Un acercamiento a la evolución y consecuencias de ese proceso contemporáneo global publica nuestro semanario a partir del acucioso estudio sobre el tema realizado por el especialista e investigador Francisco Soberón Valdés, colaborador del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM)
Que la actividad financiera ha logrado la preeminencia sobre la esfera de la economía real no es nada nuevo en el acontecer internacional, pero conocer a fondo los principales factores asociados a este proceso y su evolución, es asunto imperioso para interpretar mejor la coyuntura actual en esa esfera.
Un acercamiento muy acertado a este tema realizó el estudioso e investigador, Francisco Soberón Valdés, quien señaló como elementos de ese fenómeno la extraordinaria expansión de las bolsas de valores, los avances de la informática y de las telecomunicaciones y el desarrollo de los derivados financieros.
También citó la independencia de los bancos centrales y el control de la inflación como prioridad de su política monetaria, la creciente concentración de los recursos financieros y la aparición de las agencias calificadoras de riesgo.
Otro asunto examinado por el experto es el impacto de este proceso en las características y posibilidades de financiación de los gobiernos y sus secuelas en las negociaciones de reestructuración de deuda de los países en desarrollo.
"El proceso que llevó a la preeminencia de la actividad financiera sobre la esfera de la economía real no es reciente. Su origen se remonta al surgimiento y desarrollo del capitalismo. Ya en la segunda mitad del siglo XIX, Karl Marx señalaba como era casi siempre el capitalista financiero el que obtenía los mayores beneficios de las nuevas evoluciones conseguidas por la labor general del espíritu humano y por su aplicación", indicó el especialista.
Al respecto precisó que en 1916 Lenin explicaba que el desarrollo del capitalismo ya había llegado a un punto tal que aunque la producción mercantil seguía reinando y era considerada la base de la economía, en realidad se hallaba ya quebrantada y las ganancias principales iban a parar a los "genios" de las maquinaciones financieras.
"Dos décadas después, el más brillante economista del siglo XX abundaba sobre esta característica de la sociedad capitalista, aunque con otro enfoque, pero su análisis confirma que esa tendencia estaba adquiriendo una nueva dinámica y dimensión", subrayó Soberón.
De manera que con el desarrollo de las bolsas de valores el especulador disfrutaba de la ventaja de la liquidez (convertir sus acciones en dinero) en relación con el inversionista de "viejo tipo" cuyas decisiones a largo plazo eran en gran parte irrevocables.
La habilidad del especulador financiero se concentraba en determinar cuál sería el valor de la inversión en el corto plazo, "la naturaleza humana desea resultados rápidos, hay un deleite particular en hacer dinero pronto, y las ganancias remotas son descontadas por el hombre medio a tasas muy altas" (…..).
Y agregaba: "...a medida que mejora la organización de los mercados de inversión, el riesgo de predominio de la especulación aumenta. En uno de los mayores mercados de inversión del mundo como Nueva York la influencia de la especulación (….) es enorme" (Keynes, 1984 p 143-145).
De esa manera, la primacía de la actividad financiera sobre la economía real se ha venido gestando durante largo tiempo. Sin embargo este proceso ha sido particularmente intenso a partir de la segunda mitad del siglo XX y en específico desde la década de los 70 en que las actividades especulativas altamente lucrativas en el sector financiero se desarrollaron notablemente.
Según abunda Soberón en su investigación, en la mayoría de los países la suma total de activos financieros al comienzo de la década de los 70 no excedía cuatro o cinco años del ingreso nacional.
Ya para el 2010 esta cifra se había incrementado entre 10 y 15 años de ingreso nacional (particularmente en Estados Unidos, Japón, Alemania y Francia) con el récord de Reino Unido donde los activos financieros representaban 20 años de ingreso nacional. (Piketty 2014 p 194).
El experto citó a Ferguson, un eminente historiador británico, quien aseveró que el planeta finanzas está comenzando a empequeñecer al planeta Tierra y, además, gira mucho más rápido.
"Pudieran mencionarse muchos ejemplos que avalan esta afirmación: el PIB mundial de 2013 fue de alrededor de 75 millones de millones de dólares, mientras que el total de transacciones de acciones y bonos en los mercados de valores se acerca a los 100 millones de millones anuales.
"En los mercados de divisas las operaciones ya sobrepasan los cinco millones de millones diarios; el valor nocional de los derivados financieros sobre el mostrador (over the counter conocidos como OTC por sus siglas en inglés) pendientes es de más de 700 millones de millones", puntualizó.
Al examinar la situación en la mayor potencia económica mundial -Estados Unidos- se puede comprobar que la industria manufacturera ha declinado hasta llegar a un escaso 11 % del PIB, mientras que los servicios financieros, de seguros, bienes raíces, alquiler y leasing alcanzan ya aproximadamente el 21 % del PIB.
En los años 50 la agricultura y la industria manufacturera empleaban en ese país alrededor de la mitad de la fuerza de trabajo mientras que en la actualidad solo emplean el 20 % y los servicios -incluyendo los financieros- emplean el restante 80 %.
Estos son apenas algunos ejemplos de la gran cantidad de datos que demuestran con toda claridad que la actividad financiera resulta predominante en el presente con respecto a la economía real y sus niveles de actividad alcanzan volúmenes incomparablemente superiores a los de aquella.
Recuento sobre la especulación financiera
La especulación financiera ha existido desde tiempos remotos. En La Política, Aristóteles narra cómo Tales de Mileto deduciendo por sus conocimientos de las estrellas que habría una buena cosecha de aceitunas cuando era todavía invierno y él tenía algún dinero, lo utilizó para realizar pagos por adelantado en todas las prensas de aceite en Mileto y Chios. Cuando llegó el momento de la cosecha, hubo una demanda súbita y simultánea de estas prensas y él pudo entonces contratar al precio que quiso, las prensas que ya tenía alquiladas. (Steinherr, 1998 p 7)
Según reseñó Soberón en su estudio, en cuanto a las características y el alcance de la especulación en el siglo XIX, debe tenerse en cuenta que en esa época estaba en pleno auge la que se llamó segunda Revolución Industrial caracterizada por grandes inversiones en la economía real y aun cuando existía la especulación financiera, no es nada que pueda compararse con la situación actual, de manera que lo preponderante era la especulación vinculada con la inversión productiva.
"Son diversas las referencias de Marx a distintos tipos de actividades especulativas por aquellos tiempos. El economista y filósofo escribió que, por ejemplo, una de las grandes ramas industriales de Londres afectadas por la catástrofe fue la de la construcción de buques de hierro".
