Dos citas claves para entender la realidad. Una de ellas inquietante para la burocracia socialista temerosa de los cambios. Vivencias y recuerdos.
“La obra de Marx es todopoderosa porque es cierta” (Lenin)
Este texto carece de pretensiones conceptuales o literarias. Responde a mi insatisfacción por la manera en que los medios cubanos reflejaron el aniversario del natalicio del pensador alemán. Francamente Insuficiente, al parecer no tienen idea de nuestra deuda con Marx.
Intento agrupar aquí un conjunto de vivencias y recuerdos personales relacionadas con mis experiencias en el estudio de Marx, principalmente El Capital. Le tuve que dedicar tiempo y pasé mucho trabajo: entenderlo no es asunto de inteligencia sino de tenacidad y obligar a que el cerebro funcione. Quiera o no quiera. Aunque creo que tiene algo de ambas cualidades. Como base para estas notas me apoyé en una conferencia que impartí a mis alumnos de la Escuela Internacional de cine de San Antonio de los Baños, donde impartía un taller sobre Investigación y realización de audiovisuales.
En la escuela había un grupito de jóvenes comunistas, la mayoría puertorriqueños y pintaron un enorme retrato del Che en una de sus paredes. A nadie se le había ocurrido antes. El grupo tenia por nombre LOS FRIJOLES ROJOS. Un día “el jefe” del grupo vino a mi clase con el primer tomo de El Capital. Pensaba que solo era uno, le respondí que eran tres. Añadí que en general era el que único que la gente estudiaba.
Aquí sintetizo la explicación que le dí entonces. Comencé por exponer lo que yo llamaba el “síndrome del primer tomo”, dedicado a la Producción. Los otros dos casi nadie los estudia. Ya entonces pensaba que una de las causas del fracaso del socialismo era el desconocimiento de cuestiones básicas del marxismo, sino no hubieran hecho tantas tonterías como esa de que todo el mundo tiene que pensar lo mismo.
El segundo tomo se llama El proceso de circulación del capital, que permite entender la importancia de la distribución de mercancías, talón de Aquiles del socialismo real. Y el tercero y último Marx lo llamó “La producción capitalista vista en su totalidad” (la traducción es mía de la editora Verlag 1951).
Este último es decisivo. Explica el proceso de conversión de la plusvalía en ganancia y da una idea de conjunto del sistema capitalista (que ha perdido su categoría de sistema, la COVID 19 es prueba de ello). La asimilación de El Capital es un trabajo duro, muy duro. Creo que cuando Lenin dijo algo así como que no debía faltar en las manos de todo obrero consciente, no sabia lo que estaba diciendo. El tema de lo que sucede con la plusvalía y la manera de manejarla en mi opinión es clave para entender el modelo chino. Ellos lo tienen bien fundamentado.
Pero algunos “marxistas” desconfían de lo que hacen los chino y aseguran en voz baja que no son socialistas. Durante años fue lo que se pensó en Cuba, el alto nivel decretó que no se editaran libros sobre China y aún la TV cubana enfatiza en programas sobre cocina y artesanía chinas. Lo “otro” lo ponen por la madrugada. Me sorprendió el mes pasado cuando puso en horario asequible la política actual china sobre los emprendedores no estatales en las áreas agrícolas.
En la EICTV, terminé diciéndole al joven Frijol Rojo que sin El capital era muy difícil entender el comportamiento humano. Entonces me pidió una conferencia sobre el tema que titulé “El Capital como reflexión sobre la condición humana.”
UNA CITA PARA COMPRENDER Y VALORAR PORQUE LA GENTE HACE LO QUE HACE.
La base de mi intervención fue la que considero mi cita preferida de El Capital. Se ha mencionado mucho. En el prólogo a la primera edición, su primer tomo, dice Marx:
“Un par de palabras para evitar posibles equivocaciones. En esta obra las figuras del capitalista y del terrateniente no aparecen pintadas ni mucho menos de color de rosa. Pero adviértase que aquí solo nos referimos a las personas en cuanto personificación de categorías económicas, como representantes de determinados intereses y relaciones de clase. Quien como yo concibe el desarrollo de la formación económica de la sociedad como un proceso histórico natural, no puede hacer al individuo responsable de la existencia de relaciones de las que el es socialmente criatura, aunque subjetivamente se considere muy por encima de ellas.” (Edición cubana Imprenta Nacional de Cuba. Pag.XXIII ,1962) .
