Por Juan M Ferran Oliva,
Socialización y estatalización
Al inicio de la Revolución Cubana solía asumirse que
toda propiedad que pasaba jurídicamente a manos del Estado se convertía ipso
facto en socialista. Nacionalizar es un acto jurídico. La socialización
es un fenómeno evolutivo. En un régimen de pretensiones socialistas pueden
existir relaciones de producción
inmaduras en algunos sectores. Ello suele suceder en segmentos basados
en el trabajo personal o familiar. En tales casos el derecho no debe exceder el
estadio socioeconómico del grupo al que se aplique. El afán nacionalizador
culminó con la Ofensiva Revolucionaria que en 1968, como se señaló, se apropió de unos 60.000 establecimientos
económicos de escasa envergadura, muchos incluso individuales. En 1975, con el
estreno de la institucionalización socialista, la propiedad estatal abarcaba el
80% de la esfera agrícola y el 99% del transporte. En la industria era
prácticamente absoluta y dominaba en lo social. El 95% del empleo era
gubernamental.
El camino al infierno esta
pavimentado con buenos propósitos. Con las nacionalizaciones el
Estado asumió la propiedad y funciones
de las entidades mayoristas y minoristas, pero también el control de las
importaciones. De este modo se rompió el
concierto natural que propiciaba el equilibrio entre la demanda y la oferta de
la población. Entraron en juego mecanismos administrativos[1].
Surgió la época de los dirigentes socialistas, léase estatales.
La figura del empresario fue sustituida por la del funcionario y la burocracia
marginó a la eficiencia. Dominaban en
todas las esferas y en su elección era determinante la lealtad verdadera o
fingida hacía la causa. Determinados indicadores, algunos ingenuos, se
convirtieron en los parámetros que definían al buen revolucionario y eran
aplicables igualmente a cargos técnicos y de confianza. Ser anticlerical era
una moda. Ser ateo fue una buena prenda hasta que se produjo el destape
religioso. Tales méritos se tomaron también en cuenta en el reparto de
viviendas, asignación de vehículos, viajes al extranjero, traslados a la
capital y otras prerrogativas. Era de mal gusto y peores consecuencias disentir
del Gobierno. En tal caldo de cultivo proliferó el fariseísmo. La corrupción, común a todos los regímenes, se difundió más
en los bajos niveles que en los altos. Bodegueros, responsables o simples
empleados de almacenes, de depósitos y otras dependencias logísticas, sisaron y
malversaron. No todos actuaron de este modo, por supuesto.
Tribulaciones
del consumo en cuba
La actividad económica surgió
cuando el tool making animal, al
decir de Franklin, comenzó a trabajar conscientemente para sostener sus
necesidades. Le sucedieron la división
social del trabajo, los excedentes de producción y todas las categorías de la
trama económica. Brotó el entorno
crematístico del intercambio pero permaneció la satisfacción de las necesidades
como causa fundamental del trabajo. Ello
es así desde la comunidad primitiva y mucho antes de que el capitalismo
surgiera como modo de producción.
La economía tiene como propósito al
consumo. En los estudios sobre el tema sentó pautas el estadígrafo Ernst Engel quien
en 1857 formuló su famosa Ley[2] - más bien una regularidad - según
la cual a medida que aumenta el presupuesto doméstico disminuye la proporción
dedicada a la alimentación dentro del hogar[3].
En el siglo XX se difundió este tipo de investigación y actualmente se realiza
en muchos países por la vía de las encuestas o de la estadística continua. Los
grupos de consumo vinculados a la supervivencia –la alimentación doméstica en
primer lugar - determinan las posibilidades de satisfacer los demás. Una nación
que emplee la mitad del presupuesto familiar en comida casera apenas le quedará
para otros bienes y menos para ahorrar (o invertir
según la terminología keynesiana): Primero vivir, después filosofar.
Ni los poetas son ajenos al rigor
del intercambio mercantil. Machado lo afirmó en sus versos[4]:
……
Y al cabo, nada os
debo;
debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo,
con mi dinero pago
el traje que me
cubre y la mansión que habito,
el pan que me
alimenta y el lecho en donde yago.
