisión de
Relaciones Exteriores; Ted Cruz, también republicano; y Robert Menéndez,
demócrata y ex miembro de dicha Comisión; en la Cámara de Representantes los
republicanos Ileana Ros-Lehtinen, Mario Díaz Balart, Alex Money y Carlos
Curbelo, así como el demócrata Albio Sires. No obstante, encuestas realizadas
periódicamente en EEUU indican una clara tendencia nacional en favor de la
restauración de relaciones con Cuba y el levantamiento del embargo (70% en la
última). Más aún, encuestas tomadas cada dos años desde 1991 por la Universidad
Internacional de Florida entre cubano-americanos exhiben similares resultados.
La última en 2014 mostró que el 68% de los encuestados apoyan el
restablecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba, mientras que el 52% son
favorables a levantar el embargo. Los porcentajes aumentan en las generaciones
jóvenes y los arribados a EEUU desde 1995, y viceversa; los que están
registrados para votar tienen porcentajes menores al promedio, pero aun así
mayoritarios: un 55% apoya las relaciones mientras que un 51% favorece el
levantamiento del embargo. Además, un 53% de los electores registrados dijeron
que votarían por un candidato a favor de restablecer relaciones, un 57% por
reemplazar el embargo con una política que ayude a los dueños de microempresas
en Cuba y un 81% por sustituir el embargo con una política que incremente la
presión al gobierno cubano en pro de los derechos humanos (FIU-CRI, 2014). Los
congresistas cubano-americanos han criticado la metodología de la encuesta y
han alegado que lo que cuenta son los votos de los cubano-americanos que los
han elegidos a ellos (Miami Herald, 1/IV/2015).
En Cuba
hay ortodoxos en puestos claves: José Ramón Machado Ventura (85 años) es
segundo secretario del Partido (PCC) y vicepresidente del Consejo de Estado, y
Ramiro Valdés (83 años) es también vicepresidente del Consejo, miembro del Buró
Político del PCC y ex ministro del Interior. Los ortodoxos temen que la
normalización resulte en: libertad para los diplomáticos norteamericanos de
moverse en todo el territorio nacional, entrevistarse con disidentes y
entregarles vehículos de comunicación electrónica, la importación de
computadoras, software y equipos similares, una avalancha de turistas
estadounidenses, los cuales podrían interactuar con la gente, y que el fin del
embargo elimine el chivo expiatorio para las fallas económicas cubanas.
Sin embargo,
una encuesta nacional realizada en Cuba entre el 6 y el 16 de marzo de 2015 por
una firma privada, con una muestra de 1.200 residentes en todo el país, muestra
que el 97% de los encuestados opina que la normalización de relaciones es buena
para Cuba, el 96% desea que se levante el embargo, el 89% cree que Obama
debería visitar Cuba y el 83% que Raúl debería visitar EEUU (Bendixen y Amandi,
2015).8
(3) Avances y problemas en las relaciones económicas
El anuncio
de 17D generó enormes expectativas en EEUU, Cuba y el mundo sobre un rápido
restablecimiento de las relaciones diplomáticas y comerciales, pero no
sustentadas con un adecuado conocimiento de la realidad en ambos países. Cuatro
meses después, esas esperanzas han amainado a medida que se han conocido las
limitaciones existentes y por acontecimientos negativos. Esta sección explica
las regulaciones dictadas por el gobierno de EEUU, sus avances y restricciones
en diversos sectores de la economía, por el Departamento del Tesoro (incluyendo
la Oficina de
Control de Activos Entranjeros-OFAC) y el Departamento de Comercio (véase US
Treasury Department, 2015 y sus enlaces).
(3.1) Comercio bilateral y remesas
El
economista cubano Omar Everleny Pérez Villanueva (2015) considera que los
resultados de la relación bilateral serán más a mediano y largo plazo que a
corto plazo, pero la normalización traerá beneficios a los cubanos, porque
mejoraría sus niveles de vida y no habría retroceso en los logros de Cuba.
Piensa además que, en el mediano plazo, con las condiciones apropiadas y sin
menoscabo de su soberanía, Cuba podría firmar un tratado de libre comercio con
EEUU. Uno de sus colegas, Ricardo Torres (2014), destaca los lazos históricos
entre los dos países, la cercanía geográfica y que EEUU es líder mundial en el
tamaño de su economía (230 veces mayor que la cubana), en importación y en
tecnología, por lo que hay amplias oportunidades de flujos comerciales en ambas
direcciones. La comunidad cubano-americana en el exterior tiene capital,
conocimiento de mercados y contactos internacionales; además, algunos de sus
miembros han expresado la voluntad de comerciar y transferir conocimiento a la
Isla.
El
gobierno cubano aspira a tener libre comercio sin restricciones con EEUU. Pero
las nuevas regulaciones estadounidenses circunscriben las relaciones
comerciales al sector no-estatal, como cuentapropistas, pequeños granjeros
privados, usufructuarios y miembros de las nuevas cooperativas de producción no
agrícola y de servicios. También incluyen constructores o reparadores de
viviendas o negocios privados, así como edificios con fines sociales o
recreativos e iglesias. Los exportadores e importadores de EEUU deben
proporcionar prueba por una organización independiente de que sus socios en
Cuba están en el sector no estatal.
Las
exportaciones estadounidenses permitidas son: herramientas, equipo e insumos
para la agricultura o la microempresa privada; piedra, argamasa, yeso y cemento
para la construcción de casas o negocios privados; computadoras, software,
equipos de telecomunicaciones personales (por ejemplo, móviles, grabadoras
y memorias flash) y televisiones; equipos eléctricos, médicos y quirúrgicos;
utensilios científicos para actividades culturales, educativas, ecológicas,
arqueológicas, deportivas y de preservación histórica; arte que antes era
permitido a viajeros que venían de Cuba pero cuya exportación es ahora libre
por los propios artistas, lo cual ha aumentado los precios; y productos
fotográficos y cinematográficos, así como instrumentos musicales. Se incluyen
además bienes de consumo muy escasos para la población como alimentos,
animales, forraje, medicinas, ropa, algunos textiles, calzado, sombreros,
paraguas, jabón, cosméticos, perfume, pieles, cuero, bolsos, muebles, ropa de
cama, colchones, relojes, artículos hechos de madera, papel, plástico y caucho,
cerámica, vidrio y cristalería, juguetes y juegos. Se excluyen productos
manufacturados complejos o químicos, ya que estos no son utilizados por las
microempresas cubanas. También se pueden exportar sin restricciones los
servicios no estatales, así EEUU puede contratar a trabajadores
cubanos cualificados para hacer traducciones, teneduría de libros, programación
de software, enseñanza de idiomas, etc. Se prohíben otras exportaciones,
todas las que fuesen al sector estatal y las relacionadas con la seguridad
nacional.9 Para
implementar las exportaciones a cuentapropistas habría que hacerlo a través de
la agencia estatal Alimport pero es esencial que el usuario final sea un
cuentapropista. EEUU espera que eso cambie y que las exportaciones puedan ser
directas (Gámez, 2015). Jorge Domínguez se pregunta: “¿Aceptará el gobierno de
Cuba que empresas norteamericanas vendan materiales de construcción de
residencias privadas, y vendan productos al sector cuentapropista directamente,
sin la intervención del Estado?” (“El 17D…”, 2015). Es probable que el gobierno
cubano demore la implementación de las medidas que expanden el comercio hasta
que promulgue una regulación sobre el mismo y establezca impuestos adecuados.
