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"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

jueves, 15 de diciembre de 2022

La nueva ola migratoria cubana y su impacto en la sociedad

La creciente emigración desde la isla afecta la economía nacional, así como descapitaliza de profesionales al país, sumido en la peor crisis de las últimas décadas.




Gran parte de quienes emigran son mujeres en edad fértil, por lo tanto, su salida contribuye a mantener la tendencia de la baja natalidad del país.

Foto: Jorge Luis Baños_IPS

Mucho se ha escrito acerca de la salida de cubanas y cubanos hacia otros países durante este año 2022.

El énfasis fundamental de los trabajos estuvo en la prioridad de emigrantes de la nación caribeña de llegar a la frontera sur de Estados Unidos, para acogerse a la legislación que los favorece.

También, algunos textos se refirieron al miedo creíble y a la suerte, si se pudiera decir, generados por las travesías. Pero es que no solo viajan a ese país, hoy el movimiento migratorio desde Cuba se amplía con quienes van a residir en Europa, América Latina y donde encuentren las oportunidades para emigrar.

Por lo general, cuando se aborda el tema de la migración, el punto de partida son las cifras. Si se comprenden los cambios de escala, las tendencias emergentes y la evolución de las variables demográficas que traen consigo las transformaciones sociales y económicas mundiales, a causa de fenómenos como la migración, pueden entenderse mejor los cambios globales y, después, planificar el futuro.

Según un informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de Naciones Unidas, en 2020 hubo alrededor de 281 millones de migrantes internacionales, equivalente al 3,6 por ciento de la población mundial. La cifra resultó superior en 128 millones, a la de migrantes en 1990 y triplicó con creces la de 1970. El número estimado de migrantes internacionales aumentó en las últimas cinco décadas.

Estados Unidos representa el principal destino migratorio desde 1970. A partir de entonces, se cuadruplicó el número de personas nacidas en el extranjero que residen en ese país. De menos de 12 millones, en 1970, creció a cerca de 51 millones, en 2020. Alemania, que ocupa el segundo lugar entre los destinos de migrantes, también experimentó un aumento de nueve millones en 2000, a casi 16 millones en 2020, indica la fuente.

Desde el punto de vista conceptual, la OIM plantea que migrante es un término genérico no definido en el derecho internacional. Por uso común, ese vocablo designa a toda persona que se traslada fuera de su lugar de residencia habitual, ya sea dentro de un país o a través de una frontera internacional, de manera temporal o permanente, y por diversas razones.

El término comprende una serie de categorías jurídicas bien definidas de personas, como los trabajadores migrantes, las personas objetos de tráfico y aquellas cuya situación o medio de traslado no están expresamente definidos en el derecho internacional, como los estudiantes internacionales. 

Oleadas migratorias desde Cuba
En Cuba, cada día hay más jubilados y se dificulta reponer la fuerza laboral, sobre todo en sectores que sobresalen como la agricultura y la vieja industria. 

La tendencia de los cubanos a emigrar no es nada nuevo, tiene lugar desde antes y, sobre todo, después del triunfo de la Revolución, con la salida desde la isla hacia otros destinos, especialmente Estados Unidos. Se reporta un saldo migratorio negativo desde 1959 hasta la actualidad, a excepción de ese primer año, cuando entraron a la nación caribeña más personas de las que salieron, con un saldo migratorio positivo de más de 12.000 personas.

La salida de la ciudadanía cubana hacia Estados Unidos tiene puntos importantes en los últimos 63 años. En una primera oleada migratoria (1959-62), salió un total de 215.000 personas, casi todas de clase alta y media alta; en el puente aéreo Varadero-Miami (1965-73), 340.000, es decir, entre el cierre de Camarioca (poblado costero de Matanzas, provincia occidental de Cuba) y hasta el final de ese puente aéreo, según datos del Centro Cubano de Investigaciones de la Universidad Internacional de La Florida (FIU, por sus siglas en inglés).

