Por Pedro Monreal
Si se asume que
el peso cubano (CUP) será la única moneda nacional en circulación como
resultado de la unificación monetaria en Cuba, entonces cabría esperar una gran
devaluación del CUP, suponiendo que se adopte una nueva tasa de cambio oficial
económicamente fundamentada, es decir, que se tome como referencia la tasa de
cambio de “equilibrio”. (1)
En el caso de
un escenario alternativo en el que se adoptase el peso cubano convertible (CUC)
como moneda única, la devaluación de la tasa oficial pudiera ser mucho menor,
pero en esta nota ponemos temporalmente a un lado tal escenario y nos
concentramos en la que hasta ahora se ha formulado como la variante oficial del
signo monetario del ordenamiento: la adopción del CUP como moneda única.
Una devaluación
acentuada del CUP es inevitable para poder librar a la economía cubana del
pesado fardo que ha representado la tasa de cambio oficial sobrevalorada de 1
CUP = 1 USD.
Esa
sobrevaluación de la moneda nacional ha desestimulado la utilización de los
factores productivos nacionales, ha actuado en contra de la sustitución de
importaciones y ha perjudicado las exportaciones.
No es posible
identificar en la literatura especializada un consenso acerca de qué pudiera
definirse como una devaluación “grande”. No obstante, uno de los estudios más
conocidos sobre el tema (Burstein, Eichenbaum y Rebelo) ha considerado casos de
devaluaciones calificadas como “grandes” que han tenido un promedio de 65,4% en
los seis primeros meses de la devaluación, abarcando casos que oscilan entre
38,2 y 128,2%. Por otra parte, ese estudio ha clasificado como “medianas” un
conjunto de devaluaciones que han promediado 34,6% en los seis primeros meses,
abarcando casos que oscilan entre 29,9 y 38,2%. (2)
Si se aplicase
ese criterio al posible escenario cubano, parecería quedar claro que las
anteriores clasificaciones de “grande” y “mediana” se quedarían “cortas” en
relación con lo que pudiera llegar a ser la devaluación del CUP.
Si la tasa de
cambio oficial se llevase desde su nivel actual de1 USD = 1 CUP hacia un nuevo
nivel de 1 USD = 2 CUP, la devaluación nominal del peso cubano sería del 100%.
Sin dudas, un caso de “maxi- devaluación”.
Si la tasa de
cambio llegase a alcanzar 1 USD = 10 CUP, la devaluación del peso sería de
900%. Sin dudas una “super maxi- devaluación”.
Si la tasa de
cambio llegase a alcanzar 1 USD = 15 CUP, la devaluación del peso sería de
1400%, pero ya aquí se me agotaron los calificativos.
El hecho es que
no resulta frecuente encontrarse devaluaciones con esas escalas en la historia
económica. Para navegar en esas aguas no se dispone de “cartas náuticas”.
Devaluar súbitamente una moneda a esos niveles pudiera ser un evento lleno de
incertidumbres.
Los límites de
las decisiones administrativas en el marco de un sistema económico complejo
Varios colegas
consideran que un evento de esa naturaleza no tendría que producir
necesariamente una sacudida de precios y la consiguiente reducción del poder de
compra, específicamente porque opinan que no se produciría el llamado efecto de
“traspaso” hacia los precios (exchange rate pass-through, ERPT) porque
el gobierno cubano tendría capacidad para imponer precios a partir de criterios
administrativos. (3)
No afirmo que
inevitablemente se produciría un salto de precios, ni tampoco digo que la ERPT
debiera ser el fundamento teórico para el análisis de la unificación cambiaria
en Cuba, pero discrepo respetuosamente de la visión de que en una economía
pequeña, abierta y subdesarrollada es posible evadir el traspaso de una
devaluación sin que ello no tenga consecuencias negativas.
Considero que
existe abundante evidencia empírica sobre el tema del traspaso en el resto del
mundo y que no es conveniente desconocer esa evidencia bajo el supuesto de que
Cuba dispone de un modelo económico excepcional que le permitiría fijar precios
internos ignorando el papel que los precios internacionales deben desempeñar en
la operación de la economía, particularmente mediante la función reguladora de
la tasa de cambio, la cual es, en sí misma, un precio relativo.