…….
De
la efectividad del modelo económico depende la munificencia o penuria del
consumo[5]
que puede efectuarse de forma personal o social. El primero sigue vías
mercantiles y hay tres modos de materializarlo: el autoconsumo, el intercambio mercantil y la distribución
administrativa. La primea alternativa corresponde a comunidades primitivas y prácticamente
desaparece con la división social del trabajo. La última ha evidenciado enormes debilidades,
aún con el empleo de métodos computarizados. El intercambio mercantil
constituye la práctica más generalizada y predomina sobre el que ofrece el gobierno
mediante los servicios públicos. La distribución del Producto Interno Bruto
(PIB) puede ser muy equitativa pero no puede ir más allá de su techo: Dime
cuan rico eres y te diré como consumes. O despejando la igualdad: dime
como consumes y te diré cuan rico eres.
Consumismo
Valga señalar que el mercado se
desborda en el capitalismo. El marketing aplicado a la maximización de la
ganancia genera el consumismo. Se trata de una aberración que induce
necesidades tornadizas. El consumidor es amaestrado en el vicio de
comprar. Se convierte en un homo œconomicus que a lo largo de su vida bebe 9.000 litros de
leche; utiliza 3.800 pañales infantiles desechables; ingiere 4.833 paquetes de
pan y 10.876 zanahorias. En total, realiza una ingesta de 50 TM de alimentos y
bebe 74.000 tazas de té. A consecuencia de ello expele 35.000 litros de
ventosidades intestinales y 2,865 kg de excrementos, en cuyo servicio emplea
4.239 rollos de papel higiénico. Se baña 7.163 veces y emplea en ello un millón
de litros de agua. En vehículo automotor recorre 728.000 Km. Estos datos,
obtenidos a golpe de malabarismos estadísticos, proceden de un divertimento
descriptivo cuyo único mérito es la originalidad[6].
Se refieren a un británico hipotético de 78 años de edad. Un genuino homo œconomicus. Tal
tipificación no es igual en todos los países debido, fundamentalmente, a
diferencias en los ingresos.
La
demanda es una necesidad, pero solvente. Sólo constituyen demanda de un
producto quienes disfrutan de ingresos capaces de comprarlo. Los deseos sin
contrapartida monetaria quedan en el cofre de los sueños y no tienen sentido
comercial.
El
consumo precario
El modelo económico soviético
adaptado por Cuba en versión light, daba preferencia a la acumulación
sobre el consumo. Condujo al retraso de la oferta respecto a la demanda[7]. El
fenómeno debió ser temporal pero se perpetuó en una sociedad que teóricamente
priorizaba al hombre. El desempleo escondido
aumentó el circulante monetario y con él la demanda. Pero sin
contrapartida en la oferta.
Tan temprano como en 1962 debutó el
racionamiento de productos alimentarios y de higiene personal[8].
Le siguieron otros productos y en 1971 prácticamente todos quedaron
controlados. Se produjo, además, la
congelación de los precios minoristas[9].
La libreta, o cartilla de racionamiento cubana es la más amplia en
productos y la más longeva mundialmente: un verdadero Record Guinness[10].
Aún sobrevive precariamente, pero ha pasado a ser un paliativo para las
personas de menos ingresos. Los jubilados en primer término.
A partir de 1967 estallaron
desbalances monetarios críticos. Algunos, irónicamente, hablaron de una
danza de los millones pues no hallaban en que emplear el dinero[11].
En 1970 la situación tocó fondo y se recurrió al mecanismo de los precios selectivos
para controlar el circulante desbocado. Este control bancario fue un
reconocimiento tácito de la existencia del mercado. E pure si muove,
pareciera decir en medio del rechazo oficial. El tabaco, las bebidas y la
gastronomía se convirtieron en los depredadores por excelencia de la presión
monetaria popular después de 1971.
El método resultó deliciosamente
administrativo. Se logró un equilibrio financiero carente de esencia. Los
ingresos monetarios son un instrumento pero
el verdadero estimulo no es el dinero sino lo que puede hacerse
con él[12].
