JR concluye el dossier sobre el desarrollo del tabaco rubio en vegas de Pinar del Río para abastecer a la fábrica de cigarrillos que Brascuba construye en la ZEDM. Ahora ofrecemos un grupo de perfiles, fichas y tablas sobre la agroindustria tabacalera en el país.
Habanos S.A., distribuidora exclusiva de todas las marcas de tabaco cubano, logró ventas por 445 millones de dólares en 2016 en el mercado foráneo y el interno en divisas, para un crecimiento de cinco por ciento con respecto al año que le antecedió... Ya esto se sabe, se difundió bastante durante la Feria del Habano 2017, pero da una idea de la relevancia que tiene la agroindustria tabacalera para el patrimonio nacional.
Especializada en el mercado de tabacos Premium (torcidos a mano), la corporación es una de las tres empresas mixtas del Grupo Empresarial de Tabaco de Cuba (Tabacuba), holding creado en el año 2000 y una de las nueve organizaciones superiores de dirección empresarial (OSDE) del Ministerio de la Agricultura.
Tabacuba constituye la organización económica del país que rige integralmente la actividad tabacalera en todas las fases de su cadena productiva, desde la agricultura hasta la comercialización interna y externa.
Su sistema empresarial está compuesto por 40 empresas estatales (15 agrícolas, siete agroindustriales, nueve de tabaco torcido, cuatro de cigarrillos y cinco de servicios y comercialización); tres empresas mixtas (Habanos S.A., Internacional Cubana de Tabacos S.A. y Brascuba Cigarrillos S.A.), una sociedad mercantil y un instituto de investigaciones.
Da empleo directo a más de 40 000 trabajadores, pero ocupa en cosecha a alrededor de 200 000 personas de empresas estatales, unidades básicas de producción cooperativa (UBPC), cooperativas de producción agropecuaria (CPA), cooperativas de crédito y servicios (CCS), campesinos individuales, familiares de los productores y movilizados.
La venta de tabacos y cigarros en el mercado interno (porque Cuba es, per cápita, el país donde más se fuma en el mundo) también cumple un importante rol en la sustracción de la liquidez circulante y en el engrosamiento de los ingresos presupuestarios por vía fiscal.
En lo que va de siglo, la venta de tabacos y cigarros superó por lo general los 2 000 millones de pesos anuales, y en ocasiones se acercó a los 3 000 millones, en moneda nacional.
Como se observa en la Tabla-1, de 2012 en adelante (la última cifra oficial de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Onei) es de 2015) se verificó una caída en los gastos de la población en el rubro, pero en nuestro criterio esto responde —además de la escasez del producto en algunos años— a una migración de los grupos de mayores ingresos hacia las ventas en divisa de cigarrillos, tanto fuertes como suaves —estos últimos ganan cada día más adeptos entre los jóvenes.
Con esta serie —recordemos— estamos abordando lo que creemos es el más «interesante» encadenamiento productivo hacia el interior de la economía que han generado hasta el día de hoy los usuarios de la Zona, al involucrar a una «sencilla» y hasta hace poco casi anónima base productiva de Consolación del Sur, la UBPC Julián Alemán, y constituir una iniciativa que se extenderá a varias empresas, cooperativas y productores de Vueltabajo, una muestra clara de qué es y debe ser la ZEDM.
Hoy ofrecemos un grupo de perfiles, fichas y tablas sobre nuestra agroindustria tabacalera, a fin de que los públicos puedan hacerse un criterio de la relevancia del ramo para el presente y futuro del país, independientemente de que sus mercancías sean cada vez más controladas y limitadas a nivel mundial y local debido al daño que provocan a la salud humana.
Ha sido nuestro propósito argumentar, con un ejemplo detallado que, pese a sus falencias y limitaciones, el sector agropecuario nacional no ha perdido el potencial multiplicador hacia el resto de la economía; su capacidad de generar profundos, eficientes y efectivos encadenamientos productivos al interior del país (hacia atrás y hacia adelante) e incorporarse a las cadenas globales productivas.
