Red Econolatin
CUBA
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Expertos Económicos de Universidades Latinoamericanas
Dr. Ricardo Torres
Centro de Estudios de la Economía Cubana
Universidad de La Habana
1. SITUACIÓN ECONÓMICA
ACTIVIDAD ECONÓMICA
En relación al comportamiento durante el 2016, no se han difundidos informes detallados sobre el cierre de la economía. El dato más sobresaliente lo constituye, sin dudas, el anuncio de la contracción del PIB en el orden del 0,9%, que constituye el primer decrecimiento en más de 23 años.
Este tampoco es un desempeño excepcional en el contexto regional, aunque América Latina no sea un referente muy exigente a los efectos de la comparación. De acuerdo con el reporte preliminar publicado por la CEPAL, otros siete países de la región vieron números rojos al cierre del 2016. Entre ellos destacan algunas de las economías más grandes del continente como Brasil (-3.6) y Argentina (-2.0). Venezuela (-9.6) y Suriname (-10.4) sufrieron los mayores descalabros. La región en su conjunto cae un 1.1%. Junto a factores específicos de cada país, un elemento común que incidió negativamente fue el endurecimiento de las condiciones externas.
La mayoría de los sectores enfrentaron dificultades en la producción y la exportación. El empeoramiento de la situación financiera externa tuvo un impacto negativo en el comportamiento de las importaciones, lo que evidentemente tiene un impacto recesivo sobre la actividad económica general. Esto es especialmente perjudicial para la industria manufacturera que produce para el mercado interno, altamente dependiente de las importaciones.
Algunas actividades específicamente quedaron por debajo de lo estimado a inicios de año debido a otros factores. En primer lugar, la zafra azucarera representó un decrecimiento de la producción respecto a la cosecha anterior, a partir de una combinación de factores climáticos, problemas con los suministros de insumos y otros aspectos de largo recorrido en el sector. En segundo lugar, la producción de níquel estuvo doblemente afectada por el comportamiento de los precios externos y la producción doméstica que no repunta, dado que esencialmente, existe una sola planta en operación, frente a tres un par de años atrás.
Al menos el inicio del año trajo buenas noticias para uno de esos sectores: el azúcar. Los precios en el mercado internacional se han sostenido, y la zafra hasta el cierre de febrero exhibía el mayor volumen logrado en 20 campañas. Este año se aspira a producir más de dos millones de toneladas que significarían un crecimiento del 45% en relación a la cosecha anterior.
El desfavorable desempeño económico se reflejó en las cuentas del Estado. Aunque el déficit fiscal se mantuvo dentro de las perspectivas trazadas a inicios de año, esté empeoró hasta -7,9%. Aunque una parte sustancial del mismo se financia con deuda pública y a corto plazo no supone una presión sobre los precios, la espiral de endeudamiento que se puede estar generando debe ser seguida con cuidado por el Ministerio de Finanzas. Es necesario tener en cuenta que estos bonos están siendo comprados por los propios bancos del Estado, a través de un mecanismo que no refleja adecuadamente en las tasas de interés la posición fiscal del gobierno.
SECTOR EXTERIOR
Los indicadores preliminares del sector exterior cubano en 2016 reflejan una agudización de las condiciones de externas de operación de la economía. La caída de las exportaciones por cuarto año consecutivo se tradujo en un bastante severo ajuste de las importaciones para mantener el necesario equilibrio externo y no aumentar el endeudamiento.
Cuba enfrenta condiciones particularmente complejas de diverso tipo para acudir a la deuda como una forma de amortiguar la caída de los niveles de actividad en la parte baja del ciclo y empezar a devolver durante la recuperación. En primer lugar, el acceso de la Isla a los mercados financieros internacionales es muy imperfecta debido esencialmente a tres elementos interconectados: el país no es miembro de ningún organismo financiero internacional relevante, ni concesional ni compensatorio; las sanciones de Estados Unidos, y el pobre historial crediticio que exhibe la nación, con varias moratorias de deuda. Todo esto implica que los costos de emisión de deuda son muy altos, a lo que se une que no existe una amplia cartera de socios con los que trabajar en este sentido. Aunque estas condiciones han mejorado relativamente en los últimos cinco años, a partir de acertadas decisiones en relación a la restructuración de la deuda exterior, todavía la situación es adversa.
Por otra parte, otros dos aspectos de tipo doméstico explicarían esta extrema precaución en relación a la deuda externa. Por una parte, luego de siete años de reforma y una economía que no acaba de repuntar, probablemente se piensa que el contexto no está maduro como para apostar al futuro, si no se pueden implementar los cambios requeridos para impulsar la economía. En ese escenario previsto, al aumento del endeudamiento, justificado en otros casos, no cumple con el requisito de contar con mejores condiciones para devolver en unos años. A su vez, existe la percepción de que la deuda pone al país en manos de sus acreedores, sin alternativas viables, estos pueden tratar de empujar a Cuba hacia la adopción de medidas que se han tratado de esquivar hasta el momento. A pesar de todo lo expuesto, es difícil imaginar cómo se pueden evitar los efectos más negativos de esta coyuntura sin una plataforma de compensación externa.
