Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

lunes, 13 de julio de 2020

Hershey

SINE DIE 133
 

Por Juan M.Ferran Oliva

Dos adolescentes toman el tren de Hershey con propósitos turísticos. Uno de ellos asoma temerariamente la cabeza por la ventanilla queriendo abarcar mejor el paisaje. De repente algo le hiere el ojo. Se retira lloroso y el amigo inquiere que le ha ocurrido: una partícula de carbón me cayó en el ojo, a lo que el otro replica.¿pero no sabes que este tren es eléctrico?...Ah, entonces será un kilovatio
.
El cofrade Aurelio Alonso  comunica jubiloso la existencia de un proyecto para convertir en museo al que fuera batey del esfumado central Hershey. Su padre era carrero de una marca de cigarros y en ocasiones lo acompañaba. La visita a otras localidades  le permitió apreciar la superior urbanización del poblado aludido. También lo visitó entre 1948 y 1950 en excursiones de los Hermanos Maristas, colegio  en el que estudiaba[1]. La nostalgia lo consume.



Uno de los elementos emblemáticos del  lugar era su ferrocarril eléctrico, único en Cuba. Lo comunicaba con La Habana y Matanzas.Tenía su patio en el propio batey y acarreaba el blanco refino a los lugares de embarque. De paso servía de transporte público de personas. En el entorno de 1960 costaba 2.8 pesos ir de un extremo al otro del recorrido de algo más de 100 km. La electricidad era suministrada por el propio central a partir de biomasa bagacera. No sé qué ocurría en tiempo muerto. Aurelio lo utilizó una vez en 1967, y por casualidad. Salió junto con otros compañeros de una reunión tormentosa. Para refrescar  cruzaron la bahía hasta Casa Blanca y allí tropezaron con el tren. Lo tomaron en viaje de ida y vuelta[2].

La planta en cuestión fue promovida en 1919 por Milton Hershey para suministrar azúcar refino a sus afamadas fábricas de chocolate en Estados Unidos. La marca con su apellido dominó el mercado a partir de 1906. Este capitán de industria tuvo una visión integral del negocio. En su planta principal de Pensilvania construyó un pueblo modelo para sus obreros con el propósito de cimentar en ellos el espíritu de pertenencia.

Con igual sentido de integralidad creó el central y refinería en la sierra ubicada a unos kilómetros de Santa Cruz del Norte, a 45 km de La Habana y algo más de Matanzas. No era un central pequeño. En 1952 produjo  103.601 TM, record sólo superado por los colosos de Camagüey y Oriente[3].  Lo dotó de un pueblo ideal, con casas de excelente construcción y las correspondientes  instalaciones urbanas de servicio. En la carretera que conduce a Sta. Cruz poseía unos jardines que lo prestigiaban y servían de expansión a los habitantes del entorno[4]. No todos disfrutaron de los chalets. La existencia de un barracón menos privativo lo sugiere.

Una anciana que habita el lugar actualmente refiere que los trabajadores compraban en la tienda de la propia compañía utilizando vales. No sé si el pago en esa modalidad  era total o parcial. El empleo de un token[5] no era raro entonces; conformaba un mercado cautivo y proveía un generoso margen comercial que escamoteaba los salarios.

En 1946 el central fue vendido al magnate azucarero Julio Lobo. A fines de 1962, al ser nacionalizado, adoptó el nombre de Camilo Cienfuegos. Operó hasta el año 2002, cuando fue cerrado al redimensionarse la industria azucarera. Muchos de sus trabajadores fueron reubicados en la extracción del petróleo cercana y en otras actividades. Actualmente viven allí unas 1200 personas.



De convertirse en museo, sería el patrón de un batey ideal, una desiderata. La mayoría de los poblados azucareros no eran tan refinados.