Aquí conviene
aclarar que la discrepancia con otros colegas no se refiere a la conveniencia
de subsidiar el consumo de determinados productos, principalmente los productos
básicos de amplio consumo popular, algo que en la situación actual del país se
encuentra plenamente justificado y que es un importante componente de justicia
social. Ese subsidio se cubriría con gastos del presupuesto nacional que compensarían
las pérdidas de las empresas comercializadoras que deberían vender a los
consumidores productos y servicios a un precio inferior al costo en que
incurren las empresas comercializadoras para adquirir los suministros a los
productores nacionales y extranjeros. Obviamente, se requiere una discusion
específica acerca de cómo se financiarían los subsidios, qué tipos de subsidios
se utilizarían y cómo estos se distribuirían
La discrepancia
no es acerca de política fiscal ni de política social sino acerca de la manera
en que se entiende cómo funciona el efecto de una devaluación en la economía.
Son visiones que expresan divergencias sobre el distinto grado de libertad que
se le concede al funcionamiento del mercado en lo que ocurre en la economía
cubana. No digo que una visión sea superior a otras, simplemente destaco aquí
que existen diferentes perspectivas para explicar el problema y para proponer
soluciones.
Una devaluación
no solamente influye en los precios, sino también en el nivel del producto
económico, el empleo, los salarios y en la balanza comercial. Considero que
para que la devaluación pueda influir en la sustitución de importaciones, la
demanda debe incidir sobre la oferta de manera diferenciada. Es decir, no puede
“dar igual” consumir un producto importado que uno nacional, asumiendo que se
trata de productos relativamente homogéneos y sustituibles.
La existencia
de capacidad para “manejar” precios por parte del gobierno, e inclusive por
parte de los suministradores extranjeros de Cuba, pudiera influir en el nivel
de traspaso, pero no debería pensarse que es deseable anular el traspaso y que
ello no tendría consecuencias negativas en otra parte del sistema económico.
Para ser
preciso, ciertamente pudieran fijarse administrativamente los precios internos
y de esa manera pudiera evadirse el efecto de traslado, pero lo que no puede
asumirse es que ello sería un caso de gestión eficaz de política económica.
La economía es
un sistema y lo que se “resuelva” administrativamente por el lado de los precios
pudiera tender a “descomponerse” por otro lugar. De hecho, las autoridades
económicas cubanas han tenido la capacidad de mantener durante mucho tiempo la
actual tasa oficial de 1 USD = 1 CUP, a pesar de que se reconoce que es una
ficción. No ha habido efecto de traslado hacia los precios sencillamente porque
no se ha devaluado el CUP frente a las divisas extranjeras, pero ello ha tenido
un costo para el crecimiento económico porque la sobrevaluación puso el
“incentivo” en el lugar equivocado: es más redituable importar que producir
nacionalmente. Así es como funciona una tasa de cambio sobrevaluada. En
cualquier parte. En el capitalismo y en el socialismo.
¿Qué ocurriría
si se produjese, de un día para otro, alguna variante de “maxi- devaluación”
del CUP?
La devaluación
es una poderosa señal para corregir el funcionamiento de la economía y ello
implica una modificación de los precios relativos.
En el caso de
una devaluación, si los precios no se “ajustan” para lograr que las
importaciones se encarezcan y que la producción nacional se abarate, la
economía tendería a seguir funcionando como si no fuese redituable hacer una
utilización más intensiva de los factores nacionales de producción.
Si la “señal”
no pasa a la producción y al consumo –vía precios modificados- entonces no va a
ocurrir lo que la devaluación debería propiciar: un incremento de exportaciones
y la sustitución de importaciones. De no suceder eso, se afectaría la
producción nacional, el empleo y los salarios.
El consumidor
debería mostrar una preferencia hacia el producto hecho con un alto peso de
factores nacionales y ese es precisamente un punto en el cual el traspaso es
fundamental. Hace posible la diferenciación de precios que daría ventaja a la
producción nacional.
No contamos con
un estimado de cuál sería el coeficiente de traspaso en Cuba, pero asumo
–porque funciona en todas partes- que tal coeficiente también operaría en el
caso de una devaluación en Cuba.
