Por Pedro Monreal
25 de junio de 2018
https://elestadocomotal.com/2018/06/25/subsidios-agricolas-en-cuba-numeros-frios-y-nuevas-preguntas/
El colega Silvio Gutiérrez, Director de Agroindustria del Ministerio de
Finanzas y Precios de Cuba, ha tenido la amabilidad de comentar, mediante una
nota en su página de Facebook, el artículo que publiqué hace unos días sobre el
sector privado y la agricultura cubana.
Silvio es un competente funcionario a quien conozco desde nuestra época
universitaria y cuyo trabajo he seguido, tanto a través de sus presentaciones en
los medios como mediante lo que ha publicado, especialmente en la Revista
Cubana de Finanzas y Precios.
Los comentarios recibidos han servido para precisar varios puntos
importantes respecto a los subsidios presupuestarios a las empresas estatales
del agro, así como para reformular algunas preguntas -todavía sin respuestas-,
y también han permitido identificar nuevas preguntas.
Fundamentalmente, Silvio ha llamado la atención acerca de que los “fríos
datos estadísticos” son necesarios, pero no suficientes para poder entender la
compleja realidad agrícola del país, especialmente los cambios que han ocurrido
desde 2016 en las relaciones económicas y financieras en la agricultura cubana
y que involucran modificaciones en la formación de precios y en el
funcionamiento del presupuesto. Naturalmente, Silvio tiene razón.
Mi único comentario sobre ese punto es que, de todas maneras, deberían
facilitarse más datos estadísticos públicos que los que hoy se divulgan porque
hacen falta datos adicionales para poder realizar un debate de calidad. Por
ejemplo: ¿Cuál es el monto exacto de las transferencias presupuestarias por
concepto de “actividad empresarial” para subsidiar la exportación y la
sustitución de importaciones que se destinan a producciones que se originan en
el agro cubano?
Precisiones importantes y
nuevas preguntas
Silvio ha aportado algunos detalles que pudieran contribuir a mejorar la
discusión pública sobre un tema tan importante como es el funcionamiento del
agro cubano. Esos detalles son los siguientes:
-
Las transferencias a la “actividad
empresarial” estatal para subsidiar la exportación y la sustitución de
importaciones no se dirigen hacia la esfera productiva sino hacia la
comercialización: “Los productores de las
cooperativas, las empresas o los no asociados a formas colectivas de producción
gozan de precios de acopio estimulantes para su producción, no necesitan
subsidios”.
-
Las causas para el otorgamiento de
subsidios son diversas y fundamentalmente estos se otorgan “a las entidades comercializadoras que
compran a precios superiores a los que venden a los destinados a la
exportación, el turismo y las ventas normadas a la población”.
-
A partir de los cambios
introducidos en 2016, los productores agrícolas “aportan ingresos al Presupuesto por más de 6 mil millones de pesos”
(creo entender que anualmente).
Una aclaración que me parece importantes es que la cifra de 14 465
millones de pesos previstos como subsidios a la “actividad empresarial” para
subsidiar la exportación y la sustitución de importaciones -tanto en el agro
como en otros sectores- no parece relacionarse directamente con el subsidio a
las ventas normadas a la población, el cual era de 3 mil 740 millones de pesos
en el presupuesto de 2017 y que se contabilizaba de manera separada.
Los detalles expuestos por Silvio me llevan a rectificar el cálculo que
hice anteriormente acerca del monto del subsidio por cada libra de frijol
producida por el sector estatal. Había calculado unos 26,7 pesos por libra de
frijol de producción estatal nacional, pero como ahora se ha aclarado que el
subsidio no va al productor sino a los comercializadores estatales, entonces
habría que calcular el subsidio implícito en cada libra de frijol “comercializado”
por las entidades estatales. Se conoce el monto del subsidio del frijol (947,6
millones de pesos), pero no conozco el dato exacto de las toneladas de frijoles
gestionadas por las empresas comercializadoras estatales en 2017. Esto queda
entonces como un cálculo pendiente.