Por otra
parte, las exportaciones cubanas prohibidas son las principales del sector
estatal como azúcar, tabaco, bebidas alcohólicas (ron), minerales (níquel),
coches antiguos (es el sueño de muchos poder venderlos a norteamericanos),
animales vivos y productos animales, vegetales, alimentos, productos químicos,
de lana y algodón. Aun si se permitiesen eventualmente estas exportaciones,
tendrían que pasar la inspección de la Administración de Alimentos y Drogas de
EEUU (FDA) para certificar que no son perjudiciales a la salud, por ejemplo,
alimentos infectados o medicamentos no adecuados. La jefa del equipo negociador
estadounidense y subsecretaria de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental
Roberta Jacobson ha dicho que las regulaciones están hechas de manera flexible
para que puedan ir cambiando según el contexto y llamó a empresarios y
ejecutivos a ofrecer retroalimentación al gobierno (citada por Gámez, 2015).
Las
anteriores restricciones reducen el potencial de comercio, que sería mucho
mayor sin aquellas. En 2013 Cuba importó 13.364 millones de euros en bienes
pero parcialmente subvencionados o con trato preferencial y crédito, incluyendo
1.900 millones de euros en alimentos para cubrir el 70% de las necesidades
alimentarias. En 2008 importó 645 millones de euros en alimentos de EEUU
–entonces principal proveedor y cuarto socio comercial– con buena calidad y
precio, a más que ahorra en flete: 90 millas frente a largas distancias desde
Brasil y Argentina (“US Trade…”, 2015). Varios lobbies importantes
procuran restaurar las relaciones comerciales a fin de aumentar sus ventas a
Cuba, entre ellos la Coalición Agrícola de EEUU para Cuba –las homólogas con
China y Vietnam tuvieron éxito, la Asociación Nacional de Cultivadores de Maíz
y la de la Soja en Illinois. Un proyecto de Ley de Libertad de Exportación a
Cuba, introducida en el Senado, eliminaría todas las restricciones al comercio
pero los republicanos se oponen en ambas cámaras.
A más de
las restricciones explicadas, se enfrentan otros obstáculos. Las importaciones
de alimentos estadounidenses declinaron a 264 millones de euros en 2014 (un 59%
menos que en 2008) porque EEUU no ofrece crédito y Cuba tiene que pagar en
efectivo antes de descargar los alimentos. Por ello las compras cubanas
cambiaron a Argentina, Brasil y Europa, que ofrecen crédito. Un dólar más
fuerte hace a los bienes de EEUU menos competitivos. Las empresas
norteamericanas podrían exigir una carta de crédito irrevocable, garantizada
por el Banco Central de Cuba, o pedir que la operación sea financiada por el
Banco de Exportación e Importación de EEUU. Las altas tarifas de EEUU y las
impuestas a la ropa aumentarían tres veces en el caso de Cuba. No hay servicio
de correo directo con Cuba y las mercancías deben ir por barco. Según Torres
(2014), en el corto plazo la relación coste-beneficio sería contraria a Cuba:
habría un desequilibrio comercial significativo porque la Isla exportaría poco
e importaría mucho, generando sustanciales desbalances comerciales, y también
la competencia norteña amenazaría a muchas empresas cubanas. Además, Cuba
tendría que competir con los exportadores latinoamericanos que tienen una larga
relación con EEUU y un trato preferencial. En el largo plazo mejoraría dicha
relación. Por otra parte, Cuba podría compensar el déficit de mercancías con la
venta de servicios, pero las regulaciones prohíben que sean estatales, no
obstante, permiten los servicios ofrecidos por el sector privado en actividades
que son legales en Cuba, pero dichos servicios tendrían que competir con los de
otros suministradores al mercado norteamericano que tienen relaciones
establecidas y conocimiento del que por el momento carecen las microempresas
cubanas.
Por
último, pero no menos importante, son las remesas mayormente enviadas por
cubano-americanos. Las nuevas regulaciones eliminan el límite para familiares
en Cuba; fijan un tope de 7.728 euros anuales para terceros, pero sin
cortapisas si son con fines humanitarios, de apoyo a ONG que defienden los
derechos humanos o ayudan al pueblo cubano o para el desarrollo de granjas y
pequeños negocios privados. Los viajeros autorizados pueden llevar hasta 9.090
euros en remesas familiares o para organizaciones religiosas o estudiantiles.
Esto refuerza al sector no estatal que podría comprar insumos a precios más
bajos (asumiendo que Cuba no impone restricciones o impuestos altos) así como
invertir pues la gran mayoría de las remesas actuales son para consumo (si Cuba
legalmente permitiese dicha inversión, aunque se hace de manera oculta). La
encuesta realizada en Cuba informa que el 34% de los entrevistados recibe
remesas del exterior (del cual el 62% desde EEUU); el 44% las recibe una vez al
mes y el 27% cada dos o tres meses; el 29% recibe entre 900 y 1.800 euros, el
26% entre 450 y 900 euros, y el 28% menos de 450 euros; sólo el 11% invierte
las remesas en un negocio pero el 70% quisiera hacerlo. Basados en estas cifras
y la población adulta, los encuestadores estiman que los cubanos reciben 2.800
millones de euros en remesas anuales, una suma similar a la usualmente citada y
el segundo ingreso en divisas, empatado con el turismo (Bendixen y Amandi,
2015). El esperado incremento de las remesas permitiría aumentar la inversión
en microempresas, especialmente si el gobierno cubano explícitamente la
autoriza.
(3.2) Sectores económicos prioritarios10
(a) Turismo. Existe un
fuerte consenso dentro y fuera de Cuba de que este será la primera prioridad y con las medidas de Obama
puede tener efecto a corto plazo, aunque se necesitaría más flexibilidad de
EEUU y otros requisitos en Cuba para mejores resultados a mediano y largo plazo
(Pérez Villanueva, 2015). Por la importancia de esta área, se le dedica más
espacio aquí.
En 2014,
antes del anuncio del 17D, 438.179 turistas de EEUU habían visitado Cuba,
258.837 cubano-americanos y 176.734 norteamericanos. Los últimos aumentaron un
45% respecto a 2010 y el total colocaba a EEUU en segundo emisor, después de
Canadá (Perelló, 2015b). Los cubanos-americanos apoyan en un 69% la expansión
de los viajes y en un 71% los “de pueblo a pueblo” (FIU-CRI, 2014). Pero el
impacto mayor será entre los norteamericanos que, atraídos por 54 años de
prohibición legal de viajar a Cuba por el gobierno de EEUU, generarán un
aluvión inicial por “descubrimiento” (el término es de Torres, 2014),
facilitado por proximidad geográfica. La ocupación promedio de camas hoteleras
en Cuba era del 54,6% en 2013 así que hay un 45,4% disponible (ONEI, 2014); si
se permitiese el turismo libre en el futuro (sin las restricciones actuales), teóricamente
podría acomodar a 1,5 millones de turistas norteamericanos, lo cual casi doblaría
el ingreso bruto por turismo considerando que aquellos gastarían 1,7 veces más
que el promedio actual (1.432 versus 837 euros per cápita), y que un 48%
de los interesados en viajar a Cuba tienen altos ingresos. Los efectos se
notarán en hoteles estatales pero también en el alquiler privado de casas o
habitaciones: hay 18.740 de ellas en que se alojan el 21% de los turistas
norteamericanos con un promedio de 21 noches; además, habrá un impacto en los
paladares privados y servicios de cuentapropistas como taxistas y guías, y en
la venta de recuerdos. Estadísticas de turistas en el primer trimestre de 2015
muestran que los visitantes norteamericanos aumentaron en un 30% sobre el mismo
período en 2014 (Perelló, 2015a, 2015b).