Lo verdaderamente emblemático del lugar es el ferrocarril que aún funciona precariamente (de momento paralizado por la pandemia[6]). Ya no conduce azúcar y se limita al transporte de personas. Consolidó una necesidad entre los habitantes del extenso territorio que actualmente se extiende por zonas septentrionales de las provincias de La Habana, Mayabeque y Matanzas. El  parque de transporte de pasajeros fue renovado en dos ocasiones con automotores procedentes de Barcelona.

Una locomotora eléctrica recibe la energía a través de cables que corren en paralelo con la vía. Debido a las economías de escala, el costo unitario del KW, u otra medida energética similar, es sumamente reducido en comparación con el de los equipos de combustión interna. El mantenimiento y reparaciones son igualmente inferiores. Su inconveniente es la inversión inicial. Al sistema de rieles hay que añadir el costoso sistema de conductores eléctricos (las catenarias).

Las primeras locomotoras construidas a inicios del siglo XIX fueron a vapor. Después de mediados de dicha centuria eran notorias las del Far West, como la mostrada en 1928 en el antológico filme mudo El General, protagonizada por Buster Keaton. Muchas parecidas se utilizaron en las ferrovías cubanas. Su unidad motriz era una caldera generadora de vapor convertido en movimiento circular mediante mecanismos adecuados[7]. Su  mantenimiento y consumo resultaban costosos y  abrieron paso a los motores de combustión interna que las sustituyeron. Actualmente son piezas de museo.

A fines del siglo XIX fueron introducidos los trenes eléctricos. Son  particularmente recomendables en países donde la energía eléctrica es barata. A lo largo del siglo XX  impusieron cada vez más su presencia sin llegar a que fuese absoluta. En Suiza, por ejemplo, el 99% de las líneas férreas son eléctricas. Las principales ventajas de esta tecnología consisten en el bajo costo energético y a su menor peso relativo. Sus mecanismos son mucho más simples y cuentan con otras ventajas. La pega consiste en la costosa electrificación de las líneas. En toda su longitud ha de disponer de un tendido aéreo[8].

El Talón de Aquiles del tren eléctrico Hershey, como lo siguen llamando, es el costo de reposición y mantenimiento de su catenaria. Ciclones, vandalismo y el paso del tiempo han afectado las líneas de cables conductores. Es único en su clase. En  los 5064 km de vía pública de los demás ferrocarriles del país (excluyendo los azucareros) se utilizan equipos diésel.

El primero de mayo de 2017 el tren de Hershey recorrió toda la línea por última vez[9]. Actualmente sólo cubre parte de ella. La descapitalización ha golpeado la infraestructura eléctrica. Se trata de una especie en peligro de extinción.

Es necesario un análisis que muestre la alternativa recomendable de comunicación de la zona en cuestión. Quizás el tren continúe siendo la mejor, pero queda por demostrar. No se debe perder de vista el carácter histórico de la instalación y sus posibilidades turísticas. Matanzas está muy cerca de Varadero que recibe miles de  visitantes portadores de moneda libremente convertible. Algo similar puede decirse de La Habana.

La tecnología eléctrica ofrece grandes ventajas operativas, pero quizás resulte excesivo su costo inversionista en las actuales circunstancias. Comoquiera, no se debe desestimar sin un estudio. Una solución alternativa seria la adopción de la tecnología diésel. Se perdería el hálito romántico del primitivo tren pero mantendría la comunicación y la agradable vista del paisaje que incluye al Valle de Yumurí. A fin de cuentas los pasajeros utilitarios y los potenciales turistas requieren comodidad y frecuencia, virtudes ausentes en las actuales condiciones, sin contar la amenaza de desaparecer.