En un mercado normal – el de Cuba
no lo es - el detallista conoce la demanda de sus clientes y trata de disponer
de un surtido adecuado. Almacenistas y productores se adaptan a tales
requerimientos. Se trata de mercados de
compradores en los que la oferta es mayor que la demanda y quienes compran
imponen las condiciones. El modelo cubano funciona al revés: es un mercado de
vendedores y son las tiendas, almacenes y productores quienes imponen sus
condiciones.
El
aislamiento del mercado interno
Durante decenios Cuba permaneció
aislada mediante un tegumento político
semipermeable. El mundo exterior solo lo trasvasaba tibiamente a través de una
especie de ósmosis social. La apertura que llegó con el Periodo Especial
resquebrajó la membrana y los isleños entraron en contacto directo con un mundo
que generalmente les resultaba inalcanzable. Muchos de los parientes
visitantes, junto a su foto con el auto del año, a veces ajeno, llegaban
cargados de baratijas. Despertaron ansias de consumo exótico en personas
acostumbradas a la frugalidad del racionamiento. Regresó la pasión por la moda
y por artículos triviales, por la pacotilla,
como se le calificó peyorativamente. Pero no todo eran fruslerías y en el
catálogo de deseos de los cubanos figuraron
artículos verdaderamente necesarios que no asomaban al mercado desde
mucho tiempo atrás. Los más jóvenes ni siquiera los habían conocido.
El desfase provocó que en la urna
de cristal permaneciesen intactos los niveles de precios. Ello, unido al
menosprecio por los costos y a la ineficiencia económica general, impidió la
inflación. El choque con el mundo exterior ha sido desgarrador para los
compradores cubanos, ya se trate de particulares o de empresas.
El trauma sufrido por la economía
cubana entre 1990 y 1993 obligó a modificar el patrón económico al uso.
Pese a los esfuerzos
gubernamentales, la reducción drástica de la oferta de bienes de consumo
provocada por la crisis condujo a un nuevo crecimiento asimétrico del circulante
monetario. Entre 1991 y 1993 estalló una gran inflación[13].
La irrupción de los mercados informales, la autorización de trabajadores por
cuenta propia y la creación de las cadenas en divisas completaron el
panorama.
Dualidad
monetaria
La situación se agravó con los
nuevos ingresos en divisas generadas por el despertar del turismo internacional y las actividades que
le están vinculadas. También se incrementaron las
remesas familiares desde el exterior. En 1989 – vía estraperlo - comenzó a
cambiarse la divisa norteamericana por 5 pesos cubanos. Se produjo una escalada
vertiginosa hasta que después de 1993 logró estabilizarse a alrededor de 25
pesos. Pero entonces la posesión de divisas por parte de los cubanos era un
delito.
Finalmente, en agosto de 1993, se
despenalizó dicha tenencia. Fueron creadas cadenas de tiendas que operaban en
moneda convertible. Su propósito no era mejorar la oferta sino la recaudación
de divisas. Sin
embargo, de manera indirecta, aportaron una importante reanimación a la
actividad minorista y beneficiaron el consumo de la población, hasta entonces
limitado a la oferta miserable de las
tiendas estatales convencionales. En
las shopping, como se les conoció popularmente, se
recuperó modestamente la presentación y calidad de los productos, el empleo de
bolsas para las compras, la comodidad y
en cierta medida el buen trato al público. De este modo, ya santificada, dio
inicio oficial la circulación de divisas extranjeras.
A mediados de 2004, durante la administración de George W.Busch, el gobierno
de Estados Unidos acentuó sus acciones agresivas contra la economía cubana y
obstaculizó el empleo del dólar. Remesas y operaciones internacionales se
vieron afectadas. Como respuesta, en abril de 2005 la circulación interna del
dólar norteamericano en Cuba fue sustituida plenamente por el CUC[14], o
peso cubano convertible que internamente
se revalorizó a razón de 24 CUP[15] o
pesos cubanos no convertibles. Adicionalmente la moneda norteamericana se penalizó con un
descuento en el canje con vista a estimular el empleo de otras divisas que no
confrontan las dificultades impuestas por el Establishment.