Las nuevas
regulaciones eliminan parte de las trabas burocráticas; ahora hay 12 categorías
de viajes autorizados sin necesidad de licencia previa (varios ya estaban antes
de dichas reglas): visitas a familiares, negocios del gobierno estadounidense,
organizaciones inter-gubernamentales y fundaciones, periodistas, investigación
y reuniones profesionales, actividades educativas y religiosas, competencias
deportivas, proyectos humanitarios, transmisión de y materiales de información,
y apoyo al pueblo cubano (“viajes de pueblo a pueblo”). Las mayores aerolíneas
han anunciado que volarán a Cuba y las agencias de viaje están autorizadas (no
necesitan licencia especial), por lo cual aumentará la competencia y los
precios deberían bajar. Los viajeros pueden traer 364 euros en mercancías (del
cual 91 euros en alcohol y tabaco) y usar tarjetas de crédito de EEUU, sin tasa
per diem (antes
había un tope de 170 euros). Master Card, American Express, Netflix y Twitter
han anunciado planes para iniciar/expandir sus operaciones en Cuba y esta tiene
la experiencia acumulada por 15 años con turistas canadienses, europeos,
latinoamericanos y asiáticos; paradójicamente los cubanos residentes no tienen
acceso a tarjetas de crédito aunque sí de débito (Morales, 2015a).
Pero
subsisten dificultades y barreras. La mayoría de los viajeros norteamericanos
tendrá que ir en grupos con un itinerario y un guía responsable de cumplir las
normas. El turismo no está permitido, lo que hace imposible mezclar actividades
educativas o religiosas con un día en la playa y las agencias de viajes no
pueden vender paquetes turísticos. Nótese que en 2014 el 90% de los
estadounidenses que viajaron a Cuba lo hicieron por turismo (Perellá, 2015b).
Quienes asistan a reuniones profesionales o de investigación deben tener
credenciales para ello, no sólo un interés ocasional. Los infractores serán multados.
Algunas de estas restricciones podrían saltarse en la práctica, por ejemplo, el
guía de un grupo de estudio pudiera cerrar los ojos si alguien se escapa para
irse un día a la playa, y se rumorea que el gobierno está organizando, en
complejos turísticos, seminarios en las categorías aprobadas. El promedio del
45,4% de camas hoteleras disponible es anual pero disminuye en la temporada
alta (diciembre-marzo) por lo que hay menor disposición en este período.
Además, hay que recuperar un porcentaje grande de habitaciones hoteleras que
está fuera de servicio, sin lo cual las proyecciones son inalcanzables (Díaz,
2015). Para lograr un turismo de retorno después del aluvión inicial, habrá que
mejorar la calidad de los servicios turísticos, la infraestructura y las
amenidades; actividades preferidas de los turistas norteamericanos que
necesitan ser desarrolladas son: el 76% compras (hay poquísimo que vender a los
turistas), el 43% pequeños pueblos en el interior (el turismo cubano está
orientado a la playa para satisfacer la demanda de 1,2 millones de canadienses,
visitas a pueblos como Trinidad afrontan un cuello de botella), el 41% comidas
refinadas (los restaurantes estatales son notorios por su alto precio y mala
comida y servicio, lo opuesto que los paladares) y el 18% deportes acuáticos,
que están poco desarrollados (Díaz, 2015; Perelló, 2015a). También hay que
reducir el coste excesivo de alquilar un coche con aire acondicionado,
usualmente con mecánico, pues los conductores que tienen un accidente grave en
Cuba pueden ser encarcelados. Estas mejoras son imprescindibles para que la
oferta cubana sea competitiva en calidad/precio con la República Dominicana,
Jamaica y Cancún. Las autoridades cubanas pueden impedir u obstaculizar los
viajes de “pueblo a pueblo” y otros focalizados en el desarrollo de la sociedad
civil por temor a desestabilización del régimen. Cubana de Aviación tendrá que
actualizar su equipo para aterrizar en los aeropuertos de EEUU. La banca y las
telecomunicaciones son requisitos esenciales para que funcionen las tarjetas de
crédito, netflix, twitter, etc.11 Hasta ahora ningún banco norteamericano ha abierto
transacciones con Cuba, mientras que las empresas de telecomunicaciones
–excepto IDT por llamadas de larga distancia– no han firmado acuerdos.
Hay
disenso sobre los posibles efectos sociales y políticos de un turismo masivo
estadounidense. Un experto cubano en turismo argumenta que dicho efecto ya
ocurrió sin crear problemas, porque en los últimos 20 años, 41 millones de
turistas visitaron Cuba, de los cuales más de un millón eran estadounidenses
(Perelló, 2015a). Pero el promedio anual de turistas norteamericanos ha sido
relativamente pequeño y sin la estrategia de pueblo a pueblo. Por el contrario,
las visitas masivas de cubanoamericanos por 35 años han creado un efecto de demostración,
permitiendo a los cubanos residentes contrastar su nivel de vida con el de sus
parientes, restablecer relaciones antes truncadas y generar una visión positiva
de la emigración y de EEUU. En la encuesta ya citada hecha en Cuba, el 96% dijo
que el turismo beneficiará a Cuba, el 33% informó que tenía parientes en el
exterior (véase lo dicho antes sobre las remesas), el 55% desearía vivir en
otro país (del cual la mitad en EEUU), el 50% cree que EEUU es amigo de Cuba y
sólo el 10% que es enemigo,12 mientras que el 42% cree que los exiliados no
reclamarían sus propiedades al regresar a Cuba, el 34% no sabe/no responde y
sólo el 24% lo cree (Bendixen y Amandi, 2015).
(b) Exploración y tecnología petrolera y otras fuentes energéticas. La producción de petróleo
crudo en Cuba aumentó de manera notable en el decenio del 90 y alcanzó un cénit
de 3,7 millones de toneladas métricas en 2003, después se estancó y en 2012
estaba un 18% por debajo del cénit; algo similar ocurrió con el gas natural, un
co-producto de la extracción de petróleo, que logró su cúspide en 2008 con
1.218 millones de metros cúbicos pero mermó en un 12% en 2013 (ONEI, 2014).
Causas de las caídas han sido la maduración de los depósitos existentes, el
estancamiento de nuevos depósitos y la cancelación por el gobierno cubano de
los contratos de exploración y producción que tenía con las compañías
canadienses Pebercan y Sherritt; la última continuó con un convenio de
producción compartida con la entidad estatal de petróleo CUPET, pero la producción
de Sherritt mermó un 39% en 2006-2009. Venezuela exportaba a Cuba 105.000
barriles de petróleo diarios que satisfacían un 60% de las necesidades cubanas.
