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"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

viernes, 12 de junio de 2020

Cuba: siete gráficos para descifrar la capacidad de un plan de recuperación

Por Pedro Monreal, El Estado como tal

El inminente anuncio de un plan de recuperación económica post COVID-19 en Cuba probablemente contiene objetivos, medidas y plazos. No queda claro si también incluirá indicadores precisos para evaluar el cumplimiento del plan en la medida en que transcurran sus diversas fases y etapas. Medir es importante. Un plan cuyos resultados no se miden, no es un plan “operacional”.
Me limito a comentar aquí algunos posibles objetivos de un plan de recuperación, específicamente dos objetivos que considero que son cruciales: mejorar la disponibilidad de alimentos y alcanzar tasas de crecimiento adecuadas del Producto Interno Bruto (PIB).
Por mejorar la disponibilidad de alimentos debe entenderse alcanzar la seguridad alimentaria del país, lo cual exige satisfacer tres condiciones simultáneas: a) alimentos suficientes (cantidad y calidad que garanticen una nutrición adecuada), b) alimentos accesibles (debe existir disponibilidad estable de la oferta), y c) alimentos asequibles (todos los ciudadanos, especialmente los de menores ingresos, deben ser capaces de alimentarse de manera sana).
Por tasas de crecimiento adecuadas del PIB debe entenderse un rango de incremento anual de aproximadamente 5% (o superior) de manera estable. Existe un consenso relativamente amplio en Cuba acerca de que, si no se logra ese nivel, no sería posible avanzar hacia el desarrollo. Obviamente, crecimiento y desarrollo son dos procesos relacionados, pero diferentes. Sin embargo, en medio de una recesión no es en ese plano en el que debería enfocarse la discusión sobre el crecimiento. Lo urgente ahora es hacer crecer la economía de la manera más vigorosa posible.  
Entender en qué pudiera consistir el eventual éxito o fracaso de un plan de recuperación económica en Cuba pudiera visualizarse gráficamente mediante algunas curvas que deberían ser “levantadas” por el plan de recuperación.
Durante la crisis de la COVID-19 se popularizó el uso de curvas epidemiológicas. Ojalá se comience a prestar mayor atención a las curvas económicas.
Seguridad alimentaria
Las dificultades con la seguridad alimentaria existen en Cuba desde antes del COVID-19. Con los datos oficiales disponibles hasta 2018 y con los estimados para 2019 realizados por especialistas, es posible identificar que, en 2019, la producción nacional de un surtido de importantes alimentos nacionales cayó en “diving”.
En el caso de los alimentos de origen animal seleccionados en la muestra del Gráfico 1, no todas las dinámicas habían sido similares desde 2013, pero la caída experimentada en 2019 transformó todas las trayectorias en curvas descendentes.
Gráfico 1. Alimentos de origen animal: ¿en caída libre?
Gráfico elaborado por el autor. Fuente: ONEI. Anuario Estadístico de Cuba 2018, tablas 9.18, 9.19, 9.21 y 9.23. Los estimados de 2019 tienen como fuente: Armando Nova “Agricultura: Urgen medidas descentralizadoras”, Progreso Semanal, 13 de mayo de 2020 https://progresosemanal.us/20200430/agricultura-urgen-medidas-descentralizadoras/
En el caso de tres alimentos agrícolas fundamentales, la situación ha sido más complicada, pues mientras que las hortalizas habían permanecido relativamente estancadas entre 2013 y 2018, el arroz y el maíz habían registrado un sostenido deterioro. En el año 2019, las curvas se desplomaron.
Gráfico 2. Productos agrícolas: una larga agonía
Gráfico elaborado por el autor. Fuente: ONEI. Anuario Estadístico de Cuba 2018, tabla 9.10. Los estimados de 2019 tienen como fuente: Armando Nova “Agricultura: Urgen medidas descentralizadoras”, Progreso Semanal, 13 de mayo de 2020 https://progresosemanal.us/20200430/agricultura-urgen-medidas-descentralizadoras/
En el caso de los productos cárnicos, existe uno de ellos -la carne de pollo- que es fundamentalmente importado. La evolución de la oferta de cárnicos entre 2013 y 2018 indica un predominio de la carne de cerdo (nacional), seguida por el pollo (importado), y finalmente la carne bovina (nacional).
Aunque todavía no se dispone de datos oficiales para 2019 (solamente los estimados de Armando Nova), los datos indicarían que en 2019 pudiera haber ocurrido un evento anómalo: la carne de pollo importada habría desplazado a la carne de cerdo nacional del primer lugar de la oferta de cárnicos. Es algo que habría que confirmar cuando se disponga de datos completos, pero la información parcial parece indicar que la caída de la producción de carne de cerdo iniciada en 2019 se ha agravado en 2020. Colegas como Juan Triana han analizado recientemente el tema (1).
Gráfico 3. Algo inusual en la oferta de carne

