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"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

viernes, 18 de mayo de 2018

El dinero como movilizador de recursos reales

El salto

Menos del 3% del dinero que se mueve en el mundo toma la forma de billetes y monedas, mientras el 97% restante son simples anotaciones contables. Entender el mecanismo de los bancos para crear su propio dinero es crucial para comprender el sistema monetario en su conjunto.


                                                                                                                                ÁLVARO MINGUITO

Se tiene una percepción extendida de que los bancos tienen la capacidad de crear dinero, pero quizás de la forma equivocada. Los bancos crean dinero, sí, pero no a través del multiplicador monetario tal y como se enseña en las facultades de Economía. La oferta monetaria no es exógena, esto es, fijada por la cantidad de metales preciosos disponibles o bajo el control de una autoridad monetaria. El dinero es endógeno a las necesidades de financiación de la producción y demanda de ingresos de los agentes privados.

En los inicios del negocio bancario, los bancos observaron que había un margen para poder aumentar sus beneficios prestando parte de los depósitos que custodiaban, siempre que todos sus clientes no retiraran el dinero al mismo tiempo. Tenían como precedente la actividad de los antiguos orfebres y joyeros, que actuaban como proto-bancos. El depositante pagaba un precio por el servicio de guardar a buen recaudo su riqueza, pero además recibía una parte del interés cobrado por devolver a la circulación estos medios de pago atesorados. Cuando el depositante quería recuperar su depósito, se le daba otro de la misma naturaleza y equivalencia. Esta función de intermediación entre prestatario y prestamista puede ser definida más correctamente como una operación que aumenta la velocidad de circulación de las mercancías utilizadas como dinero, no como una creación de dinero de facto.

El desarrollo del capitalismo trajo innovaciones en el sistema financiero, que no podría haber seguido expandiéndose mediante la intermediación antes descrita. Generalmente, las autoridades públicas han impuesto unas reservas obligatorias a las entidades bancarias, exigencia cuyo nivel ha ido disminuyendo con el tiempo. Desde enero de 2012 estas reservas se sitúan en un 1% con respecto de los pasivos del banco dentro de la zona euro. Cada 6 semanas los bancos de la eurozona tienen la exigencia de mantener dichas reservas por parte del Banco Central Europeo. Pero aunque estas reservas mínimas sean un instrumento de política monetaria utilizada habitualmente por los bancos centrales, algunos como los de Australia, Suecia o Canadá no disponen de ellas. A pesar de ello, existe una creencia bastante generalizada en torno a la necesidad de reservas, a partir de las cuales opera el multiplicador monetario como mecanismo a través del cual se crea el dinero. Algo así podría mantenerse en un sistema de tipos de cambios fijos, pero de ninguna manera tras el abandono de los acuerdos de Bretton Woods en 1971. Muchos economistas no entienden la relevancia de este hecho histórico que supone abandonar por completo el fetichismo por el oro. Un banco no necesita tener en su posesión unos depósitos para darlos en préstamo, sino que es el contrato de préstamo el que da lugar a los depósitos. En el caso de la Unión Económica y Monetaria Europea un banco concederá préstamos en relación a lo rentable que sean los proyectos de inversión y luego se preocupará por encontrar las reservas suficientes acudiendo al mercado interbancario; y en caso de no haber reservas excedentarias, éstas deben ser ofrecidas por el Banco Central Europeo. Ésta es una imposición legal desde que los bancos centrales actúan como prestamistas de último recurso. Así es como los préstamos dan lugar a los depósitos y no al revés, siendo crucial el comportamiento acomodaticio del Banco Central. Los Bancos Centrales no fijan arbitrariamente la oferta monetaria, y el dinero bancario no es un múltiplo de la cantidad de los depósitos.

Lo importante es entender que la imposición de reservas no influye en el proceso de creación de dinero. Cuando un banco concede un préstamo apunta mediante un tecleo informático un depósito por el mismo valor que el crédito concedido en la cuenta corriente del prestatario, creando de este modo dinero y dando lugar a un activo (préstamo) para el banco que tiene como contrapartida un pasivo (depósito) para el mismo. No se aumentan los activos financieros netos. Cuando el prestatario devuelve el préstamo se extinguen tanto el depósito como el contrato de préstamo, desapareciendo ese dinero que el banco creó en el momento de concesión del crédito. De este modo los bancos no actúan como intermediarios entre agentes privados, sino que crean dinero para movilizar los recursos reales siendo la deuda creada para este fin posteriormente cancelada cuando la producción es vendida y el préstamo devuelto (creación de dinero – movilización de recursos reales – destrucción de dinero). El Banco Central es el único que puede sostener la demanda de activos financieros netos requerida por los agentes privados frente a la inestable dinámica que provoca que el circuito de creación de dinero bancario no sea cerrado. Si comparamos el ahorro total con las necesidades de crédito, se verifica que generalmente el primero es mucho menor que el segundo.