En 2007 comenzó a funcionar la refinería de Cienfuegos, construida con ayuda de
Venezuela, la cual producía 65.000 barriles diarios; proyectos para ampliar
dicha refinería con ayuda de Venezuela, así como construir una nueva en
Matanzas por Venezuela y Rusia no se han materializado. Venezuela exporta crudo
a Cuba para refinar en Cienfuegos y esta se queda con un excedente y lo vende
en el mercado mundial, pero la reducción del suministro de petróleo crudo
venezolano a la mitad en 2015 mermará notablemente esta operación y provocará
un déficit interno del 40% en el suministro del crudo. En 2012, comenzó la
exploración de petróleo en alta mar en el Golfo de México con plataformas de
extracción; cuatro empresas extranjeras (España, Malasia-Rusia, Venezuela y
Rusia) hallaron pozos vacíos o con petróleo no rentable comercialmente
(Mesa-Lago y Pérez-López, 2013). Debido a este fracaso y a la caída del precio
del petróleo a la mitad en 2014, se suspendió temporalmente
la
exploración. Pero la Cartera de Oportunidades publicada en Cuba a fines de 2014
da prioridad a la inversión en la exploración en aguas profundas, y sería
además beneficioso que las compañías petroleras norteamericanas resuelvan los
posibles litigios que pudieran surgir (Pérez Villanueva, 2015).
La única
planta nuclear de Cuba estaba siendo edificada por ingenieros soviéticos en
Juraguá, Cienfuegos, pero su construcción se detuvo tras el colapso de la URSS.
El gobierno cubano no tuvo éxito en su gestión de conseguir inversores europeos
que proveyeran financiación y tecnología para terminar dicha planta, de modo
que ésta se clausuró en 2000. Los reactores de agua presurizada que se
preveían, diferentes en diseño y tecnología a los de Chernóbil, nunca se
instalaron. La planta necesita desmantelarse y utilizarse su edificio de manera
productiva. No obstante, la Ciudad Electronuclear integrada por técnicos de la
planta de Juraguá parece continuar funcionando y varios de ellos están
vinculados al proyecto de petroquímica con Venezuela ahora en suspensión; una
esperada colaboración con China no se ha plasmado (Mesa-Lago y Pérez-López,
2013).
La
tecnología de EEUU podría ayudar tanto en la exploración en aguas profundas
como en la costa y en tierra, para encontrar petróleo, hacer más eficaz el
proceso de extracción y ampliar el tiempo de extinción de los yacimientos. Esto
haría a Cuba más independiente de las importaciones venezolanas de petróleo, a
más de diversificar las inversiones y los socios petroleros. Pero para que esto
ocurra habría que levantar el embargo.
(c) Níquel. Cuba tiene
la quinta reserva mayor de níquel en el mundo (después de Australia, Nueva Caledonia, Brasil y Rusia),
se informa oficialmente que la provincia de Holguín tiene el 30% de las
reservas mundiales. La producción de níquel alcanzó su cénit de 76.500
toneladas métricas en 2001 y bajó un 11% a 68.000 toneladas en 2013. El níquel es
el principal producto exportador de Cuba pero la caída en su producción y en su
precio mundial redujo el valor de exportación en un 29% entre 2010 y 2012
(ONEI, 2014). Hay cuatro plantas niquelíferas: dos construidas por EEUU –Nicaro
en 1947, rebautizada René Ramos Letour y que hubo que cerrar, y Moa en 1957,
rebautizada Pedro Sotto y luego modernizada y expandida por Sherritt–; la Che
Guevara construida por la URSS con tecnología obsoleta y que era viable debido
al precio subsidiado del petróleo que le exportaban los soviéticos, era una
alta consumidora de petróleo lo que obligó a clausurarla al menos
temporalmente; y la cuarta planta, Camariocas, con similar tecnología que la
Che Guevara no se terminó por la URSS y un proyecto para concluirla por China no
cuajó, con lo que después fue tomada por Venezuela (Mesa-Lago y Pérez-López,
2013) pero no estaba en funcionamiento al final de 2014. EEUU tiene la
tecnología y el capital para renovar la planta Che Guevara y concluir la de
Camariocas, a más que sería un comprador de níquel, pero las regulaciones
impiden exportar el mineral a EEUU, y para invertir es necesario derogar la ley
del embargo.
(d) Agricultura. La
agricultura cubana ha tenido una pobre producción en los últimos 55 años debido a la excesiva centralización,
la propiedad casi total de la tierra en manos del Estado o en cooperativas
agrícolas ineficientes subordinadas y subsidiadas por el gobierno, la falta de
incentivos económicos para los agricultores, un sistema de compras y
circulación de los productos monopolizado por el Estado (acopio) muy ineficaz,
y la caída en picado de los agrónomos.13 Las
reformas estructurales de Raúl han intentado paliar esos severos defectos para
mejorar la producción, con la distribución en usufructo de parte de las tierras
ociosas estatales, un esfuerzo por aumentar la autonomía de las cooperativas y
cierto suministro de insumos y microcrédito a campesinos privados y
usufructuarios. Pero hasta ahora las reformas no han logrado aumentar la
producción agropecuaria, la tasa de crecimiento de la agricultura cubana
promedió un 1% anual en 2010-2013, y la producción en 2013 era menor al nivel
de 2005 y muy inferior al de 1989 en la gran mayoría de los renglones.
Las cifras
preliminares oficiales para 2014 exhiben un aumento en la producción
agropecuaria de un 13,3% pero subestiman notablemente la producción en 2013 por
lo cual muestran un crecimiento positivo alto en todas las cosechas excepto en
seis, que declinaron. Una comparación de la producción entre las estadísticas
del Anuario Estadístico de 2013 y datos subestimados para ese año por las
cifras preliminares de 2014 revela fuertes disminuciones en vez de aumentos
sustanciales en prácticamente todas los productos o una disminución mucho mayor
que la informada. El Ministro de Agricultura Gustavo Rodríguez afirmó en 2014
que a pesar de los esfuerzos para mejorar la producción agrícola, los
resultados son no como se esperaba, no directamente proporcionales a las
medidas adoptadas; la contribución de la agricultura al PIB es de sólo un 4%
pero 1 millón trabaja en el sector. La falla hasta ahora de la reformas
agrarias fuerza la importación de casi 2 millones de euros en alimentos que
podrían ser cultivados en Cuba (Mesa-Lago, 2015).
Aunque
todos los economistas recomiendan la inversión en la agricultura como una
prioridad y la nueva ley de inversión la permite, sólo una compañía brasileña
ha invertido hasta ahora en azúcar. Las regulaciones permiten la exportación de
aperos de labranza, forraje y otros insumos destinados a los campesinos
privados y usufructuarios para aumentar la producción.
