De las medidas prometidas por la dirección del país en el pasado mes de junio nos llegan las aprobadas recientemente de vender electrodomésticos y partes y piezas para autos en MLC; no conocemos aún el nomenclador completo de los artículos que serán ofertados en las tiendas especializadas para esta actividad y aunque pueda ser limitado en su variedad y cantidad, no hay duda de que es un paso de avance para la economía y para la población.
El objetivo de esta medida, que evidentemente es el de recaudar MLC, tiene su explicación en:
· La permanente escasez de divisas que confronta el Estado desde el comienzo del período especial a principios de la década de los 90.
· La existencia de un potencial importante de volumen de operaciones en divisa fresca en el mercado informal en Cuba.
Además del objetivo principal se destacan otros pormenores positivos de la medida:
· El hecho de haberse manifestado oficialmente que no se intenta prohibir ninguna importación personal.
· Que las tiendas para compras en MLC tendrán un nuevo estilo de orientarse más a satisfacer al comprador.
· Que la compra en dichas tiendas será mediante tarjetas bancarias habilitadas al efecto.
· Que las empresas de comercio exterior estarán habilitadas y dispuestas para gestionar la compra de algún que otro renglón autorizado que no esté disponible en las tiendas.
· Que esas nuevas tiendas se reaprovisionarán con sus ingresos en divisa.
· Etc.
En resumen que en una primera aproximación se pueden considerar como medidas positivas.
Muchas de las opiniones que hemos visto en los medios alternativos, se refieren con mayor o menor intensidad al hecho de que las capas de bajos ingresos de la población (que son sin duda la mayoría) no tienen acceso a estas tiendas por no disponer de la MLC necesaria para hacer esas compras. Se ha dicho que ese segmento de población ahora tampoco tiene esa posibilidad cuando las compras se hacen en certificados de divisa (CUC). También hay otros cuestionamientos de personas que sí tienen los CUC pero no tienen la MLC y que se verán impedidos de comprar en esas tiendas.
Un primer detalle del cual no se habla está precisamente en el papel del llamado CUC. Cada billete de estos tiene consignado el texto siguiente: “Garantizado íntegramente por valores internacionales de libre convertibilidad. Es canjeable por divisas libremente convertibles en el Banco Central de Cuba” ([i]) y el billete aparece firmado por la presidenta del Banco Central de Cuba. Ya hace algunos años – pido disculpas por no tener con precisión en la fecha – fue eliminado de estos otros billetes un texto similar que aparecía en los pesos CUP; en consecuencia no tienen garantía de ninguna clase, están firmados también por la presidenta del Banco Central, pero en éste último caso de los CUP no se conoce a que se compromete el Banco Central de Cuba pues nada sustancial hay escrito en los mismos, solamente la cantidad de pesos que representa, el año en que se emitió y el nombre del patriota cuya efigie allí aparece.
Entonces estamos ante la extraña situación en la cual el Estado, aun cuando reconoce formalmente que el CUC está garantizado con MLC, en la práctica no lo admite y empieza a operar tiendas en las que se venderá en MLC y además no se admitirán los certificados que ese mismo Estado emitió garantizando que están amparados por MLC.
Si la oferta hubiera sido que se puede pagar en cualquiera de las dos monedas – CUC o dólares – y que al dólar que allí se usara no se le aplicaría el descuento del 10% hubiera sido realmente atractivo y efectivo para los poseedores de dólares; no hubiera hecho falta hacer “nuevas” tiendas sino sencillamente aplicar esta oferta en las que ya existen. Por supuesto esta otra variante no es posible pues evidentemente no existen las condiciones para respaldar la convertibilidad del CUC.
Es elemental que cada estado aplica la política monetaria que considere oportuna, está en el derecho de hacerlo y eso nadie lo puede cuestionar. Pero también el mercado puede tener reacciones imprevistas ante un hecho inusual como éste – y el mercado es soberano también. No me parece saludable que si se aspira a utilizar el mercado – aun cuando sea de manera controlada – ocurra que el Estado se niegue a aceptar su propia moneda. El CUC siempre va a tener algún valor y si se considera que ese valor ha disminuido el Estado está en el derecho y en la obligación de devaluarla, no de rechazarla.