Dijo Marx que durante la época de las grandes especulaciones, los magnates de esta industria, no solo habían rebasado desmedidamente los límites de su producción, sino que además habían firmado numerosos contratos de suministro, contando con que las fuentes del crédito iban a seguir manando con la misma abundancia.
"Hoy ninguna empresa de construcción puede vivir sin dedicarse a la especulación, y además en gran escala" (Marx, 1965 Tomo 2 p 220). "…ciertos industriales y comerciantes lanzan a especulaciones ferroviarias, etc. el capital dinero necesario para la explotación de industrias o negocios, reponiéndolo en el mercado de dinero por medio de empréstitos".
"Previamente había ocurrido ya la hecatombe de las (….) especulaciones con las letras giradas sobre las Indias orientales".
"La masa de los pequeños capitales desperdigados se ve empujada de este modo a los caminos de la aventura: especulación, combinaciones turbias a base de crédito, manejos especulativos con acciones, crisis".
En resumen, concluyó Soberón, estos son solo algunos ejemplos de las referencias de Marx a la actividad especulativa, las cuales son muy numerosas. Lo común es que se trata de especulación vinculada con inversiones en la esfera de la economía real y los ejemplos de especulación puramente financiera se refieren principalmente a transacciones con acciones o letras de cambio.
En la actualidad -dijo el también colaborador del CIEM- la situación es bien distinta ya que existe, por supuesto, una cierta cantidad de operaciones especulativas que tienen como base grandes inversiones en la economía real.
Pero nada que pueda compararse con el nivel de especulación puramente financiera totalmente desconectada de la economía real.
Sobre algunos de los factores que hacen que la coyuntura actual sea distinta, mucho más dinámica y sofisticada que cualquier época pasada, profundizaremos en un próximo artículo.
De la preeminencia de la actividad financiera sobre la esfera de la economía real se pueden mencionar múltiples aristas. Por ello es imperioso profundizar en los principales factores asociados a este proceso y su evolución, teniendo en cuenta el análisis acucioso del estudioso e investigador, Francisco Soberón Valdés.
Al referirse a la extraordinaria expansión de las bolsas de valores, señaló el experto que su surgimiento está íntimamente asociado a la aparición de las compañías de responsabilidad limitada "por acciones".
Este se considera uno de los grandes pasos en el desarrollo del capitalismo, por cuanto permitió una clara separación entre la riqueza personal y el riesgo empresarial.
"En una compañía de responsabilidad limitada por acciones, su dueño solo arriesga la porción de sus riquezas personales que paga como capital, a cambio de la cual se convierte en propietario de una parte de las ‘acciones’ de la compañía, que no son otra cosa que los títulos que acreditan esa condición (la de propietario o ‘accionista’, precisó el experto.
Esto significó un paso de avance en el desarrollo del capitalismo, pues resulta obvio que la disposición de un capitalista a exponer toda su fortuna en cada negocio era mucho menor que bajo esta fórmula, que le permitía arriesgar en cada nueva empresa solamente la parte de sus riquezas que deseaba comprometer y, por lo tanto, "limitaba" el riesgo que asumía y estimulaba la nueva inversión.
Además, se propiciaba así un esquema que facilitaba que varios capitalistas fundaran una "compañía por acciones" para acometer proyectos que resultarían inaccesibles a cada uno de ellos individualmente.
"Al examinar este tema -explicó Soberón- debe tenerse en cuenta que hasta la primera mitad del siglo XIX la actividad bursátil se desarrollaba fundamentalmente en Europa y Estados Unidos. Por ejemplo, la bolsa de Tokio que es hoy la segunda del mundo fue fundada en 1878; la de China, que es la quinta, en 1860; la de Brasil, que es la octava, en 1890; y la de Australia, que es la novena, en 1861.
"En cuanto a las comunicaciones, hay que recordar que el primer cable trasatlántico se tendió en 1866 de manera que el flujo de información entre las bolsas europeas y de Estados Unidos tenía necesariamente que ser muy limitado y no guarda ninguna relación con el que se experimenta en la actualidad.
"A finales del siglo XIX se acelera el proceso de acumulación, creándose un excedente de capital ávido de vías rápidas y seguras para su reproducción, que encontró en las bolsas de valores un canal efectivo para lograr este propósito.
"Con el desarrollo de las bolsas se acelera el proceso de separación de la propiedad y la administración, pues el inversor en bolsa lo que adquiere, en esencia, es un derecho a percibir ganancias futuras de la empresa cuyas acciones ha comprado y puede venderlas también en la bolsa cuando por cualquier razón necesite de nuevo su dinero.
"Como norma general, no tiene ni la posibilidad, ni la intención de dedicar su tiempo a controlar la gestión diaria de la empresa en que invierte, y si en algún momento discrepa o cree inefectiva la actividad de la gerencia, simplemente venderá sus acciones. Es usual que en la Asamblea General de Accionistas de las grandes compañías que se cotizan en bolsa, la mayoría de estos sencillamente envíen un poder delegando su derecho de voto en los directores de la empresa y ni siquiera asistan a la reunión.
"Esto se hace cada día más común, pues los inversores individuales canalizan de manera creciente sus ahorros a través de los llamados ‘inversores institucionales’ quienes generalmente cuentan con una amplia y variada cartera, de manera tal que, según la explicación de un importante ejecutivo de una de estas organizaciones (Mobius), la intervención en las actividades de gestión y dirección de las empresas donde tienen inversiones requeriría un auténtico ejército de personal de gerencia y una inacabable cantidad de horas dedicadas a la gestión, lo que reduciría su flexibilidad para moverse de una inversión a otra".
Es decir que, las bolsas de valores contribuyen notablemente a dinamizar los flujos financieros en tanto aportan un elemento muy apreciado por el inversionista: la liquidez de los activos financieros en que invierte.
Según Steinherr, un riesgo que afronta el poseedor de un activo es su imposibilidad de convertir el activo en dinero cuando así lo requiera. (….) Un gran paso de avance fue, por tanto, el desarrollo de instrumentos de crédito y derechos de propiedad comercializables y el subsiguiente desarrollo de mercados organizados en los cuales se establecían los precios de mercado.
El premio Nobel de Economía Merton H. Miller explica en términos sencillos cómo una de las características generales de los mercados de valores es que el servicio que estos ofrecen es "liquidez", la posibilidad de cambiar un activo específico, como acciones en una transnacional, por "capacidad de compra generalizada".
Y Keynes abunda sobre el asunto: "Cuando faltan los mercados de valores no tiene objeto intentar revaluar con frecuencia una inversión en la cual nos hemos comprometido. Pero la bolsa revalúa muchas inversiones todos los días y estas revaluaciones dan frecuentes oportunidades a los individuos (aunque no a la comunidad en su conjunto) para revisar sus compromisos. Es como si un agricultor, habiendo observado su barómetro después del desayuno, decidiera retirar su capital del negocio agrícola entre diez y once de la mañana y reconsiderar si debía volver a él posteriormente durante la semana".