Gráfico elaborado por el autor. Fuente: ONEI. Anuario Estadístico de Cuba 2018, tablas 9.19 y 9.21. Los estimados de 2019 tienen como fuente: Armando Nova “Agricultura: Urgen medidas descentralizadoras”, Progreso Semanal, 13 de mayo de 2020 https://progresosemanal.us/20200430/agricultura-urgen-medidas-descentralizadoras/ En el caso de las importaciones de carne de pollo la fuentes es el Anuario Estadístico de Cuba, ediciones de 2015 y 2018, tabla 8.12. La fuente de los datos de importación de 2019 es la base de datos “Trade Map” del International Trade Centre (ITC) https://www.trademap.org/
 
Los datos no oficiales más recientes de importación trimestral de carne de ave (principalmente carne de pollo) indican una notable caída en el último trimestre de 2019, que luego incrementó ligeramente en el primer trimestre de 2020, pero que se mantiene en niveles muy inferiores al registro trimestral normal desde 2018.

No solamente se trata de otra curva que cayó en “diving”. Pudiera tener un impacto significativo en la seguridad alimentaria, pues si los niveles de importación de carne de pollo no logran recuperarse debido a las restricciones de divisas, no podrá compensar la reducción actual de la producción nacional de carne de cerdo.

En una perspectiva de mediano y largo plazo, la curva de importaciones de carne de pollo debería ser “aplanada” como parte de un proceso de sustitución de importaciones, pero en plazos inmediatos no es razonable asumir que se produzca un “salto” en la producción nacional de cerdo o de pollo en los próximos dos meses que permitiera prescindir de las importaciones de carne de pollo, de la que EEUU es el primer suministrador.

Es decir, la curva de importaciones de pollo debería ser “levantada” en el corto plazo y si ello no pudiera lograrse, al menos habría que mantenerla a su nivel actual, asumiendo que existiría una escasez de oferta de carnes en el país.

De nuevo, el objetivo a mediano plazo debe ser sustituir las importaciones de pollo con producciones nacionales de cárnicos, pero en plazos inmediatos tal sustitución no va a producirse y por tanto una reducción de las importaciones de carne de pollo agudizaría el déficit actual, de por sí muy notable, en la oferta de carnes.