El problema es
que, aun considerando que el coeficiente de traspaso pudiera ser moderado (algo
que no conocemos ahora), el alto nivel de la devaluación del CUP que
presumiblemente tendría lugar, pudiera tener un efecto grande sobre los
precios. Por ejemplo, el efecto final en el incremento de precios de una
devaluación del 20% en un país con un coeficiente de traspaso de 50%, sería
mucho menor que el efecto de una devaluación del 900% en un país con un
coeficiente de traspaso del 10%.
Adicionalmente,
habría que introducir una perspectiva de equidad en este asunto pues, como se
conoce, todo incremento de precios es “regresivo” en el sentido de que no tiene
un efecto redistributivo “neutral”, sino que afectarían particularmente a los
grupos de menos ingresos.
Por esa razón
mantengo el criterio expresado en textos previos acerca de que la gestión de
una devaluación del CUP pudiera ser muy complicada desde una perspectiva de
precios.
En el caso de
Cuba habría que tener también en cuenta que, si se adoptase una moneda única
(el CUP) y una tasa de cambio única del CUP frente a las divisas extranjeras,
es muy probable que se produzca no solamente una devaluación del CUP en
relación con la tasa oficial que funciona para una gran parte de la economía,
sino que también se produciría una revalorización del CUP en la tasa de CADECA
que funciona para otra parte de la economía. En ese sentido, la revalorización
del CUP (respecto a la actual tasa de CADECA) dependería de que la nueva tasa
de cambio unificada tuviese un múltiplo de equivalencia entre CUP y USD
inferior a 24.
Aquí también
debería funcionar el traspaso, pero en un sentido inverso al apuntado
anteriormente. Es decir, como se trataría de una revalorización de la moneda,
ello debería provocar una reducción de los precios en CUP de todo producto o
servicio que hoy tiene precios expresados en CUP, pero que están “anclados” en
precios en CUC, algo que abarca un gran número de productos de primera
necesidad.
Al final, como
resultado de la unificación de la tasa de cambio en Cuba deberían producirse
dos efectos de traspaso hacia los precios en CUP: incrementos de precios debido
a la devaluación de la tasa oficial del CUP y reducciones de precios debido a
la revalorización del CUP respecto a la actual tasa de CADECA. Con la
información disponible no es posible sacar conclusiones fundamentadas sobre las
proporciones que pudieran darse en esas tendencias divergentes de traspasos.
No obstante, la
amplitud de la utilización de la tasa oficial, su transversalidad en la
economía (todos los sectores, todas las cadenas de valor, todos los destinos de
utilización del producto), y la probable gran escala de la devaluación de la
tasa oficial del CUP, parecen indicar que el efecto de traspaso hacia mayores
precios pudiera predominar.
¿Por qué
pudiera no funcionar una “maxi-devaluación” en Cuba?
Las dos
hipótesis provisionales de trabajo que sugiero son relativamente sencillas:
- A menor
nivel de devaluación, menos complicaciones tendrá el proceso de
ordenamiento monetario en Cuba.
- El efecto
positivo de la devaluación en la “economía real” (producción, empleo,
salarios) no tendría muchas oportunidades de funcionar si no se cuenta con
un tejido empresarial de calidad y con instituciones efectivas.
La primera
hipótesis ha sido enunciada desde el inicio de esta nota y se resume en el
criterio de que devaluar súbitamente una moneda a niveles superiores al 100%
pudiera incrementar exponencialmente la incertidumbre del proceso,
especialmente las de tipo político. Aquí repito aquello de que para navegar en
esas aguas no se dispone de “cartas náuticas”.
En relación con
la segunda hipótesis, he expresado en textos anteriores que las políticas para
gestionar la devaluación deben comenzar en la esfera de la producción, un punto
de vista que es compartido por muchos colegas. Si el entramado productivo
nacional –con independencia de sus formas de propiedad- no puede funcionar bien
para procesar la “señal” generada por una devaluación, entonces el sistema
económico sería incapaz de producir la oferta nacional que se necesita para
generar exportaciones y para sustituir importaciones.
