Por: Omar Everleny Pérez Villanueva. | 2018-02-01
En el contexto de este dossier presentamos los criterios del destacado economista cubano Omar Everleny Pérez Villanueva.
En el contexto de este dossier presentamos los criterios del destacado economista cubano Omar Everleny Pérez Villanueva.
- Considera Ud. que los documentos oficiales (“Lineamientos”, “Conceptualización”, y “Plan Estratégico hasta 2030”) han incorporado sustantivamente propuestas de la sociedad civil, incluyendo las provenientes de la academia?
Antes de contestar esta interesante pregunta, debo definir qué se podría entender sobre “desarrollo económico”, entre tantos conceptos existentes. Esto es necesario para la comprensión de las ideas que se explicarán.
Es decir, el desarrollo económico se entiende como una condición necesaria para la sostenibilidad del modelo cubano, que debe llevar a una transformación económica y social de Cuba hacia mejores estándares de desempeño económico y social, es decir, tiene que incluir el crecimiento de sus principales indicadores económicos (especialmente el Producto Interno Bruto), a pesar de sus imperfecciones, o sea, es vital la creación de riquezas por todas las formas de propiedad existentes en el país.
Tiene que propiciar la elevación de los niveles de vida de la población, sobre la base de determinados indicadores, es decir, debe ser medible. En el caso cubano lleva implícito el cambio estructural de la economía. También hay que dejar claro que el desarrollo tiene un carácter multidimensional, es decir, una dimensión económica, social, tecnológica, entre otras. En el caso del documento “Bases para el plan nacional de desarrollo económico y social hasta el 2030”, lo que se expresan son “Ejes Estratégicos”, que deben llevar al cumplimiento de las metas propuestas.
Por estas cuestiones, considero que los documentos oficiales publicados bajo el nombre de “Documentos del VII Congreso del Partido”, respaldados por la Asamblea Nacional del Poder Popular, incluyeron no solo propuestas de la academia cubana, sino que la misma tuvo una activa participación en la elaboración de los mismos. Y, en otro sentido, fueron discutidos por variadas instituciones cubanas, con propuestas de inclusión y cambios.
¿Pudiera identificar el principal problema del modelo económico y social actual que debería ser resuelto de manera prioritaria y con mayor urgencia? (Por favor, identifique solo un problema).
Es muy complejo definir un solo problema que deberá ser resuelto de manera prioritaria para permitir que Cuba avance hacia el desarrollo económico que se necesita; por tanto, me dedicaré a explicar uno solo, pero consciente que no es el único, y que está planteado en los documentos presentados: el tema de la planificación socialista.
Es un hecho que las autoridades cubanas apuestan por la continuidad en el carácter rector de la planificación en el mecanismo económico, aunque reconocen la necesidad de incluir mecanismos de mercado.
Pero la propia existencia de fuertes desequilibrios y distorsiones en el ámbito económico, como las tasas de crecimiento del PIB bajas, incremento del déficit fiscal, la dualidad monetaria y multiplicidad de tasas de cambio existentes, baja productiva del trabajo derivada de los bajos incentivos, entre otros elementos, ponen en entredicho el sistema de planificación económica del país aplicado hasta la actualidad.
El economista cubano Oscar Fernández expresaba: “la forma en que se regulan actualmente los procesos productivos a escala nacional, si bien constituye un esfuerzo por manejar las presiones de los constantes desequilibrios generados por las debilidades estructurales latentes, a su vez se convierte en un factor que atenaza el despliegue pleno de las fuerzas productivas, con lo cual constituye un cabestro para el crecimiento económico y el desarrollo”.
La concepción de la planificación latente contiene muchos rasgos en realidad típicos de métodos de una economía asediada, sumados a una realidad insoslayable, que es la existencia del bloqueo de Estados Unidos contra Cuba. El carácter directivo atribuido a esa llamada “planificación socialista” limita la autonomía para los agentes, lo cual hace que prácticamente un gerente o directivo de una institución cubana lo que hace es administrar los recursos que le otorgan: tiene poca autonomía para las decisiones que podrían emanar de su cargo.
Al ser Cuba una economía deudora (con programas estrictos de pagos a partir de la condonación de deudas externas) y altamente dependiente de las importaciones, las autoridades han elegido la alternativa operativa de controlar centralmente las erogaciones externas y asignar los recursos al interior de la economía de forma vertical. Pero esto frena el desarrollo de los entes económicos existentes.
No quiere decir que el Estado cubano renuncie a la planificación de la economía, pero esta se debería hacer con el uso de mecanismos indirectos de regulación para adquirir capacidad de influir decisivamente sobre sus comportamientos.