Señala también el economista, citado por Soberón, que mediante la actividad en los mercados de valores la inversión se vuelve relativamente "segura" para el inversionista individual en períodos cortos. En este punto -dijo-, es conveniente recordar que en las transacciones bursátiles, las acciones cambian de mano, pero el activo físico que representa no sufre por esto ninguna alteración. En otras palabras, no puede olvidarse que la ventaja de la liquidez de las bolsas es solo positiva para los inversionistas individuales pues "las inversiones no pueden ser líquidas para la comunidad como un todo".
Indicó el especialista que ya en la segunda mitad del siglo XX se crea un escenario que incrementa sustancialmente el nivel de actividad de las bolsas, pues tiene lugar el proceso de privatizaciones que cobró impulso a partir de la década de los 80.
Grandes e importantes empresas que eran propiedad del estado pasaron a manos privadas y fueron registradas para su cotización en los mercados de valores. En algunas naciones, este fue un paso de gran trascendencia.
Por ejemplo, en España se privatizaron y colocaron en bolsa empresas estatales entre las que se encontraban las mayores y más rentables del país, como es el caso de Endesa (Electricidad), Aesa (Astilleros), Ensidesa (Siderurgia), Enasa (Camiones), Telefonica, Seat (Automóviles) Tabacalera, Repsol (Hidrocarburos) Entur. SA (Turismo) y otras.
Avances de la informática y las telecomunicaciones
En la década del 70 del siglo XX aparecieron los circuitos integrados de alta densidad, que son la base de las computadoras personales pequeñas y baratas, capaces de procesar miles de millones de operaciones por segundo.
En su análisis, Soberón detalla que en cuanto a las comunicaciones, cuando surgió el télex como medio fundamental de comunicación escrita, las grandes computadoras y el telefax, se lograron notables avances en la eficiencia de la actividad comercial y financiera.
"Pero -subrayó- con el advenimiento de las computadoras personales de bajo costo, los lenguajes de programación fáciles de aprender, los sistemas operativos amistosos para el usuario, el cable de fibra óptica, la comunicación vía satélite, el desarrollo de Internet y de las redes informáticas en general y más recientemente la aparición de los equipos móviles (teléfonos inteligentes y tabletas); la situación ha cambiado radicalmente.
"Actualmente se combina en un mismo equipo el procesamiento y la transmisión de los datos, y por su precio estos son accesibles a la mayor parte de las entidades y personas naturales involucradas en las actividades comerciales y financieras. Cada ejecutivo o especialista puede ahora tener en su mesa -e incluso en su bolsillo- su propia computadora, resolver de inmediato los cálculos más complejos en relación con su actividad y comunicarse en segundos directamente con su contraparte de cualquier lugar del mundo.
"Podría decirse que prácticamente se eliminó el límite de la cantidad de información que una persona puede producir, procesar, almacenar e intercambiar; y de la velocidad de ese proceso.
"Toda la información que genera la actividad comercial y financiera se transmite con inmediatez entre los más distantes lugares del planeta a un costo ínfimo con relación al pasado. En 1975 enviar un megabyte de información de Nueva York a Tokio costaba aproximadamente 10 000 dólares. Con el uso de las modernas redes informáticas, el costo actual es casi nulo.
"En este nuevo panorama, es ya común que las transacciones se realicen durante las 24 horas del día, en tiempo real, muchas veces a través de computadoras que han sido programadas para ejecutarlas automáticamente dentro de ciertos rangos prefijados.
"En resumen -señaló Soberón-, los impresionantes avances de la informática y las telecomunicaciones de las últimas cuatro décadas, permiten realizar con inmediatez complejos cálculos, necesarios para decidir y ejecutar las más sofisticadas operaciones financieras, y transmitir en segundos grandes volúmenes de información a un costo marginal.
"Es innegable que estos adelantos científico-técnicos significan un avance extraordinario en el desarrollo del comercio y las finanzas, pero no se debe perder de vista que generan riesgos de tal magnitud y características, que quedan totalmente fuera del control de los gobiernos nacionales, y pueden tener un impacto demoledor en sus economías."
Emisión monetaria no respaldada y sistema de tasas flotantes
En las actuales condiciones del sistema monetario internacional, las autoridades monetarias no tienen otro límite para proveer liquidez que no sea los riesgos de crear presiones inflacionarias en la economía, ya que el papel moneda que emiten carece de respaldo metálico como en el pasado.
De acuerdo con el estudio de Soberón, puede ocurrir además que un país en particular que puede contraer deuda externa en su propia moneda prácticamente de manera ilimitada, -los Estados Unidos-, garantice una situación privilegiada y cree grandes riesgos para el resto del mundo pues el nivel de liquidez mundial depende en gran medida de las necesidades y objetivos de endeudamiento externo de esa nación.
En otras palabras, la liquidez que se requiere para llevar adelante de manera fluida la actividad relativa a la especulación financiera tiene hoy fuentes de gran magnitud.
Así recordó que de acuerdo con las normas predominantes en el sistema monetario internacional reinante en la segunda mitad del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, las monedas tenían un contenido fijo de este metal y por lo tanto un tipo de cambio fijo entre ellas. El oro era el dinero mundial que se utilizaba para cubrir los saldos en las transacciones de pago internacionales.
"Es de señalar que la libra esterlina tuvo un contenido fijo en oro de 7,33 gramos desde 1816 hasta 1914 de manera que durante casi un siglo no se produjo ninguna alteración en el contenido de oro de esa moneda, que era la principal divisa del mundo por entonces, lo cual constituía un importante punto de anclaje, y reducía las posibilidades de especulación en la actividad financiera.
"Siguiendo su estrategia política y económica, Estados Unidos lanzó una verdadera cruzada antioro durante la década de los 70 del siglo XX, tratando por todos los medios de consolidar la hegemonía del dólar y de blindarse contra toda posibilidad de que el oro pudiera ocupar nuevamente el centro del sistema monetario internacional.
"Como culminación de sus acciones, en la reunión del FMI efectuada en Jamaica en 1976, logró imponer la Segunda Enmienda del Acuerdo Constitutivo del FMI, que entró en vigor en 1978, dando así el paso final para despojar al oro de toda función en el sistema monetario mundial.
"La citada enmienda excluye la posibilidad de fijar el valor de una moneda tomando el oro como referencia. Además, se decidió que el FMI debía seguir una política dirigida a asegurar que los mercados de oro no estuviesen sujetos a manipulación (léase regulación estatal) y que no se estableciera un precio fijo.