El problema es
que Cuba todavía se encuentra lejos de poder contar con las condiciones básicas
para el establecimiento de un dinámico sector cooperativo y privado que pueda
integrarse eficazmente con la empresa estatal.
Como ha podido
conocerse recientemente, la llamada “experimentación” con las cooperativas no
agropecuarias (CNA) parece encontrarse en una situación confusa respecto a la
cual no se vislumbra una respuesta coherente de política económica. (4)
Por otra parte,
cabe recordar que el sector privado, cuenta con una institucionalidad
primitiva. De hecho, la empresa privada nacional ni siquiera ha sido legalizada
y el llamado trabajo por cuenta propia (TCP) ha sido colocado en una especie de
régimen de micro- gestión estatal que no parece ser compatible con la
flexibilidad que necesita esa actividad.
Más importante
aún, el propio sector empresarial estatal presenta numerosos problemas para
poder relacionar de manera efectiva y eficiente las empresas del sector, como
revelan las acciones de control realizadas por el Sistema Nacional de
Auditoría. Esto condiciona un escenario en el que el incremento de la
competitividad de muchas empresas estatales sería improbable al no poder
utilizar la devaluación para hacer un uso más redituable de los factores
productivos nacionales. (5)
En ausencia de
un tejido económico coherente que pudiera responder a una devaluación del CUP
mediante un incremento de exportaciones y la sustitución de importaciones, se
incrementarían las probabilidades de un deterioro del bienestar de la
población: mayores precios y consecuente menoscabo del nivel real de salarios y
de pensiones que ya tienen niveles muy bajos, así como también cabría esperar
una probable contracción del empleo neto del sector estatal -por las
dificultades para lograr su competitividad- que no podría ser reabsorbido por
el sector no estatal en condiciones que permitiesen aprovechar adecuadamente la
calificación laboral, dadas las limitaciones establecidas para el
funcionamiento del sector privado y cooperativo.
¿Existen
alternativas a una maxi- devaluación súbita?
En principio,
pudieran presentarse tres posibles escenarios para una devaluación efectiva de
la tasa oficial del CUP, entendiéndose aquí por efectiva aquella devaluación
que permita materializar simultáneamente los objetivos de política económica
(flexibilizar el modelo) y social (preservar el bienestar de los ciudadanos).
Los escenarios
serían los siguientes:
- Escenario
# 1: Adoptar
una maxi- devaluación de la tasa oficial del CUP, pero manteniendo una
multiplicidad de tasas de cambio que permitiría el funcionamiento de una
tasa específica para las operaciones minoristas. En lo fundamental,
consistiría en una versión modificada del actual status quo.
- Escenario
# 2: Adoptar
una maxi-devaluación del CUP (o más de una maxi-devaluación), en un
contexto de unificación de tasas de cambio, contando con reservas
financieras que permitieran absorber el probable ajuste “hacia abajo” –en
términos de bienestar- que sobrevendría posteriormente debido a los
posibles efectos negativos de la devaluación en los precios y en el
producto nacional.
- Escenario
# 3: Combinar
una devaluación inicial grande de la tasa oficial del CUP con una serie de
devaluaciones posteriores de menor escala, en el marco de la unificación
de las tasas de cambio.
Para poder
alcanzar un mayor grado de precisión en la identificación de posibles
alternativas de devaluación del CUP debería partirse de la caracterización de los
supuestos básicos que se utilizarían en el proceso de búsqueda de opciones.
De manera
sucinta, los supuestos utilizados en este texto son los siguientes:
- Se
procedería a una unificación monetaria (CUP) y a una unificación de las
tasas de cambio (una tasa oficial única del CUP).
- La
afectación directa de una devaluación sobre el nivel de vida de la
población –vía precios o contracción económica- debería ser evitada.
- Una
devaluación súbita del CUP a niveles superiores al 100% debería ser
esquivada debido al elevado potencial de incertidumbre que probablemente
traiga aparejado, en caso de que no se contase con reservas de divisas que
permitiesen moderar los posibles impactos negativos de la devaluación.
