Por Joel Ernesto Marill
Durante el segundo semestre del año, los registros oficiales de la inflación en Cuba se han posicionado por debajo de su tendencia reciente, al observarse una media de 1.43% de crecimiento mensual de los precios, inferior al 2.84% experimentado en los primeros seis meses de 2023 y al 3.45% del segundo semestre de 2022 (Ver Gráfico 1).
Con solo unos pocos meses no es posible asegurar si nos encontramos ante una ralentización transitoria o permanente de la inflación, aunque la tendencia de la inflación anualizada también confirma (Ver Gráfico 2), de algún modo, el decrecimiento de la dinámica inflacionaria en los últimos 12 meses, en comparación a los 12 meses anteriores.
Es necesario destacar que inflación es una medida de la variación en el nivel de los precios, por tanto, la ralentización no implica una caída en el Nivel General de Precios, sino una reducción de su ritmo de crecimiento. Una caída de la inflación no significa, por así decirlo, «que los precios bajen», sino que estos crecen a un ritmo más moderado.
El Nivel General de Precios, en noviembre de 2023, se posicionaba 2.17 veces como promedio por encima de enero 2021, mientras que la categoría de «Alimentos y Bebidas no Alcohólicas» expresaba un nivel de precios tres veces superior a los registrados en enero de 2021. (Ver Gráfico 3).
Sin tener todos los resultados macroeconómicos del año y el comportamiento general de la producción no es posible realizar una valoración completa de que causas han impulsado esta ralentización de la inflación. Provisionalmente, adelantaría que existe una combinación de diferentes factores, entre los que pueden encontrarse el incremento de las ofertas y una mayor competencia por parte de los actores económicos no estatales que ha impulsado una contracción de los márgenes de ganancia de estos, lo que ha implicado una caída, reducción o ralentización del crecimiento de sus precios.
Asimismo, una dinámica más moderada de la depreciación del tipo de cambio informal — que ha continuado su tendencia al incremento, aunque porcentualmente en menor medida que en los dos años anteriores — y una posible recuperación, muy tenue, de algunas producciones locales agrícolas e industriales en el segundo semestre de 2023, pueden haber contribuido a una dinámica más moderada en el crecimiento de los precios.
Pese a que la ralentización de la tendencia inflacionaria es, en principio, una buena noticia, para lograr un efecto real sobre el poder de compra de los asalariados y pensionados resulta necesario alcanzar una de los dos siguientes escenarios: a) o bien que la inflación se torne negativa, esto es que el nivel general de precios caiga; b) o bien que los salarios crezcan a mayor ritmo que la inflación.
Todavía no nos encontramos en ninguno de esos escenarios, y trasladarnos a ellos requerirá de una recuperación profunda y consistente de nuestra economía. La inflación, aunque moderada en su dinámica en los últimos meses, sigue siendo más alta que la dinámica de los salarios y, con ello, no se logra cambiar el proceso de deterioro del poder adquisitivo sufrido, en los últimos años, por los trabajadores y pensionados.
Tal vez estamos viendo las primeras señales de una reversión en la tendencia de la inflación, o quizás solo sea un fenómeno transitorio que se disipará en los próximos meses. Sin embargo, si algo queda claro es que la guerra contra la inflación continua y aún queda un camino largo, pero transitable, para revertir los impactos que ha dejado.
Quién dice que las mpymes han disminuido márgenes y ganancias, de dónde salen estos datos, por favor para escribir de economía hay que mostrar y compartir fuentes. Eso es fake news.
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