"O sea, el FMI debería dirigir todos sus esfuerzos a garantizar que el oro tuviese el mismo tratamiento que cualquier otro producto físico, y que no volviese a asumir sus anteriores funciones monetarias. Se abolió cualquier noción de un precio oficial para el oro y se derogó toda obligación de los países miembros de hacer pagos a ese organismo en oro.
Resumió Soberón que, con todos estos acontecimientos, desaparecieron las restricciones que limitaban los niveles de emisión monetaria y se crearon la condiciones para la consolidación de un sistema de tasas de cambio flotantes, que ofrece un escenario ideal para la especulación monetaria a gran escala, como lo prueban el monto colosal de transacciones que se realizan diariamente en los mercados de divisas.
Desarrollo de los derivados financieros
En su expresión más simple, los derivados financieros pueden definirse como productos cuyo valor se "deriva" del de un activo subyacente (una tonelada de petróleo, una onza de oro, una moneda, una acción, un bono, etc.) y por tanto cambia según las fluctuaciones en el precio del activo subyacente.
"A partir de la década de los 70 del siglo pasado los derivados comenzaron a ser utilizados cada vez con más frecuencia, como resultado del desarrollo de los medios automatizados de procesamiento de información y el desarrollo de modelos sofisticados matemáticos en esa misma época, (Black and Scholes), que permiten la estructuración de operaciones mucho más complejas, que toman distintas formas, tales como opciones, contratos a futuro y permutas o intercambios ("swaps").
"Los derivados se utilizaron durante mucho tiempo en los mercados de materias primas, de metales preciosos, de títulos valores como acciones y bonos; pero con la instauración de los tipos de cambio flotantes que se originó a partir de la decisión de Nixon de retirar el respaldo en oro al dólar en agosto de 1971, se comenzaron también a negociar en los mercados organizados los derivados vinculados con las tasas de cambio y los tipos de interés, primeramente en Chicago (desde 1972) y posteriormente en centros financieros tales como Londres, París y Frankfurt. Además, están las oportunidades que brinda el ya mencionado mercado "sobre el mostrador".
"Es precisamente con la instauración a nivel mundial de un sistema de tipos de cambio flotantes que los derivados adquieren los increíbles volúmenes que podemos ver en la actualidad. Así tenemos que de un valor nocional de 710 millones de millones de dólares de operaciones pendientes en diciembre de 2013 en estos mercados, aquellas que corresponden a transacciones relacionada con tipos de cambio y tasas de interés constituyen el 92 %, le siguen muy de lejos las permutas de incumplimientos de pago, 3 %, y las operaciones relacionadas con acciones que representan aproximadamente el 1 %, mientras que aquellas vinculadas a los productos intermedios solo alcanzan un magro 0,3 %.
"Cuando los derivados se emplean para cubrir riesgos que emanan de una operación mercantil real, su función es análoga a la de una póliza de seguro contra un riesgo determinado. Se paga una prima en términos del precio de una opción o de las comisiones involucradas en una transacción a futuro y se evitan pérdidas por concepto de bruscos cambios en el valor de la mercancía objeto de la cobertura.
"Pero -apunta el experto- los derivados no solamente sirven para protegerse contra la volatilidad de los precios. Son también un colosal instrumento especulativo. Así tenemos que las grandes fluctuaciones en las tasas de cambio -que para un comerciante o un exportador constituyen una preocupación- se perciben como una oportunidad para los gestores de fondos, que ven en esa volatilidad una fuente de posibles ganancias.
"A estos últimos no les importa que una moneda sea débil o fuerte. Les interesa que se produzcan grandes y bruscos movimientos en su cotización, que les permitan maximizar sus ganancias. A diferencia del ejemplo de la póliza de seguros que puede utilizarse para caracterizar una operación destinada a protegerse contra una fluctuación de precios, en este caso la operación es muy similar a la compra de un billete de la lotería.
"Se invierte una suma de dinero relativamente pequeña con relación al ingreso que se pretende obtener, y por mucho que se hable de la erudición y el olfato de los especuladores, la realidad es que en estas operaciones la ganancia o la pérdida dependen en gran medida del azar."
Ejemplificó Soberón con las acciones de la General Electric que se cotizaban a mediados de noviembre a alrededor de 27 dólares aproximadamente y el precio de una opción para adquirir esas acciones con fecha de ejecución a tres meses era de alrededor de 60 centavos de dólar.
"Alguien que considere que existen fundamentos para que el precio de esas acciones suba en ese período, puede verse tentado a invertir en esas opciones con la expectativa de que si el alza llegara a ser de alrededor de un 10 % podría llegar a obtener un ingreso de más de cuatro veces la suma que invertiría, si efectivamente los hechos confirman su predicción".
Otro ejemplo citado por el especialista es el caso de las ya mencionadas permutas de incumplimiento de pagos ("credit default swaps") que son el tipo de derivado más utilizado después de las transacciones con tipos de cambio y tasas de interés.
"Mediante estas operaciones se concreta un seguro contra la no devolución de un crédito, que el asegurado obtiene de una entidad financiera a cambio del pago de una suma inicial y una prima anual.
"Esta es una actividad que se ha desarrollado sin que exista una regulación adecuada en cuanto a la solvencia de las entidades que actúan como aseguradoras y tiene la peligrosa peculiaridad -muy atractiva para los especuladores- que puede asegurarse un riesgo de incumplimiento de la deuda de un deudor aun cuando no se tenga la condición de acreedor de esta, lo cual la hace un instrumento ideal para la especulación".
Según señaló Roubini en 2010, los derivados han pasado a ser de una manera de minimizar el riesgo a ser un instrumento meramente especulativo que permite que inversores ingenuos (director de fondos de pensiones, por ejemplo) asuman una cantidad enorme de endeudamiento y riesgo. Siendo como son cada vez más exóticos, opacos e impenetrables para quienes no son especialistas, estos derivados suponen un verdadero peligro para el sistema financiero.
Y para Soberón resulta muy interesante el criterio de uno de los más connotados especuladores internacionales, Steinherr, quien ya en 1994 advertía en su testimonio ante la Cámara de Representantes de los Estados Unidos: "El crecimiento explosivo de los derivados significa otros peligros. Hay tantos de ellos y algunos son tan esotéricos, que el riesgo involucrado puede no ser correctamente comprendido, incluso por los más sofisticados de los inversores".
La próxima semana publicaremos el resumen final sobre este tema para profundizar en otros factores que inciden en la supremacía de la actividad financiera.