A pesar de las aclaraciones de Silvio, surgen tres nuevas preguntas
para las que no se disponen, hasta donde conozco, de respuestas que estén
disponibles de manera pública:
-
¿Se concentra en las empresas y en
las Unidades Empresariales de Base (UEB) del Ministerio de la Agricultura
(MINAG) y de AZCUBA el subsidio por concepto de “actividad
empresarial” para subsidiar la exportación y la sustitución de importaciones,
o también tienen peso como receptoras de esos subsidios algunas empresas
comercializadoras estatales de otros ministerios y del Poder Popular?
-
¿Cuál es el valor de ese tipo de
subsidios que reciben las entidades de Acopio subordinadas al MINAG?
-
¿Qué parte de los más de 6 mil
millones de pesos de ingresos aportados al presupuesto por los productores del
agro se originan en entidades productivas estatales del agro?
Algunas hipótesis preliminares para continuar el debate
Adicionalmente, hago dos
observaciones, a manera de hipótesis:
-
La principal causa de esos
subsidios para la exportación y la sustitución de importaciones parece ser la
distorsión que introduce la ficción económica que se materializa en forma de
tasa de cambio oficial de 1 USD = 1 peso cubano (CUP).
-
Una parte de los ingresos
presupuestarios originados en el agro cubano -que pudiera ser una parte grande-
sería aportada por productores agropecuarios “no estatales”. Es decir, los
productores “no estatales” estarían en realidad subsidiando -vía presupuesto- la
brecha de ingresos que las empresas comercializadoras estatales del agro tienen
debido a las distorsiones cambiarias. Estaría produciéndose una transferencia
de recursos desde el sector “no estatal” hacia las empresas estatales.
Obviamente, la validez de
esta última hipótesis depende de la magnitud de los aportes que hacen al
presupuesto los productores agropecuarios “no estatales”, un dato que no se
conoce, por el momento.
No obstante, es plausible
pensar que ello pudiera estar ocurriendo porque en el sector “agricultura,
ganadería y silvicultura” existen solamente 285 empresas estatales que
coexisten con miles de cooperativas y de productores privados.
El punto que creo que debe
retenerse en el análisis es que lo relevante es hacer la comparación de los
ingresos aportados al presupuesto por los productores estatales del agro
contrastándolos con los subsidios que recibe el sector estatal en el agro.
Eso permitiría calcular el
monto de transferencias “netas” que tienen lugar dentro del sector estatal. El
problema es que si se toma como base del análisis el monto total de los 6 mil
millones (aportados por productores de todos los tipos de propiedad y de
gestión) se introduciría una distorsión en el análisis porque pudiera crearse
la impresión de que se trata de un rejuego de transferencias “dentro” del
sector estatal, cuando lo que pudiera estar ocurriendo sería la compensación de
un subsidio que es exclusivamente estatal (solamente lo reciben empresas
estatales) con ingresos presupuestarios que no se originarían exclusivamente en
el sector estatal.
Una cuestión adicional sobre los precios del agro: ¿adecuados y
flexibles?
Silvio ha expresado que
los productores del agro, con independencia de la forma de propiedad y de
gestión- reciben actualmente precios de acopio estimulantes. Se sabe que el
proceso que condujo al establecimiento de esos precios en 2016 incluyó un
trabajo de preparación de fichas de costo y de consultas con los productores.
Como se conoce, el precio
de los productos agropecuarios es un tema importante del debate económico del
país y está en “el centro de mira” de la opinión pública. Es un asunto en el
que influyen factores de diverso tipo y que incluye varias dimensiones.
Sin embargo, hay dos
cuestiones específicas que sería importante poder discutir:
-
¿Es adecuado el actual método de
cálculo oficial de los precios “centralizados” de Acopio para productos
fundamentales de la canasta (costo + utilidades) y del precio “no centralizado”
de otros productos (costo + márgenes comerciales)?
-
¿Existe la suficiente flexibilidad
en los precios del agro para que las modificaciones en las condiciones del
mercado se transmitan de manera efectiva hacia el productor y que estos puedan
responder a esos cambios?
Son dos preguntas importantes en
el contexto de la transformación de un modelo que aspira a “reconocer, regular y lograr un adecuado
funcionamiento del mercado”, como se plantea en el documento de la
“Conceptualización”.
De nuevo agradezco a Silvio Gutiérrez su gentileza y su interés en
contribuir al debate sobre un tema político crucial en Cuba.
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