Hemos querido resaltar, además, el valor de la inversión extranjera, que a partir de la Ley No. 118, aprobada por el Parlamento en 2014, se ha concebido como una fuente de desarrollo económico para el país a corto, mediano y largo plazos, y, en determinados sectores y actividades económicas, como un elemento activo y fundamental para el crecimiento, entre estos, donde pueda generar sólidos encadenamientos productivos hacia el interior del país y/o hacia las cadenas globales.
Agroindustria de ayer, hoy y siempre
El sector tabacalero cubano produce unos 15 000 millones de cigarrillos —fundamentalmente negros o fuertes— en fábricas estatales y Brascuba S.A; y elabora más de cien millones de tabacos hechos a máquina —alrededor del 90 por ciento para la exportación— en la Internacional Cubana de Tabacos S.A., empresa mixta entre Tabacuba e Imperial Tobacco Group.
La industria también confecciona unos 400 millones de tabacos torcidos anuales (Tabla-2), de estos alrededor de cien millones para la exportación (Tabla-3), según las últimas informaciones dispuestas por la Onei, que datan de 2015 y son las que usamos mayormente aquí como referencias.
Según fanáticos y catadores, la exclusividad del tabaco cubano —su diferencia— radica en que toda su composición y fortaleza, tanto en capote como en capa, es producida en el país. Lograr eso, empero, no es tarea fácil. Todo lo contrario.
Nuestras vegas no fueron inmunes a la larga etapa de crisis conocida como período especial y las consabidas caídas en cantidad y calidad de las producciones. Acumularon pesadas y malas cargas que aún hoy se arrastran. En algunos años recientes, incluso, las manufactureras estuvieron imposibilitadas de alcanzar los niveles de 1989 (Tabla-4).
Se va saliendo, sin embargo, de los malos tiempos. Este es un camino que empieza en la vega, y ya en 2016 se comenzó a allanar. En el sexenio 2010-2015 los resultados no tuvieron nada de halagüeños, como puede observarse en la Tabla-5, pero ya en el pasado año —a pesar de que el clima se portó peor que nunca—, se cosecharon más de 20 000 hectáreas de tabaco.
Además de tener un clima muy favorable —bueno como hacía rato no se veía—, para la actual temporada (2016-2017) se plantaron más de 28 000 hectáreas, y si las «cosas» continúan portándose «correctamente», podrían obtenerse unas 29 000 toneladas del producto, cifra que hace años no se consigue, según informaba en febrero pasado al semanario Opciones (periódico de la Editora Juventud Rebelde) Miguel Vladimir Rodríguez González, vicepresidente primero de Tabacuba.
El programa de desarrollo de la agro-industria tabacalera para el área agrícola, preindustrial, industrial y comercial tiene como fundamento los documentos del VI y el VII Congreso del Partido y, en base a estos las líneas estratégicas de Tabacuba de 2012, las cuales están en plena actualización, indicaba el directivo.
De acuerdo con la disponibilidad financiera y los resultados científico-técnicos, en la parte agrícola se trabaja en el mejoramiento de los suelos y el potencial genético de la solanácea, así como en la introducción de variedades más productivas y resistentes a plagas y enfermedades.
Se recuperan tecnologías y se aplican y amplían otras nuevas, como el fomento de posturas en túneles protegidos, y se realizan inversiones en el área preindustrial, es decir, la especializada en el beneficio del tabaco.
Sube, sube y no es humo
El área industrial del tabaco también está siendo objeto de un proceso inversionista de unos 50 a 70 millones de pesos en los últimos años. Según explicaban el verano pasado directivos de Tabacuba, el propósito es elevar la calidad e incrementar los volúmenes productivos, a través de un amplio programa de construcción y mo-dernización del plantel industrial.