La medida adoptada puede tener varias consecuencias. Si una persona cualquiera entra al país con dólares y quiere comprar algún electro-doméstico para un familiar, no los cambiaran por CUC con la misma frecuencia como ha venido sucediendo hasta ahora ya que estos CUC no se aceptan en las nuevas tiendas estatales. Por otra parte todos aquellos que en alguna medida dependen de la economía subterránea, que es donde están todos esos dólares que ahora el Estado trata de captar, también van a rechazar los CUC y van a pedir que les paguen en dólares; ahí estará funcionando la ley del mercado: “si esa moneda no me sirve en esas tiendas no la admito pues yo no sé lo que va a venir después”, diría con seguridad una de estas personas. Y ocurre que ese sector de la economía paralela o subterránea en CUC es el que tiene los dólares que ahora el Estado trata de recoger; lo más probable es que se vuelvan más reacios a que se les reduzcan. También si los arrendadores y otros que brindan servicios al turismo se ven necesitados de dólares, automáticamente le van a pedir al turista que les pague en dólares – aun cuando sea ilegal – o simplemente lo avisan en la propaganda que tienen en Internet, lo que automáticamente conduce a que los extranjeros disminuyan los cambios que hacen a la entrada al país.
Por tanto es de esperar que si bien puede ser que el Estado recaude MLC por la vía de las TRMLC (tiendas recaudadoras de moneda libremente convertible) es muy posible que vea reducida su recaudación de divisas desde otras vías, básicamente la que proviene de cubanos residentes en el extranjero y la de los turistas extranjeros que nos visitan. En cuestiones de mercado el agua tiende a recuperar su nivel.
Hay otro aspecto de esta medida. Siempre se planteó por nuestros dirigentes que el CUC se respetaría tanto para los que lo tienen en efectivo como para los que lo tienen depositado en los bancos. Como resultado de esta medida se incumple esa promesa ya que aunque se mantiene la equivalencia de 24 CUP x 1 CUC, no será posible mantener la compra de un dólar por 1.02750 CUC. Todo el que haya tratado de cambiar CUC por dólares en las CADECAS o en las agencias bancarias sabe que ello siempre ha resultado sumamente difícil, ello depende de que en el mejor de los casos el cajero tenga o no divisa para vender dólares puesto que ni el banco ni las CADECAS tienen ningún fondo para afrontar el cambio de CUC por divisas sino que de manera bastante descontrolada depende de si el cajero reconoce que recibió o no previamente alguna divisa como resultado de una compra de CUC por algún extranjero. Si ahora empieza una presión adicional para obtener legalmente dólares con CUC con destino a la compra en las tiendas recaudadoras de divisa, será prácticamente imposible comprar dólares en las CADECAS y habrá que comprarlo en el mercado informal… a un precio superior, lo que puede llevar a una devaluación progresiva del CUC.
Ante todas estas perspectivas puede resultar evidente que este sea el primer paso que da el CUC en el mismo camino que recorrió el CUP hace ya poco menos de 30 años – los que nacieron después de la introducción del CUC en la economía son ya una nueva generación completa. En aquel momento no se quiso devaluar el CUP, se le ignoró y se inventó el CUC.
De todas formas es previsible que ya algunos participantes del sector privado comiencen a cobrar todo o parte de sus servicios en dólares en vez de hacerlo en CUC. De ser así se puede esperar que a mediano plazo ya estén circulando no dos sino tres monedas en el país cada una con su diferente tasa de cambio.
A todo esto se une el papel de las tiendas recaudadoras de divisa (TRD). Cuando se crearon en la primera década de los 90 vendían en dólares y al surgir el CUC cambiaron los precios para esta última moneda. Estas tiendas que ahora se abrirán para vender en MLC son exactamente lo mismo: tiendas recaudadoras de divisa – es algo así como la segunda temporada de las TRD esta vez matizadas por un ambiente de avance tecnológico de las tarjetas magnéticas, y de la existencia no de una moneda paralela (el CUP) sino de dos monedas paralelas (el CUP y el CUC).
Lo que ahora se plantea que harán las TRMLC es lo que siempre debieron hacer las TRD: en primer lugar tener precios razonables, velar por la calidad, tener un buen trato, etc.; características que la población desea pero que no se cumplen. En segundo lugar está la gestión en sí de las TRMLC cuando se proyecta que sus ingresos les permitan reponer sus inventarios y que dichas recaudaciones no pasen totalmente a la caja central para después recibir de la caja central lo que se pueda según el balance nacional de la divisa. Esto último también se debió respetar en todo momento.