El peso convertible o CUC, al igual
que antes el dólar norteamericano, tuvieron acceso a productos y servicios que
al humilde peso cubano (CUP) le estaban vedados. Con la práctica informal y en ocasiones con
la oficialización, los diversos agentes mercantiles se han ido acomodando a la
operación en ambas monedas. Simplemente se aplica la tasa de cambio vigente. El
futuro ya no lejano será la unificación monetaria en la que quedará el peso
cubano como único protagonista. Es de esperar que con carácter convertible.
En 1992 el circulante monetario en
la calle era cercano a los 9.000 millones de pesos cubanos, casi triplicaba el crítico nivel de 1970, superado
durante los 22 años anteriores[16].
Aproximadamente la mitad estaba en cuentas de ahorro. En el año 2010 el
circulante monetario en manos de la población pasaba de 26.000 millones de pesos. Casi las dos terceras partes
- unos 15.000 millones - estaba en cuentas de ahorro[17]. Se está hablando de pesos cubanos no convertibles.
Tal acumulación se ha agudizado.
Ingresos
en divisas de la población.
El
salario es origen de demanda. Durante años casi todo el ingreso de la población
cubana procedía del Estado. Con la apertura a las actividades por cuenta propia
han surgido otras fuentes de las que no se tiene información puntual. En ocasiones
sus niveles son superiores a los pagos estatales, en otras ocurre lo contrario.
La despenalización y la apertura de
un mercado interno en divisas fueron beneficiosas en lo que respecta a la
calidad de consumo. Esa sería la buena noticia. Sin embargo la nueva situación
resultó traumática pues de repente se ofertaban mercancías con precios
relativamente desorbitados para la desfasada economía interna. Durante años los
ingresos de la población habían estado
desvinculados de la dinámica exterior.
Las posibilidades de adquisición de
moneda convertible eran limitadas. Podía realizarse a través de remesas desde
el extranjero, actividades internas derivadas del turismo y de otras
actividades vinculadas a dicha moneda. No existe información puntual al respecto
pero pueden lograrse estimados confiables. Nacionalmente, en el año
2010, se registraba un ingreso de 204
CUC per cápita anual, o sea, sólo 17 CUC mensuales. En la capital dicho
indicador llegaría a 451 CUC per cápita, mientras que en Matanzas (Varadero)
alcanzaría 298 CUC per cápita. El resto de las provincias se hallaría por
debajo de la media nacional con tendencia a la disminución al alejarse
geográficamente de la capital[18]. En el 2014 dichos niveles habrán subido, pero
no demasiado. Otra vía para obtener moneda convertible es el canje oficial. Hay
que entregar 25 pesos CUP para obtener 1 peso convertible CUC. La limitante son los niveles de ingreso de la
población, a pesar de que han crecido sustancialmente en los últimos años.
Niveles salariales
Según los
anuarios de la ONE, el
salario medio mensual en entidades estatales y mixtas era 194 pesos en 1995. Se
trata de pesos cubanos, no convertibles (CUP). En esa época, prácticamente,
correspondía a todos los empleados del país. En 2002 había subido a 261 pesos,
a 330 pesos en 2005, a 408 pesos en 2007, a 448 pesos en 2010 y a 455 pesos en
201l. Actualmente –año 2014- se halla en unos 448 pesos.
Se han establecido numerosas formas
de vinculación en las que el trabajador puede incrementar sus ingresos sobre la
base de su rendimiento laboral. Pero el gobierno ha anunciado la imposibilidad
de un aumento general de salarios que acarrearía una inflación galopante. Una
excepción en tal sentido ha sido la de los trabajadores de la Salud. De hecho
se cuentan entre los trabajadores que mejores niveles salariales disfrutan, en
particular sus oficios más representativos, como los médicos y los enfermeros.
Alguna información al respecto puede servir de referente de la situación
salarial cubana actual.
El 19 de marzo de 2014 fue aprobado
un aumento en los salarios del personal de la salud[19].
