El origen de estos comentarios se encuentra en el penetrante artículo REDISEÑAR EL SISTEMA DE CIENCIA TECNICA E INNOVACION, publicado en CUBADEBATE por el Dr. Fidel Castro Diaz Balart . Allí se identifican un conjunto de problemas o fenómenos disfuncionales en la actividad científica del país. Aunque se trata de fenómenos pluricausales –como son la mayoría de los que afronta la ciencia hoy a nivel internacional– adelanto mi hipótesis sobre lo que considero la causa principal: el abandono relativamente prolongado de la aplicación de los principios de la Política Científica –Cienciología para otros– en la actividad de ciencia y técnica del país. No la llamo sistema de ciencia y tecnología porque a pesar de los esfuerzos del CITMA y del MES sería algo riesgoso afirmar que el sector ha alcanzado propiedades sistémicas. Poderosos factores contextuales lo han impedido; no hay que buscar culpables.
A principios de los años 70 Cuba envió unos 3000 jóvenes profesores –entre los que se encontraba el autor– a realizar doctorados y maestrías al exterior; la mayoría a los países socialistas. Algunos ingenieros y médicos fueron a países capitalistas: Canadá, Francia o Reino Unido. A lo largo de esa década se formó la masa crítica necesaria a partir de la cual se inició la reproducción del potencial científico de la nación, hasta alcanzar la cifra de 12,000 doctores. Aunque la tarea la comenzó el antiguo viceministerio de Educación General que atendía la docencia superior el grueso la dirigió el entonces recién fundado MES. Creo que hizo un excelente trabajo orientado por un ministro excepcional, Fernando Vecino Alegret. Este continuó en línea ascendente pues los ministros posteriores mantuvieron altos niveles de desempeño.
Pero ha pasado mucho tiempo y hay que comenzar “a cambiar todo lo que debe ser cambiado” y el trabajo de Diaz Balart ha lanzado la primera piedra . No queda otro remedio –para examinar el tema– que comenzar por aspectos conceptuales básicos teniendo en cuenta que este texto puede ser leído no solo por personal científico.
¿QUE ES LA CIENCIOLOGÍA O POLÍTICA CIENTÍFICA?
En la antigua Unión Soviética recibió el nombre de ciencia que estudia la ciencia. Podemos considerarla equivalente al término inglés de Science Studies Policy, adoptado por la Comisión internacional de Historia y Filosofia de la Ciencia en 1972. Es una disciplina que se ocupa, en el plano teórico, de la generalización de las experiencias que se deriven del funcionamiento de los sistemas científicos, así como de la elevación de la efectividad de la dirección de los procesos de investigación con la ayuda de recursos o medios económicos ,organizativos, informacionales y de tipo social.
Se ha llegado al consenso de que esta rama de la ciencia está integrada por un conjunto de conceptos, entre los que se encuentran los siguientes:
- Conjunto de criterios y principios que en una estructura social dada, determina la relación entre la ciencia y la sociedad y su papel específico dentro de ella.
- Conjunto de mecanismos sociales dedicados a la organización de la ciencia y a la dirección de la actividad científica. (Este aspecto es crucial en el asunto que tratamos pues se relaciona con los principios de la Ciencia de la Administración, cuyo estudio ha sido subestimado en Cuba, al igual que en los países socialistas, al considerarla una ciencia “burguesa”. No disponer de una cultura sedimentada y bien estructurada en esta esfera y la actividad científica no es una excepción).
- El conjunto de actividades práctico operativas realizadas mediante la aplicación de los medios de regulación que influyen sobre las relaciones existentes entre los individuos, colectivos e instituciones dedicadas a la investigación.
No se puede decir que esta temática sea ignorada por los directivos de la esfera de la ciencia, pues desde este sector se organizó e impartió durante algunos años una maestría sobre Gerencia de la Ciencia y la Técnica, donde se incluía esta disciplina. En el texto básico de esta maestría, iniciada a finales de la década del 90 –y los documentos emitidos a partir de esos años–, se muestra el dominio conceptual de los diseñadores sobre la materia. Los documentos emitidos posteriormente –entre ellos los lineamientos sobre Ciencia y Técnica emitidos como resultado del 6to Congreso del PCC– contienen los elementos indispensables para tener líneas de trabajo bastante bien definidas.
Sin embargo en el proyecto de Conceptualización del modelo económico y social cubano de desarrollo socialista, emitido en ese mismo evento, el tema de la ciencia y su papel determinante en el desarrollo del país no alcanza la categoría de capítulo aparte. Creo que las debilidades que señala el Dr. Castro Diaz Balart no están en el plano conceptual pues, como apunto arriba, me consta que los directivos del CITMA poseen claridad al respecto.
La cuestión está en la esfera de la aplicación práctica, en la inevitable degradación operativa que se produce entre la intencionalidad conceptual y la plasmación en el campo de la acción. Y esto no sucede solo en la esfera de la ciencia. Pienso también que una parte de las limitaciones debemos buscarlas en los directivos de no pocas unidades de trabajo científico que, siendo buenos científicos, carecen de las cualidades de liderazgo y la falta de una preparación adecuada para dirigir colectivos de personas.
