Por José Luis Rodríguez
27 Mayo 2015 - 9:12am
27 Mayo 2015 - 9:12am
La economía cubana acumuló una tasa de crecimiento promedio anual de 2,5% entre 2009 y 2014, pero para lograr un proceso de desarrollo sostenible requiere elevar ese ritmo a entre 5 y 7%, con tasas de inversión de entre 20 y 25% del PIB en los próximos años.
Materializar esas perspectivas requerirá -por un lado- un crecimiento en las inversiones y también de nuevas medidas de estímulo para el incremento de la productividad del trabajo en el orden interno.
En relación con las inversiones se planifica que las mismas crezcan este año alrededor de 28,7%, y en ello debe incidir una mayor presencia de la inversión extranjera.
Ya en 2015 han comenzado a concretarse los efectos de la aprobación de la Zona Especial de Desarrollo de Mariel (ZEDM), donde se reporta la existencia de más de 23 solicitudes en diversas fases de análisis, de las cuales seis han sido aprobadas recientemente.
Adicionalmente una nueva Ley de Inversión Extranjera aprobada en 2014, apoyada por una Cartera de Oportunidad de Negocios con 246 proyectos por 8 700 millones de dólares, comienza a ser valorada por los medios de negocios en países como México -que reporta la identificación de 50 proyectos factibles-, y más recientemente por empresarios franceses, entre los potenciales inversionistas de mayor importancia.
Por otro lado, nuevas decisiones dirigidas a estimular el incremento de la productividad del trabajo se materializan a partir de la implementación de una mayor descentralización de la gestión empresarial estatal que conlleva nuevas alternativas para incrementar la retribución al trabajo.
Al respecto, vale la pena señalar que el salario medio creció en 2014, en base a las decisiones políticas acordadas, un 61,5% en el sector de la salud pública, 44,2% en la minería, 25,9% en la industria y 23,5% en el sector azucarero Además, en el recién concluido Congreso de la ANAP se planteó elevar los precios de compra a los campesinos para estimular la producción agropecuaria, al tiempo que se elevaba 32,1% el salario en el sector el año pasado.
En el contexto de estas positivas transformaciones, es necesario considerar también que la economía cubana presenta un coeficiente de apertura externa del 44,3%, por lo que las tendencias de la economía internacional en los próximos años serán un factor de notable de importancia en los planes de crecimiento del país.
Sin embargo, al examinar las proyecciones existentes debe tenerse en cuenta el enorme grado de incertidumbre y variabilidad que las mismas presentan, considerando el impacto -aún no calculado completamente- de fenómenos tales como la caída reciente del precio del petróleo y su trayectoria a corto plazo.
No obstante, algunas tendencias parecen apuntar a un escenario de ritmos de crecimiento en la mayoría de los casos menores a los del quinquenio precedente. De este modo, tomando en cuenta estimados de diversos organismos internacionales como el FMI y el Banco Mundial, los mismos muestran una economía global que crecerá entre 2015 y 2020 a un ritmo promedio anual del 3,8%, cifra solo ligeramente superior al 3,6% del período 2011-2014 y que no refleja una recuperación apreciable.
Entre los principales polos desarrollados, Estados Unidos solo pasará de 2,1 a 2,5% en los períodos señalados, mientras que la Eurozona saldrá de la recesión, pero únicamente con un 1,6% de crecimiento en el próximo quinquenio, mientras que Japón se mantendrá estancado, con un incremento inferior al 1%.
En América Latina y el Caribe se reduce el ritmo de crecimiento de 3,1 a 2,4%, y en general los países subdesarrollados y emergentes se desaceleran de 5,2 a 4,9%.
La tendencia a la reducción en los ritmos de avance también estará presente en el caso de los BRICS, excepto en el caso de la India. En efecto, para Brasil se espera un crecimiento negativo en 2015 y un incremento del PIB de entre 2 y 3% en los próximos cinco años. Rusia enfrenta una recesión que puede llevarla a reducir un 3% el PIB este año y crecer entre 2 y 3% como promedio en el quinquenio, mientras que China reduce sus ritmos de crecimiento a entre 6 y 7% y Sudáfrica se mantendrá creciendo en torno al 2% anual. Finalmente, se estima que la India mantendrá un notable ritmo de incremento del PIB, llegando a entre 6 y 7% anualmente hasta 2020.
Por otra parte, se esperan también notables cambios en los precios del comercio internacional. Comenzando por el petróleo -aunque no hay certeza en muchos pronósticos- se espera que los precios del barril WTI asciendan de alrededor de 53 dólares este año a una cifra en torno a 70-75 dólares en 2020, lo cual deberá repercutir en la reducción del costo de producción de todas aquellas actividades que insumen combustibles, aunque estos precios afectarán por un período de tiempo mayor a los exportadores de crudo y sus derivados.
En relación con los alimentos, se estima que sus precios corrientes crecerán sobre 1%; el del arroz debe reducirse en 4,3% y el del trigo permanecer al mismo nivel actual. También se pronostica que el azúcar no aumente de precio, lo cual no favorecerá al comercio exterior cubano.
Se espera que aumente 4,3% el precio de los minerales y metales no preciosos. En el caso del níquel, los precios deben aumentar 6%, aunque mantienen un alto nivel de volatilidad.
En síntesis, las tendencias más generales no mejoran en muchos aspectos el desempeño de los últimos años, aunque no serán de poca importancia los precios menores del combustible y los alimentos, pero habrá que examinarlos añadiendo otros elementos que incidirán en la coyuntura que deberá enfrentar el país en el mediano plazo.
(Continuará)
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