(e) Biotecnología y fármacos. En la
segunda mitad de la década de los 80 y comienzos
de la de los 90 se creó y expandió el complejo del Polo Científico de La Habana
con una gran inversión en equipos, tecnología y expertos, abarcando siete
centros dedicados a diversas áreas: Centro de Ingeniería Genética y
Biotecnología para la producción de interferón y el mejoramiento genético de
las cosechas; Sistema Ultramicroanalítico
para análisis inmunológico centrado en las técnicas para la identificación de
deformaciones congénitas y la reducción del índice de hipotiroidismo congénito;
Instituto Finlay Centro de Investigación-Producción de Sueros y Vacunas, que trabaja
en la producción de vacunas contra las infecciones meningocócicas Grupo B y la
encefalomielitis; Centro Internacional de Restauración Neurológica,
especializado en neurocirugía y tratamiento de enfermedades neurológicas, tales
como la parálisis cerebral, el mal de Parkinson, la esclerosis múltiple,
derrames cerebrales y otros trastornos neurológicos; Centro de Neurociencias de
Cuba, especializado en neurociencias cognoscitivas e ingeniería biomédica para
el tratamiento de enfermedades cerebrales; Centro de Inmunología Molecular para
la investigación y producción de nuevos productos biofarmacéuticos utilizados
en el tratamiento del cáncer y de otras enfermedades no infecciosas; y Centro
Nacional de Investigaciones Científicas, dedicado a investigaciones sobre
medicina nuclear, ozono, zeolitos, etc.
En sus
primeras etapas, estos centros generaron sustanciales ingresos en divisas, así
vendían patentes en EEUU y exportaban vacunas a países latinoamericanos. En
1992, debido a la crisis provocada por la desaparición de la URSS, el gobierno
pidió que los centros citados transfirieran todos sus ingresos al Estado,
devolviéndoles sólo una fracción y disminuyendo así sus inversiones de forma
drástica. En la primera década del siglo XXI, la falta de recursos y de acceso
a tecnología de punta, así como la fuga de cerebros de técnicos cubanos,
perjudicó a algunos de estos centros. En consecuencia, los científicos se ven
obligados actualmente a realizar muchas tareas manualmente, mediante la
creatividad, en vez de a través de la informática y otros medios tecnológicos.
Alrededor de 2013, todos los centros fueron unificados bajo un nuevo director y
ha ocurrido cierta recuperación pero sin llegar a la cúspide anterior. Cuba no
puede penetrar los mercados europeos ni el canadiense ni incluso los
latinoamericanos, así que se ha concentrado en países asiáticos como China y
Vietnam. En los años 80, Cuba era también un importante productor de medicinas,
aunque dependía de la importación de materia prima de la URSS, Alemania Oriental
y Checoslovaquia. Tras el colapso del campo socialista dichas importaciones
cesaron y hay actualmente una escasez severa de insumos médicos y quirúrgicos.
Los productos farmacéuticos, que probablemente incluyen los biotecnológicos,
constituían el 9% de las exportaciones totales cubanas en 2011, el último año
disponible (ONEI, 2014).
Podría
desarrollarse un intercambio mutuamente fructífero entre Cuba y universidades o
centros biotecnológicos norteamericanos en varios campos. Por un lado, la
experiencia y conocimientos cubanos en biotecnología, inmunología, vacunas,
neurociencia y otras ramas serían beneficiosos para los científicos de EEUU.
Asimismo, los científicos cubanos podrían beneficiarse de las avanzadas
tecnologías norteamericanas. Las regulaciones no ayudarán en los campos
biotecnológico y farmacéutico porque son monopolio estatal y se prohíben
exportaciones al mismo, pero cierta ayuda podría venir de la autorización a
científicos norteamericanos a participar en seminarios en Cuba. Si se abriera
la inversión
de EEUU en la Isla, este sería un campo de intercambio beneficioso para ambos
países (Torres, 2015).
(f) Banca. La banca prácticamente está toda bajo propiedad y
gestión del Estado. Los bancos
estatales recaudan los ahorros de la población y los usan para proporcionar
préstamos a empresas estatales y cooperativas agrícolas controladas. Hay 15
sucursales de bancos internacionales, pero éstas prestan servicios a clientes
extranjeros (los cubanos no pueden efectuar transacciones en ellas), y proveen
préstamos a empresas extranjeras y mixtas, a las cuales el gobierno no ofrece
préstamos. Los cubanos disponen de tarjetas de débito, mas no de crédito. El
sistema bancario también se ve adversamente afectado por el pobre desarrollo de
la infraestructura de telecomunicaciones y por la baja calidad de la red de
datos y escasos cajeros automáticos. En 2008-2009 la credibilidad de los bancos
estatales cubanos sufrió a causa del congelamiento de cuentas bancarias de
inversores y suministradores extranjeros debido a una severa crisis de liquidez
en divisas. Recientemente se ha permitido abrir cuentas de banco a los
trabajadores por cuenta propia, a los miembros de las nuevas cooperativas, así
como a los agricultores privados y usufructuarios, y el Banco Central está
otorgando micro-préstamos aunque son notoriamente insuficientes. La actual
infraestructura, equipo electrónico y personal bancarios son inadecuados para
suplir la creciente demanda de servicios. Cuba afronta enormes dificultades
para hacer transacciones a través de la banca extranjera (incluyendo
operaciones de la sección de intereses en Washington y el consulado en Nueva
York) porque está incluida en la lista de países terroristas y EEUU ha impuesto
sanciones millonarias a bancos que no han reportado depósitos y operaciones del
gobierno cubano, lo cual crea un alto riesgo.14 Por ello,
esta es una de las demandas prioritarias de Cuba en las negociaciones con EEUU.
El problema descrito amainará al sacar a Cuba de la lista de países terroristas
porque se reducirá el riesgo y por ello los intereses de préstamos.
Cuba
también necesita fundar una Escuela de Administración de Empresas a nivel
universitario con técnicas de vanguardia; en el decenio de los 90 la CEPAl
ofreció una maestría de economía de mercado pero el gobierno limitó el registro
a 15 alumnos y después de cuatro años se cerró; al inicio del decenio de 2010,
la Universidad de Murcia y la Iglesia Católica ofrecieron cursos de
administración de empresas pero se terminaron en 2013. Las universidades
norteamericanas podrían ayudar en este campo.
(g) Infraestructura y vivienda.
La infraestructura de acueductos y alcantarillado cubana no ha sido reparada ni expandida en
más de medio siglo (salvo en Santiago de Cuba); por ende se pierden cantidades
considerables de agua debido a fugas. También ocurren filtraciones de la
tubería de alcantarillado a la del agua potable, provocando
una alta incidencia de enfermedades gastrointestinales, mientras que el número
de plantas de agua potable se ha reducido considerablemente y es esencial
hervir el agua para consumo humano. Debido al número insuficiente de camiones
de recogida, la basura se acumula en las calles, y se carece de plantas
procesadoras que conviertan el desperdicio en energía o en insumo para otros
usos. Las carreteras y puentes están en malas condiciones y el transporte es
muy insuficiente para acomodar a pasajeros y carga. Cuba necesita importar
maquinaria de construcción así como nuevas técnicas en el campo para mejorar la
infraestructura (Pérez Villanueva, 2015), pero las actuales regulaciones
impiden esto.