Suman unos 440.000 trabajadores, de los cuales alrededor de 60.000 son médicos
y estomatólogos. Una cantidad algo mayor son enfermeros, la mayor parte
mujeres. Estas categorías fueron las que recibieron aumentos sustanciales,
verdaderos saltos. Los primeros percibían salarios de entre 425 pesos y 627
pesos mensuales, en algunos casos con beneficios adicionales. En términos
convertibles serian 17 CUC y 24 CUC respectivamente. Los nuevos sueldos que
comenzarán a pagarse en mayo de 2014 se mueven entre 1.100 pesos y 1.600 pesos
mensuales. Incrementan en 2,6 veces el salario anterior. Representan 44 CUC y
64 CUC, respectivamente. Los enfermeros tienen salarios de 320 pesos (12,8 CUC)
a 562 pesos mensuales (22,48 CUC), que serán aumentados 1,7 ó 1,9 veces. A
partir de mayo de 2014 pasaran a 595 pesos (23,8 CUC) a 940 pesos (37,6 CUC).
Se prevén también incrementos en los estipendios que reciben cuando cumplen
contratos gubernamentales en el extranjero (misión internacionalista, como son
conocidas). En la Operación Milagro de la Bolivariana Venezuela se duplicará
dicho monto.
La plétora médica ha permitido este
tipo de exportación. Según el Plan 2014, la venta de servicios médicos al extranjero
será de 8.200 millones CUP y representará el 64% del total de servicios
exportados, incluido el turismo[20].
Cuba ocupa el segundo lugar mundial en cuanto a habitantes por médico. En
enfermeros tiene el lugar 24[21].
Los 440.000 empleados de la salud representan
el 8,8% del total de trabajadores estatales y mixtos. Dentro de ellos el 15%
son médicos y una proporción similar enfermeros.
Pero el país no puede permitirse generosidades en
este sentido. A inicios de 2014 aún no se registran incrementos sustanciales en
la productividad. Sin este requisito los incrementos salariales se convierten
en inflación.
Consistencia
estructural de la oferta
La parquedad en los ingresos no es
el único inconveniente del mercado interno. La oferta es limitada en cantidad,
pero también en calidad y estructura.
La inconsistencia estructural de la
oferta es un mal endémico del mercado interno cubano que aún persiste.
Encuestas efectuadas entre 1986 y 1988 mostraron que sólo el 10% de los 1.537 renglones de un
modestísimo modelo adoptado como
referente en aquella época tuvieron una presencia estable en el mercado. Otros,
que representaron alrededor de la tercera parte, aparecieron y desaparecieron
de las tiendas de manera intermitente. La mayor parte de los productos –algo
más de la mitad - calificó como oferta
nula: nunca tuvieron presencia en cada uno de esos años. Valga señalar que con
anterioridad al periodo en cuestión el escenario fue peor. Acontecimientos posteriores
mejoraron la situación estructural de la
oferta pero su inconsistencia se
mantiene aún en las condiciones del actual mercado minorista en divisas. Se
está hablando de los inicios del año 2014[22].
Dime
como consumes y te DIRÉ quien eres
El consumidor medio distribuye sus
disponibilidades monetarias priorizando productos y servicios. Es una
regularidad de la que surgen estructuras
típicas acorde al nivel medio de renta. Este comportamiento universal
constituye un punto de referencia para evaluar el nivel de consumo alcanzado.
Pero, despejando variables, sirve también para conocer el nivel de desarrollo
del país.
En 1952 las familias cubanas
dedicaban el 37% de su presupuesto a la compra de alimentos para consumir en el
hogar. Esta proporción se redujo a alrededor de un 20% a 22% entre 1975 y 1990.
Eran años de generosos subsidios en los precios. Durante el Periodo Especial se elevó de nuevo a
alrededor de un 33%. Como tendencia, en la década de los 90 los países de
economía paupérrima empleaban un 47% en
dicho rubro del consumo personal. Los países pobres le dedicaban el 33%, los
países en despegue un 27%, los ricos un 22% y los opulentos un 18%. Los
indicadores mencionados fueron aplicados en 58 naciones y, como se expuso
anteriormente, el resultado mostró que Cuba clasificaba como país en Despegue
en esa época (1989). Estas estructuras han evolucionado. Actualmente, en los
países opulentos la proporción del consumo de alimentos en el hogar se ha
reducido a entre un 8% y un 10%. En los países ricos descendió a entre un 12% y un 15%. En los en
despegue a entre un 15% a un 25%. En los pobres y en los paupérrimos mantiene
sus altas proporciones anteriores. La actualización ha sido elaborada sobre la
base inicial, y a partir de la elasticidad de la demanda de alimentos, los
incrementos en el ingreso y la propensión marginal al consumo[23].