…Ah, el caserío. Creo que a sus privilegiados moradores corresponde su mantenimiento sin violar las normas de la planificación física. Lo urgente es el ferrocarril.
Fin




[1] En la propia zona existía una fábrica de aceite de maní. La distribuía la firma Sabatés SA (Procter & Gamble) bajo la marca Manico. Tenía un fuerte clientela entre la colonia judía cuya religión proscribe el consumo de productos del cerdo. La manteca era ampliamente utilizada por la población cubana debido a su bajo precio y a un mal hábito apalancado en tradiciones culinarias favorecedoras del colesterol. Las transnacionales Swift y Armour ofertaban lard a bajo precio; en Estados Unidos tenía poca demanda y Cuba les servía de vertedero. En casa de Aurelio también lo consumían, aunque no eran hebreos.

[2] Puedo complementar  esta  tournée de recuerdos con uno mío, menos emotivo y quizás vanidoso. En el entorno de 1970 visité el central en varias ocasiones por razones de trabajo. En una de ellas se me hizo tarde para almorzar en el comedor obrero. Detrás de mi llegó un trabajador también atrasado. Probablemente debido a mi camisa blanca, me preguntó si yo era el nuevo médico asignado al consultorio. Le respondí que no, con una sonrisa. No se ría, me dijo casi ofendido. Ud se ve que es un blanco que filtra. Es una expresión  folclórica que aún recuerdo.
  
[3] Pedrosa Puertas, Rafael. Cinco Siglos de Industria Azucarera Cubana. Minaz 1966
[4] Estas líneas fueron documentadas con el artículo El Tren de Hershey contra el Tiempo, de Ventura de Jesús, Periódico Granma. Enero 9 de 2020. Datos de la  Unión de FFCC de Cuba y otros  tomados de Internet.
[5] Token: moneda de circulación limitada. Generalmente emitida por una entidad privada.
[6] Casablanca pertenece al municipio Regla, de La Habana. 
[7] En el central Jaronú hubo una curiosa instalación. Los llamados dirigibles no generaban vapor. Eran grandes termos que lo recibían del central y se aplicaban como locomotoras de patio.
[8] O de un peligroso carril extra, también complejo. Suele limitarse a lugares con poco o ningún acceso de personas y animales, como los metropolitanos subterráneos.
[9] Ventura de Jesús. El Tren de Hershey contra el Tiempo. Periódico Granma. Enero 9 de 2020.

1 comentario:

  1. Hershey es un precioso pueblo que debe conservarse como ejemplo de integración comunitaria al ser urbanística, productiva y recreativa.
    También tengo la experiencia de una visita, sentándome a conversar en una de esas casas estilo norteamericanas con uno de sus moradores de antaño. En su conversación me explico tanto la forma de economía cerrada que existía donde todo o casi todo lo que se ganaba como suelto se consumía en el mismo pueblo por lo que no era necesaria la circulación del dinero.
    Entre tantas cositas me explicó como la comunidad tenía una organización jerárquica donde las casa de piedra más grandes y confortables eran entregadas a los dirigentes principales del central y las de madera (muy buenas también) para los cargos menos importantes.
    La propiedad no solo era del central y el ferrocarril, también se fueron adquiriendo tierras de los alrededores y fue necesario mover de lugar el cementerio. Y por demás se construyó una pequeña iglesia católica.
    El vecino me refirió un ejemplo interesante de control o estrategia para que no haya descontrol, me dijo que los jefes en muy rara ocasión tenían asignado un automóvil, que solo usaban caballos. De esta forma se evitaba el uso indebido (que no se escaparan para La Habana).
    Existió un centro de recreo en el mismo pueblo, hoy es un Circulo Social Obrero y Los Jardines más aislados (a unos pocos kilómetros) pero aprovechando las bondades del rio cercano.
    Si de alguna manera se pudiera restaurar todo en ese pueblo (aunque el central ya sería imposible) constituiría un museo viviente, creándose un lugar turístico formidable.
    Bien pudiera ser una parada necesaria de los turistas hacia Matanzas o una estancia corta y si el viaje fuera en el tren restaurado y confortable para el turista seria como pasear en un auto descapotable de los 50.
    Hoy prácticamente en ruina constituye un lugar interesante al que recomiendo la visita.
    Rogelio Castro Muñiz

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