Este artículo no analiza de manera muy rigurosa por qué se produjeron olas migratorias anteriores, sino que aborda los efectos de la nueva crisis surgida después de 2018, al centrarse en la economía, donde tiene un elevado impacto, y teniendo en cuenta la composición de las personas emigrantes y los efectos a mediano y largo plazo de su salida del país.

Cuba es hoy muy diferente desde el punto de vista de sus indicadores demográficos. En el pasado, emigraban muchas personas con experiencia laboral, pero las sustituían otras, dadas las elevadas tasas de nacimiento, el conocido baby boom, y había cierto reemplazo laboral asegurado.

Hoy, la realidad es otra: la población decrece en su totalidad, con tasas de crecimiento anual negativas desde 2017. Con una estructura de edades que tienden al envejecimiento poblacional. Esto significa que cada día hay más jubilados. A la vez, se dificulta reponer la fuerza laboral, sobre todo en sectores que sobresalen como la agricultura y la vieja industria.

La población de cero a 14 años disminuye. No obstante, algunos economistas aseguran, con razón, que la productividad de la economía es tan baja que, al incidir en su mejora, con la introducción de avanzadas tecnologías, se lograrían mayores producciones con menos trabajadores.

Es una gran realidad que aún hoy existe cierto subempleo en la economía cubana. Una pregunta atinada sería entonces la siguiente. ¿De dónde saldrían los recursos financieros necesarios para tener una industria tecnificada y eficiente, dado el grado de descapitalización de estos?

Debe reconocerse que, sobre todo, emigran a cualquier destino las personas más jóvenes, muchas con educación media superior y superior, pues este nivel les puede permitir ajustarse a los perfiles de programas de inmigración de fuerza laboral calificada.

Entre sus aspiraciones está revalidar el título que obtuvieron en Cuba. Un estudio realizado hace algunos años plantea que alrededor del 86 por ciento de las personas procedentes del sistema de instituciones de educación superior emigraba antes de los 40 años. 

España y otros destinos
Emigran sobre todo las personas más jóvenes, muchas con educación media superior y superior. 

El gráfico siguiente de los migrantes cubanos a España, solo en el primer semestre de 2022, reafirma la idea anterior, donde 40 por ciento de las personas se concentra en edades entre 20 y 34 años.


A España, el flujo se incrementa fuertemente y no están presentes las atracciones jurídicas que se encuentran en el destino de Estados Unidos, por tanto, existen muchas causas relacionadas con la salida hacia otros destinos, y no solo las que exponen las fuentes oficiales.

La disminución de los emigrantes que llegaron en 2020 a España se debió al cierre de las fronteras en Cuba por la covid. Se estima que en el 2022 se alcance una de las cifras más elevadas de llegadas de migrantes de la isla al país ibérico, aun a pesar de las restricciones, las demoras, lo engorroso de los trámites, las citas y los cierres parciales del consulado español en La Habana.

Debe aclararse que entre las personas migrantes desde Cuba están incluidos quienes ya poseen la ciudadanía española, las que van en plan de estudios, entre otros intereses. Véase en el gráfico siguiente el comportamiento de la llegada a España de inmigrantes procedentes de Cuba, entre 2008 y el primer semestre del 2022.

Pero no solo viajan a España, donde vivían más de 162.328 cubanas y cubanos en 2020, sino que también se establecen en otros países europeos. Por ejemplo, en igual fecha, en Italia residían 38.532 migrantes de nacionalidad cubana, en Alemania, 16.160 y, en Francia, 4.800.

Inmigrantes de Cuba están presentes en más de 95 países del mundo, algunos con más avanzado desarrollo que la nación caribeña. Entre los destinos migratorios de América, se conoce, por ejemplo, que en 2019 miles de cubanas y cubanos vivían en Ecuador, Uruguay (véase el gráfico a continuación), Chile (23.173), Brasil (14.718), México (13.546), Canadá (19.221), entre otros.



