SEGUNDA
SERIE # 32
Junio
5 de 2021
Juan M Ferran
Oliva
Las palabras forman un bosque en el que es fácil extraviarse y difícil encontrar caminos.
Cuba clonó de la URSS el patrón político
considerado científico en aquellos momentos. Era lo más adecuado y agregó
toques locales. En principio se pensó
que la clave equivalía a la estatización de los medios de producción. El modelo hizo hincapié en los estímulos
morales y mostró aversión por el mercado. El dinero tampoco fue simpático y los
avances sociales se basaron en gastos en salud,
educación y cultura, pero sin un concurso adecuado de los ingresos. La política de la URSS favoreciendo a su
vitrina en América contribuyó a esta situación idealista. La pertenencia al
CAME no desarrolló económicamente al país y consolidó su posición de exportador
de materias primas.
En 1975 se inició oficialmente el modelo según
las
pautas soviéticas, incluido un Cálculo Económico
sietemesino. El plan no fue absoluto y
en paralelo actuó el equipo de apoyo a
los planes especiales del Comandante en Jefe. Entre 1976 y 1990 se procedió
al rescate de los valores perdidos. De 1981 a 1985 fue el cenit de la ayuda externa[1]. El
siguiente quinquenio resultó de un retroceso económico que indujo la idea de rectificar. Alarmó entonces el crecimiento desmesurado del número de productores privados[2].
En 1986 se proclamó un Proceso de
Rectificación de Errores y Tendencias Negativas . insistiendo, sobre todo, en sobreponer las
decisiones políticas a las económicas y
alertando que no debía dejarse la búsqueda de soluciones a los tecnócratas. El mercado campesino fue eliminado pues
acarreaba mentalidades inconvenientes. Simultáneamente se producía el naufragio
de la URSS. Cuba perdía el cómodo, pero nocivo paternalismo que la había
amparado durante 40 años. La Rectificación
quedó arrinconada por las nuevas circunstancias que exigían vías de
supervivencia.
A partir de 1959 el país había dedicado unos
50.000 millones de pesos de la época a la acumulación, comparables al rublo[3] Además de la munificencia externa los cubanos se apretaron el cinturón. El
resultado se materializó en instalaciones de todo tipo. Los índices de
disponibilidad relativa de recursos humanos y materiales igualaban o se acercaban a las registradas en el
mundo desarrollado. Pero los resultados no compensaron el esfuerzo realizado.
Como milagros a préstamo destacaban los habituales iconos de la educación, la
salud y la cultura, generadores de gastos.
La
desaparición del campo socialista significó también el eclipse de la tecnología
de esa procedencia. Era necesario apelar a la capitalista, generalmente mejor,
pero de más difícil acceso por razones económicas y políticas.
Los cambios adoptados en 1993 fueron una
emergencia encaminada a zurcir el modelo caído. Durante el llamado Periodo
Especia fueron adoptadas medidas urgentes e impensadas[4]. Implicaban
una tendencia hacia la descentralización y la expansión de las relaciones de
mercado. Para
algunos constituyó un retroceso teórico, para otros una oportunidad de superar
el dogmatismo. El sector emergente operaba mayormente en moneda convertible y se
mantenía uno estatal tradicional con más de 3.000 empresas. El cooperativo
creció, al igual que los productores privados.
En
2004, cuando comenzaban a cosecharse modestos frutos se
aplicó el freno. El Banco Central de Cuba quedó como regulador de las
operaciones en divisas a través de una
cuenta única centralizada que puso fin a la relativa
autonomía financiera de algunas corporaciones. Se regresaba al absolutismo burocrático. Comenzó
a erosionarse el proceso inversionista externo. A mediados del año 2004 el PIB
recobraría su cota de 1985; una convención indulgente pudiera aceptar el hecho
como una recuperación, pero simplemente se rescataba un nivel muy anterior sin rellenar el profundo socavón de los
15 años perdidos. La quiebra no fue absoluta. Como ganancia quedó - además de la
experiencia del fracaso- una infraestructura considerable y una sociedad instruida y dotada de sólidas
instituciones docentes, científicas y militares.
A mediados de 2006 se efectuó un cambio
de capitán en medio de la tormenta debido a ineludibles razones de
salud. La sucesión inició cautelosos pasos remediales.
Cuba aún no superaba sus deficiencias cuando
hizo eclosión la crisis mundial en 2008. A ello se suma el arreciado bloqueo de
Estados Unidos. Todo indicaba la necesidad de un remake ampliado
y mejorado de las medidas iniciadas anteriormente. A mediados de dicho año se aprobó la entrega en usufructo de tierras ociosas a particulares. Los
precios de estos últimos fueron ajustados y se facilitaron créditos para la
producción agrícola de los particulares. Dos años más tarde, a fines del 2010, se produjo una nueva apertura al trabajo por
cuenta propia urbano, incluyendo la posibilidad de crear microempresas.