Las observaciones del trabajo del Dr. Castro Díaz Balart abarcan un amplio campo temático. Aquí solo nos referimos a dos de ellas, seleccionadas a partir de la experiencia concreta del autor . Son las siguientes:
- Debilitamiento del potencial científico y
- Falta de interés por la innovación del sector empresarial.
LA FORMACION DE DOCTORES , CICLO PRIMARIO DEL POTENCIAL CIENTIFICO
La calidad del proceso de formación de doctores es determinante para alcanzar altos niveles de un efectivo desempeño. Pienso que debemos revisarlo con cuidado. No dispongo de resultados de investigaciones sobre este campo en Cuba (he tenido acceso a algunos de los que se han producido en países europeos). Pero la base de mis reflexiones está limitada a mi experiencia personal. He participado en más de cuarenta ejercicios de defensa de tesis doctorales, de ellos más de una decena en el extranjero. En Cuba he trabajado en cinco diferentes tribunales de grado sea como tutor, oponente, miembro de tribunal o simple participante.
Durante algunos años impartí en el antiguo ISPJAE posgrados sobre Política Científica y técnicas de investigación, en colaboración con el compañero Tirso Sáenz –pionero en el país sobre esta esfera de actividad–. He acumulado múltiples vivencias, directas unas, y otras de colegas de la comunidad científica de otros campos, acerca de lo que ha sucedido en la práctica de las defensas o predefensas.
No tengo pretensiones de que estos comentarios asuman un carácter científico , son solo hipótesis de trabajo. Relaciono un conjunto de hechos con los que me sentido insatisfecho y que debieran ser objeto de algún tipo de regulación.
1- No son pocos los doctores que no se mantienen actualizados sobre las corrientes contemporáneas de la ciencia y se han convertido en “científicos durmientes”. En sus sueños, no tienen espacio asuntos tales como la transdisciplinaridad, la teoría del caos, la complejidad y el pensamiento no lineal. En ocasiones he aconsejado a mis aspirantes evitar tales conceptos, ante el riesgo de que entre los miembros del tribunal se encuentren algunos que escuchen por primera vez estas ideas y reaccionen con hostilidad hacia ellas. La mayoría de los problemas de investigación se ubican entre fronteras de diferentes disciplinas. Por ejemplo un proyecto sobre contaminación del aire en las ciudades se enfrenta a las propiedades físico químicas de la polución, sus efectos sobre la salud humana, los problemas legales para su control y los factores políticos que intervienen en la propuesta de solución. Podría poner muchos ejemplos de este tipo.
Es inevitable el enfoque transdisciplinario. Algunos de los viejos doctores muestran indiferencia hacia el asunto y dormitan sobre sus laureles. El daño que pueden ocasionar sobre la nueva generación de científicos no es pequeño. Me llama la atención que los eventos en Alemania sobre este tema –creo que ellos son los dueños de este aspecto como son los franceses de la teoría de la complejidad– se orientan hacia la reserva de personal en formación. Parece que no quieren perder el tiempo con los veteranos. Sería muy útil que las entidades pertinentes organizaran eventos dedicados a las tendencias actuales del pensamiento científico para la actualización de algunos de nuestros sonñolientos doctores.
2- Los tribunales en su mayoría tienen un carácter estrechamente disciplinario. Fui oponente de una tesis sociológica sobre los daños ecológicos de las inversiones del turismo en una zona del país. Se manejaban mediciones sobre las playas y consumo percápita de agua por turista, aspectos que yo no podía juzgar. Mis intentos por convencer al tribunal para encontrar un oponente especializado en ecología fueron inútiles. La configuración de los tribunales en una ciencia de vanguardia deben asumir carácter transdisciplinario e integrar expertos de varias especialidades. Algunos han tomado la adecuada iniciativa de incluir en las predefensas paneles de expertos, en los que no hay doctores, pero sí gente que sabe y no puede ser confundida. Pero esto no está generalizado.
3- Los actos de defensa se han convertido en actividades de carácter social. Una abuelita va en silla de ruedas a la defensa de su nietecito. Un prometedor joven investigador, gay, invita a su defensa a una amplia representación de esa comunidad. Otro viene de provincias y se aparece con varias cajas de cerveza y un puerco asado, y el olor de la víctima invade el recinto del acto de defensa. Una mezcla de folklore e ideosincracia trópical. Los tribunales no pueden estar sometidos a ningún tipo de presión y solo autorizar la asistencia de los que deben hacerlo y controlar con rigor los invitados.
4- A menudo he encontrado que cada tribunal tiene su propio “estilo” de como actuar. Tuve un aspirante a cuya predefensa no pude invitar a especialistas de Holguín, que dominaban el tema por realizar investigaciones en el mismo campo, porque la facultad había decidido que los oponentes de la predefensa solo podían ser de su plantilla. A causa de ello hubo una oponencia floja y después se tuvo que pagar las consecuencias en la defensa. Se sabe, por los que trabajamos en el oficio, que la calidad de los oponentes de la predefensa es decisiva. Podría mencionar otros factores, tales como las dificultades de dieta para transporte y alojamiento de expertos de provincias, entre los que existe calidad de nivel internacional.