Como señalaba antes estas nuevas TRMLC tienen exactamente los mismos rasgos que tuvieron las TRD:
· Al igual que las TRD son estatales (centralizadas por defecto).
· Actúan en medio de una gran escasez de oferta.
· Su objetivo es el mismo – recaudar divisa o MLC.
Pero a diferencia de las TRD originales esta vez van a tener que entrar en competencia con el mercado informal de venta de artículos similares y habría que ver si estas nuevas tiendas poseen la ligereza y flexibilidad que tienen los vendedores del mercado informal en su operación ya que históricamente desde inicios de la Revolución ha quedado patente la burocracia, falta de iniciativa y lentitud que presentan en su gestión las empresas estatales, originado en buena medida por el siempre presente control de los niveles superiores.
En definitiva será la vida y el decursar del tiempo quienes digan la última palabra en este asunto. Confiemos en que todo nos salga bien.
[i] El subrayado es del autor.
Comentarios de destacados economistas por emails.
Julio Carranza
Buen artículo este de Vélez Sanchez. Habría que añadir algo que al menos Humberto Perez y yo habíamos señalado en otros textos. La razón por la cual el CUC perdió la capacidad que originalmente se le había dado y que ahora > trae as consecuencias que se explican en ese magnifico artículo, es que > cuando la obtención de divisas por parte del estado pasó de realizarse en la tiendas a las CADECAS a través del CUC, cesó la necesidad de tener una oferta adecuada en aquellas con ese fin, ya los dólares quedaban en CADECA y se empleaban a los fines que se decidiera sin la obligación de respaldarlos con una oferta adecuada y sostenida que implicaba mantener cierto nivel de > importaciones, eso incrementó el papel de los que traen diversas mercancías desde Panama y otros muchos lugares en cantidades muy importantes, lo cual dio lugar a una innecesaria salida de divisas del país (ver mi artículo “Los Emprendedores Cubanos y el Post Panamax” en el Estado como tal). Allí proponía, como han propuesto mucho de ustedes, que se establecieran espacios en las Zonas Francas que tiene el país para vender en divisas estas mercancías importadas por el estado y hacerlo a precios más competitivos que los que se encuentran en el mercado informal de los que las importan directamente. La razón es obvia, se recuperaría una parte importante del dinero que se mueve en ese mercado y la oferta se mantendría empleando una parte de las divisas que se obtienen en esa operación (desde el punto de vista financiero el estado no pierde nada, al contrario gana y a la vez mantiene la oferta a precios razonables respaldada por las propias divisas que recibe de esas ventas, la población y el sector no estatal no pierden
nada, al contrario encuentran una mejor oferta en el país a precios más razonables que los que le ofrecen los importadores informales y con otras garantías) Esto además debería incluir importantes insumos para el sector no
estatal del país (ojalá que Pymes).
Lo que se ha hecho va por ese rumbo, solo que no en las Zona francas, con el
añadido de las tarjetas, etc y presionado por la oferta de los importadores informales que acertadamente no se han prohibido (más bien deberían ser formalizados y pagarían los impuestos adecuados).
Los precios serían razonables (presionados por la competencia de los importadores informales) lo cual de cualquier manera dejaría un nivel adecuado de ganancias comerciales al estado porque los márgenes de esa operación así lo permiten, abandonando las casi ridículas y súper exageradas cifras que en muchos casos han tenido como el de esos automóviles que “vende” el estado y que casi nadie nadie compra. En este sentido es muy interesante la afirmación del Vicepresidente cuando dijo que los precios no tendrían un carácter recaudatorio!!!!, muy bien, (claro que esto no quiere decir que no dejen adecuadas ganancias comerciales al estado)
La enajenación del papel que originalmente se le dio al CUC por las razones aquí expresadas ha dado lugar a este nuevo regreso al dólar (y otras divisas) con las consecuencias que acertadamente señala el artículo de Vélez Sanchez, o sea en cierta medida “el CUC va recorriendo el mismo camino que antes recorrió el CUP”
De todos modos, con estos problemas y los desafíos que significa esta “dolarizacion” no deseada, creo que es una medida positiva y necesaria que ojalá sea sostenible y se vaya ajustando. El principal problema, el problema esencial que no se puede perder de vista es, en mi opinión, que se trata de una medida más que se toma sin ser parte de una reforma integral de la economía, cómo se había reconocido en documentos como la Conceptualización y cómo muchos de nosotros venimos insistiendo desde hace años, algunos desde hace más de 20 años, esto incluye por supuesto la postergada reforma monetaria y cambiaria que finalmente integre el mercado monetario del país.