Los llamados cuentapropistas –antes parientes indeseados- eran aceptados en
familia. Algunos dejaban de ser ilegales. Tras el espaldarazo oficial su número
aumentó a 151.000. Se les permitía comercializar sus bienes o servicios con
entidades estatales y asumir los derechos y deberes de estas últimas. Se
eliminaba otros requisitos limitantes, así como las restricciones para alquilar
viviendas. A fines de 2011 había algo
más de 300.000 autónomos. Un 22 % de
ellos se dedicaba a la elaboración de alimentos. La transportación de pasajeros
representaba el 6,3% y la venta de artículos varios para el hogar el 4,5%[5].
Recientemente fue aprobado un nuevo paquete de
medidas entre las que destaca la permisión de más de 2.000 actividades. Ninguna
vinculada a la educación o la salud[6].
El modelo que se gesta es diametralmente
opuesto al de la etapa 1959-1990. Ambos responden a momentos diferentes. Los actuales intentos son de sobrevivencia. Un
éxito poco divulgado es la transformación
del patrón externo. Se ha sustituido con servicios lo que otrora se
colectaba en productos. Pudiera añadirse la extracción de petróleo que alcanza
casi la mitad del consumo nacional.
Internacionalmente la realidad también ha
cambiado. Tras el desplome de la URSS, el pretendido socialismo científico
pasó a la lista de las utopías. Desaparecido el dogma, se ha llegado a la
tácita aceptación de que los
países son socialistas cuando sus objetivos se centran en el ser humano.
Se oponen al crematístico neoliberalismo. Hoy son muchos las naciones que
presumen de socialistas, pero el arquetipo legítimo aún no existe. No pocos de los que actualmente se figuran tales, hubieran
sido calificados de revisionistas o
incluso reaccionarios por los viejos manuales. El socialismo reclamado es una desiderata y aún no existe.
En el área capitalista se apeló a la táctica reformista
del Estado de Bienestar. Combina principios sociales en medio de
economías de mercado capitalistas. Aboga por esquemas
amplios de seguro, protección al
trabajo, salario mínimo, servicios sociales, subvenciones, etc. pero es solo accesible
a países desarrollados. El modelo también
tiembla a partir de las últimas crisis acentuadas con la aparición de la
pandemia.
Hay un acercamiento formal con el socialismo,
pero ojo, no confundir.
La antinomia se mantiene. Su desigualdad está en la esencia no en el modo. Si el propósito del gobierno es proteger la ganancia se está en
presencia del capitalismo. Si es el ser humano, es
socialismo.
No pretendo sentar cátedra. Me limito a
formular dudas en medio del esfuerzo por llegar
al modelo redentor que ha de permitirnos sobrevivir y mantener lo que
hicimos a crédito. Debe garantizarse la
soberanía política alcanzada y el afán
social con el ser humano en el centro. Pongámosle nombre cuando se encuentre. Ojalá que sea antes de que el ansia
emigratoria nos deje sin personal calificado.
Fin
[1] . En 1985 se llegó a un PIB récord, pero fue el último y se estancó a
la baja en los años sucesivos.
[2] A fines de 1987 estaban
registrados oficialmente 28.839 trabajadores por cuenta propia Rodríguez, C.
Dr. José Luis. Aspectos económicos del proceso de rectificación. Revista Cuba
Socialista. 44 abr-jun 1990. Pág. 96
[3] Estimados en base a la información de los anuarios estadísticos
durante los años señalados. La información ha sido tomada de un trabajo inédito
del autor, titulado Despegar o Estancarse: He ahí el dilema (ICIODI), de Junio
7/1990. JMFO
[4] apertura al capital extranjero; desarrollo del turismo extranjero;
descentralización del comercio exterior; ampliación del trabajo por cuenta
propia; despenalización del dólar; creación de las Unidades Básicas de
Producción Cooperativa (UBPC); reducción del aparato de Gobierno; ajuste
fiscal; apertura de los mercados
agropecuarios e industriales; redimensionamiento empresarial; reforma
bancaria; nuevas figuras corporativas,
zonas francas y otros
[5] Pavel Vidal Alejandro y Omar E. Pérez Villanueva .
Relanzamiento del cuentapropismo. Ponencia presentada en el Seminario del
Centro de Estudios de la Economía Cubana (EEEC), 2011. se basan en estadisticas
de ONE, la Direccion de Trabajo y Seguridad Social, periódico GRANMA.
[6] Castro, Raul. Informe Central al VIII Concreso del Partido Comunista
de Cuba suplemento especial del
periódica Granma de abril 17 de 2001.
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