Entre estos destacan la creciente concentración de recursos financieros, la aparición de las agencias calificadoras de riesgo, el cambio en el patrón de financiamiento de los gobiernos y de los bancos y la asimetría del proceso de financierización.
Que la actividad financiera ha logrado la preeminencia sobre la esfera de la economía real no es nada nuevo en el acontecer internacional, pero conocer a fondo los principales factores asociados a este proceso y su evolución, es asunto imperioso para interpretar mejor la coyuntura actual en esa esfera.
Un acercamiento muy acertado a este tema realizó el estudioso e investigador, Francisco Soberón Valdés, quien señaló como elementos de ese fenómeno la extraordinaria expansión de las bolsas de valores, los avances de la informática y de las telecomunicaciones y el desarrollo de los derivados financieros.
También citó la independencia de los bancos centrales y el control de la inflación como prioridad de su política monetaria, la creciente concentración de los recursos financieros y la aparición de las agencias calificadoras de riesgo.
Otro asunto examinado por el experto es el impacto de este proceso en las características y posibilidades de financiación de los gobiernos y sus secuelas en las negociaciones de reestructuración de deuda de los países en desarrollo.
"El proceso que llevó a la preeminencia de la actividad financiera sobre la esfera de la economía real no es reciente. Su origen se remonta al surgimiento y desarrollo del capitalismo. Ya en la segunda mitad del siglo XIX, Karl Marx señalaba como era casi siempre el capitalista financiero el que obtenía los mayores beneficios de las nuevas evoluciones conseguidas por la labor general del espíritu humano y por su aplicación", indicó el especialista.
Al respecto precisó que en 1916 Lenin explicaba que el desarrollo del capitalismo ya había llegado a un punto tal que aunque la producción mercantil seguía reinando y era considerada la base de la economía, en realidad se hallaba ya quebrantada y las ganancias principales iban a parar a los "genios" de las maquinaciones financieras.
"Dos décadas después, el más brillante economista del siglo XX abundaba sobre esta característica de la sociedad capitalista, aunque con otro enfoque, pero su análisis confirma que esa tendencia estaba adquiriendo una nueva dinámica y dimensión", subrayó Soberón.
De manera que con el desarrollo de las bolsas de valores el especulador disfrutaba de la ventaja de la liquidez (convertir sus acciones en dinero) en relación con el inversionista de "viejo tipo" cuyas decisiones a largo plazo eran en gran parte irrevocables.
La habilidad del especulador financiero se concentraba en determinar cuál sería el valor de la inversión en el corto plazo, "la naturaleza humana desea resultados rápidos, hay un deleite particular en hacer dinero pronto, y las ganancias remotas son descontadas por el hombre medio a tasas muy altas" (…..).
Y agregaba: "...a medida que mejora la organización de los mercados de inversión, el riesgo de predominio de la especulación aumenta. En uno de los mayores mercados de inversión del mundo como Nueva York la influencia de la especulación (….) es enorme" (Keynes, 1984 p 143-145).
De esa manera, la primacía de la actividad financiera sobre la economía real se ha venido gestando durante largo tiempo. Sin embargo este proceso ha sido particularmente intenso a partir de la segunda mitad del siglo XX y en específico desde la década de los 70 en que las actividades especulativas altamente lucrativas en el sector financiero se desarrollaron notablemente.
Según abunda Soberón en su investigación, en la mayoría de los países la suma total de activos financieros al comienzo de la década de los 70 no excedía cuatro o cinco años del ingreso nacional.
Ya para el 2010 esta cifra se había incrementado entre 10 y 15 años de ingreso nacional (particularmente en Estados Unidos, Japón, Alemania y Francia) con el récord de Reino Unido donde los activos financieros representaban 20 años de ingreso nacional. (Piketty 2014 p 194).
El experto citó a Ferguson, un eminente historiador británico, quien aseveró que el planeta finanzas está comenzando a empequeñecer al planeta Tierra y, además, gira mucho más rápido.
"Pudieran mencionarse muchos ejemplos que avalan esta afirmación: el PIB mundial de 2013 fue de alrededor de 75 millones de millones de dólares, mientras que el total de transacciones de acciones y bonos en los mercados de valores se acerca a los 100 millones de millones anuales.
"En los mercados de divisas las operaciones ya sobrepasan los cinco millones de millones diarios; el valor nocional de los derivados financieros sobre el mostrador (over the counter conocidos como OTC por sus siglas en inglés) pendientes es de más de 700 millones de millones", puntualizó.
Al examinar la situación en la mayor potencia económica mundial -Estados Unidos- se puede comprobar que la industria manufacturera ha declinado hasta llegar a un escaso 11 % del PIB, mientras que los servicios financieros, de seguros, bienes raíces, alquiler y leasing alcanzan ya aproximadamente el 21 % del PIB.
En los años 50 la agricultura y la industria manufacturera empleaban en ese país alrededor de la mitad de la fuerza de trabajo mientras que en la actualidad solo emplean el 20 % y los servicios -incluyendo los financieros- emplean el restante 80 %.
Estos son apenas algunos ejemplos de la gran cantidad de datos que demuestran con toda claridad que la actividad financiera resulta predominante en el presente con respecto a la economía real y sus niveles de actividad alcanzan volúmenes incomparablemente superiores a los de aquella.
Recuento sobre la especulación financiera
La especulación financiera ha existido desde tiempos remotos. En La Política, Aristóteles narra cómo Tales de Mileto deduciendo por sus conocimientos de las estrellas que habría una buena cosecha de aceitunas cuando era todavía invierno y él tenía algún dinero, lo utilizó para realizar pagos por adelantado en todas las prensas de aceite en Mileto y Chios. Cuando llegó el momento de la cosecha, hubo una demanda súbita y simultánea de estas prensas y él pudo entonces contratar al precio que quiso, las prensas que ya tenía alquiladas. (Steinherr, 1998 p 7)
Según reseñó Soberón en su estudio, en cuanto a las características y el alcance de la especulación en el siglo XIX, debe tenerse en cuenta que en esa época estaba en pleno auge la que se llamó segunda Revolución Industrial caracterizada por grandes inversiones en la economía real y aun cuando existía la especulación financiera, no es nada que pueda compararse con la situación actual, de manera que lo preponderante era la especulación vinculada con la inversión productiva.
"Son diversas las referencias de Marx a distintos tipos de actividades especulativas por aquellos tiempos. El economista y filósofo escribió que, por ejemplo, una de las grandes ramas industriales de Londres afectadas por la catástrofe fue la de la construcción de buques de hierro".
Dijo Marx que durante la época de las grandes especulaciones, los magnates de esta industria, no solo habían rebasado desmedidamente los límites de su producción, sino que además habían firmado numerosos contratos de suministro, contando con que las fuentes del crédito iban a seguir manando con la misma abundancia.