Buscan —agregaban entonces las fuentes— «estar en mejores condiciones para satisfacer la demanda de tabaco del mercado local e internacional, mediante un desempeño eficiente, competitivo y sostenible; así como estandarizar todas las producciones, de forma tal que respondan a la calidad exportable o que se acerquen a los patrones internacionales».
A continuación, algunas de las inversiones en plan o desarrollo de Tabacuba informadas a la prensa el pasado verano:
—Brascuba S.A.: La fábrica que la empresa mixta comenzó a construir en la Zona Especial de Desarrollo Mariel permitirá a la industria cubana satisfacer la demanda de cigarrillos de calidad extra para el mercado doméstico, la generada por los turistas que nos visitan, y con destino a la exportación.
—Fábrica de tabaco mecanizado para el consumo nacional en la provincia de Granma: El proyecto, en una antigua instalación de la empresa, dispondrá de máquinas de última generación. Como no hay experiencia de ese trabajo en la provincia, la inversión incluye la capacitación de los operarios encargados del torcido y del nuevo equipamiento. El programa de desarrollo tabacalero de Granma prevé un crecimiento del área agrícola.
—Fábrica de cigarrillos Lázaro Peña, Holguín: Proceso inversionista para ampliar y modernizar sus producciones, destinadas al mercado nacional, y ajustarlas a la demanda y estándares internacionales. La introducción de modernas máquinas mejora la calidad en consistencia y relleno y aumenta los volúmenes actuales.
—Fábrica de producción mecanizada (empresa Internacional Cubana de Tabacos, S.A.): Única de su tipo en el país, maneja un plan de ampliación y modernización para una eventual apertura del mercado norteamericano, cuando se elimine el bloqueo económico, comercial y financiero del Gobierno de EE. UU. contra Cuba y sea liberado el comercio entre los dos países.
El mercado de EE. UU. es el principal consumidor del mundo —cerca de 300 millones de tabaco Premium y más de 9 000 millones de tabaco mecanizado—; no obstante, tiene muchas particularidades y es restrictivo en cuanto a regulaciones.
Concluimos el dossier, a propósito, replicando los comentarios de Miguel Vladimir Rodríguez González, vicepresidente primero de Tabacuba, a nuestra colega de Opciones Raquel Sierra: «El tabaco cubano es ampliamente solicitado y hoy todavía no satisfacemos la demanda existente en el mundo, donde los mercados se han ido segmentando y lo que predomina en la actualidad no es la elevada calidad de los torcidos fabricados a mano en Cuba, sino que el volumen mayor que se consume es de otros orígenes, lo que nos garantiza un nicho de mercado que nos permite seguir creciendo».
Nota:
El gran volumen de dinero que absorbe el presupuesto del Estado por el impuesto de circulación o venta del tabaco es de doble dirección. No hay estudios al respecto —o al menos estos periodistas los desconocen—, pero consideramos que buena parte de ese dinero deriva indirectamente en los gastos médicos a fumadores activos y pasivos por enfermedades causadas o aceleradas por el consumo de esta droga legal. (Aclaramos que uno de los redactores fuma, reconoce su culpa, pero no deja la adicción).
Fuentes:
Tabacuba, el ciclo sin fin, en www.opciones.cu, Raquel Sierra, 23 de febrero de 2017.
Próximas a concluir siembras tabacaleras en Cuba, en Prensa Latina, 14 de enero de 2017.
Lista Cuba para comenzar la siembra tabacalera, en www.acn.cu, Evelyn Corbillón Díaz, 30 de septiembre de 2016.
Industrias en expansión, en www.opciones.cu, Raquel Sierra, 18 de agosto de 2016.
Surfeando las zancadillas climáticas, www.opciones.cu, 30 de junio de 2016.
Moderniza la Isla su Industria tabacalera, en Opciones, Prensa Latina, 14 de julio de 2016.
La industria tabacalera cubana hacia nuevos horizontes, en www.granma.cu, Juan Diego Nusa, 1ro. de julio de 2016.
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