La producción nacional no es un reto frente a la importación, es una ley económica objetiva, violarla o cumplirla a medias, nos sumerge en el mar de las importaciones que nos invade, nos ahoga, nos desangra.
El dinero es la sangre de la economía y la sociedad. Desde este punto de vista circula para alimentar todas las estructuras sociales y oxigenar a la población consumidora de bienes. Expresa el trabajo realizado y por consiguiente el resultado del mismo, que no siempre es bueno o provechoso, por eso ocurre la inflación, al emitir dinero para pagar un trabajo que no le es útil a hombre. Por lo tanto la masa de dinero se incrementa cuando se mantiene o disminuye la masa de bienes a distribuir para el consumo.
El dinero, expresado de forma muy elemental, es el resultado de trabajar y cobrar, cuando el resultado de este trabajo es inferior al beneficio esperado es trabajar haciendo algo que no sirve para lo que fue creado, es trabajar en cosas que no tienen la calidad esperada, es no trabajar y cobrar. Cualquier variante según la magnitud en que se manifieste aumenta la inflación, dinero en circulación para comprar cosas que nunca se compraran, porque no sirven o no existen o tienen precios superiores a otras del mismo género.
Con estos conceptos elementales, podemos deducir que si el resultado de nuestro trabajo no tiene una expresión concreta en productos consumibles o servicios necesarios, tenemos en nuestras manos dinero con poder adquisitivo bajo. Pero la necesidad de consumo seguirá presente y en muchas ocasiones es vital su consumo, por lo tanto la carencia de productos nacionales, tiene que ser cubierta con productos importados.
Si tenemos en cuenta el dinero como la expresión del esfuerzo realizado por el pueblo trabajador, podemos afirmar que entregarlo al extranjero (importar) es entregar el sacrificio de cada día en mayor o menor medida y cuando por necesidades impostergables se entrega, debe ser a cambio de bienes que restituyan el esfuerzo (dinero) en el momento que se utilicen los bienes adquiridos, ya sea en nuevas producciones (materias primas) o insumos necesarios que costarían más producirlos en Cuba.
Estos conceptos económicos por muchos conocidos son violados comúnmente con justificaciones de diversos tipos, que no tienen un fundamento objetivo. Esta situación expresa las brechas del sistema de comercio exterior y las sucesivas violaciones de las regulaciones establecidas en este.
Todos nos preguntamos por qué en nuestra economía cuesta más producir que importar un producto.
El dilema se inicia en el conocimiento del mercado internacional por parte del productor, este conocimiento le permitirá evaluar sus costos de producción y precios de venta, llegando a conclusiones que son rudimentos del comercio. Se tiene que producir por debajo de los precios del mercado o con un nivel de calidad superior para insertarse y ser competitivo.
Con estas premisas establecerá un precio tope para sus materias primas (nacionales e importadas), límites que trasmitirá a la empresa importadora, como garantía de precios de venta inferiores a la importación.
Si los valores del plan se establecieran con esta premisa, la sustitución de importaciones sería una realidad. Se potenciaría la producción con beneficios económicos concretos, aumentaría la producción de bienes y se garantizaría la calidad, quedando en segundo plano la necesidad de importar.
En la realidad existen muchos obstáculos al desenvolvimiento de las buenas prácticas La estructura del comercio exterior es una torpeza que comienza por el distanciamiento el proveedor y el productor, y los intermediarios no necesarios.
Las empresas productoras no tienen permiso de importación directa y necesitan de empresas especializadas creadas para cumplir con esta función.
Es decir que la responsabilidad de la compra de las materias primas está en manos de un funcionario (comprador) que no participa en las decisiones de la empresa, este recibe detalles técnicos y características generales.
De ser el comprador un especialista de la empresa y el límite de costo fuera una premisa esencial. No existirán justificaciones para costos altos, calidades discutibles, cantidades deficitarias o excesivas. Se garantizaría la variante más económica para el resultado final de la producción.
Por otra parte están los costos agregados a la compra en las importaciones: el flete, seguro, aranceles, los servicios de aduana, el flete nacional hasta los almacenes de la empresa importadora y cualquier otro que pueda surgir en la conocida cadena puerto transporte economía interna, más los incrementos de la comisión (ganancia) de la empresa importadora por su función.
El costo límite que debe fijar la empresa para que sus producciones sean rentables tiene que considerar todos estos gastos. Por lo tanto una disminución de los factores que participan en la cadena, redundaría en la disminución de los mismos. Teniendo en cuenta que el precio de la materia prima es el inicio de los costos de producción, sobre el que recaerán los gastos de salario, depreciación de equipos, electricidad y combustibles, por solo mencionar los fundamentales, a los que se le agregara por lógica elemental el % de utilidad que permita el mercado.
Y aquí estamos de vuelta al mercado, mercado real que no perdona, ni la inutilidad de los producidos, ni la mala calidad, ni los precios fuera de la demanda real.
Este es el momento que define la factibilidad de la producción nacional o las importaciones, es donde el comercio minorista, que también suma su cuota de beneficio, tiene que decidir que resulta más beneficioso.