- Siendo la
sobrevaluación de la tasa de cambio oficial del CUP uno de los principales
“nudos gordianos” que deben resolverse para poder avanzar en la reforma
del modelo, una devaluación no debería demorarse más tiempo en ser
aplicada.
- No se
encuentran creadas las condiciones básicas para que la economía pueda responder
de manera efectiva a la “señal” de la devaluación, pero dada la urgencia
de la devaluación no es aconsejable tratar de establecer primero tales
condiciones.
Los supuestos
utilizados en este texto conducirían a descartar rápidamente la posibilidad de
considerar el Escenario # 1 porque este no permite una unificación de
las tasas de cambio.
Con la
información disponible públicamente es posible pensar que el Escenario # 2
parece ser económicamente inviable pues no existe evidencia alguna de que el
país cuente actualmente con suficientes reservas de divisas.
El Escenario
# 3 estaría lejos de ser un escenario favorable, pero cabría pensar que
ofrecería una oportunidad para implementar la devaluación en el marco de los
cinco supuestos anteriormente mencionados.
Permitiría
efectuar la unificación de las tasas de cambio y comenzaría la devaluación del
CUP en el corto plazo. El nivel más alto de devaluación súbito pudiera ser no
mayor de 65%, es decir, sería una devaluación “grande”, pero manteniéndose
dentro de los parámetros de devaluaciones conocidas en otras partes.
Adicionalmente, la naturaleza paulatina del proceso sería compatible con la
adopción progresiva de una serie de medidas tendientes a favorecer las
condiciones básicas para que la “señal” de la devaluación pudiera operar en
términos de aprovechar más los factores productivos internos. Especialmente se
trataría de mejorar la calidad institucional del tejido empresarial, en todas
sus formas de propiedad y de gestión.
El punto más
complicado sería el relativo a evitar la afectación directa de una devaluación
sobre el nivel de vida de la población, algo que obviamente necesitaría de un
programa social de acompañamiento. Su financiamiento implicaría forzosamente un
proceso de redistribución de ingresos por la vía del presupuesto, así como la
posibilidad de relocalizar fuerza laboral en los puntos de mayor creación de
empleo neto del sistema económico. Actualmente, la creación de empleo neto
ocurre principalmente en el sector privado, pero eso pudiera cambiar.
En cualquier
caso, al ser un proceso extendido en el tiempo, ofrecería la oportunidad de
repartir las acciones, reducir las escalas de las intervenciones, y contar con
la posibilidad de procesos de retroalimentación que permitiesen adaptaciones
sobre la marcha.
A modo de
ilustración, se ofrece a continuación un ejemplo de posibles modalidades de
este Escenario # 3.
Se ha
considerado una devaluación súbita inicial del CUP de 65% y 10 devaluaciones
posteriores de menor escala. Como no se conoce hoy la tasa de “equilibrio” que
pudiera orientar el proceso de devaluación, se han considerado cuatro posibles
niveles de tasa “meta”, es decir, las tasas de cambio finales que pudieran
establecerse al final del proceso.
Modalidad de devaluación
|
Tasa “meta”
(CUP x USD)
|
Devaluación necesaria para alcanzar la tasa “meta”
|
Tasa resultante de una maxi- devaluación inicial del 65%
|
Número de devaluaciones posteriores
|
Magnitud de cada devaluación promedio posterior para alcanzar la tasa
“meta”
|
# 1
|
2
|
100%
|
1 USD=1.65 CUP
|
10
|
1,94
|
# 2
|
5
|
400%
|
10
|
11,72
|
|
# 3
|
10
|
900%
|
10
|
19,74
|
|
# 4
|
15
|
1400%
|
10
|
24,70
|
Conclusiones
Es importante repetir que, con la
excepción de la modalidad # 1 (devaluación total acumulada del 100%) este Escenario
# 3 no es un escenario favorable. Sin embargo, es un escenario que
–dada su aplicación paulatina- parece ser compatible con el interés de llevar
hacia una zona de mayor manejabilidad los retos de una eventual maxi-
devaluación del CUP.
En mi modesta opinión, no es
recomendable asumir la incertidumbre de maxi- devaluaciones súbitas –de un
golpe- a partir de que estas se aproximen al 100%. Parecería más razonable
tratar de fragmentar una maxi-devaluación y dilatarla a lo largo de un
determinado plazo.