"Hoy ninguna empresa de construcción puede vivir sin dedicarse a la especulación, y además en gran escala" (Marx, 1965 Tomo 2 p 220). "…ciertos industriales y comerciantes lanzan a especulaciones ferroviarias, etc. el capital dinero necesario para la explotación de industrias o negocios, reponiéndolo en el mercado de dinero por medio de empréstitos".
"Previamente había ocurrido ya la hecatombe de las (….) especulaciones con las letras giradas sobre las Indias orientales".
"La masa de los pequeños capitales desperdigados se ve empujada de este modo a los caminos de la aventura: especulación, combinaciones turbias a base de crédito, manejos especulativos con acciones, crisis".
En resumen, concluyó Soberón, estos son solo algunos ejemplos de las referencias de Marx a la actividad especulativa, las cuales son muy numerosas. Lo común es que se trata de especulación vinculada con inversiones en la esfera de la economía real y los ejemplos de especulación puramente financiera se refieren principalmente a transacciones con acciones o letras de cambio.
En la actualidad -dijo el también colaborador del CIEM- la situación es bien distinta ya que existe, por supuesto, una cierta cantidad de operaciones especulativas que tienen como base grandes inversiones en la economía real.
Pero nada que pueda compararse con el nivel de especulación puramente financiera totalmente desconectada de la economía real.
Sobre algunos de los factores que hacen que la coyuntura actual sea distinta, mucho más dinámica y sofisticada que cualquier época pasada, profundizaremos en un próximo artículo.
De la preeminencia de la actividad financiera sobre la esfera de la economía real se pueden mencionar múltiples aristas. Por ello es imperioso profundizar en los principales factores asociados a este proceso y su evolución, teniendo en cuenta el análisis acucioso del estudioso e investigador, Francisco Soberón Valdés.
Al referirse a la extraordinaria expansión de las bolsas de valores, señaló el experto que su surgimiento está íntimamente asociado a la aparición de las compañías de responsabilidad limitada "por acciones".
Este se considera uno de los grandes pasos en el desarrollo del capitalismo, por cuanto permitió una clara separación entre la riqueza personal y el riesgo empresarial.
"En una compañía de responsabilidad limitada por acciones, su dueño solo arriesga la porción de sus riquezas personales que paga como capital, a cambio de la cual se convierte en propietario de una parte de las ‘acciones’ de la compañía, que no son otra cosa que los títulos que acreditan esa condición (la de propietario o ‘accionista’, precisó el experto.
Esto significó un paso de avance en el desarrollo del capitalismo, pues resulta obvio que la disposición de un capitalista a exponer toda su fortuna en cada negocio era mucho menor que bajo esta fórmula, que le permitía arriesgar en cada nueva empresa solamente la parte de sus riquezas que deseaba comprometer y, por lo tanto, "limitaba" el riesgo que asumía y estimulaba la nueva inversión.
Además, se propiciaba así un esquema que facilitaba que varios capitalistas fundaran una "compañía por acciones" para acometer proyectos que resultarían inaccesibles a cada uno de ellos individualmente.
"Al examinar este tema -explicó Soberón- debe tenerse en cuenta que hasta la primera mitad del siglo XIX la actividad bursátil se desarrollaba fundamentalmente en Europa y Estados Unidos. Por ejemplo, la bolsa de Tokio que es hoy la segunda del mundo fue fundada en 1878; la de China, que es la quinta, en 1860; la de Brasil, que es la octava, en 1890; y la de Australia, que es la novena, en 1861.
"En cuanto a las comunicaciones, hay que recordar que el primer cable trasatlántico se tendió en 1866 de manera que el flujo de información entre las bolsas europeas y de Estados Unidos tenía necesariamente que ser muy limitado y no guarda ninguna relación con el que se experimenta en la actualidad.
"A finales del siglo XIX se acelera el proceso de acumulación, creándose un excedente de capital ávido de vías rápidas y seguras para su reproducción, que encontró en las bolsas de valores un canal efectivo para lograr este propósito.
"Con el desarrollo de las bolsas se acelera el proceso de separación de la propiedad y la administración, pues el inversor en bolsa lo que adquiere, en esencia, es un derecho a percibir ganancias futuras de la empresa cuyas acciones ha comprado y puede venderlas también en la bolsa cuando por cualquier razón necesite de nuevo su dinero.
"Como norma general, no tiene ni la posibilidad, ni la intención de dedicar su tiempo a controlar la gestión diaria de la empresa en que invierte, y si en algún momento discrepa o cree inefectiva la actividad de la gerencia, simplemente venderá sus acciones. Es usual que en la Asamblea General de Accionistas de las grandes compañías que se cotizan en bolsa, la mayoría de estos sencillamente envíen un poder delegando su derecho de voto en los directores de la empresa y ni siquiera asistan a la reunión.
"Esto se hace cada día más común, pues los inversores individuales canalizan de manera creciente sus ahorros a través de los llamados ‘inversores institucionales’ quienes generalmente cuentan con una amplia y variada cartera, de manera tal que, según la explicación de un importante ejecutivo de una de estas organizaciones (Mobius), la intervención en las actividades de gestión y dirección de las empresas donde tienen inversiones requeriría un auténtico ejército de personal de gerencia y una inacabable cantidad de horas dedicadas a la gestión, lo que reduciría su flexibilidad para moverse de una inversión a otra".
Es decir que, las bolsas de valores contribuyen notablemente a dinamizar los flujos financieros en tanto aportan un elemento muy apreciado por el inversionista: la liquidez de los activos financieros en que invierte.
Según Steinherr, un riesgo que afronta el poseedor de un activo es su imposibilidad de convertir el activo en dinero cuando así lo requiera. (….) Un gran paso de avance fue, por tanto, el desarrollo de instrumentos de crédito y derechos de propiedad comercializables y el subsiguiente desarrollo de mercados organizados en los cuales se establecían los precios de mercado.
El premio Nobel de Economía Merton H. Miller explica en términos sencillos cómo una de las características generales de los mercados de valores es que el servicio que estos ofrecen es "liquidez", la posibilidad de cambiar un activo específico, como acciones en una transnacional, por "capacidad de compra generalizada".
Y Keynes abunda sobre el asunto: "Cuando faltan los mercados de valores no tiene objeto intentar revaluar con frecuencia una inversión en la cual nos hemos comprometido. Pero la bolsa revalúa muchas inversiones todos los días y estas revaluaciones dan frecuentes oportunidades a los individuos (aunque no a la comunidad en su conjunto) para revisar sus compromisos. Es como si un agricultor, habiendo observado su barómetro después del desayuno, decidiera retirar su capital del negocio agrícola entre diez y once de la mañana y reconsiderar si debía volver a él posteriormente durante la semana".