En este enfrentamiento generalmente la producción nacional pierde, por tener altos costos, calidad inferior, uso limitado u otras características no deseadas, recurriéndose a los productos importados.
Entonces hay que trabajar en reducir la cadena de entidades participantes en las importaciones. El productor tiene que exigir un precio y una calidad de la materia prima que permita colocar sus productos muy por debajo de la importación, de no lograrse no puede aceptar otro, el simple hecho de tener un presupuesto para importaciones y la necesidad de producir para no tener cerrados los procesos fabriles, no puede ser causa para permitir violaciones de las condiciones pactadas con el ente importador.
Actualizar la tecnología también es parte de las acciones que garantizan calidad y eficiencia y muchas veces también está ligada a la mala importación por solicitar máquinas y piezas de repuesto para un proceso, y los implicados directos muchas veces no son los que firman los convenios, terminando estos equipos arrinconados en almacenes.
Todas las empresas deben tener permisos de importación directa, condiciones para conocer el mercado internacional tanto de sus insumos como de sus producciones. El Ministerio de Comercio Exterior debe regular políticas, establecer normas y velar por su cumplimiento, otras funciones entorpecerán los procesos y encarecerán las producciones.
La política arancelaria de las materias primas también debe ser revisada, son productos que no existen en el país y por lo tanto no es necesario proteger.
Los mecanismos actuales a demás propician la corrupción, concentran en pocas manos el poder de la importación y con pocas cuotas a grandes volúmenes se obtienen grandes beneficios personales que generalmente paga el proveedor menos competitivo.
La corrupción en la compra también influye y provocar un despreció subjetivo por el producto nacional. Solo autoridades competentes pueden priorizar la selección por la opción nacional y garantizar que la contradicción realizada cumpla con todos los requisitos productivos que demanda el consumidor.
Las producciones nacionales por simples y pequeñas que sean tienen que tener prioridad. Todo el talento productivo tiene que estar enfocado en lograr hacer cuanto producto sea necesario pero con la calidad requerida. Solo se puede importar lo que nuestra tecnología no lo permita o quede demostrado que es más costoso producir por condiciones objetivas.
Se repite y repite sin números y analisis reales de la cadena valor el aporte negativo a la misma de las empresas intermediarias de COMEX. No está en las importadora la causa funfamental ni de mayor peso la no exportacion, e incluso es despreciable los valores q ella por si misma le incorpora al producto. Ponga un ejemplo concreto de X producto de como se deforma en la cadena valor y verá q no es en la importadora donde ocurre. Descentralizar desmedidamente la importación y exportacion es un mayor riesgo y costo q pagaremos de irnos por esos cantos de sirena.
ResponderEliminarHola gracias por opinar, le traslade su comentario al autor del articulo. No obstante creo que la centralizacion del comercio exterior nuestro tiene ventajas indudables como por ejemplo manejar grandes volumenes para obtener mejores precios, pero tambien tiene la desventaja de no llegar puntualmente a las necesidades en pequeñas empresas y negocios , por ejemplo una cooperativa agropecuaria que quiera importar un tractor, fertilizantes etc con una politica aduanal adecuada se puede descentralizar esa importacion siempre que convenga al pais, al igual que esa misma puede dedicarse a exportar de conjunto con nuestras empresas estatales, con la agilidad requerida que es como se mueve el mundo y no en camara lenta como nos movemos. Saludos
EliminarNo se trata de tomar medidas absolutas con cada posible solución. El slogan: “el traje a la medida”, debes ser una premisa a cumplir, todas las empresas no son iguales, todos los procesos productivos dentro de las empresas no son iguales, aunque tengan un mismo producto final, existen diferentes tecnologías, diferentes niveles de calidad, diferentes costos de producción. La descentralización debe ser un principio y la concentración solo usarla cuando sea provechoso para el conjunto de empresas que así lo requieran.
ResponderEliminarEs bastante común ver como productos nacionales son más costosos que los importados e incluso con niveles de calidad inferiores y están a la vista en las cadenas de tienda. Cuando los costos a nivel internacional se incrementan por el componente Salario, en Cuba se incrementan por el componente Materias Primas y muchas veces no de la mejor calidad.
Acercar el productor al proveedor no es solo reducir costos de intermediarios.
“De ser el comprador un especialista de la empresa y el límite de costo fuera una premisa esencial. No existirán justificaciones para costos altos, calidades discutibles, cantidades deficitarias o excesivas. Se garantizaría la variante más económica para el resultado final de la producción.”
Que la empresa tenga autonomía no quiere decir que sea anárquica. Los buenos administradores buscaran por si solos la cooperación en todas las esferas y una de las más importantes debe ser el comercio exterior. Y los organismos tendrán que hacer correctamente su función de rectores de política.
Otro fenómeno de estos tiempos es la asignación de Capacidad de Liquidez (CL) a empresas que importan productos terminados, cuando productoras de estos mismos productos no reciben la asignación para comprar sus materias primas.
Estas cosas no le dan la medida que debe revisarse la política actual del comercio exterior.
Rogelio Castro Muñiz