El avance estratégico de la economía cubana pasa por esa reforma integral (y urgente) esto con bloqueo y sin bloqueo por las razones que hemos argumentado sistemáticamente en muchas ocasiones.
Abrazo a todos.
Julio Carranza
Joaquin Benavides
July:
Coincido contigo que la medida adoptada ha resultado positiva. Para estar de acuerdo en que ha resultado necesaria, creo que hay que esperar un poco. Hay que ver como se manifiesta en este mercado en MLC que hemos abierto, la competencia de los poseedores privados de grandes montos de dolares. No creo que se vayan a quedar tranquilos y no aceptar el reto.
Por otra parte, cual sera el efecto que tendra sobre el CUC en manos de muchos cubanos, que a su vez carecen de dolares para acceder a las tiendas en MLC. No es de esperar que se resignen a no comprar lo que ofrecen esas tiendas. Con casi seguridad compraran dolares a una tasa que en la practica llevara a devaluar el CUC. Y posiblemente los tenedores de dolares van a tender a actuar como una banca informal.
¿Es eso lo que nos conviene?
Sigo pensando que ahora es mas urgente y necesario integrar al sector privado nacional a la economia a través de las PYMES. Que en vez de competir en la esfera de la circulación, que no genera empleos, compitan en el de la producción que seguramente generara desarrollo y exportaciones.
Ademas, podría ser el momento para establecer una tasa oficial de cambio que estimule fuertemente a las empresas estatales a la exportación y a importar solo lo necesario que no pueda producir la industria nacional.
Se debe aprovechar la oportunidad y comenzar a avanzar en lo acordado en la Conceptualizacion.
Un abrazo,
Joaquin.
Pedro Monreal
Estimados,
Muy bueno el texto de Vélez Sánchez.
Varias cosas que no deberían perderse de vista sobre la medida:
1. Es el primer caso en el que una medida económica sobre un tema crucial contradice abiertamente los “Lineamientos” y premisas sobre el nuevo modelo expuesto en la “Conceptualización”.
2. En ese sentido, sugiero valorar la medida desde el punto de vista del programa desarrollo y no desde la perspectiva de un “negocio”.
3. Lo que pudiera entenderse del objetivo declarado de la medida (“dinamizar” la industria nacional mediante las divisas captadas) implica que la evaluación de la efectividad de la medida debería descansar esencialmente en dos indicadores: dimensión absoluta del traspaso (el monto de USD traspasados a la industria para importar bienes intermedios y bienes de capital), y el % que representa la
parte de esas divisas que se destina a la inversión en relación con la inversión total en la industria. Otros indicadores que se han estado mencionando hasta ahora son secundarios.
4. La medida pudiera tener el efecto de acentuar la importación de bienes suntuarios dentro del total de las importaciones de bienes de consumo, y más preocupante aún, pudiera apuntalar la tendencia actual hacia el crecimiento de las importaciones de bienes de consumo combinadas con el estancamiento de las importaciones de bienes de capital (tendencias entre 2013 y 2018 reflejadas en el Anuario Estadístico de 2018).
5. No queda claro de qué manera la captación indirecta de remesas para la inversión industrial (una parte del ahorro concentrado en el sistema bancario y las utilidades derivadas de un esquema dolarizado de comercio) pudiera ser más efectiva que la captación directa de remesas para pagar factores de producción por la vía de las PYMES.
6. Una parte -pudiera ser grande- de las remesas en Cuba parece tener una función de compensación de fallo de ingresos y por tanto se concentra en bienes básicos, pero otra parte de las remesas tiene usos alternativos. El mayor efecto multiplicador se produciría cuando esa arte “elástica” de las remesas se utiliza para factores de producción.