Señala también el economista, citado por Soberón, que mediante la actividad en los mercados de valores la inversión se vuelve relativamente "segura" para el inversionista individual en períodos cortos. En este punto -dijo-, es conveniente recordar que en las transacciones bursátiles, las acciones cambian de mano, pero el activo físico que representa no sufre por esto ninguna alteración. En otras palabras, no puede olvidarse que la ventaja de la liquidez de las bolsas es solo positiva para los inversionistas individuales pues "las inversiones no pueden ser líquidas para la comunidad como un todo".
Indicó el especialista que ya en la segunda mitad del siglo XX se crea un escenario que incrementa sustancialmente el nivel de actividad de las bolsas, pues tiene lugar el proceso de privatizaciones que cobró impulso a partir de la década de los 80.
Grandes e importantes empresas que eran propiedad del estado pasaron a manos privadas y fueron registradas para su cotización en los mercados de valores. En algunas naciones, este fue un paso de gran trascendencia.
Por ejemplo, en España se privatizaron y colocaron en bolsa empresas estatales entre las que se encontraban las mayores y más rentables del país, como es el caso de Endesa (Electricidad), Aesa (Astilleros), Ensidesa (Siderurgia), Enasa (Camiones), Telefonica, Seat (Automóviles) Tabacalera, Repsol (Hidrocarburos) Entur. SA (Turismo) y otras.
Avances de la informática y las telecomunicaciones
En la década del 70 del siglo XX aparecieron los circuitos integrados de alta densidad, que son la base de las computadoras personales pequeñas y baratas, capaces de procesar miles de millones de operaciones por segundo.
En su análisis, Soberón detalla que en cuanto a las comunicaciones, cuando surgió el télex como medio fundamental de comunicación escrita, las grandes computadoras y el telefax, se lograron notables avances en la eficiencia de la actividad comercial y financiera.
"Pero -subrayó- con el advenimiento de las computadoras personales de bajo costo, los lenguajes de programación fáciles de aprender, los sistemas operativos amistosos para el usuario, el cable de fibra óptica, la comunicación vía satélite, el desarrollo de Internet y de las redes informáticas en general y más recientemente la aparición de los equipos móviles (teléfonos inteligentes y tabletas); la situación ha cambiado radicalmente.
"Actualmente se combina en un mismo equipo el procesamiento y la transmisión de los datos, y por su precio estos son accesibles a la mayor parte de las entidades y personas naturales involucradas en las actividades comerciales y financieras. Cada ejecutivo o especialista puede ahora tener en su mesa -e incluso en su bolsillo- su propia computadora, resolver de inmediato los cálculos más complejos en relación con su actividad y comunicarse en segundos directamente con su contraparte de cualquier lugar del mundo.
"Podría decirse que prácticamente se eliminó el límite de la cantidad de información que una persona puede producir, procesar, almacenar e intercambiar; y de la velocidad de ese proceso.
"Toda la información que genera la actividad comercial y financiera se transmite con inmediatez entre los más distantes lugares del planeta a un costo ínfimo con relación al pasado. En 1975 enviar un megabyte de información de Nueva York a Tokio costaba aproximadamente 10 000 dólares. Con el uso de las modernas redes informáticas, el costo actual es casi nulo.
"En este nuevo panorama, es ya común que las transacciones se realicen durante las 24 horas del día, en tiempo real, muchas veces a través de computadoras que han sido programadas para ejecutarlas automáticamente dentro de ciertos rangos prefijados.
"En resumen -señaló Soberón-, los impresionantes avances de la informática y las telecomunicaciones de las últimas cuatro décadas, permiten realizar con inmediatez complejos cálculos, necesarios para decidir y ejecutar las más sofisticadas operaciones financieras, y transmitir en segundos grandes volúmenes de información a un costo marginal.
"Es innegable que estos adelantos científico-técnicos significan un avance extraordinario en el desarrollo del comercio y las finanzas, pero no se debe perder de vista que generan riesgos de tal magnitud y características, que quedan totalmente fuera del control de los gobiernos nacionales, y pueden tener un impacto demoledor en sus economías."
Emisión monetaria no respaldada y sistema de tasas flotantes
En las actuales condiciones del sistema monetario internacional, las autoridades monetarias no tienen otro límite para proveer liquidez que no sea los riesgos de crear presiones inflacionarias en la economía, ya que el papel moneda que emiten carece de respaldo metálico como en el pasado.
De acuerdo con el estudio de Soberón, puede ocurrir además que un país en particular que puede contraer deuda externa en su propia moneda prácticamente de manera ilimitada, -los Estados Unidos-, garantice una situación privilegiada y cree grandes riesgos para el resto del mundo pues el nivel de liquidez mundial depende en gran medida de las necesidades y objetivos de endeudamiento externo de esa nación.
En otras palabras, la liquidez que se requiere para llevar adelante de manera fluida la actividad relativa a la especulación financiera tiene hoy fuentes de gran magnitud.
Así recordó que de acuerdo con las normas predominantes en el sistema monetario internacional reinante en la segunda mitad del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, las monedas tenían un contenido fijo de este metal y por lo tanto un tipo de cambio fijo entre ellas. El oro era el dinero mundial que se utilizaba para cubrir los saldos en las transacciones de pago internacionales.
"Es de señalar que la libra esterlina tuvo un contenido fijo en oro de 7,33 gramos desde 1816 hasta 1914 de manera que durante casi un siglo no se produjo ninguna alteración en el contenido de oro de esa moneda, que era la principal divisa del mundo por entonces, lo cual constituía un importante punto de anclaje, y reducía las posibilidades de especulación en la actividad financiera.
"Siguiendo su estrategia política y económica, Estados Unidos lanzó una verdadera cruzada antioro durante la década de los 70 del siglo XX, tratando por todos los medios de consolidar la hegemonía del dólar y de blindarse contra toda posibilidad de que el oro pudiera ocupar nuevamente el centro del sistema monetario internacional.
"Como culminación de sus acciones, en la reunión del FMI efectuada en Jamaica en 1976, logró imponer la Segunda Enmienda del Acuerdo Constitutivo del FMI, que entró en vigor en 1978, dando así el paso final para despojar al oro de toda función en el sistema monetario mundial.
"La citada enmienda excluye la posibilidad de fijar el valor de una moneda tomando el oro como referencia. Además, se decidió que el FMI debía seguir una política dirigida a asegurar que los mercados de oro no estuviesen sujetos a manipulación (léase regulación estatal) y que no se estableciera un precio fijo.