Gráfico 4. La curva que debe ser “levantada” antes de “bajarla”
Gráfico elaborado por el autor. Fuente: “Trade Map” del International Trade Centre (ITC) https://www.trademap.org/
Recuperación del crecimiento económico: ¿En forma de “V” o como el logo de Nike?
Uno de los debates económicos que se produce en muchos países es el relativo a la forma gráfica que tendría el proceso completo de entrada y de salida de la crisis económica asociada al COVID-19. En general se mencionan cuatro formas que se identifican con cuatro letras: “V”, “U”, “W” y “L”.
Explicado de manera sucinta, una recuperación en forma de “V” se corresponde con una entrada fulminante en la crisis y con una recuperación relativamente rápida y dinámica, mientras que una recuperación en forma de “U” indicaría casos en los que la afectación económica sería amplia y por tanto el “largo de la pista” en el fondo de la crisis -antes de entrar en recuperación- debería ser mayor.
En una recuperación de tipo “W”, pudiera darse el caso de que un primer momento de recuperación se vería interrumpido, por ejemplo, debido a la necesidad de regresar a una cuarentena, y luego de entrarse de nuevo en recesión, se produciría una segunda recuperación. También la interrupción de la recuperación inicial pudiera derivarse de otros factores, como, por ejemplo, la ruptura de cadenas de abastecimiento.
Finalmente, una recuperación en “L” sería aquella en la que una caída brusca de la economía pudiera implicar un nivel considerable de destrucción del tejido productivo con eventuales impactos negativos en la productividad, una situación en la que el nivel de actividad económica crecería de manera moderada durante la recuperación y la economía se mantendría en una fase de bajo crecimiento del PIB durante un tiempo prolongado. Hay economistas que identifican la recuperación tipo “L” con una recuperación con la forma del “logo de Nike”. 
Una recuperación de tipo “L” pudiera incluir lo que algunos economistas denominan una “zombificación” de la economía, es decir, un incremento de las entidades que funcionan de manera ineficiente y que por tanto bajan la tasa general de crecimiento y retardan la recuperación.
Usualmente se trata de empresas “viejas”, con irrentabilidad y con pocas probabilidades de ser rentables en el futuro.
El incremento del peso relativo de entidades “zombies” afecta negativamente la productividad, la eficiencia en la asignación de recursos para invertir y crea barreras de entrada a nuevas entidades que pudieran operar de manera más eficiente, con un efecto positivo en la renovación del tejido económico nacional.
En el caso de Cuba, el calificativo de “zombies” no se aplicaría únicamente al área de las empresas estatales, sino también a la esfera de los emprendimientos privados y cooperativos. En estos momentos, existe una gran incertidumbre acerca de la futura viabilidad de “modelos de negocios” privados que funcionaron hasta antes del COVID-19. Por otra parte, la ausencia de una reforma sustantiva de la empresa estatal, unida a la distorsión en la tasa de cambio, han creado un grupo de empresas que ya funcionan como “zombies” y otras que pudieran pasar a esa condición, por ejemplo, cuando se produzca la devaluación del peso cubano (CUP) frente a las divisas.
¿Qué forma tendría la recuperación post COVID-19 en Cuba?
Es muy difícil evaluar el tema a partir de la información oficial pues sencillamente no se ha proporcionado un estimado oficial actualizado sobre el crecimiento del PIB cubano.
En ocasiones, se menciona el estimado de contracción de PIB de 3,7% en 2020 informado por CEPAL en el mes de abril, pero esa es una proyección desactualizada. Desde entonces hasta hoy, todas las entidades que hacen pronósticos han revisado “hacia la baja” los pronósticos hechos al inicio de la crisis.
En el caso de Cuba, se dispone de las estimaciones realizadas por la entidad The Economic Intelligence Unit (IEU), que actualiza periódicamente sus pronósticos. El estimado más reciente de EIU de finales de mayo revisó sustancialmente “hacia la baja” su pronóstico de decrecimiento del PIB de Cuba en 2020, proyectando una caída de 8,3%, en vez de la reducción de 4,7% que había sido estimada en el mes de abril.
Una característica interesante de los informes periódicos sobre Cuba realizados por EIU es que extiende el pronóstico anual hasta el año 2024, lo que facilita la exploración de la probable “forma” que pudiera tener la recuperación de la economía cubana, a partir de 2020.
Es importante aclarar que simplemente se trata de cifras estimadas, las cuales obviamente pudieran modificarse, pero asumiendo esa incertidumbre como parte del proceso de análisis, el economista debe trabajar con los datos disponibles y esos son los que hay por el momento. Ojalá que se divulgaran informes oficiales en Cuba sobre el tema, pero eso no se hace, ni parece que ocurrirá ahora.
Según las proyecciones de EIU, pudiera decirse que la recuperación económica en Cuba sería del tipo “logo de Nike”.
Al finalizar 2021, el primer año de la esperada recuperación, el nivel del PIB sería no solamente inferior al valor previo inmediato antes de la recesión, sino incluso menor al que existía en 2016.
Según los estimados de crecimiento de EIU, no sería hasta bien avanzada la recuperación, después de 2023, cuando se recuperarían los niveles del PIB anteriores a la crisis.