La
construcción de viviendas privadas cesó en 1960 cuando el gobierno confiscó la
mayor parte de ellas (excepto aquéllas ocupadas por sus dueños), así como todas
las viviendas alquiladas; un 85% de la población adquirió su vivienda en
propiedad después de pagar 20 años de arriendo al gobierno. La construcción de
viviendas públicas fue crasamente insuficiente para responder al crecimiento
poblacional; muchas viviendas fueron destruidas por falta de mantenimiento,
carencia de materiales de construcción, daños ocasionados por varios huracanes
y excesivas restricciones del gobierno. Después éste autorizó la construcción
de viviendas privadas (“por esfuerzo propio”), pero enfrentó la barrera de la
severa escasez de materiales de construcción debido a la caída drástica en su
producción, además se construyó sin certificado de habitabilidad. La
edificación de viviendas en Cuba disminuyó de 111.373 en 2006 a 25.037 unidades
en 2014, mientras que en unidades por 1.000 habitantes descendió de 9,9 a 2,3
(ONEI, 2015). Como resultado de lo anterior, hay una severa carencia de
viviendas. El gobierno estima el déficit en 600.000 unidades pero mi cálculo es
de un millón, o más si se tienen en cuenta las viviendas en urgente necesidad
de reparación. Una ley de 2011 autorizó la compraventa de viviendas, prohibida
desde 1960, lo cual ha liberado un capital congelado por 55 años que ahora
puede usarse para establecer un negocio o vender para adquirir una vivienda más
barata. Pero las ventas equivalen a solo el 3,6% del stock de vivienda
existente, debido al bajo poder adquisitivo de la población (un apartamento
barato cuesta 4.500 euros mientras que el salario promedio anual equivale a 215
euros, así que se necesitarían 21 salarios anuales enteros para comprarlo), un
registro de la propiedad inmobiliaria no actualizado, la ausencia de préstamos
hipotecarios y la excesiva burocracia –por ejemplo, la solicitud de edificación
de vivienda demanda trámites en cuatro agencias estatales, un promedio de 132
días–. El Banco Central está otorgando micropréstamos, un 90% de los cuales es
para la reparación y construcción de viviendas (Mesa-Lago, 2015). Las
regulaciones intentan mejorar el problema habitacional facilitando las
exportaciones de materiales de construcción; en la encuesta varias veces
citada, un 41% de los entrevistados dijo que el producto o servicio
norteamericano que más desearía es la vivienda, tras el 43% que indicó
alimentos (Bendixen y Amandi, 2015).
(h) Telecomunicaciones. Cuba
cuenta con profesionales bien preparados en computación
y la Universidad de Ciencias Informáticas de La Habana tiene buenos equipos y
conexiones de Internet. Sin embargo, la falta de recursos impide la adquisición
de equipos y programas de computación más avanzados (éstos se están esparciendo
por piratería). A su vez, hay obstáculos generalizados para el acceso a la
Internet por parte de la población y de las microempresas. Cuba tiene la tasa
de uso de computadoras por cada 1.000 habitantes más baja de Latinoamérica y el
Caribe, después de Haití, e igual en acceso a Internet: un 5% aunque un 30%
tiene acceso al intranet controlado por el gobierno.15 El coste
por minuto es el más alto de la región y especialmente respecto al salario
medio en el país. Se ha hecho un esfuerzo reciente para proveer computadoras a
las escuelas y en marzo una entidad abrió en la Habana por vez primera acceso a
Internet y Wi-Fi público, gratuito y oficialmente aprobado, al cual hay un
flujo de ávidos jóvenes (Miami Herald, 13/III/2015). El cable
submarino entre Cuba y Venezuela, que podría expandir el acceso a
Internet y aumentar la velocidad, no fue operativo por un par de años y comenzó
a usarse en 2013 pero sólo por el gobierno y de manera limitada. Las
regulaciones de Obama intentan mejorar esta situación promoviendo la
exportación de computadoras y equipos de telecomunicaciones, pero se requiere
que el gobierno cubano las acepte, relaje el control sobre las comunicaciones e
Internet, a más de que se requiere inversión en infraestructura de
telecomunicaciones.
(3.3) Inversión extranjera
Varios
economistas cubanos plantean la necesidad de inversión extranjera flexible en
todos los sectores porque la inversión interna en Cuba ha sido la mitad del
promedio de América Latina, provocando un bajo crecimiento económico. Según
Marino Murillo, jefe de la Comisión Permanente para la Implementación de las
reformas, Cuba requiere entre 1.800 y 2.300 millones de euros anuales para que
despegue la economía a un crecimiento razonable. Para lograr esto se aprobó en
abril de 2014 una nueva ley de inversión extranjera que entró en vigor el 28 de
junio (Gaceta Oficial, 16/IV/2014).16
Esta ley
tiene avances respecto a su homóloga de 1995. Extiende la inversión extranjera
a todos los sectores –incluyendo la propiedad de bienes inmuebles– excepto
salud, educación y fuerzas armadas. Exime el pago del impuesto sobre ingresos
personales, el de la fuerza de trabajo y el aduanero para ciertas
importaciones, el de utilidades por ocho años y después lo rebaja, y el
impuesto sobre ventas por un año y después lo reduce. Permite abrir cuentas en
moneda libremente convertible en bancos extranjeros, así como la importación y
exportación directa (lo último estaba en la ley previa pero no se cumplió).
Limita el trámite de autorización/denegación de la inversión a 45 o 60 días
dependiendo del ente estatal que la
aprueba; antes no había límite y a menudo tardaba años. Autoriza empresas con
capital totalmente extranjero (estipulado en la ley previa, en la práctica el
49% de la acciones las tiene el Estado, salvo en el 4% de la inversión
extranjera total), aunque sin exención o reducción de impuestos. Permite ser
inversor a las “personas jurídicas” cubanas residentes en la Isla y
aparentemente de manera implícita a los cubanos residentes en el exterior
(aunque esto no está claro). Ofrece garantías a los inversores extranjeros
incluyendo indemnización en caso de expropiación.
La ley no
cambia ciertas normas previas o agrega limitantes: continúa la contratación del
personal a través de agencias estatales autorizadas; el inversor extranjero no
puede escoger su personal o despedirlo, tiene que recibir el que le ofrezca la
agencia estatal (salvo los de alto nivel); y si surge un conflicto con un
empleado, debe someterlo a la agencia para su resolución. Mantiene la entrega
de los salarios en divisas por la empresa extranjera al gobierno y éste a su
vez paga una fracción de lo cobrado a los trabajadores en pesos y la diferencia
se la queda el Estado, lo cual es un desincentivo (el inversor puede crear un
fondo de estimulación sobre sus utilidades para distribuir entre el personal).
Prohíbe ser inversor a las “personas naturales” y a los cuentapropistas pero la
autoriza a las cooperativas. Los inversores extranjeros pueden ser expropiados
por motivo de utilidad pública o interés social; en varios casos se deja la
solución de conflictos a los tribunales locales en vez de la corte de arbitraje
internacional. Por último, Cuba no desea inversores pequeños o medianos sino
grandes. Una encuesta entre hombres de negocio en 2015 identificó cinco factores
que restringen su libertad de invertir en Cuba: el 62,6% la burocracia, el
49,5% el exceso de regulaciones, el 43,4% los procedimientos legales y
garantías, el 39,4% la ineficiencia de las empresas estatales y el 34,3% los
riesgos financieros (Vidal, 2015).
