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"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

sábado, 4 de enero de 2020

Soñar con los pies en el cielo. ( Debate)

Por Arthur González.

No son pocos los economistas de academia que plantean soluciones a la difícil situación que atraviesa Cuba, pero el punto común en todos es que obvian la guerra económica, comercial y financiera, impuesta por Estados Unidos para hacer fracasar el modelo socialista, piedra fundamental de los problemas medulares de la economía de la Isla.

Algunos insisten en que se apliquen recetas económicas como las aplicadas en China y Vietnam, sin tomar en cuenta que ambos países carecen de la guerra económica que padece Cuba. Tampoco hacen mención a que incluso Vietnam está declarada por los yanquis como nación más favorecida en su comercio con ellos, posición de privilegio.

Hoy China se siente los embates de medidas que afectan su industria y comercio, pero aun así pueden vender y comprar donde quiera.

Un destacado economista cubano que trabajó en uno de los centros de estudios más importantes de La Habana, propuso recientemente 10 acciones para “salvar” la economía cubana, con una alta dosis de deseos cargados de buenas intenciones, pero con los pies en las nubes, y no precisamente en las de Valencia.

La primera de sus soluciones es, a su entender, ampliar o eliminar el listado de actividades permitidas para los trabajos privados. Sin embargo, no razonó que una mini industria o mediana empresa productiva requiere de financiamiento, algo que para los cubanos que viven en la Isla está prohibido por las leyes del Bloqueo.

¿Qué banco extranjero le daría créditos a un cubano, cuando la persecución financiera es implacable contra aquellos que se lancen a ejecutar una sola transacción hacia o desde Cuba?

¿De dónde obtendrían las materias primas si el bloqueo sanciona a quienes ejecuten el comercio normal con la Isla?

Al parecer el eminente economista, que nunca ha trabajado en una empresa o ministerio, desconoce los vericuetos que hace el estado para importar un equipo, o materias primas destinadas a la industria cubana.

¿Cuántas negociaciones se ven entorpecidas diariamente por Estados Unidos para evitar el desarrollo de Cuba? Seguramente que él jamás ha sufrido tal realidad.

Los negocios con China y Rusia, con créditos blandos, requieren de pagos en los plazos acordados y esos millones no salen precisamente de pequeñas ni de medianas empresas.

Otra de sus propuestas es la apertura de mercados mayoristas para los trabajadores privados, pero no analiza la escasez de productos por falta de producciones nacionales y de dinero fresco para adquirirlos. Los mercados mayoristas son muy necesarios, pero la realidad se impone y si el académico trabajase en el ministerio del Comercio Exterior lo comprendería de inmediato y su no proliferación no es por causa de que el Estado desee apoderarse de las ganancias, como asevera.

Es cierto que se hace necesario crear una licencia comercial para importar ropa, calzado y otros bienes que los cubanos compran en el exterior, con la cuantiosa pérdida de dinero para el país, pero las ventas de esos artículos se ejecutan en Cuba y el dinero va al bolsillo de los privados, que por cierto obtienen elevadas ganancias al revenderlos al doble y al triple de su precio de compra.

Con esas ventas no se puede salir de ninguna crisis económica, ni pueden respaldar la compra de combustible en el mercado internacional, ni financiar la reparación de los maltrechos y viejos centrales azucareros, o las plantas de generación eléctrica del país, el equipamiento tecnológico de punta que requieren las industrias farmacéuticas y biotecnológica, fuentes importantes de divisas que son perseguidas por las leyes del Bloqueo, ni la compra de nuevas tecnologías para los hospitales de todo el país.

El gravamen del dólar no es vital para el desarrollo del país, afecta, pero a los deben cambiarlos por pesos cubanos. Lo que sí afecta a la economía nacional es la dualidad monetaria, especialmente en el sistema empresarial, en lo que se trabaja pero a un ritmo no deseado y necesario para el saneamiento de la economía interna.

Parece que el académico olvidó que Cuba tiene prohibido el uso del dólar estadounidense y su comercio exterior, y los todos los pagos debe hacerlo en otras monedas, con el consiguiente incremento de los costos, lo que no sufren otros países del mundo.

La persecución financiera contra la Revolución es enfermiza, motivo por el cual Estados Unidos sanciona con multas millonarias a los bancos e incluso la más reciente medida represiva la recibió la embajada de Cuba en Austria, al prohibírsele utilizar tarjetas bancarias para los cobros consulares.

Unido a eso, el 06.09.2019 el Departamento del Tesoro yanqui, modificó el Reglamento de Control de Activos de Cuba para imponer nuevas sanciones a la Isla, e informó que “las nuevas sanciones incluyen medidas para evitar que Cuba tenga acceso a divisas”.

El bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos persigue el fracaso del socialismo como sistema, a fin de que no sea imitado por otros, y no exonera de su red de leyes a nadie. Por tanto, si se formasen empresas exportadoras e importadoras privadas, como sueña el especialista, también se verían afectadas por esa criminal guerra económica, pues al final beneficiarían al Estado.

Todo indica que el académico no se ha estudiado con detenimiento las Leyes Torricelli y Helms-Burton, pues estas lo prohíben todo, incluso si hipotéticamente no existiera un gobierno socialista en Cuba, tendría el procónsul yanqui que certificar la total liquidación de vestigios del sistema socialista, para que entonces el Congreso de Estados Unidos descarte el Bloqueo.

Respecto a la eliminación de las agencias empleadoras, que contratan el personal cubano para trabajar en las entidades extranjeras, no es la causa real que deja de atraer a los inversionistas a la Isla.

La verdadera razón de la poca inversión foránea son las permanentes amenazas que ejecuta el gobierno de Estados Unidos, sobre aquellos que desafían sus leyes, retirándole las visas para visitar ese país, la persecución de sus cuentas bancarias, la exigencia de pagos por bienes nacionalizados por la Revolución, unido al entramado legal que deben sortear para el financiamiento y cobro de los contratos, muchas veces prorrogados ante la falta de liquidez de Cuba por las causas antes expuestas.

La última propuesta fantástica del especialista, que “resolverían” la situación económica cubana, es abrir el país al capital cubano en la comunidad cubana en el exterior, evidenciando que no ha entendido nada de lo que dice Estados Unidos en sus leyes que rigen la guerra económica contra Cuba.

¿Cómo piensa él, que los cubanos residentes fuera de la Isla van a ejecutar transacciones bancarias, emplear el dólar en sus negociaciones, adquirir productos en Estados Unidos y no en Indonesia o Nueva Zelandia, o utilizar barcos para traer a Cuba los insumos, si tienen prohibido tocar puertos nuevamente en menos de 6 meses, o cómo violan el Acta de Comercio con el Enemigo que año tras año se activa por los presidentes yanquis?

Soñar no cuesta nada y los sueños de ese economista muy alabado por los yanquis y europeos, recuerdan a los que tuvo hace años otro eminente economista cubano, dedicado siempre a los estudios académicos, que el día en que le dieron el timón de la economía cubana, a los 6 meses estaba enfermo de los nervios, pues una cosa es tocar con guitarra y otra con violín.

Sabio fue José Martí cuando alertó:

“La fantasía desbordada es un caballo loco”

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