INTRODUCCIÓN
Por Ricardo Torres y Dayma Echeverría León (*)
Por Ricardo Torres y Dayma Echeverría León (*)
En 2018 el país comenzó a vivir una nueva etapa a partir de la elección de un presidente que no pertenece a la generación histórica. En 2019 se aprobó una nueva Constitución, cuyo propósito y mayor desafío resultó parecerse más a los tiempos que corren con una mirada en el futuro. En este escenario de cambios trascendentales, construir una nación próspera constituye un reto para la dirección del país y para todas las cubanas y cubanos. Años antes, como parte del proceso de «actualización» del modelo, se pensó y diseñó una plataforma programática estratégica de cambio que se encuentra resumida en los siguientes documentos: Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista; las Bases del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030 y los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución.1 Este año también ha comenzado con nuevos desafíos provenientes de un escenario externo más complejo, y presiones exacerbadas en la balanza de pagos.
En este contexto, la presente edición de Miradas a la Economía Cubana, ahora en su octava entrega, adelanta un grupo de propuestas que pretenden contribuir al alcance de nuevos niveles de desarrollo económico y social. Para ello se siguió la estructura sugerida por el Plan 2030, en torno a sus ejes estratégicos: «Gobierno socialista, eficaz, eficiente y de integración social»;«Transformación productiva e inserción internacional»; «Infraestructura»; «Potencial humano, ciencia, tecnología e innovación»; «Recursos naturales y medioambiente» y «Desarrollo humano, equidad y justicia social». Además, se incluyeron otros temas que, a juicio de los compila- dores, son claves para comprender el potencial interno y las oportunidades y amenazas externas: el nuevo entorno global; el desafío demográfico, el papel del financiamiento para el desarrollo y así como la restructuración de la empresa estatal.
La particularidad de esta edición de la serie radica en que los trabajos abordan el contexto de la problemática específica, un diagnóstico y en mayor extensión, las propuestas. Se ha tratado de que las propuestas de políticas abordaran no solo el qué hacer, cuáles son los elementos claves, sino también el cómo, desde qué actores/sujetos; así como una alusión a cuál es el horizonte temporal para su efectiva implementación.
En el primer capítulo, Antonio Romero discute la evolución del entorno externo para Cuba, donde se pone de manifiesto un claro endurecimiento del mismo, sobre todo a partir del deterioro de las relaciones con los Estados Unidos, la recomposición política en América Latina y el Caribe, más la crisis venezolana. Se evidencia que los propios requerimientos de las transformaciones domésticas implican que el eje principios-intereses de la política exterior se desplace hacia el último componente, y la dimensión económica-comercial gane protagonismo dentro de los vínculos externos. En este escenario se propone fortalecer las acciones que tiendan a diversificar las relaciones internacionales, y acelerar la reforma doméstica, de forma tal que la Isla pueda enfrentar en mejores condiciones las nuevas características de su entorno externo.
Ricardo Torres en el capítulo dos, hace un recorrido por las principales transformaciones en la estructura económica cubana en las últimas tres décadas. Se aprecia que los cambios en la composición del Producto Interno Bruto, el empleo y las exportaciones no son menores, y contienen amplias implicaciones para la reproducción económica y social del país en su conjunto y de los hogares y ciudadanos. Se resaltan las transformaciones en el empleo en tanto están conectadas con el progreso de las familias y los individuos, detectándose tendencias poco favorables como el aumento de la informalidad y la desconexión entre empleo formal y suficiencia de ingresos. Por otro lado, se advierte que una parte demasiado alta de las exportaciones depende de acuerdos internacionales, cuya preferencialidad los hace vulnerables a cambios políticos en las contrapartes. Se sugiere la conveniencia de avanzar hacia unificación monetaria y cambiaria, reformas en la empresa estatal y redefinición del papel del sector no estatal en las nuevas condiciones económicas.
En el tercer apartado, Laura Galeano discute el estado de la infraestructura física en Cuba, que ha sido singularizada como uno de los ejes estratégicos dentro del Plan 2030. En un primer momento se identifican las brechas en relación a la región latinoamericana y países de más alto ingreso. Posteriormente se analizan las tendencias de la inversión al nivel de los sectores específicos. Se plantea, el retraso es mayor en el área de transportes y comunicaciones, los cuales deberán recibir mayor prioridad en lo adelante. El aumento de los recursos de inversión es uno de los desafíos principales, junto a los esquemas de gestión, que deberán ser mejorados notablemente.
