Ya se puede, en tiendas cubanas, comprar en MLC determinados bienes (alimentos y aseo). Con ello, se dan las condiciones para la propagación de un estado de opinión que, más allá de sus implicaciones políticas, tiene cierto sesgo desde el punto de vista económico. Dado que existe la clara división, quizá con cierto carácter clasista, entre poseedores y no poseedores de MLC, algunos consideran que los primeros son aquellos que reciben remesas del exterior. Sobre esta segunda idea me detengo.
Es necesario señalar que, a nivel de macroagregados, y también hago referencia al consumo promedio; las remesas (las cuales oscilan, según estimaciones, entre los 2 MM y 6 MM), no juegan un papel significativo dentro del PIB cubano.
No es despreciable estadísticamente el hecho (del cual no conozco estudios académicos cubanos, aunque pudiera haberlos y es difícil construir la estimación) de que parte de esas remesas vayan a inversiones al sector privado y no al consumo personal de ciudadanos. De ser así, este segmento, sería realmente una partida contable de inversión, y no remesas propiamente. Es decir, a nivel macro, no se puede sobredimensionar el papel de las remesas. No dudo que el mito alrededor de estas se deba a la extraña y condicionada costumbre de mirar afuera para explicar la realidad cubana.
Cambiando de plano: hay que una parte no despreciable de dichas remesas que son tan solo ayudas de pequeños montos, y que, como tendencia, pocas veces suman una centena en plural, y que no marcan grandes diferencias sociales. No quiere decir esto que no existan personas que tengan un nivel de vida elevado (entiéndase elevado como “vida de rico”) a causa de las remesas, pero esa no es la generalidad. Aquellas son fuente de ayuda, no de enriquecimiento.
Dado que las tiendas en MLC marcan una importante desigualdad social, el hacer caer todo el peso de la derivada nueva división por gamas de ciudadanos en las remesas, tiene varias implicaciones. Va implícito que: 1) son las remesas un factor importante de la desigualdad, cuando solo marcan diferencias pequeñas, porque son para subsistir, no para hacer ricos a muchos; 2) los ricos, los ahora con MLC, son los de las remesas, cuando los nuevos ricos en Cuba no se han originado de ese ingreso repatriado que funciona como subsidio y que le llamamos remesas; 3) los cubanos que están fuera de Cuba, que son los que supuestamente alimentan a los nuevos ricos, son ricos en sus países. No sería necesario exponer que para sostener a unos nuevos ricos aquí, se tiene que ser rico afuera. ¿La mayoría de los cubanos que se van se hacen ricos? Lo cierto es que la mayoría, simplemente trabaja y vive de su salario. No todo el mundo es rico en el capitalismo exterior.
¿Quién compra en las tiendas en MLC, entonces? Los que más MLC tienen en Cuba son los nuevos ricos (grupo en el cuál pueden entrar diversos sectores). Estos no son los que tienen 40, 60, 100, 120 USD que mandan de afuera una vez al mes y que, como está la cosa, se los tienen que administrar; sino que son los que están en los grupos de Whatsapp cambiando en bloques de dos ceros (algunos de tres ceros) sus CUC por dólares.
Tampoco las remesas son la fuente esencial de cambio para acceder a la MLC que va a ir a la tienda. El que tiene su remesa, no la va a estar cambiando por CUC porque necesita ir a la tienda, como tampoco ha guardado para acumular, porque no alcanza para eso. Las remesas alcanzan para, como se dice, el día a día, el goteo. 
Los que sí están cambiando de manera informal sus dólares por CUC, son personas que a través de negocios, u otras actividades legales o no, y a los que les llega el efecto derrame de aquellos, han acumulado dólares, siempre en centenas (al menos), y que quizá les de para seguir teniendo MLC para ir a la tienda. Se los cambian a los que ya tenían muchos CUC y ahora, quieren dólares. El movimiento grande, a nivel de ciudadanos, de la relación entre CUC/MLC, es entre los que ya movían uno u otro.
Sí, a las tiendas en USD pueden ir los mismos que no dejaron de vivir bien durante la cuarentena, los que han mantenido los ingresos de los bares y restaurantes de las zonas de alto standing de la Habana, los que pueden comprar con cierta tranquilidad. A ellos se les suma el que recibe su ayuda a través de las remesas, y va a hacer su modesta compra con su MLC, luego de sumar y restar a ver qué puede comprar para que le alcance.
La segmentación social no la generó la MLC, simplemente, el momento de escasez le quitó el velo delante de los ojos a los que aun no la querían ver. Hay cubanos con dólares y cubanos sin dólares, pero para comprender quiénes llegan a fin de mes a regañadientes y quiénes no tienen ese problema, hay que mirar la desigualdad estructural y sistemática que se hace innegable ahora. El problema no está en quiénes pueden acceder directamente o no a la divisa, porque el mercado negro está al alcance de todos, sino en los montos que se poseen para ir a este a cambiar en divisas. Eso es lo que está marcando las grandes diferencias ahora mismo.