En este punto me detenía en dos aspectos:
a-Lo que significaba el proceso de personificación de relaciones de categorías y
b-La de no hacer al individuo responsable de la existencia de relaciones preexistentes.
Como esto se relaciona en alguna medida con la idea de la personalidad recordaba una aguda observación de Engels: “dime en que te interesas y te diré quien eres”. Esto lo completaba con la conocida tesis marxista de que el hombre piensa como vive. Estas ideas dejan mucha tela por donde cortar para interpretar el comportamiento de las capas burocráticas en el socialismo “real” de cuyas filas surgieron sus asesinos. Algo que no me canso de recordar. Ellos personifican tanto categorías tanto políticas como sociales, se convierten en estamentos con determinados intereses asociados a los cargos que ejercen de los cuales se derivan funciones que pueden sentirse amenazadas por los cambios que demandan otros sectores.
Pienso que estas tesis aunque no explican a cabalidad las causas profundas del comportamiento humanos sí constituyen sus premisas. En este momento recomendaba algunas lecturas de Freud, sobre todo el libro PSICOPATOLOGIA DE LA VIDA COTIDIANA. A pesar de sus desmesuras, es un texto que sigo sugiriendo a todos mis alumnos aunque mis amigos sicólogos me digan que se ha puesto viejo. Los clásicos son los clásicos.
UNA CITA INCOMODA PARA LA BUROCRACIA DOGMÁTICA.
Hay sectores en Cuba que mastican pero no tragan las experiencias vietnamitas. Insisten en que lo nuestro es muy específico, que ellos pueden pero nosotros no. Hasta dudan de que el modelo asiático sea socialista. Pero no pocos de ellos han abandonado sus lecturas de tipo marxista. No tienen acceso a las sólida fundamentación asiática desde el punto de vista de la doctrina de Marx. El punto crítico es el de las relaciones de propiedad.
Siguen empecinados en identificar propiedad privada con capitalismo. Si estudiaran en serio el problema se darían cuenta de las diferencias. Hay sin dudas una identidad relativa pero también diferencias. De esto ya he hablado antes pero vale la pena repetirlo. En el primer tomo de su obra fundamental, Marx afirma:
“Lo único que distingue unos de otros a los diferentes tipos económicos de sociedad v,gr. la sociedad feudal de la esclavitud, es la forma en que este trabajo excedente le es arrancado al productor inmediato, al obrero" (pag 175, Edición cubana 1962)
Marx no dice que lo que distingue uno de otro sistema no es la propiedad privada sino la forma en que extrae la plusvalía la clase dominante. Y la forma en que la reparte, añadimos nosotros. En el capitalismo la burguesía la emplea con amplitud para su bienestar material desmedido y controlar a base de dinero las instituciones sociales: parlamentos, medios de comunicación principalmente. El socialismo la emplea para elevar el nivel de vida de la población, garantizando los servicios de salud y educación para todos.
Los espacios de propiedad privada en la versión asiática del socialismo han sacado de la pobreza amplias capas de la población. Miraron la pobreza de frente. Cosa que en Cuba no acabamos de hacer invirtiendo mucha energía para impedir el desarrollo de la riqueza, sin darnos cuenta de que sin ella no es posible combatir la pobreza.
Aquellos que tienen talentos especiales para generar riquezas –es un talento como el artístico y el deportivo, que sí están permitidos-se mantienen vigilados y lejos de estimularlos se les desalienta. Ahora mismo en plena COVID permanecen en su mayoría desamparados, lo que confirma la desconfianza.
Si mi pidieran que resumiera al menos tres de los conceptos esenciales de El Capital seleccionaría los siguientes: contradicción, cambio y racionalidad del proceso de trabajo. Hay personas de talento natural que de la simple observación del flujo de la vida humana los reconocen. Pero son una estrecha minoría: los demás tenemos que estudiar y pagar un precio alto para entender.
Antes de la obra de Marx la clase burguesa tenía engañado a todo el mundo. Sostenía que el capital había existido siempre, que era la forma natural de la existencia humana. Que no había otra. A Marx le costó casi treinta años de su vida desenmascarar y hacer polvo todas esas mentiras.
Aún sin leer su texto principal, el fino olfato martiano reflejó lo esencial del mensaje marxista: “No fue solo movedor titánico de la cólera de los trabajadores sino veedor profundo en la razón de las miserias humanas y en los destinos de los hombres”.
La deuda de los revolucionaros del mundo y entre ellos los cubanos es inconmensurable. Del mismo tamaño debe ser nuestra gratitud.
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