Existe información empírica en
otros países acerca de cómo se han gestionado devaluaciones de 12% y de 20%. No
digo que sean casos de gestión reproducibles en el caso de Cuba. Simplemente
afirmo que no son procesos infrecuentes en la economía. Sin embargo, no encuentro
casos en los últimos cien años relativos al manejo de super-devaluaciones
próximas al 1000%, como quizás pudiese ocurrir con el CUP, excepto en el caso
de la monstruosa devaluación del marco que tuvo lugar en la República de Weimar
a principios de la década del 20 del siglo XX. Quizás exista algún otro caso y
algún colega pudiera mencionarlo.
De nuevo, creo que no es
aconsejable navegar aguas turbulentas para las que no se disponen de “cartas
náuticas”.
Como expresé al principio de este
texto, en el caso de un escenario alternativo en el que se adoptase el peso
cubano convertible (CUC) como moneda única, en vez del CUP, la devaluación de
la tasa oficial del CUC pudiera ser mucho menor y probablemente no habría
necesidad de analizar las incertidumbres de una maxi devaluación. Ese es un
tema que abordaremos en una próxima nota.
Notas
1 El término “equilibrio” debe ser abordado
con cautela porque pudiera ser interpretado de diferentes maneras. En cualquier
caso, normalmente se asume que una tasa de cambio de “equilibrio” refleja un
balance entre la oferta y la demanda de una moneda respecto a otra,
considerando que no se produce intervención oficial para afectar la tasa,
aunque se admite que pudieran existir distorsiones debido a otras políticas. La
tasa de cambio de “equilibrio” es una tasa teórica. Es el resultado de un
ejercicio de modelación y no del funcionamiento “real” del mercado cambiario.
La tasa de cambio de “equilibrio” orienta la adopción de la tasa de cambio
oficial, pero no tiene que coincidir exactamente con esta. Ver, Pedro Monreal,
“El reordenamiento monetario y la devaluación del peso cubano: ¿escogiendo el
veneno?”, blog El Estado como tal, 4 de octubre de 2018, https://elestadocomotal.com/2018/10/04/el-reordenamiento-monetario-y-la-devaluacion-del-peso-cubano-escogiendo-el-veneno/
2 Ariel Burstein, Martin Eichenbaum y
Sergio Rebelo, “Large devaluations and the real exchange rate”, NBER
WORKING PAPER SERIES, Working Paper 10986, December 2004. National Bureau
of Economic Research, Cambridge. https://www.kellogg.northwestern.edu/faculty/rebelo/htm/Devaluations-April15-2005-FinalVersion-JPE.pdf
3 Esa es mi interpretación de los
intercambios de correos electrónicos que han tenido lugar entre varios colegas
recientemente.
4 Lisandra Romeo Matos y Edilberto Carmona
Tamayo, “Cooperativas: La gastronomía que no despunta”, Cubadebate, 21
de noviembre de 2018, http://www.cubadebate.cu/especiales/2018/11/21/cooperativas-la-gastronomia-que-no-despunta-fotos-e-infografia/#.W_1vNGZRdaQ
5 Marianela Martín González, “Auditoría y
control: Daños al patrimonio público continúan siendo millonarios en Cuba”, Cubadebate,
1 de abril de 2018, http://www.cubadebate.cu/noticias/2018/04/01/prevenir-a-los-cuatro-vientos-danos-al-patrimonio-publico-continuan-siendo-millonarios-en-cuba/#.W_qU9uJRfIU , “Auditorías evidencian problemas en
aplicación de Lineamientos en empresas cubanas” Cubadebate, 31 de
marzo de 2016, http://www.cubadebate.cu/noticias/2016/03/31/auditorias-evidencian-problemas-en-aplicacion-de-lineamientos-en-empresas-cubanas/#.W_qV4-JRfIU , Rachel Rivero Acosta, Dar en el control
un necesario paso de avance, Granma, 31 de enero de 2017,http://www.granma.cu/cuba/2017-01-31/dar-en-el-control-un-necesario-paso-de-avance-31-01-2017-23-01-22
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