Probablemente las únicas buenas noticias en 2016 en el sector externo provinieron del turismo internacional. Los datos preliminares extraídos de informaciones de prensa citando a funcionarios del gobierno ubican el número total de visitantes un cifra alrededor de los cuatro millones. Esto significaría un aumento de más de 13% en relación al año precedente. No solo es importante porque contribuye a aliviar parcialmente la escasez aguda de divisas, sino porque se van encadenando dos muy buenos años de resultados para el sector, que retoma su posición como líder en el país.
Esta tendencia se confirma para los primeros dos meses de 2017. A inicios de marzo el Ministerio de Turismo de Cuba anunciaba que los arribos se habían incrementado en un 15% respecto al año anterior, y los visitantes norteamericanos en un 125% en enero. De mantenerse esta proyección, este puede ser otro gran año para el sector. Ahora el problema se cierne sobre la capacidad efectiva de absorber esta demanda adicional, en un momento en que ciertas infraestructuras en Cuba parecen sobrepasadas.
El turismo tiene además la característica de hacer una mayor contribución indirecta a la economía que por ejemplo, los servicios médicos, en tanto sus derrames en términos de encadenamientos (aún muy por debajo del potencial) e ingresos directos hacia las familias cubanas es sustancialmente superior.
Una de las nuevas tendencias del sector en Cuba está vinculada a la creciente participación del sector privado en la oferta de alojamiento, y cada vez extendiéndose a otros servicios conectados con los viajeros. Según fuentes no confirmadas, en 2016 alrededor del 29% de las pernoctaciones ocurrieron en instalaciones privadas, esencialmente pequeños hostales y habitaciones independientes. Uno de los efectos colaterales de este fenómeno es el frenesí de renovaciones que se aprecia en la Capital, y otros destinos turísticos importantes, en lo que se entiende que es uno de los negocios más florecientes del panorama económico cubano. En al menos dos destinos muy atractivos como Viñales y Trinidad, la oferta privada supera ampliamente a sus equivalentes del sector público.
El otro elemento que podía haber contribuido a relajar esta presión es la inversión extranjera. Sin embargo, otra vez queda muy distante de las expectativas y las necesidades de la nación. El ritmo de aprobación de nuevos proyectos con capital extranjero marcha muy despacio. Esto ha impedido acceder a recursos frescos en el corto plazo, y lo que es más importante, expandir la capacidad productiva para asegurar un mayor dinamismo de la economía en los años venideros. Cabe preguntarse si no se podría haber actuado con mayor resolución para destrabar la aprobación de proyectos, problema denunciado por el propio presidente Raúl Castro en su discurso ante la Asamblea Nacional en diciembre de 2016.
2. PERSPECTIVAS ECONÓMICAS
El panorama económico permanece muy complejo para Cuba en 2017. El gobierno ha trazado una meta de crecimiento de 2%, que aunque alcanzable es muy optimista en las actuales condiciones. Por ello resultan especialmente alentadores los resultados que han conseguido en estos primeros tres meses el turismo internacional y la fabricación de azúcar.
La situación de algunos de los socios principales de Cuba no parece mejorar a corto plazo, entre ellos destaca Venezuela. Es improbable una recuperación de las cotizaciones de algunos de los productos relevantes para el país, mientras que también en el patio existen limitaciones en la oferta.
Quizá el elemento sobre el que se puede actuar con mayor efectividad a corto plazo es la atracción de inversión extranjera. Si bien existen factores que limitan de forma sustancial la llegada de capitales, los procesos burocráticos dentro de Cuba pueden y deben ser aligerados para maximizar el efecto económico y de paso enviar una señal de aliento y compromiso a los socios actuales y potenciales. No sería descabellado buscar una diversificación estratégica de los inversionistas actuales para abarcar un mayor número de países y gobiernos interesados en defender los intereses de sus compañías en Cuba. Esto se podría combinar con proyectos estrella en sectores de gran impacto, como la infraestructura y aquellos vinculados a la Zona Especial de Desarrollo del Mariel, al oeste de La Habana.
3. SITUACIÓN POLÍTICA
En general, la situación política permanece estable aunque al menos tres fenómenos gravitan sobre el futuro inmediato del país. En el orden doméstico, casi un año después de la celebración del Congreso del Partido Comunista, no se conoce la versión final de los documentos que deben guiar el proceso de transformaciones en el futuro inmediato.
En segundo lugar, sobre el cambio de gobierno que implica la salida de Raúl Castro de la presidencia en febrero de 2018, no se ha anunciado nada específico. Esto viene generando incertidumbre en un número creciente socios estratégicos para el país. Aun en medio de este escenario, no sería ocioso adelantar algunos de los cambios más importantes que se deben concretar en el futuro inmediato, como puede ser la unificación monetaria y cambiaria.
Por último, si bien todavía el gobierno de Donald Trump no ha hecho ningún anuncio específico sobre Cuba, está en curso una revisión a fondo de los cambios introducidos por Obama. La incertidumbre es alta, y varias de las organizaciones que han trabajado arduamente para hacer posible este tímido acercamiento manejan la situación con cautela y desconfianza.
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