En el
entorno del primer decenio del siglo XXI el presupuesto del cubano promedio
emplea todavía más un 33% en el gasto de alimentos dentro del hogar. Ello
sugiere que se trata de un país pobre en
el que, paradójicamente, se han alcanzado niveles de instrucción, de atención
médica y de cultura, similares a los de muchos países ricos. Pero este
coeficiente, delator de pobreza, ha de ser mayor si se tiene en cuenta que una
cierta parte de los gastos en moneda convertible son en alimentos[24]. Estos últimos no son contabilizados.
A inicios del 2014, se mantiene la
mayoría de los rasgos negativos del modelo de consumo personal enraizado a lo
largo de decenios. El consumidor cubano es uno de los peor tratados del mundo y
ello resulta paradójico en una sociedad que ha situado al hombre como objetivo
principal.
Continuará
Notas
[1] Por otra parte, muchas de las
industrias locales que producían para el consumo interno se vieron afectadas
por la escasez de insumos, recambios y por la descapitalización originada en
las restricciones comerciales adoptadas por Estados Unidos, pero también por la
improvisación de muchos funcionarios y administradores situados por el Estado
[2] Ernst Engel(1821-1896), director
de la Oficina de Estadísticas de Prusia. Efectuó estudios sobre los
presupuestos de gastos de consumo en familias de distintos ingresos. Formuló la
ley que lleva su nombre. H.LePlay (1806-1872) introdujo las técnicas y
cuestionarios para las encuestas de presupuestos de gastos.
[3] Marshall, Alfred. Principios de
Economía. Ediciones Aguilar. Madrid 1957. Pág. 101.
[4] Machado, Antonio. Retrato.
[5] Es parte del Producto Interno
Bruto (PIB). Éste. según el método del gasto,
equivale a la sumatoria del consumo de las familias, el consumo del
gobierno, la inversión y el saldo del comercio exterior.
[6] Son recogidos en un
documental titulado The Human footprint (La huella humana) de procedencia
británica. Fue presentado en el programa televisivo cubano Pasaje a lo
desconocido el domingo 16 de agosto de 2009. El conductor de programa – a
golpes de timón – subrayó el fenómeno del consumismo en países capitalistas y
destacó la existencia de otras satisfacciones no consumistas que pueden llenar
y enaltecer la vida del ser humano. Por supuesto, no debe confundirse el
consumo, que es una actividad legítima e indispensable, con el consumismo. Este
último es una aberración inductora de necesidades a veces ficticias, impulsada
por el afán capitalista de obtener ganancias.
[7] Krutikov, F. Fundamentos
Teóricos de la determinación de las proporciones del mercado. Folleto Univ.
Habana F 3118 año 1967. Pág. 15-16.el autor se refiere a la economía soviética,
pero la expresión es aplicable a todos sus émulos.
[8] La Libreta de Abastecimientos,
como se llama en Cuba a la cartilla de racionamiento, fue establecida el 26 de
marzo de 1962. Es probablemente la más duradera del mundo. Se aplica no sólo
a alimentos sino también otros productos industriales.
[9] Ferran Oliva, Juan M.
Informe sobre el consumo de la población, ICIODI Diciembre de 1993. Pág. 53
[10] Quien escribe estas líneas ha
tenido el dudoso privilegio de conocer 3 libretas de abastecimiento a la
población. La primera fue en 1936, en la Guerra Civil Española. La segunda
entre 1946 y 1947, también en España y en pleno franquismo y la tercera la de
Cuba iniciada en 1962.
[11] Ferran, Juan M, Macroeconomía
del Consumo de la Población. Revista Economía y Desarrollo 101. Nov. dic. 1987,
Pág. 94 a 103.
[12] Ferran Oliva, Juan M.