La acción de conceder préstamos dependerá de las expectativas de beneficios para comenzar procesos productivos, de la solvencia del prestatario, y del optimismo o pesimismo de los bancos en la economía, esto es, las perspectivas sobre el éxito de la producción o los procesos innovadores en un entorno de incertidumbre. La oferta de dinero bancario vendrá definida de este modo por las necesidades de la producción privada, ajustándose endógenamente a éstas. Ahora, ¿se corresponde esta demanda con las necesidades de gasto total que la economía requiere para movilizar los recursos que hay disponibles?

La figura del empleador de último recurso

En relación con su papel como monopolista del dinero, esto es, como emisor en exclusiva del dinero con el que se cancelan las obligaciones tributarias con el Estado, parece evidente la implicación del Banco Central para que el gasto total en la economía sea el suficiente para que los recursos reales no sean derrochados por mantenerlos parados. No existen mecanismos endógenos a los mercados para alcanzar el pleno empleo, no hay expectativas de beneficios que hagan que los agentes privados pidan préstamos para movilizar todas las energías listas para trabajar. Los bancos privados no son proveedores de activos financieros netos, cosa que pueden transitoriamente mantener mediante el apalancamiento de los agentes privados. Entonces, ¿por qué solo se permite introducir dinero en la economía a los bancos privados?


El gasto público es la herramienta de la que disponen los Estados para que el gasto total en la economía sea tal que permita una regulación guiada por los objetivos de pleno empleo y estabilidad de precios. El Estado es el único agente que, a través de su relación con su Banco Central, está capacitado para proveer a los agentes privados de los activos financieros netos que demandan. Un nuevo ajuste institucional similar al que introdujo la figura de prestamista de último recurso para los bancos privados es necesario. El Estado como empleador de último recurso, introduciendo dinero en la economía a cambio de trabajo, ofreciendo los ingresos demandados por los individuos desempleados que no son acomodados por la iniciativa privada, es una reforma esencial para que una economía pueda funcionar sin sobresaltos continuos y sin excluir a una parte de la sociedad.

Este circuito funcionaría de forma similar al que utilizan los bancos actualmente: creación de dinero – movilización de recursos – destrucción de dinero, con la salvedad de que todo el dinero introducido no tiene por qué ser devuelto para la cancelación de la deuda/crédito inicial. El Banco Central respaldaría el gasto del Tesoro para movilizar la fuerza de trabajo disponible para cubrir necesidades que el sector privado deja sin cubrir; por su parte, con la recaudación de impuestos sería retirado el dinero necesario para contener la inflación. La introducción de dinero en la economía mediante préstamos bancarios o el gasto público va ajustándose endógenamente a las necesidades de producción y de ingresos de los agentes privados. El gasto del Estado como Empleador de último recurso no sería discrecional ni fijo, siempre gravitaría con las expectativas privadas.

La situación de reducción de préstamos por causa de la falta de inversiones rentables y la fe de dejar al mercado la prueba del ajuste deben ser sustituidas por un papel pro-activo de las administraciones públicas, que deben tener los mecanismos para poner en funcionamiento los recursos reales que están disponibles en su moneda. No existe técnicamente una restricción financiera para el gasto público, pero políticamente está taxativamente prohibido por los tratados europeos que éste sea respaldado por el Banco Central para impulsar la demanda y el empleo. Un fracaso en el diagnóstico de la crisis que atribuye a una cuestión de rigideces de oferta los problemas macroeconómicos que devienen desde 2008 y que nos hace perder la esperanza de que alguna vez podamos salir de esta catástrofe social. El problema de las empresas no es que no produzcan porque no existe personal capacitado o difícil acceso al crédito. Las empresas no producen porque no tienen la certidumbre de poder dar salida a los bienes y servicios producidos, y por eso la Flexibilización Cuantitativa no ha tenido los efectos esperados por el Banco Central Europeo. Como dijimos antes, que los bancos presten no depende de la disponibilidad de depósitos.

El desempleo es una cuestión política. Coordinar la política monetaria con la política fiscal es el mecanismo efectivo para enfrentar un problema que surge de la falta de gasto en la economía. La trampa del euro se hunde hasta el núcleo de su diseño institucional. La pretendida refundación de la Unión Europea encabezada por Merkel y Macron se queda en la superficie de la cuestión. ¿Aceptaría Alemania la figura de empleador de último recurso? Desde Reino Unido y Estados Unidos la estrategia alternativa al Brexit y Trump gira en torno al pleno empleo, mientras tanto la Unión Europea sigue firme en profundizar en una austeridad que agudiza nacionalismos y desconfianzas. Hemos montado un circo y nos están creciendo los enanos.

Esteban Cruz Hidalgo y José Carlos Garrote Garrote, economistas y miembros de la red MMT ESPAÑA, @REDMMT
Fuente: https://www.elsaltodiario.com/la-otra-cara-de-la-moneda/el-dinero-como-movilizador-de-recursos-reales

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