Emigración a Estados Unidos
Personas aguardan para ingresar a la embajada de México en La Habana, con el fin de realizar trámites migratorios. De acuerdo con el Ministerio del Interior de Cuba la mayoría de los migrantes cubanos parten hacia naciones latinoamericanas con la documentación requerida, para luego embarcarse en rutas terrestres, aéreas o marítimas hacia Estados Unidos.

El gran flujo reciente a Estados Unidos desde Cuba se incrementa con una emigración irregular, que ingresa a territorio de ese país bajo el amparo de una política migratoria preferencial, la cual desafía los debates sobre la reforma migratoria actual y la aprobación de leyes antiinmigrante en diferentes estados de la nación norteña.

El marco legal inmigratorio que implementa la política preferencial incluye normativas que garantizan la admisión y la obtención de la residencia legal permanente, independientemente de la vía de ingreso y el país de procedencia, a una persona nacida en Cuba, tras un año y un día de su arribo a territorio estadounidense.

Entre las normativas, se encuentran la “Ley para ajustar el estatus de los refugiados cubanos al de residentes permanentes legales en los Estados Unidos y para otros fines”, Ley Pública 89-732 de 1966, conocida como Ley de ajuste cubano, así como un conjunto de regulaciones jurídicas y administrativas.

Pero, las ventajas que ofrece ese destino a la migración cubana no es la única motivación para lanzarse a un inseguro camino hasta los Estados Unidos. Hay que tener en cuenta que Cuba está atravesando una de las crisis económicas más profundas de todos los tiempos revolucionarios.

Existen carencias de alimentación, de transporte, prolongados cortes eléctricos, dificultades de vivienda y de infraestructura física, como viales, alcantarillado, agua potable, entre otros. Se suman las protestas ciudadanas y eso tensa el ambiente político del país.


El gráfico anterior muestra el saldo migratorio de la ciudadanía cubana desde 1959 hasta 2021. La ligera disminución en los años 2013 y 2014 no es muy real, pues entonces entró en vigor la Reforma Migratoria de 2013, con la promulgación del Decreto-ley302, publicado en la Gaceta Oficial de la República, el 16 de octubre del 2012.

Ese texto estipula: “un ciudadano cubano ha emigrado cuando viaja el exterior por asuntos particulares y permanece de forma ininterrumpida por un término superior a los 24 meses sin la autorización correspondiente”.

Por lo tanto, no se consideran como tal las personas que entran a Cuba antes de los dos años, pero poseen residencia permanente en otros países. Otros dos factores inciden en las estadísticas: de marzo a diciembre del 2020 y entre enero y octubre del 2021, las fronteras cubanas estuvieron prácticamente cerradas debido a la covid, y la embajada estadounidense en La Habana detuvo el Programa de reunificación familiar desde el 2017 y el otorgamiento de visas desde el 2020. 

Ola migratoria actual
Fuentes oficiales indican que, durante el año fiscal 2022, entraron por la frontera sur de Estados Unidos más de 224.000 migrantes de Cuba. 

La actual ola migratoria hacia Estados Unidos surgió después de la conclusión del documento ejecutivo conocido como “pies secos-pies mojados”, mecanismo que data desde mayo de 1995, el cual permitía a los cubanos que llegaran a ese país –sin visa– convertirse en residentes permanentes, aunque personas interceptadas en el mar serían devueltas a la isla.

Dicho programa duró hasta enero del 2017, cuando el entonces presidente Barack Obama le puso fin. Se calcula que, en los casi 22 años de esa política, alrededor de 650 000 migrantes dejaron la isla para instalarse en los Estados Unidos.

Después de la retórica antiinmigrante de la administración de Donald Trump (2017-2021) esta ola se convierte en la salida más grande en los últimos 62 años en Cuba, incluso, supera al éxodo del Mariel, en 1980 (con 125.000 personas emigradas), y las salidas en balsas de 35.000 personas, en agosto de 1994.

Durante el año fiscal 2022, entraron por la frontera sur estadounidense más de 224.000 migrantes de Cuba, indican fuentes oficiales.