Gráfico 5. Como el “logo de Nike”
Nota: Los niveles de PIB a precios constantes (base 1997) para el período 2020-2024 fueron calculados por el autor a partir de las tasas de crecimiento anual pronosticadas por el informe de EIU Cuba Country Report, May 2020. Los datos del PIB de 2013 a 2018 fueron tomados de ONEI. Anuario Estadístico de Cuba 2018.
Cuando se adopta un periodo de análisis extendido, puede apreciarse claramente que -según los estimados de EIU- la crisis actual tendría el efecto de haber “sacado” la futura dinámica del PIB (2020- 2024) de la trayectoria “lineal” del PIB (identificada en el siguiente gráfico con una línea discontinua roja) y la habría colocado en una trayectoria más baja, como se si hubiese bajado un escalón en la trayectoria del crecimiento a largo plazo.
Gráfico 6. Bajando un escalón
Nota: Los niveles de PIB a precios constantes (base 1997) para el periodo 2020-2024 fueron calculados por el autor a partir de las tasas de crecimiento anual pronosticadas por el informe de EIU Cuba Country Report, May 2020. ONIEI. Los datos del PIB de 1996 a 2018 fueron tomados de ONEI. Series Estadísticas Cuentas Nacionales 1985- 2018.
El aspecto más complicado de la recuperación es probablemente el efecto que habría tenido la reciente crisis de acabar de darle un aplastante “empujón” hacia abajo a la trayectoria del PIB de Cuba, la cual había entrado en un sendero declinante a partir de 2011, algo que es verificable mediante la identificación de las tasas promedio anuales de crecimiento del PIB en diferentes periodos.
Gráfico 7. La curva “terrible”
Nota: Tasas de crecimiento para cada periodo -hasta 2018- calculadas por el autor a partir de los datos de PIB tomados de ONEI. Series Estadísticas Cuentas Nacionales 1985- 2018. La tasa promedio 2019- 2014 tomó como fuente el informe de EIU Cuba Country Report, May 2020.
El gráfico revela que la actual crisis económica asociada al COVID-19, y la propia salida de esta, lo que hacen es agravar una pérdida de dinamismo económico que venía produciéndose durante la última década y cuyas causas poco tienen que ver con eventos de corto plazo. Incluso pudiera ayudar a adoptar una perspectiva más centrada en factores internos, especialmente los de tipo institucional (“reglas del juego”), pues el declive del decrecimiento habría tenido lugar a pesar de haberse producido variaciones notables en el entorno internacional en que se desenvuelve la economía cubana, como pudieran ser los casos de las relaciones con Venezuela, con EE.UU y el endeudamiento externo.
Resumiendo,
  • La recuperación debería transitar desde el enfoque inicial de aseguramiento físico de un nivel básico de alimentos mediante esquemas administrativos centralizados –algo “forzado” por la emergencia- hacia un enfoque de seguridad alimentaria basado en mecanismos descentralizados y de mercados regulados, pero no asfixiados (oficialmente se les denomina en Cuba mecanismos “económicos”), complementado con medidas de equidad social.
  • La reforma del sistema agropecuario cubano debe priorizar una transformación sustantiva en el plano institucional, tanto en la producción como en la comercialización. Precios, créditos, inversiones, e insumos debe ir acompañados de autonomía en materia de decisiones en el sector privado y cooperativo, que es donde se garantiza la oferta de alimentos en Cuba. Se necesita la modificación del sistema de contratos, la reducción de barreras de entrada a las actividades productivas y de comercialización, y la adopción de un marco competitivo con un papel limitado de Acopio.
  • Laposible “zombificación” de una parte de las entidades económicas funcionaría como un lastre de la recuperación. Se necesita no solamente un “rescate” del tejido económico sino su renovación y eso exige colocar el acento en el plano institucional. Reforma sustantiva del funcionamiento del sector privado: flexibilización del trabajo por cuenta propia y establecimiento de pequeñas y medianas empresas (PYMES), antes de proceder a una reforma de la empresa estatal en gran escala, para poder disponer de capacidad de absorción de los trabajadores excedentes. Inicio de la reforma de la empresa estatal desde ahora, aunque sea en forma de un programa “piloto” para un grupo de entidades. No es razonable esperar hasta que se apruebe la ley de empresas prevista para 2022.
  •  La narrativa fragmentada sobre las medidas actuales no ofrece una base de evidencia aceptable para el análisis. La recuperación es un programa de escala nacional y se necesita de datos agregados, de calidad y que sean comparables en el tiempo. El análisis debe nutrir un debate abierto. Lo que está en juego es el futuro del bienestar de los ciudadanos.
  • La alternativa a no poder “levantar” las curvas de alimentos y de crecimiento del PIB equivale a la probabilidad de que la economía general funcione en modalidad “zombie”. Disponer de algunas “estrellas” empresariales no resolvería el problema, como tampoco lo ha resuelto hasta ahora.
Nota
1 Juan Triana Cordoví, “Buscando al mamífero nacional. ¿Qué pasa con la producción porcina en Cuba?”, On Cuba, 4 de mayo de 2020, https://oncubanews.com/opinion/columnas/contrapesos/buscando-al-mamifero-nacional-que-pasa-con-la-produccion-porcina-en-cuba/

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