Los temas relacionados con las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC, en lo adelante) y el desarrollo, aún se encuentran poco representados en la producción de las ciencias sociales cubanas, por lo que el trabajo de Hamlet López, presentado en el capítulo cuatro, resulta un aporte novedoso en esta edición. El autor interpela la noción de digitalización social como punto de partida para su desarrollo: más allá de la in- corporación de computadoras y la conexión a redes en instituciones y empresas se debe considerar como un proceso social, que incluye valores individuales, arreglos institucionales, entre otros elementos. Realiza una valoración general sobre la apropiación social de la conectividad y de las TIC en Cuba que nutre, junto con la valoración de las políticas, un conjunto de propuestas para su desarrollo, agrupadas en cuatro áreas: participación, infraestructura, institucionalidad y formación de competencias.
Ricardo González, en el capítulo cinco, aborda elementos novedosos relacionados con el empleo del capital humano o fuerza de trabajo calificada, aspecto de cardinal importancia para activar procesos virtuosos de desarrollo, mucho más en el caso cubano, cuyo modelo ha propiciado altos niveles de inversión en educación. El artículo plantea dos temas que merecen ser estudiados en profundidad. Por una parte, la educación en el puesto de trabajo es tan o más importante que la educación tradicional en las escuelas o universidades y hay factores en Cuba que limitan esa fuente de creación de capital humano. Por el otro lado, una amplia gama de factores del modelo cubano dificultan el pleno aprovechamiento de la fuerza de trabajo calificada. El trabajo se centra en aquellos que giran en específico alrededor de la empresa estatal socialista, y se señala de modo particular la distorsión provocada por el esquema monetario y cambiario actual.
Uno de los desafíos identificados para el desarrollo socioeconómico del país por la mayoría de los capítulos es la necesidad de incrementar de forma notable los niveles de inversión. Dos de los capítulos se dedican a profundizar en mecanismos para alcanzar ese objetivo. Dentro de los múltiples obstáculos se señala la escasez de recursos. En el capítulo seis, Marlén Sánchez repasa las opciones de la Isla para participar de modo más activo de la arquitectura financiera mundial del desarrollo, en específico en el espacio que ofrecen algunos bancos de desarrollo. Ello se enmarca en un contexto donde Cuba es considerada un país de alto riesgo, dependiente, en modo excesivo, de préstamos bilaterales, y con un acceso muy limitado a recursos de desarrollo. En el texto se identifican varias instituciones que ofrecen oportunidades y las limitaciones existentes para el ingreso a las mismas. Queda claro, uno de los retos en el lado cubano: aumentar el conocimiento sobre el funcionamiento de los mismos y sus áreas de trabajo y el diseño de una política explícita para transformar el panorama actual.
Entre las propuestas del trabajo de Marlén Sánchez destaca la necesidad de acelerar la transformación y desarrollo del sistema financiero doméstico, tema analiza- do en el séptimo capítulo por Francisco Borrás. De forma sintética y precisa, al autor identifica las limitaciones más importantes del sistema bancario cubano y lo que suponen para el avance futuro del país. Asimismo, se proponen una lista amplia de sugerencias para ser incorporadas en las políticas hacia el sector. El trabajo resalta las insuficiencias del sector en su vinculación con las actividades privadas y cooperativas, así como el efecto del retraso de la infraestructura física, en particular la trasmisión de datos e información, asunto abordado de forma previa en el capítulo cuatro.
Aunque dentro del proceso de actualización del modelo económico y social la noción de territorio como actor del desarrollo ha tenido mayor protagonismo, al refrendar la Constitución de abril de 2019, este ámbito adquiere mayor pertinencia, pues el nivel municipal tiene mayor relevancia para el desarrollo. En este sentido, los aportes de Lissette Pérez y Orestes Díaz en el octavo capítulo develan con acierto los principales desafíos de la gobernabilidad municipal desde un enfoque político-jurídico. En el trabajo se debate la noción de autonomía municipal y su relación con otros territorios y la nación, se resalta la urgencia de reposicionar la función del Estado y la de los municipios así como la demanda de instalar y desarrollar capacidades que empoderen a los territorios. Para ello el establecimiento jurídico que establece con claridad las competencias municipales para apoyar esta intención.
Uno de los elementos que de forma usual se ha asociado con la planificación central es el papel de la empresa estatal en el modelo económico cubano, aunque ha experimentado variaciones a lo largo del tiempo, ha permanecido como un ente con escasa autonomía, sujeto a restricciones administrativas e incluso como reservorio de fuerza de trabajo. Ileana Díaz aborda este tema en el capítulo nueve, a través de una caracterización de los problemas fundamentales por un lado, y la concreción de un grupo de propuestas, muchas de las cuales gozan de un alto nivel de consenso en el ámbito académico. De especial importancia es la discusión del rol de la empresa en el modelo económico emergente y su verdadero espacio dentro de la tríada organizaciones superiores de dirección empresarial-empresa-unidades empresariales de base. Asimismo se llama la atención sobre la correcta interpretación sobre algunos datos relativos a los resultados económicos de las empresas en el caso cubano.