7. Nada de lo anterior significa que no deba hacerse “negocio” estatal con bienes suntuarios, pero el esquema debió haberse iniciado priorizando el estímulo para modificar la estructura del uso de remesas en la actividad productiva. Antes de abrir tiendas para vender televisores de 43 pulgadas y motos eléctricas, hubiera sido más efectivo abrir “ahora mismo”, un mercado mayorista en divisas para equipo agrícola y de procesamiento agro-alimentario, y tres meses después abrir un mercado mayorista para insumos industriales de PYMES que pudieran legalizarse en muy poco tiempo.
Es decir, desde el punto de vista del desarrollo, el orden en que se ha aplicado la medida parece cuestionable.
Saludos,
Pedro
Por Julio Carranza
Pedro:
De acuerdo, pero vale la pena algunas precisiones:
1-Esas importaciones o las hace el estado o las hacen los importadores informales, esa demanda no queda vacía alguien la llena.
2-Al hacerla el estado puede recuperar divisas que de otra forma se escapan con los importadores informales en un círculo que va creciendo.
3- Las divisas que el estado debe dedicar prioritariamente a inversión productiva y gasto social no serían “afectadas” por esto, más bien se incrementarían, porque esas importaciones se “autofinancian” y dejan un excedente para reforzar los recursos disponibles para los ”fines
estratégicos”
4-Si el proceso de traspaso de ese nuevo ingreso de divisas a la inversión productiva se hace adecuadamente esta no tiene por qué disminuir, al contrario.
5-Totalmente de acuerdo con la primera parte de tu punto 7: “Nada de lo anterior significa que no deba hacerse “negocio” estatal con bienes suntuarios, pero el esquema debió haberse iniciado priorizando el estímulo para modificar la estructura del uso de remesas en la actividad productiva“.
Respecto a la segunda parte de tu punto 7 “Antes de abrir tiendas para vender televisores de 43 pulgadas y motos eléctricas, hubiera sido más efectivo abrir “ahora mismo”, un mercado mayorista en divisas para equipo agrícola y de procesamiento agro-alimentario, y tres meses después abrir un mercado mayorista para insumos industriales de PYMES que pudieran legalizarse en muy poco tiempo“ Mi observación es que eso se puede hacer de manera simultánea. Lo digo porque sin ese tipo
de oferta “ televisores de 43 pulgadas y motos eléctricas“, etc, sería imposible participar de ese mercado que ya tienen y de manera creciente los importadores informales, además de que se financiaría con un excedente que viene de la propia operación y que aún así deja márgenes para reforzar la inversión.
En mi opinión el problema esencial es que las medidas no aparecen claramente enmarcadas en una reforma integral, lo cual resolvería tus acertadas observaciones.
Un abrazo
Julio Carranza
Pedro Monreal
Julio,
El problema es que la demanda actual que hoy cubre el sector privado pudiera cambiar dependiendo de la posibilidad de utilización de las remesas.
La utilización permitida actualmente se limita a bienes de consumo, parte de los cuales pueden funcionar como activos productivos (TV, splits, freezers, etc.), pero si se permite importar medios de producción, la composición de esa demanda cambiaría. Habría un efecto de sustitución de una demanda por otra.
Es decir, incluso asumiendo que se incrementasen las remesas (que no son infinitas), la demanda de bienes de consumo suntuarios sería sustituida -con una probabilidad muy alta- por la demanda de medios productivos.
El acento debería ser colocado en ocuparse de estimular la utilización directa de las remesas en la producción.
Obviamente, eso parte de que se considere que el sector privado nacional (incluyendo las PYMES) deba funcionar en el modelo. Si eso no se acepta pues entonces habría que asumir que un país puede desarrollarse dedicando un recurso escaso (divisas) proveniente del ahorro privado para importar bienes suntuarios, y que luego se retire un % de divisas del esquema comercial para > invertir en la industria estatal.
No conviene poner ejemplos de otros países, pero sería exactamente lo contrario de lo que hizo Corea del Sur en el momento inicial de su despegue, cuando prohibió las importaciones de bienes suntuarios.
El dato concreto de Cuba es que las importaciones de bienes de capital han > bajado sin parar desde 2015.
Francamente, es un tema sobre el cual es muy difícil hacer un análisis si no se cuentan con los datos necesarios. El excedente no se sabe cuál sería, ni queda claro el criterio para invertirlo.
Creo que hay una disonancia entre el esquema comercial propuesto y la noción que ahora se defiende de una agricultura con tracción animal, por mencionar un caso.
En fin, veremos como se desenvuelve el asunto.
Un abrazo,
Pedro
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