¿Cómo encadenar territorialmente, en un municipio, la empresa estatal, con la empresa mixta, las cooperativas agropecuarias, las no agropecuarias y los trabajadores por cuenta propia y empresas privadas?
Teóricamente, dentro del proceso de elaborar el Plan, como la ha planteado el Ministro de Economía y Planificación, cada territorio trabaja en elaborar su Plan buscando los encadenamientos entre los productores del municipio, digamos, las cooperativas de crédito y servicios, que agrupan a productores privados y usufructuarios de tierras, trabajadores por cuenta propia con microindustrias, la entidad de acopio o la industria alimentaria, estatal o mixta y los hoteles turísticos enclavados en su territorio, administrados por una empresa cubana o extranjera, con contrato de administración o mixta.
Producir el encadenamiento físico, en cantidades y a los precios del Plan, una vez hecho el análisis del encadenamiento y precisado con las entidades, es trabajoso, pero puede lograrse, lo que perfeccionaría enormemente el proceso de planificación y rompería el esquema ramal y de organismo.
Pero los precios del Plan no tienen nada que ver con el mercado. Las cifras que salieran del municipio tendrían que ser al menos a precios de costo. ¿Cómo se encadenan los costos reales de los campesinos y usufructuarios de las cooperativas, que no tienen nada que ver con los precios que establece el ministerio de Finanzas y precios y que son los que paga Acopio?
Si los precios a los que se contratan con los campesinos y usufructuarios, no cubren sus costos reales, que incluye el salario que paga a sus obreros y demás gastos reales que requiere tener para producir, más una utilidad que le permita construir sus facilidades de vivienda y manutención de su familia con bienes que no se producen en la agricultura y que tiene que obtener en el mercado no regulado y además pagar los impuestos, que ahora se pretende comenzar a cobrarles; entonces, o no contrataran todo lo que pueden producir, o incumplirán los contratos para vender una parte de su producción en el mercado a precios de oferta y demanda.
La cuenta, cuando se trate que el destino final sea la exportación o la sustitución de una importación real, tiene que partir del precio real externo en dólares o euros. Y para eso es imprescindible contar con una tasa de cambio. En una economía tan abierta como la cubana y con los problemas que tenemos con el bloqueo, principalmente financiero y bancario, pretender encadenar la producción e incorporarla al Plan, sin una tasa de cambio, que refleje aunque sea aproximadamente la relación de nuestra economía con el mercado externo, es cuando menos un disparate.
El productor agrícola y los demás productores estatales, no estatales, y de empresas mixtas, tienen que verse reflejados directamente con el sector externo, en sus precios en moneda nacional. No pueden tener un precio en pesos nacionales, que es la moneda del País, si no lo ven relacionado con los precios externos en divisas. Y eso no se logra sin tasa de cambio. Los productores no estatales, sacan sus cuentas con una tasa de cambio de 24×1, pero además tienen una incorrecta ventaja, de la cual no son responsables, de poder adquirir mercancías, insumos y servicios en una moneda con precios fuertemente subsidiados, que les favorecen. Por otra parte pagan impuestos, no por sus utilidades, sino por sus ingresos brutos, deducidos en una ínfima cantidad, lo que los lleva a prácticas no transparentes, para poder cubrir sus costos reales y obtener una ganancia. Si tuvieran que trabajar con una tasa de cambio similar a los demás actores y estar obligados a presentar estados financieros, justificando sus gastos y pagar impuestos a partir de sus utilidades, se haría transparente y comparable su gestión económica.
Conozco empresarios extranjeros, interesados por invertir en empresas mixtas con empresas cubanas en producciones, para ellos exportarlas posteriormente, lo que supone que se las compren a su contraparte cubana, pero les ocurre que no tienen una base de costos creíble para discutir y ponerse de acuerdo en el precio de compra, pues la contabilidad de la empresa cubana esta en pesos, adquieren sus insumos nacionales en pesos(CUP) y sus importaciones las han estado adquiriendo a una tasa de cambio de 1 peso igual a 1 dólar. Si utilizaran una tasa de cambio, por ejemplo de 24 pesos por un dólar, reconstruirían su contabilidad sobre esa base y la discusión con la empresa extranjera sería distinta.
Al analizar los encadenamientos en un territorio, de encontrarse con una empresa mixta creada para beneficiar e industrializar alguna producción agrícola o frutal con vista a comercializar en el mercado turístico o de exportación, ¿qué tasa de cambio le aplican a las importaciones que tengan que realizar para llevar a cabo sus producciones?
Planificar los encadenamientos productivos puede resultar en un inteligente método de establecer una vinculación entre el mercado socialista y el plan. Pero en una economía tan abierta como la nuestra, tan dependiente de las importaciones y tan necesitada de incrementar las exportaciones y las producciones para consumo nacional, el contar con una tasa de cambio, que permita compararnos permanentemente con el mercado externo, es imprescindible.
*Joaquín Benavides Rodríguez. Ocupó el cargo de Ministro- Presidente del Comité Estatal de Trabajo y Seguridad Social de Cuba (1980-1986). Fue Ministro de Gobierno y Presidente de la Comisión Nacional del Sistema de Dirección de la Economía (1986-1991). Entre 1991 y 2003 ocupó el cargo de Viceministro de Economía del Ministerio de Transporte
No hay comentarios:
Publicar un comentario