Datos del Departamento de Seguridad Nacional señalan que entre 1990 y 1999 arribaron al territorio estadounidense 170.675 inmigrantes de Cuba y, entre el 2000 y el 2009, unos 284.818. En el periodo 2010-2019, la cifra ascendió a 479.818 y, en los últimos tres años, en medio de la pandemia, 303.613 se radicaron en ese país.

En resumen, solo entre 1990 y 2022 emigraron al país del Norte un millón 238.924 de cubanas y cubanos. Las cifras del 2022 solo incluyen a personas que entraron por la frontera sur y no a quienes llegaron por vías legales y después decidieron fijar su residencia en ese país.

Es lógico preocuparse. ¿Cuáles serán los costos para Cuba de este éxodo de fuerza de trabajo? ¿Quién estará en los campos de caña al pedido del gobierno de salvar la industria azucarera? No estamos en los años 70 y 80, cuando la movilización y la exhortación a la población permitían ir a esos campos. La nación de hoy es otra, aunque se insista desde los medios oficiales en el empleo de la palabra continuidad.

Los resultados de las últimas votaciones ejecutadas por el gobierno avalan que una parte ya no despreciable de la población muestra señales de descontento.

Para un trabajador, ahora los incentivos materiales son más importantes que los morales, los estímulos deben ser financieros. En tal sentido, debe enfatizarse que el déficit del presupuesto aumenta cada vez más, es decir, si se introducen más pagos salariales, la inflación viene acompañada de esos aumentos, derivada de la escasez de oferta de bienes. 

Costos y desafíos de la emigración
El desprendimiento de las viviendas es en ocasiones una forma para lograr fondos para los altos costos de emigrar. 

Resulta curioso que la nueva ola migratoria capta buena parte de las divisas circulantes en el país, que no pueden ser absorbidas por las instituciones cubanas, al no tener mecanismos para ello.

En concreto, el dólar estadounidense no se puede utilizar en la red de tiendas nacionales, pero se emplea para pagar el alto costo de la travesía hacia la frontera sur de Estados Unidos que como promedio sobrepasa los 10 000 dólares por viajante.

Al estimar la emigración de 224.000 personas durante el año fiscal 2022, con un gasto individual de 10.000 USD, como promedio, se calcula un valor de 2240 millones de dólares que salen de Cuba o no llegaron al país, es decir, más de 2000 millones de dólares están involucrados en ese movimiento de personas en solo un año.

Debe considerarse que solo los boletos para viajar al único destino que no exige visa a la ciudadanía cubana –Nicaragua–, tiene un costo actual que ronda los 4.000 y 4.500 USD.

El país se descapitaliza de profesionales de todas las ciencias, en su edad de generación de conocimientos, o sea, ávidos de proponer ideas o nuevas percepciones sobre la realidad nacional, pero el modelo no los reconoce como debería.”

En conclusión, esto provoca afectaciones importantes en la fuerza laboral del país, no solo ahora, sino a mediano y largo plazo también. Gran parte de quienes emigran son mujeres en edad fértil, por lo tanto, su salida contribuye a mantener la tendencia de la baja natalidad del país.

El país se descapitaliza de profesionales de todas las ciencias, en su edad de generación de conocimientos, o sea, ávidos de proponer ideas o nuevas percepciones sobre la realidad nacional, pero el modelo no los reconoce como debería. No se puede olvidar que una medida como la creación de empresas privadas nacionales excluye determinados oficios como arquitectos, ingenieros civiles, graduados de turismo, abogados y otros.

Además de reconocer el problema serio que representa el enorme flujo de migrantes, sería útil saber qué se plantea hacer el Estado cubano para revertir la tendencia de que las personas tengan como una de sus primeras opciones partir a otra sociedad.

No creo que con eslóganes y diplomas se logre ese propósito, se necesitan medidas contundentes y sólidas, no las 63 medidas para potenciar la agricultura–sin resultados hasta hoy–, ni las 15 medidas iniciales para la industria, que después se ampliaron. Debe haber otras salidas a la triste realidad de la economía cubana.

