Pese a la recuperación de la mayor parte de las colmenas dañadas por Irma en Sancti Spíritus, la escasa floración incide en la producción de miel
Por JOSE LUIS CAMELLÓN, Escambray
Sancti Spíritus se ubica entre las cuatro provincias cubanas más productoras de miel. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)
Pocas veces la Apicultura en Sancti Spíritus se ha visto delante de un escenario tan adverso porque a la escasez de flores reinante en el territorio durante buena parte del pasado año como consecuencia de la prolongada sequía se unió el huracán Irma, que sacó de circulación cerca del 20 por ciento de la dotación de colmenas activas y causó la devastación total de las floraciones, panorama que desde hace meses ha obligado al desplazamiento constante de los apiarios en aras de producir miel y lograr la supervivencia de las abejas.
Directivos de la rama en la provincia reafirman que Sancti Spíritus fue la más afectada en esta actividad por el impacto del ciclón al reportar la mayor cantidad de colmenas muertas y, tras un abarcador trabajo para resarcir los daños, exhibe hoy a nivel de país los mejores índices de recuperación, con 2 039 dotaciones nuevas, en tanto las cerca de 350 que faltan deben concluirse en abril.
Sin embargo, según expertos, una nueva colmena puede tardar hasta seis meses para que sea productiva y, tal vez, el mayor contratiempo ahora no radica ya en igualar o superar la cantidad de dotaciones que tenía el territorio al paso de Irma, sino en cómo alimentarlas.
Por eso uno de los desafíos de los apicultores constituye volverse también exploradores de la campiña a fin de llevar las colmenas hasta lugares donde existan posibilidades de flores y vida para las abejas, una práctica que en cierto sentido es habitual, sobre todo en el verano, cuando se trasladan los apiarios hasta las costas.
Solo que esta vez la también llamada trashumancia ha llegado casi a lo inédito y, mientras las abejas de Sancti Spíritus recogen polen en Arroyo Blanco, las de Yaguajay, municipio más castigado por el huracán, se mudaron a zonas de Trinidad como el Valle de los Ingenios, el antiguo central FNTA y el lomerío de El Algarrobo.
Es tan adverso el panorama de la vegetación para la actividad apícola que un territorio tan rico en flores melíferas como Yaguajay —después de Sancti Spíritus el otro mayor productor— apenas ha reportado en su geografía producción de miel después del paso del huracán. Veamos un ejemplo de las afectaciones: el área del Parque Nacional Caguanes acoge tradicionalmente unas 1 500 colmenas y entre productores de varias bases productivas recogen normalmente allí unas 100 toneladas del alimento, lo cual hoy resulta una quimera.
Según estudios científicos especializados se estima que la recuperación de las floraciones de esa zona puede demorar varios años, incluso, en la especie de mangle prieto, que ocupa casi el 60 por ciento del área, no menos de seis.
De manera que en materia de producción de miel, un rubro exportable de la economía cubana, a Sancti Spíritus no le bastará con la probada laboriosidad de las abejas y los apicultore; le urge caminar rápido en el programa de recuperación forestal diseñado tras realizarse un levantamiento de las plantas que en cada lugar aportan a la apicultura.
Además de actuar para incrementar la presencia de especies típicas como almácigo, piñón florido y leñatero, casi se vuelve necesario dictar una ley a favor de las abejas en el sentido de proteger las especies que determinan en las floraciones y la fabricación de miel, muchas veces víctimas de acciones como la chapea, la fumigación y el fuego.
En tal contexto la provincia tiene por delante el compromiso de aportar este año 725 toneladas de miel —el 2017 cerró con 362—, una cifra que parece demasiado ambiciosa luego del embate del ciclón y de cara al escenario vegetativo actual; de ahí que el reordenamiento apícola vaya dirigido a la supervivencia.
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