Un imán
potencial para la inversión extranjera es la Zona Especial de Desarrollo en el
puerto de Mariel (ZEDM); establecida en 2013, ofrece mejores incentivos que la
ley de inversiones de 2014, incluyendo exenciones más largas de impuestos sobre
utilidades, impuestos sobre ventas y territoriales más favorables, y un régimen
laboral especial que permite acuerdos entre el inversor extranjero y la agencia
estatal, incluyendo salarios y la posibilidad de que inversor pueda despedir a
trabajadores que no cumplen con sus obligaciones. Un decreto de 2014 estipula
que los trabajadores recibirán el 80% del salario acordado, con una tasa
preferencial en el cambio de moneda, que aumentará su ingreso.
A fines de
2014 una Cartera de Oportunidades para la inversión extranjera fue publicada
con una lista de 246 proyectos por valor de casi 8 millones de euros;
básicamente reproduce la ley de 2014, excepto que permite a los inversores
extranjeros asociarse con cooperativas, pero no con los cuentapropistas que desempeñan
el 64% de las actividades no-estatales. La cartera establece 25 prioridades
para la inversión extranjera; alrededor de 36 proyectos son de alta tecnología,
manufactura y empresas orientadas a la exportación en el ZEDM, energía,
la construcción de dos plantas de cemento y 12 nuevos hoteles. A los proyectos
de energía eólica y solar se les permite tener el 100% de las acciones (MINCEX,
2014). Cuba también publicó una Guía para la Inversión Extranjera. Al comienzo
del año 2015 se promulgaron nuevas normas para la aprobación, unificación y
subastas de inversión extranjera.
Los
resultados de la nueva ley de inversión no pueden evaluarse totalmente porque
ha estado en vigor sólo 11 meses al momento que terminarse este ensayo y menos
aún respecto al nuevo decreto y la cartera. Queda por verse cómo se
implementará la ley en la práctica, cuántas empresas extranjeras tendrán el
100% de las acciones del capital y si los cubanos en el extranjero podrán
invertir. En septiembre de 2014, tres meses después de que la nueva ley entró
en vigor, el canadiense Cy Tokmakijian, el mayor inversor en Cuba, quien había
sido encarcelado durante tres años, fue sancionado a 15 años de prisión por
corrupción y toda su inversión confiscada; esto era un mal presagio y él fue
deportado en febrero de 2015. Ningún proyecto de inversión extranjera había
comenzado a fines de abril de 2015, sin embargo, se informó en marzo que 120
proyectos de empresas extranjeras de China, Corea del Sur, Europa Occidental,
Japón y Vietnam (incluyendo Toyota y Hyundai) habían sido sometidos al gobierno
cubano pero ninguno había firmado un contrato. Uninforme de fines de abril
estima que las solicitudes de invertir crecieron un 757% desde el 17D y que hay
una lista de 300 empresas extranjeras interesadas (Morales, 2015b)
Las
regulaciones no han cambiado la prohibición de la inversión de EEUU, la cual
requiere la derogación del embargo y otras dos leyes. USA Today informó
el 1 de marzo que “después de una ola de entusiasmo inicial” tras los anuncios
de Obama y de Castro, “ahora las empresas de EEUU están aplicando frenos”
debido al temor de alto riesgo y una larga historia de las confiscaciones de
bienes extranjeros por el gobierno cubano. Por su parte, el New York Times
citó al presidente del Consejo para Promover el Comercio con Cuba: “Las
compañías norteamericanas tienen que ser sobrias no borrachas sobre la
apertura” (citado por Burnett, 2015).
(3.4) Reclamaciones monetarias de ambas partes
En EEUU
las reclamaciones presentadas por ciudadanos y corporaciones norteamericanas
cuya propiedad fue confiscada por el gobierno cubano exceden los 6.400 millones
de euros; además, los cubanos emigrantes que son ciudadanos de EEUU son
elegibles por la ley del embargo para compensación de sus bienes perdidos y hay
unas 200.000 reclamaciones por decenas de billones de euros. Cuba reconoce las
reclamación de EEUU pero rechaza la de los cubanos emigrantes (LeoGrande,
2015). Por su parte, Cuba reclama cerca de 164.000 millones de euros en
reparación por el daño infligido por el embargo norteamericano y la invasión de
1961; cada año el gobierno cubano publica sus estimados de los referidos daños
aunque muchos de sus componentes sean debatibles. Este será un tema en las
negociaciones aunque, como ya se ha visto, Cuba le da mucha importancia; es
posible que ambas partes decidan anular sus reclamaciones,
pero entonces EEUU tendría que compensar las pérdidas de sus ciudadanos. Otras
alternativas serían reducir el valor de las reclamaciones a una parte de su
valor nominal y que Cuba renuncie o rebaje substancialmente su reclamación, o
que haya un trueque de deuda por inversión.
(3.5) Entrada en organismos financieros internacionales y regionales
Cuba no
pertenece actualmente a organismos financieros internacionales (OFI) como el
FMI y el Banco Mundial o regionales como el BID. Como resultado, no tiene un
financiador de última instancia y una fuente de préstamos para el desarrollo
como todos los países latinoamericanos y caribeños. Algunos funcionarios de
dichas organizaciones han estado en Cuba de manera no oficial y escrito ensayos
sobre una posible transición en Cuba. El subsecretario para el Comercio
Internacional de EEUU ha dicho que para mejorar la economía de Cuba debe
participar en las OFI (citado por Gámez, 2015). Para poder ingresar en dichos
organismos no basta que Cuba sea excluida de la lista de países terroristas y
que cuente con el beneplácito del Ejecutivo, porque la Ley Helms-Burton obliga
a EEUU votar en contra de la membresía de Cuba en los OFI. Para entrar en el
Banco Mundial Cuba antes tiene que ser aceptada en el FMI y este requiere el
85% de votos positivos de sus miembros; EEUU tiene un 17% de las acciones con
voto por lo que en la práctica se bloquea el ingreso de Cuba (LeoGrande, 2015).
El Banco Interamericano de Desarrollo concedió préstamos por 12.000 millones de
euros a la región en 2014; su presidente, Luis A. Moreno, declaró que para dar
créditos a Cuba hay que resolver varios obstáculos como la reintegración en la
OEA, pero espera que con el tiempo estos obstáculos vayan resolviéndose (EFE,
19/III/2015). Si avanza la normalización esto será un tema importante en la
negociación.
(4) ¿Habrá un boom en la economía cubana si se
levanta el embargo?
El
economista-politólogo cubano Pedro Monreal expresa que las políticas de
normalización “por sí mismas no serían suficientes para hacer de Cuba un país
económicamente próspero, con democracia popular y justicia social” (“El 17D…”,
2015).