El bloqueo, una constante en esta ecuación, afecta a toda la sociedad, pero hay que mirar para adentro y ver qué más se puede hacer para paliar la profunda crisis económica existente. Eliminar monopolios, reducir burocracias y sesgos políticos en cada decisión económica, quitar trabas, incentivar las inversiones de cubanas y cubanos residentes en el exterior, con medidas concretas, no con exhortaciones.

Se podrían reducir precios de los pasaportes, alargar el tiempo de vigencia de estos a 10 años, entre otras iniciativas que deberían analizar las autoridades legales.

Un reciente número de la Revista Temas analizó que, entre agosto de 2017 y agosto de 2022, unas 100.000 personas “deberían haber salido de Cuba y entrado de manera documentada y ordenada, sin correr ningún riesgo ni gastarse una fortuna”, si no se “hubiera interrumpido unilateralmente la aplicación del acuerdo migratorio existente desde hace 27 años”.

El texto destaca que la recepción del lado norteamericano constituye el principal factor de atracción migratoria y resulta insoslayable en cualquier análisis, desde 1961.“Es un reto y un problema insoslayable, agravado por la crisis económica, cuyo enfrentamiento no ha encontrado un cauce eficaz y sostenible, que permita restaurar la certidumbre y la confianza en el futuro dañadas por el prolongado deterioro del estándar de vida. Aunque la difícil situación económica, prolongada y agravada por la pandemia sea un factor de expulsión innegable, ignorar o subestimar los diversos factores de atracción no es serio”.

Al respecto, se insiste en la necesidad de pensarse que muchas personas emigradas, “no necesariamente coinciden con la lista pendiente de reclamaciones familiares desde el 2017, que son el grueso de las 20.000 visas que debieron darse (por la embajada de EE. UU. en La Habana) anualmente desde el 2017”.

Por otra parte, apunta que “la enorme ola migratoria de los últimos años, la componen personas que han podido ahorrar recursos financieros, o han tenido bienes inmuebles o de transporte que han podido vender, o algún negocio de su propiedad y, por supuesto, ayudas familiares desde el extranjero”.

Y plantea la interrogante sobre ¿cómo queda o cómo reaccionará aquel segmento joven, que también desea emigrar, pero no tiene esos recursos para tomar su decisión? 

Retos gubernamentales
La nueva ola migratoria impone altos retos a las autoridades cubanas pues quienes emigran contribuyen a desbalancear los recursos humanos del futuro. 

En conclusión, la nueva ola migratoria impone altos retos a las autoridades cubanas, ya que quienes emigran contribuyen a desbalancear los recursos humanos del futuro, y ello afecta determinados oficios muy necesarios para la vida en común de una sociedad. Un especialista médico no se forma en poco tiempo y, lamentablemente, personal muy calificado emigra.

Un Estado que dedica cuantiosos recursos financieros a la formación de sus ciudadanos cuya prioridad, una vez formados, es trabajar en otro contexto, deviene un Estado ineficiente en la gestión de sus recursos humanos.

Sobreviene la pregunta sobre qué hacer para tener un nuevo contexto: la brújula de las decisiones de emigrar. Es muy simple la respuesta: hacer las cosas diferentes, no intentar tanto la búsqueda de consensos, porque estos se están perdiendo ya a marcha acelerada. Hoy, la sociedad cubana se caracteriza por su gran complejidad y, en general, la desigualdad se incrementa.

No se puede olvidar el contexto internacional terrible que vive Cuba, con afectaciones por el bloqueo, las epidemias y el azote de los ciclones, pero corresponde la toma de decisiones internas de inmediato.

Sin más mercado, es muy difícil responder a las expectativas de la población y a su segmento más joven. Viejos métodos llevan a soluciones inefectivas. El tiempo transcurrido es más que suficiente para demostrar los fallos del modelo centralizado que aún se mantiene. (2022)

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