En la futura asociación, los países que la integran buscarán una cooperación política más estrecha en el escenario mundial.
– El despegue de las relaciones con la Unión Europea (UE) ofrece a Cuba un mejor clima para decidir su ingreso al nuevo acuerdo de Cotonou, eje de la colaboración entre Bruselas y la Asociación de países de África, el Caribe y el Pacífico (ACP).
Ese convenio que en 2020 comienza una nueva etapa, enmarca el intercambio comercial y de asistencia al desarrollo, en especial en la reducción de la pobreza, entre la UE y 79 Estados de la ACP. Cuba pertenece a este grupo, pero desistió de participar en el acuerdo suscrito en 2000 tras la amenaza de la aplicación de una cláusula condicionante.
Por presiones del gobierno español de entonces, del derechista José María Aznar (1996-2004), la UE impuso en 1996 la llamada Posición Común que condicionaba la cooperación a cambios políticos en el gobierno socialista de la esta isla caribeña.
Esa cláusula fue eliminada en diciembre de 2016, como paso previo a la firma por Bruselas y La Habana del bilateral Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación (ADPC).
El nuevo convenio que esperamos firmar con los 79 países ACP es un acuerdo que va a singularizar a las tres regiones, África, Caribe y Pacífico, con una base que será común a todos, pero diferenciando mucho más que ahora entre las tres regiones. Alberto Navarro, embajador de la UE en Cuba.
“Este puede ser un buen momento para darle más consistencia a las relaciones de Cuba con la Unión Europea y una prioridad debería ser encontrar el camino para ingresar al Convenio de Cotonú”, dijo a IPS el analista político cubano Carlos Alzugaray.
En su opinión, ese acuerdo, también conocido por la grafía en francés del nombre de la ciudad de Benín donde se suscribió, Cotonou, ofrece indudables ventajas económicas y particularmente en la promoción de inversiones.
“No son ventajas decisivas, pero sí importantes en el difícil contexto que enfrentamos en materia de relaciones económicas internacionales”, agregó.
“La pertenencia a este acuerdo, que abarca a numerosos países de África, el Pacífico, y el Caribe, con los cuales Cuba tiene excelentes relaciones, puede fortalecer al grupo ACP y a la propia posición negociadora cubana”, señaló el politólogo y exembajador cubano ante la UE (1994-1996).
Este país insular caribeño se incorporó en 1998 al grupo ACP, creado en junio de 1975 en Georgetown, la capital de Guyana. Según fuentes oficiales, más de 190.00 cooperantes cubanos han prestado sus servicios en países de este conglomerado y se han formado profesionalmente 30.000 jóvenes de esos países.
La difícil situación económica cubana, junto con el recrudecimiento del embargo estadounidense con medidas dirigidas a frenar la entrada de inversiones extranjeras que contribuyan al crecimiento y desarrollo del país, aconseja la apertura a nuevas opciones internacionales.
“En mi opinión, una opinión muy personal que nunca he dejado de exponer, lo ideal sería que Cuba suscribiera el nuevo Acuerdo UE-ACP que sustituirá al vigente Acuerdo de Cotonú, a partir de marzo del 2020”, comentó, en entrevista con IPS, Alberto Navarro, embajador de la UE ante La Habana.
El diplomático consideró que las naciones caribeñas estarían “encantadas” de que la isla forme parte del nuevo Convenio porque la lectura correcta ya no es “Cuba nos viene a quitar fondos”, sino que el Caribe como región va a pesar más en el mundo ACP y en la cooperación con la UE.
Cuba, al ser una isla y al tener que hacer frente además a un embargo o bloqueo (de Estados Unidos), debería aprovechar este ámbito único de cooperación a nivel global como es la cooperación UE-ACP que agrupa a en total a 107 países, añadió.
El embajador del bloque europeo precisó que, en caso de que firmase el nuevo acuerdo, La Habana puede y debe pedir un Protocolo similar al que actualmente tiene África del Sur, que establezca que en caso de conflicto entre el Acuerdo Post-Cotonú y el vigente ADPC bilateral, primará siempre este último.
Las autoridades cubanas participan y siguen las negociaciones para la firma del convenio Post Cotonou, aunque sin trascendidos oficiales hasta el momento. “Como país caribeño e insular, Cuba tiene todo el derecho a ser parte de ese nuevo Convenio” y beneficiarse de sus ventajas, reiteró el diplomático europeo.
Explicó que el ADPC vigente entre Bruselas y La Habana “es un acuerdo no preferencial” en el que desde el punto de vista comercial, los productos cubanos deben competir en el mercado europeo con países que gozan de regímenes de libre comercio.
Entre los beneficios del acuerdo Cotonú, Navarro mencionó las preferencias comerciales, subvenciones del Fondo Europeo de Desarrollo, los préstamos del Banco Europeo de Inversiones y la apertura del mercado europeo, el mayor del mundo con 500 millones de consumidores.
Como ejemplo, comparó a Cuba con República Dominicana, que ingresó en 1989 en el Convenio de Lomé IV, el actual Convenio de Cotonú. “Ese país es hoy el mayor exportador del mundo de banano orgánico a Europa”, gracias a inversiones en su agricultura y entrada a un mercado sin aranceles ni cuotas, comentó.
En su opinión, es por ello importante comenzar a hablar de facilitación o liberalización comercial así como del fomento de la inversión extranjera en la economía cubana. “Apertura de una economía es sinónimo de prosperidad en todo el mundo. Los países más prósperos son los más abiertos”, insistió.
El 21 de este mes está previsto en La Habana un foro de negocios con participación de Neven Mimica, comisario europeo de Cooperación Internacional y Desarrollo y negociador principal de la UE para el Post Cotonú. Así que se da por hecho que el tema esté en la agenda.
En la cita se concretaría también la contribución de la UE a la creación de una “ventanilla única” para facilitar el comercio y las inversiones en la isla. “Los apoyamos con mucho gusto. Somos conscientes de la importancia que las inversiones extranjeras y el comercio tienen para el desarrollo en Cuba”, afirmó Navarro.
El Acuerdo de Cotonú, suscrito en Benín en 2000, enmarca el intercambio comercial y de asistencia al desarrollo, en especial en la reducción de la pobreza, entre la UE y 79 Estados de la ACP.
Reemplazó a la Convención de Lomé, vigente entre 1975 y 2000 entre Bruselas y las antiguas colonias anglófonas y francófonas en el Sur en desarrollo.
Este convenio expira en febrero de 2020. Las negociaciones políticas sobre una nueva Asociación ACP-UE se iniciaron en Nueva York el 28 de septiembre de 2018 y finalizan en septiembre venidero.
En la futura asociación, la UE y los países ACP buscarán una cooperación política más estrecha en el escenario mundial. Juntos, representan más de la mitad de los 193 países miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y unen a más de 1.500 millones de personas.
“El nuevo convenio que esperamos firmar con los 79 países ACP es un acuerdo que va a singularizar a las tres regiones, África, Caribe y Pacífico, con una base que será común a todos, pero diferenciando mucho más que ahora entre las tres regiones”, concluyó el embajador Navarro en su diálogo con IPS.
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