En fin, no quiero aburrir con anécdotas. Pero podría mencionar otros factores que también afectan la calidad del proceso de formación de doctores, y por ahí hay que empezar .
FALTA DE INTERÉS POR LA INNOVACIÓN DEL SECTOR EMPRESARIAL
Además de identificar las causas de esa falta de interés, hay que hacerlo con los factores que impiden que nuestros empresarios prioricen los procesos de innovación.
Se trata de un asunto en extremo complejo y esencial para el desarrollo económico del país. Hace poco más de un año el autor realizó una investigación exploratoria al respecto, tomando una muestra aleatoria simple: 100 tesis presentadas por directivos empresariales como resultado de la conclusión del diplomado sobre Gestión y Direccion empresarial. Entre los objetivos se encontraban conocer las temáticas priorizadas y las causas que impedían su introducción en la práctica. Lo que encontré fue lo siguiente:
- Insuficiente nivel tecnológico de la empresa, y de cultura gerencial de los directivos.
- Falta de infraestructura organizativa, debilidad y ausencia de prioridad de las áreas de desarrollo.
- Rigidez organizativa, sin espacio para el riesgo. Niveles superiores que mantienen la actitud de “vigilar para castigar”.
- Falta de información sobre el mercado, e idea difusa de la demanda.
- La innovación no se incluye en la estrategia y objetivos priorizados de la empresa.
- Una vez reubicados en su cargo de director, la vorágine operativa les impide dedicar tiempo a la aplicación de su tesis, por la que las instancias superiores no muestran el menor interés .
Creo que el decreto 281 sobre el perfeccionamiento empresarial tiene capítulos muy bien fundamentados sobre innovación, mercadotecnia y comunicación institucional, tres áreas interconectadas que son esenciales para la aplicación de la investigación a la empresa. Pero la mayoría de nuestros empresarios no la estudia.
Pienso que el papel y forma de utilización de los asesores e investigadores en la esfera de desarrollo empresarial debe ser revisado. El modelo chino, ejemplo que nuestros altos ejecutivos conocen bien, ha creado 7 grandes “tanques pensantes” ubicados en diferentes regiones del país y subordinados a la dirección del partido, para que este cumpla su función de contrapartida del gobierno apoyado en la ciencia.
Tengo en mis archivos informes de expertos cubanos que visitaron China en los años del despegue de su modelo, 1989 y siguientes. Allí se evidencia que cada sector de la economía estaba apoyado por centros de investigación en los que decenas de investigadores realizaban estudios a partir de la demanda propuesta por las empresas.
Cada decisión en la empresa tenía como fundamento un estudio previo. Aquí hay potencial para hacerlo. Pero la interacción con los asesores no está bien estructurada y no se aplica el método de solicitar a diferentes expertos el análisis del mismo problema y después promover la polémica entre los diferentes puntos de vista, a fin de que los decisores puedan sacar sus propias conclusiones.
En esta zona de aplicación de la ciencia a la empresa, es necesario aumentar el número de conexiones entre la comunidad científica y el sistema empresarial. En especial con el grupo decisor central, puesto que el mayor potencial de crecimiento del bienestar material de la población depende de la eficiencia empresarial.
Aquí encontramos el problema de la falta de simetría entre el movimiento científico cubano con un desarrollo de estándar internacional en la esfera de las biociencias (algunas de la tecnología), y el relativo nivel inferior de las llamadas ciencias del comportamiento: la Economía, la Sociología, la Psicología y otras, sobre las que no existe mucha evidencia acerca de que sus resultados sean tomados en cuenta para la toma de decisiones en el sector empresarial. Están en el campo de los llamados activos intangibles que hoy son decisivos para alcanzar altos niveles de desempeño en la empresa y en cualquier organización. En los programas de formación de nuestros empresarios esta temática debe ocupar un espacio determinante (satisfacción laboral, motivación, técnicas del compromiso, comunicación interpersonal e institucional y gestión de la confianza entre otros). Pero apenas se tocan. Por cierto, sobre un trabajo mío publicado en el sitio web Segunda Cita, alguien me hizo el comentario de que había empresarios de éxito sin estudios y ponían de ejemplo a Bill Gates y Steve Jobs y que ninguno de los dos había concluido sus estudios universitarios.
Esto no significa que hayan dejado de estudiar. Es cierto que poquísimos tienen éxito, pero son la excepción, lo que se explica por cualidades personales extraordinarias. Benny Moré fue el mejor cantante de Cuba y no estudió música: luego entonces, cerremos las escuelas de música!!!
Finalmente: Hace cinco años, en la reunión ampliada del consejo de ministros del 30 de abril de 2012 (publicado en Granma 1 de mayo de ese año) el general de ejército Raúl Castro señaló: “No podemos admitir que sucedan los problemas, tengamos conocimientos de ellos y no realicemos investigaciones profundas para saber porqué y como sucedieron“.
Si algunos le hubiesen hecho caso al Presidente, no tendríamos muchos de los problemas que hoy enfrentamos.
*Sociólogo, profesor e investigador.
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