"O sea, el FMI debería dirigir todos sus esfuerzos a garantizar que el oro tuviese el mismo tratamiento que cualquier otro producto físico, y que no volviese a asumir sus anteriores funciones monetarias. Se abolió cualquier noción de un precio oficial para el oro y se derogó toda obligación de los países miembros de hacer pagos a ese organismo en oro.
Resumió Soberón que, con todos estos acontecimientos, desaparecieron las restricciones que limitaban los niveles de emisión monetaria y se crearon la condiciones para la consolidación de un sistema de tasas de cambio flotantes, que ofrece un escenario ideal para la especulación monetaria a gran escala, como lo prueban el monto colosal de transacciones que se realizan diariamente en los mercados de divisas.
Desarrollo de los derivados financieros
En su expresión más simple, los derivados financieros pueden definirse como productos cuyo valor se "deriva" del de un activo subyacente (una tonelada de petróleo, una onza de oro, una moneda, una acción, un bono, etc.) y por tanto cambia según las fluctuaciones en el precio del activo subyacente.
"A partir de la década de los 70 del siglo pasado los derivados comenzaron a ser utilizados cada vez con más frecuencia, como resultado del desarrollo de los medios automatizados de procesamiento de información y el desarrollo de modelos sofisticados matemáticos en esa misma época, (Black and Scholes), que permiten la estructuración de operaciones mucho más complejas, que toman distintas formas, tales como opciones, contratos a futuro y permutas o intercambios ("swaps").
"Los derivados se utilizaron durante mucho tiempo en los mercados de materias primas, de metales preciosos, de títulos valores como acciones y bonos; pero con la instauración de los tipos de cambio flotantes que se originó a partir de la decisión de Nixon de retirar el respaldo en oro al dólar en agosto de 1971, se comenzaron también a negociar en los mercados organizados los derivados vinculados con las tasas de cambio y los tipos de interés, primeramente en Chicago (desde 1972) y posteriormente en centros financieros tales como Londres, París y Frankfurt. Además, están las oportunidades que brinda el ya mencionado mercado "sobre el mostrador".
"Es precisamente con la instauración a nivel mundial de un sistema de tipos de cambio flotantes que los derivados adquieren los increíbles volúmenes que podemos ver en la actualidad. Así tenemos que de un valor nocional de 710 millones de millones de dólares de operaciones pendientes en diciembre de 2013 en estos mercados, aquellas que corresponden a transacciones relacionada con tipos de cambio y tasas de interés constituyen el 92 %, le siguen muy de lejos las permutas de incumplimientos de pago, 3 %, y las operaciones relacionadas con acciones que representan aproximadamente el 1 %, mientras que aquellas vinculadas a los productos intermedios solo alcanzan un magro 0,3 %.
"Cuando los derivados se emplean para cubrir riesgos que emanan de una operación mercantil real, su función es análoga a la de una póliza de seguro contra un riesgo determinado. Se paga una prima en términos del precio de una opción o de las comisiones involucradas en una transacción a futuro y se evitan pérdidas por concepto de bruscos cambios en el valor de la mercancía objeto de la cobertura.
"Pero -apunta el experto- los derivados no solamente sirven para protegerse contra la volatilidad de los precios. Son también un colosal instrumento especulativo. Así tenemos que las grandes fluctuaciones en las tasas de cambio -que para un comerciante o un exportador constituyen una preocupación- se perciben como una oportunidad para los gestores de fondos, que ven en esa volatilidad una fuente de posibles ganancias.
"A estos últimos no les importa que una moneda sea débil o fuerte. Les interesa que se produzcan grandes y bruscos movimientos en su cotización, que les permitan maximizar sus ganancias. A diferencia del ejemplo de la póliza de seguros que puede utilizarse para caracterizar una operación destinada a protegerse contra una fluctuación de precios, en este caso la operación es muy similar a la compra de un billete de la lotería.
"Se invierte una suma de dinero relativamente pequeña con relación al ingreso que se pretende obtener, y por mucho que se hable de la erudición y el olfato de los especuladores, la realidad es que en estas operaciones la ganancia o la pérdida dependen en gran medida del azar."
Ejemplificó Soberón con las acciones de la General Electric que se cotizaban a mediados de noviembre a alrededor de 27 dólares aproximadamente y el precio de una opción para adquirir esas acciones con fecha de ejecución a tres meses era de alrededor de 60 centavos de dólar.
"Alguien que considere que existen fundamentos para que el precio de esas acciones suba en ese período, puede verse tentado a invertir en esas opciones con la expectativa de que si el alza llegara a ser de alrededor de un 10 % podría llegar a obtener un ingreso de más de cuatro veces la suma que invertiría, si efectivamente los hechos confirman su predicción".
Otro ejemplo citado por el especialista es el caso de las ya mencionadas permutas de incumplimiento de pagos ("credit default swaps") que son el tipo de derivado más utilizado después de las transacciones con tipos de cambio y tasas de interés.
"Mediante estas operaciones se concreta un seguro contra la no devolución de un crédito, que el asegurado obtiene de una entidad financiera a cambio del pago de una suma inicial y una prima anual.
"Esta es una actividad que se ha desarrollado sin que exista una regulación adecuada en cuanto a la solvencia de las entidades que actúan como aseguradoras y tiene la peligrosa peculiaridad -muy atractiva para los especuladores- que puede asegurarse un riesgo de incumplimiento de la deuda de un deudor aun cuando no se tenga la condición de acreedor de esta, lo cual la hace un instrumento ideal para la especulación".
Según señaló Roubini en 2010, los derivados han pasado a ser de una manera de minimizar el riesgo a ser un instrumento meramente especulativo que permite que inversores ingenuos (director de fondos de pensiones, por ejemplo) asuman una cantidad enorme de endeudamiento y riesgo. Siendo como son cada vez más exóticos, opacos e impenetrables para quienes no son especialistas, estos derivados suponen un verdadero peligro para el sistema financiero.
Y para Soberón resulta muy interesante el criterio de uno de los más connotados especuladores internacionales, Steinherr, quien ya en 1994 advertía en su testimonio ante la Cámara de Representantes de los Estados Unidos: "El crecimiento explosivo de los derivados significa otros peligros. Hay tantos de ellos y algunos son tan esotéricos, que el riesgo involucrado puede no ser correctamente comprendido, incluso por los más sofisticados de los inversores".
La próxima semana publicaremos el resumen final sobre este tema para profundizar en otros factores que inciden en la supremacía de la actividad financiera.
Entre estos destacan la creciente concentración de recursos financieros, la aparición de las agencias calificadoras de riesgo, el cambio en el patrón de financiamiento de los gobiernos y de los bancos y la asimetría del proceso de financierización.
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