En el décimo capítulo, Oscar Fernández reflexiona sobre una de las características fundamentales de las economías centralmente planificadas, por lo menos en el concepto más ortodoxo del término: la escasez crónica. Se plantea que la suplantación total del mercado como mecanismo de coordinación y asignación de recursos por una «intervención administrativa discrecional identificada de manera errónea como plan» yace en la raíz de este problema. A partir de esta situación los agentes se ven compulsados a acaparar como una condición casi inherente a su comportamiento en estas condiciones. La superación de esta condición requeriría un uso apropiado pero más extendido del mercado, junto a otras transformaciones estructurales.
El eje estratégico «Desarrollo humano, equidad y justicia social» encuentra en esta edición de Miradas... cuatro enfoques y diversas propuestas de políticas que podrían apuntar a su adecuada implementación. En este apartado se aborda la política de población, las políticas sociales, las juventudes y las generaciones y las políticas de cuidado.
Desde la perspectiva demográfica la población cubana muestra una fuerte incidencia en el desarrollo del país. Sobre este tema, en el capítulo 11, Juan Carlos Albizu- Campos Espiñeira apuesta por una política de población orientada al desarrollo humano, diferente al enfoque «poblacionista» predominante. En el trabajo analiza la dinámica demográfica en los últimos diez años, la relación entre el envejecimiento de la estructura etaria y los recursos laborales, explica el desaprovechamiento del bono demográfico y alerta sobre el bono de género, aún existente y una reserva potencial. El autor propone que en el blanco de las políticas de población se encuentre el logro y mantenimiento de una vida larga y saludable a partir del progreso en la esperanza de vida en todas las edades y de la calidad de la supervivencia, el aumento sostenido del número esperado de años de escolaridad y la escolaridad promedio de la población, así como un nivel ascendente de calidad de vida.
En el capítulo 12, María del Carmen Zabala y Dayma Echevarría examinan el papel de la política social en la «estrategia país» y profundizan en dimensiones específicas de la política social como la salud, la educación, el empleo, la seguridad social y la asistencia social, así como la política de viviendas. Las autoras muestran la prioridad de las políticas sociales a favor de la equidad, sin embargo, apuntan algunos cambios respecto a décadas anteriores: la intención explícita de eliminar cualquier trato igualitarista y el énfasis en la sostenibilidad económica de la política social. Bajo este prisma se presentan los efectos de los cambios descritos en las políticas específicas seleccionadas y se apunta con preocupación la necesidad de mantener lo logrado e incluso ampliar los márgenes de equidad alcanzado. Con este propósito se listan un grupo de elementos a tener en cuenta para el diseño y la implementación de la política social que promueva desarrollo humano, equidad y justicia social.
María Isabel Domínguez reflexiona en el capítulo 13 sobre los desafíos que implica hacer protagónicas a las nuevas generaciones de transformaciones que logren combinar sus expectativas individuales con las de la nación y el socialismo. Para lograrlo la autora apunta cambios que se requieren en distintas esferas de forma tal que permita ver su desarrollo en un continuum desde el pasado hasta el futuro. Luego de examinar a las juventudes cubanas hoy y su abordaje en la plataforma programática de cambio del país, se enuncian algunas líneas claves para articular enfoques y políticas que garanticen mayor integración social de este grupo, que les permita hacerse cargo desde el compromiso como actores claves del desarrollo económico y social.
En el capítulo 14, Adriana Lazcano y Henry Colina resaltan la necesidad de poner en práctica una política de cuidados para la vejez de alcance multinstitucional en Cuba, a partir de las características actuales de nuestra sociedad. Proponen que se debe considerar en este sistema por su accesibilidad, el grado de cobertura de los servicios, y en caso de que sean servicios mercantiles, la capacidad adquisitiva de quien los demanda. Además se requiere que las instituciones encargadas de proveer cuidados, deban tener condiciones para su implementación con calidad. La familia hoy asume en su mayoría el cuidado y alertan sobre le necesidad de contar con una política estatal específica y clara, que condicione y regule las actividades de este tipo, mientras mantiene y perfecciona los servicios que provee el Estado.