Informe sobre el consumo de la población, ICIODI Diciembre de 1993. Pág. 53 y
54
[13] Vidal Alejandro Pavel, Política Monetaria: 1989-2009. En Cincuenta
Años de la Economía Cubana. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana 2010.
Pág. 154.
[14] CUC. Cuban Universal Currency
[15] CUP Cuban peso, no convertible.
25 CUP por 1 CUC, ha sido la tasa durante muchos años.
[16] Castro Ruz, Fidel. Discurso del
26 de Julio de 1993.XL Aniversario del Asalto a los Cuarteles Moncada y CM de
Céspedes
[17] Estadísticas de ONE.
[18] Estimados realizados por el
autor. No existe un registro puntual de
los ingresos en divisas que percibe la población cubana. Equivalen a la suma de
sus compras y erogaciones no comerciales, ambas conocidas y constitutivas de la
mayor parte del gasto. Añadiendo estimados del ahorro, de las incidencias en la
masa de circulante monetario y de las salidas hacía las casas de canje y el
extranjero, se puede llegar a un estimado confiable de los ingresos de la
población en divisas. En La Habana los
municipios de Playa, Plaza, Centro Habana, Marianao y Lisa se hallan por encima
de la media de la ciudad. Los otros 10 municipios se hallan por debajo pero aún
los de menos ingresos disponen de un per cápita
superior a los registrados en las provincias orientales del país, las de
menos ingreso. Se trata, en suma, de la aplicación de
la ecuación de la circulación monetaria
de Fisher: VP = MV, ( V: valor de los gastos (o producción
realizada); P: índice de precios; M: masa de dinero circulante; V: rotaciones
anuales del circulante).
[19] Información publicada en el
periódico Granma de 21 de marzo de 2014. Como autoras, las periodistas Leticia
Martínez y Yaima Puig. Los datos de la cantidad de médicos y enfermeras
corresponden a la Organización Mundial de la Salud, publicados en Enciclopedia Encarta
y se refieren al decenio 2000 al 2010.
[20] Información publicada en el
periódico Granma de 21 de marzo de 2014. Como autoras, las periodistas Leticia
Martínez y Yaima Puig.
[21] Organización Mundial de la
Salud. OMS. Datos del decenio 2000 a 2010.
[22] Ferran Oliva, Juan M.
Informe sobre el consumo de la población, ICIODI Diciembre de 1993. Pág. 54 y
55. Este control de deficiencias es muy
conservador. No incluye mercancías impensables en la época en la que se
realizaba, caracterizada por un limitado mercado de subsistencia. Muchos renglones excluidos
forman parte del elenco normal de necesidades del consumo, aún en los países
más pobres. Son ejemplos las motocicletas,
automóviles, computadoras, servicios telefónicos, etc.. La situación es
más negativa si se añaden los productos complementarios.
[23] Esta clasificación es
convencional. Los países paupérrimos son los que, según parámetros actuales
tienen un PIB per cápita inferior a US$600. Los pobres se mueven entre US$ 601
y US$1.500. Los en despegue, entre US$ 1.501 y US$10.000. Los ricos entre
US$10.001 y US$40.000, y los opulentos en más de US$40.000. Los datos proceden
de estudios realizados por el autor. Aparecen en el ensayo Los Parámetros del
Desarrollo Económico, publicado en la Revista Cuba Económica de julio-agosto de
1991. Pág. 54 a la 70. Pretendió reflejar los aspectos sociales y culturales
del desarrollo, además de los económicos clásicos. En tal propósito empleó los
consumos de energía, acero, ácido
sulfúrico y fertilizantes; la disponibilidad de tractores, camiones y ómnibus;
la esperanza de vida, la mortalidad infantil, las camas en hospitales, la
tenencia de teléfonos, televisores, automóviles, el gasto de papel, el número
de científicos, de universitarios y de alfabetizados, unidos al consumo de
proteína animal y calorías. El modelo matemático ad hoc comprendía 21 funciones de correlación entre
el PIB y cada uno de los.
[24] Datos calculados a partir del
anuario ONE de 2009. Fueron utilizados los datos de las secciones de Cuentas
Nacionales, Comercio Interno y Finanzas
expresados en moneda nacional
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