Hay ejemplos de economías que han tenido resultados exitosos de desarrollo en el mismo período del comienzo de la Revolución cubana, y donde se planificaron las diferentes etapas a las que querían aspirar. Es el caso de Corea del Sur, Singapur, y Malasia a partir de los años 60 y, más recientemente, es el caso de Viet Nam y China.
Es interesante observar cómo en el más reciente XIX Congreso del Partido Comunista Chino, los temas medulares analizados tenían que ver a) con el desarrollo económico y sostenible del país y b) con las tareas hasta el 2050. El compañero Zhang Yong, de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, explicaba que la inversión privada debería desempeñar un papel más importante en el futuro, donde se exponía que la inversión privada era cerca del 60 por ciento de la inversión total del país en activos fijos, genera el 80 por ciento de los empleos y el 60 por ciento del PIB. Y que debía haber una mejor política para el apoyo de los inversionistas privados. Al parecer, en el caso cubano, no se va con la misma tendencia, sino con otras señales.
En síntesis, la planificación que se necesita para que el país avance hacia las metas propuestas para el 2030, tiene que ser una distinta a la que ha llevado al estancamiento económico o los bajos crecimiento de la economía de los últimos años.
¿Cuáles preguntas sobre ese problema deberían formar parte del debate público y, sin embargo, no están haciéndose?
No solo “las preguntas” deberían formar parte del debate público sobre las formas de planificación en la economía, sino deberían buscarse más respuestas y propuestas por parte de la sociedad cubana en general.
Sin embargo, lo que se observa es poca cultura del debate. Lo que se realiza es una crítica abierta o solapada a los intelectuales que expresan sus criterios en los diferentes medios, no siempre coincidentes con los hacedores de políticas, por lo que se les considera autores “opuestos” al proceso revolucionario. Y, en algunos casos, hasta se les considera personas que buscan la restauración del capitalismo en Cuba.
Deberían formar parte de ese debate la necesaria descentralización de la economía, por ende la forma en que se planifica la economía; es necesario que se amplíe el margen de autonomía empresarial estatal, que se le otorgue la potestad de importar o exportar directamente, como sucedió a mediados de los años 90.
Además, es necesario que se produzca un debate sobre la forma en que se deben vincular más las diferentes formas de propiedad de toda la economía, no ver comportamientos estancos, pues el tejido empresarial es el resultado de la inclusión tanto de lo estatal como de lo no estatal.
¿Cuáles temas concretos pudieran funcionar mejor en Cuba como “puntos de encuentro” para atenuar las posibles discrepancias entre los diversos actores de proceso de desarrollo nacional? (Por ejemplo, las discrepancias respecto a la propiedad, el plan, el mercado, la información, o la rendición de cuentas).
Hay muchos temas concretos que pudieran funcionar mejor en Cuba como “puntos de encuentros”. Por ejemplo, si Cuba ha decidido señalar como un sector estratégico el turismo, por su enorme potencial de cara al futuro, deberá incluir en sus planes de desarrollo el estímulo a todas las formas de propiedad existentes (en los documentos del Congreso se encuentran refrendados los planes de suministros de recursos tanto a las instalaciones estatales, como las no estatales). Y dado que el mercado mayorista no se desarrolla como debería, el Ministerio del Turismo pudiera incluir las actividades del sector privado en el plan de sus importaciones de insumos para la gastronomía o alojamiento, con el propósito de potenciarlo.
Muchos otros temas pudieran incluirse, entre ellos una mayor vinculación de las empresas extranjeras radicadas en Cuba o en vías de radicarse, con las empresas privadas o las cooperativas.
Sería muy útil para el desarrollo cubano que una empresa extranjera contrate para la construcción de su obra a una empresa cooperativa, o a trabajadores de la construcción directamente, o a través de la agencia empleadora creada al respecto, y pueda definir su salario con ese trabajador, y así se evite tener que contratar personal de la construcción extranjero, como hoy sucede en algunos casos. Aunque se ha avanzado en la contratación de personal privado en algunas actividades estatales, se está distante de captar todo el potencial existente.
En general, las discrepancias aparecen más como un fenómeno ideológico que como un tema técnico. Economías socialistas con resultados demostrables de avance hacia el desarrollo, como China y Viet Nam, han dejado atrás el tema ideológico, se concentran en la obtención de indicadores concretos para el desarrollo y no desvían su atención en frenar la creación de riquezas o el enriquecimiento de un individuo o grupo. De esta manera, ponen su énfasis en que el PIB crezca a tasas superiores al 6 por ciento anual, o en sacar a las personas de la línea de pobreza cada año, o en el fortalecimiento de sus monedas, o en el incremento de la calidad de sus productos exportables, entre otros.
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