El acceso y la accesibilidad de alimentos resulta un factor básico para lograr el Desarrollo Humano. En esta edición de Miradas, Betsy Anaya y Anicia García reflexionan sobre la existencia de barreras al acceso de alimentos en el país, sus principales manifestaciones y consecuencias. Las autoras profundizan en la disponibilidad y los canales de distribución de alimentos vigentes así como reflexionan sobre la capacidad real de salarios y pensiones de 2017 para cubrir los precios de la canasta básica recomendada por la Organización Mundial de la Salud. Las propuestas que realizan las autoras parten desde el cambio de enfoque en la producción de alimentos hacia el enfoque de seguridad alimentaria, que no solo tiene en cuenta la producción de grandes volúmenes de alimentos si no de aquellos aceptados culturalmente, inocuos, nutritivos y asequibles en términos económicos. Para ello, la articulación entre las instituciones resulta una pieza clave.
El último capítulo de este número de Miradas... aborda un tema polémico y no tratado con suficiencia desde las ciencias sociales cubanas: el diálogo entre economía y medioambiente. Este capítulo escrito por Reinaldo Funes y Yociel Marrero, pretende formular propuestas sobre el eje estratégico «Recursos naturales y medioambiente». En artículo se expone un breve recorrido por la historia ambiental cubana y sus implicaciones para el desarrollo. Resaltan la necesidad de tener en cuenta estas experiencias para cualquier diseño actual y futuro. Abordan estos autores algunos factores de transformación para evitar el continuo deterioro ambiental: la agricultura, el turismo y la industria, el transporte, la construcción y las viviendas y la producción de energía. Entre las principales pro- puestas se expresa que la sostenibilidad ambiental debe ser considerada en el sentido individual y nacional de prosperidad junto a los patrones de consumo.
Como se observa, muchos de los artículos presentados proponen un corrimiento del foco actual de las políticas propuestas hacia otro que apoye un desarrollo con crecimiento inclusivo para hacer sostenible en lo económico, lo social y lo medioambiental el país deseado.
Una vez presentados los capítulos y temas aborda- dos, nos parece oportuno destacar que esta no pretende ser una lista exhaustiva de asuntos importan- tes, ni tampoco una presentación rigurosa de recomendaciones de políticas. Las discusiones incluidas sí responden a un recorrido de investigación sólido por parte de las personas que aquí aportan sus trabajos, en la inmensa mayoría de los casos de experticia reconocida en las áreas que les conciernen. De modo intencional, se trata de la mayor compilación de la serie hasta el momento, dada la cantidad y amplitud de los temas incluidos. En todo caso, como ha sido su vocación hasta el presente, Miradas a la Economía Cubana pretende ser un participante activo en los nuevos derroteros que asume el desarrollo de Cuba en los años venideros. Como alguien la ha calificado de manera reciente: «…es una propuesta osada pero necesaria en las actuales circunstancias».
Citas
1 La utilización de estos tres documentos en todo el libro es constante. En el texto, cuando se mencione Plan 2030, hace referencia a las Bases del Plan Nacional de Desarrollo hasta el 2030; la Conceptualización, alude a la Conceptualización del Modelo de Desarrollo Económico y Social; y los Lineamientos, son los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución —para diferenciar sus dos «versiones», se adicionará el período, 2011-2016 o 2016-2021, según sea el caso— (Nota de la Edición).
(*) RICARDO TORRES PÉREZ
Doctor en Ciencias Económicas de la Universidad de La Habana; subdirector y profesor titular en el Centro de Estudios de la Economía Cubana. Ha impartido conferencias en universidades y centros de investigación de varios países de Europa, Asia, América Latina, África y los Estados Unidos. Ha publicado varios artículos, en libros y revistas cubanas y extranjeras, sobre transformación estructural, políticas industriales y la reforma del modelo económico en Cuba. Entre sus últimas publicaciones se encuentran: No More Free Lunch: Reflections on the Cuban Economic Reform Process and Challenges for Transformation (Springer, New York, 2014), «Updating the Cuban Economy: The First 10 Years» (Social Research: An International Quarterly, 2017) y junto a D. Echevarría, Miradas a la Economía Cubana. Un acercamiento a la «actualización» seis años después (Ruth Casa Editorial, 2017). Publica análisis sobre economía cubana en Econolatin y Progreso Semanal.
DAYMA ECHEVERRÍA LEÓN
Licenciada en Sociología, Máster en Consultoría Empresarial, Doctora en Sociología (2008) de la Universidad de La Habana. Trabaja como profesora titular del Centro de Estudios de la Economía Cubana. Ha participado en intercambios de investigación en varias universidades de Trinidad Tobago, Argentina, Canadá, Francia, España, Uruguay y los Estados Unidos. En los últimos diez años ha coordinado seis proyectos de investigación, de ellos, cuatro internacionales. En este período ha publicado más de 30 artículos sobre los temas de género, empleo y poder, así como sobre procesos de transformaciones empresariales y su impacto en la participación y en la equidad. Ha trabajado además en procesos de articulación de actores para el desarrollo local.
Continuará
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