El
embargo, aunque importante, no es el mayor problema que sufre Cuba ya que tiene
relaciones comerciales con al menos 70 países y también inversión de muchos,
especialmente Canadá (níquel, petróleo, turismo), España (turismo), China
(diversos campos) y Venezuela (cientos de proyectos). Aun así, no hay duda que
hay efectos negativos como la necesidad de los bancos extranjeros para hacer
transacciones sin sanciones de EEUU, el sobrecargo en la compra de mercancías
estadounidenses a través de terceros países, y mayores costes de flete. El
agujero abierto en la ley de embargo en 2000 bajo la administración de George
W. Bush permitió a EEUU en 2008 ser el mayor suministrador de alimentos y
cuarto socio comercial de Cuba, pero pagando en efectivo. El llamado “tráfico”
establecido por la Ley Helms-Burton, que prohíbe a los que comercian con Cuba
hacer negocios con EEUU, no es un problema fundamental porque todos los
presidentes norteamericanos han suspendido dicha cláusula de la ley cada seis
meses (Clinton,
El mayor
problema que afronta Cuba es su ineficiente sistema económico e incapacidad
para generar exportaciones a fin de pagar las importaciones; recuérdese que el
déficit del comercio de mercancías fue de 8.570 millones de euros en 2013, y
además las exportaciones cayeron por dos años consecutivos y su valor en 2013
era un 12% menor a su nivel en 1985, sin tener en cuenta la inflación. La lista
de importaciones en el Anuario Estadístico de 2013 ocupa 27 páginas mientras
que la lista de exportaciones tiene solo seis (ONEI, 2014).
Las
reformas estructurales de Raúl Castro son positivas y las más importantes bajo
la revolución pero lentas, acogotadas por las excesivas regulaciones,
controles, impuestos y desincentivos por lo que hasta el momento no han
generado efectos económicos. Cuba podría recibir muchos turistas y quizá
crédito a corto plazo, pero tendrá que honrar los compromisos o el crédito
desaparecerá. El levantamiento del embargo tiene que ser aprobado por el
Congreso Federal aunque Obama todavía tiene espacio para eliminar algunas
restricciones existentes si Cuba no da un paso, como permitir que los
diplomáticos de ambos países puedan viajar por los respectivos países y recibir
ciudadanos en sus embajadas respectivas, reciprocando los pasos dados por
Obama.17 El
comercio e inversión con EEUU ayudaría a diversificar los socios comerciales y
aliviar la enorme dependencia de Venezuela, aunque Cuba intentaría superar las
pasadas dependencias históricas y lograr una relación más equilibrada con EEUU
(Pérez Villanueva, 2015). Por último, la eventual desaparición de la amenaza
norteamericana, real o percibida, podría ser un “dividendo de paz” al liberar
parte del presupuesto de la defensa y transferir esa suma a los sectores
productivos y la mejora de los servicios sociales.
Bajo las
actuales restricciones, en el primer trimestre de 2015 ocurrió un incremento
del 30% de los viajeros estadounidenses a Cuba. Si fuese posible que un millón
viajase en 2015, ello podría resultar en un ingreso adicional de divisas de
alrededor de 837 millones de euros, equivalente aproximadamente al 1,2% del PIB
cubano de 2014.18 Por otra
parte, es probable que el recorte del comercio y ayuda venezolana reduzca
sustancialmente el PIB (entre el 3% y el 7%), de manera que el ingreso
adicional por relaciones con EEUU tendría que compensar esa pérdida.
Continuará
Notas
1 Solo yo soy responsable de este ensayo, pero agradezco el apoyo de Carlos Malamud, las ideas de Alejandro de la Fuente y los comentarios de Roberto Veiga y Lenier González.
2 El proceso de normalización cambia diariamente y por ello este ensayo tuvo que actualizarse varias veces; se terminó el 4 de mayo de 2015.
3 Esto lo hice en un programa del canal de TV público titulado “Los abogados”, que se transmitió desde el teatro de la Universidad de Miami y ocasionó el disgusto y crítica de muchos de mis amigos.
4 El cambio del dólar norteamericano o el peso convertible cubano a euros se hace con base a la tasa existente el 7 de abril de 2015, 1,10 euros por un dólar estadunidense.
5 Romero (2015b) informa que en enero de 2014 Venezuela firmó 56 proyectos de cooperación con Cuba por valor de 1.144 millones de euros, incluyendo aumentar el número de profesionales cubanos de 40.000 a 60.000 y crear tres empresas mixtas petroleras para refinar crudo venezolano. Pero después dice que en febrero de ese año Venezuela redujo el suministro de petróleo de 105.000 a 80.000 barriles, cortó a los profesionales cubanos en 12.000 y mermó la ayuda anual venezolana en un 30%.
6 Además de la Ley Helms-Burton están la Ley de la Democracia Cubana, que prohíbe ventas a Cuba por subsidiarias de corporaciones de EEUU en el exterior, y la Ley de Reforma de las Sanciones de Comercio y Exportaciones, que veda el viaje de turistas.
7 En varios discursos en 2011, Raúl planteó que había que dejar de culpar totalmente al embargo de los problemas económicos de Cuba y reconocer los errores cometidos.
8 La encuesta claramente indica que los jóvenes presentan mayores porcentajes que el promedio, por ejemplo, respecto a salir del país, en las críticas al sistema político y económico, en abrir su propio negocio y en su percepción negativa de Raúl y Fidel. Por otra parte, los mulatos y negros tienen porcentajes mayores al promedio y a los blancos en cuanto a su percepción pesimista del futuro, mientras que tienen porcentajes menores respecto al número de familiares en el exterior y recibo de remesas, y su visión negativa del sistema aunque es de todas formas mayoritaria (Bendixen y Amandi, 2015). No está clara la metodología de esta encuesta y se precisa más información.
9 La encuesta hecha a los cubanos preguntó a estos cuales serían los productos o servicios norteamericanos qué más quisieran (múltiples opciones), los tres primeros fueron supermercados (alimentos) un 43%, viviendas un 41% y medicinas un 40% (Bendixen y Amandi, 2015).
10 La información en esta sección que no tiene fuente procede de Mesa-Lago, 2013.
11 Un 53% de los turistas estadounidenses paga con tarjetas de crédito y un 20% con cheques de viaje.
12 Respecto a España, el 65% de los encuestados tienen una opinión positiva del Rey Felipe VI y el 53% cree que el país es amigo de Cuba.
13 El número de estudiantes matriculados en agronomía alcanzó su cénit en el curso 2007/08 pero después mermó un 59% en 2013/14 y estaba un 44% por debajo del nivel de 1989/90 (ONEI, 2014); además, muchos de ellos se han movido a oficios más rentables causando una severa carestía de esos vitales profesionales.
14 El banco francés BNP Paribas fue multado con 8.000 millones de euros por hacer transacciones con Cuba; otros bancos también han sido sancionados.
15 Elaine Díaz, una cubana experta en telecomunicaciones en la Isla, dice que hay un 25% de “penetración de Internet”, con sólo acceso al correo electrónico (conversación en Tulane, 18/IV/2015).
16 Esta sección se basa principalmente en Mesa-Lago, 2015.
17 Entre las acciones que podría tomar Obama están otorgar licencia para
que barcos estadounidenses atraquen en
Cuba y expandir la lista de mercancías que se pueden importar de y exportar a
Cuba.
18 El cálculo se hizo tomando el ingreso bruto de 2.388 millones de euros y
dividiéndolo entre los 2,9 millones de turistas
que visitaron Cuba en 2013, el promedio se multiplicó por 1 millón de turistas
adicionales (ONEI, 2014).
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