La Habana (Prensa Latina) La III Conferencia Empresarial Agrícola entre Cuba y Estados Unidos concluyó apenas en esta capital, y pareciera un soplo de aire fresco sobre la hostilidad y el recrudecimiento del bloqueo económico desde la nación norteamericana.
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abril 8, 2022
CDT10:21 (GMT) -0400
Fotos: Jorge Pérez
Por Ania Terrero
Redacción de Economía
Tras cuatro años con Donald Trump (2017-2021) en el poder, la normalización de las relaciones entre ambos países impulsada en 2016 no solo se paralizó, sino que fue considerablemente hacia atrás.
La llegada de Joseph Biden a la Casa Blanca (2021) prometía un giro, pero un año y medio después no solo mantiene inalterables las disposiciones de su antecesor, sino que añadió otras en medio de la pandemia de Covid-19. Sin embargo, los agricultores estadounidenses regresaron una vez más para trabajar de conjunto con sus contrapartes cubanas en la resolución de diversos problemas que frenan el comercio bilateral y establecer otros acuerdos.
¿Cómo es esto posible? Para entenderlo hay que analizar el historial del lobby agrícola estadounidense respecto a Cuba, aseguró la subdirectora general de la Dirección de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores, Johana Tablada, en entrevista con Prensa Latina.
Esta es la III Conferencia, la primera fue en 2018 gracias al trabajo de la Coalición Agrícola Estados Unidos-Cuba, “ya con el presidente Trump al mando y un anuncio confirmado de que la política cambiaría”, recordó.
El grupo bipartidista de más de 60 asociaciones, empresas y funcionarios electos de 17 estados norteamericanos regresó a un segundo encuentro en 2019, unos meses antes de que arrancara la pandemia de Covid-19, para continuar impulsando las relaciones agrícolas.
Mas, apuntó Tablada, el principal antecedente de esta alianza es el esfuerzo inmenso que realizó el lobby agrícola en el 2000 para que se permitieran las ventas de alimentos desde Estados Unidos al pueblo cubano. “Esa ley se aprobó en el Congreso por mayoría”.
Tras el cambio introducido por la administración de William Clinton en la Ley de Reforma a las Sanciones Comerciales y Ampliación de las Exportaciones, el comercio ascendió rápidamente.
Hasta 2018 la nación caribeña invirtió más de cinco mil millones de dólares en compras de productos norteamericanos de este rubro, de acuerdo con cifras del Cuba Trade y el Economic Council.
Pero la brecha al bloqueo solo funcionó en un sentido: permitió a la isla adquirir productos agrícolas en el mercado estadounidense y mantuvo el veto sobre las exportaciones. Además, se establecieron condiciones injustas como el pago en efectivo y por adelantado.
Los avances en la relación no se detuvieron: el secretario de Agricultura durante el mandato de Barack Obama (2009-2017) y actual CEO del US Dairy Export Council, Thomas Vilsack, estuvo en dos ocasiones en La Habana (2015 y 2016).
En tanto, en marzo de 2016, como parte de la visita del mandatario estadounidense a Cuba, las dos naciones firmaron un memorando de entendimiento, aún vigente, para fomentar la colaboración en el comercio agrícola, la productividad y la seguridad alimentaria, entre otros temas.
Según la funcionaria de la Cancillería cubana, los integrantes del lobby agrícola “después han sido autores y campeones en la defensa de nuevos proyectos de ley, algunos aprobados”.
En 2018, la senadora Heidi Heitkamp propuso una enmienda que permitió acciones de promoción para esas ventas que, aunque limitadas, representan una oportunidad para Cuba, apuntó.
Ese mismo año, el congresista Rick Crawford presentó otro proyecto de ley para ampliar los vínculos, permitir el acceso de la nación caribeña a créditos para las compras, así como la promoción de los negocios estadounidenses en territorio cubano, pero no corrió con igual suerte.
En ese contexto, aseguró Tablada, no es extraño que los agricultores sean los primeros en volver cuando la pandemia lo permitió. “Esta conferencia es un mérito de ellos y de sus contrapartes cubanas, que nunca dejaron de acompañarse y comunicarse”.
Para la experta, están aquí porque se mantiene el interés en la isla como mercado. “Somos un país pequeño, pero consumimos productos que Estados Unidos tiene y pocos países pueden importar con tanta proximidad, como arroz, pollo, aceite, entre otros”.
El presidente de la Coalición Agrícola Estados Unidos-Cuba, Paul Jhonson, uno de los principales coordinadores de la III Conferencia, lo confirmó en un tuit.
Las exportaciones agrícolas a Cuba aumentaron un 88 por ciento del 2020 al 2021; las últimas cifras muestran que la mayor de las Antillas ocupa el lugar 53 en la lista mundial de socios comerciales agrícolas de Estados Unidos, escribió.
No obstante, el país norteamericano solamente ocupa un 15 por ciento de toda la comida que importa Cuba: “Imaginen todo lo que podríamos hacer sin un embargo (bloqueo)”, agregó.
DESAFÍOS EN UN PANORAMA HOSTIL
En un escenario marcado por una “política cruel, injusta e insensible desde Washington hacia Cuba”, más de 20 años de esfuerzos por parte de los agricultores de ambos lados parecen no ser suficientes. La III Conferencia, efectuada 6 y 7 de abril, mostró también los obstáculos para una relación que podría dar mucho más.
Cambiar las regulaciones que impiden el acceso cubano a créditos para efectuar las compras y abrir el mercado estadounidense a las exportaciones de productos de la mayor de las Antillas son desafíos latentes.
“Muchos de los que intervinieron pidieron reciprocidad: que la isla también pueda vender a Estados Unidos, que se ponga fin al bloqueo y a esta política que divide artificialmente a nuestros países”, refirió Tablada.
Las medidas vigentes están quirúrgicamente dirigidas a cortar las fuentes de ingreso para la población y la economía cubana, “es un sinsentido, algo en lo que -sabemos- los agricultores estadounidenses seguirán trabajando”, insistió.
No obstante, precisó, la nueva edición de la Conferencia no está vinculada a ningún cambio positivo en la política norteamericana, “que sigue enferma de insensibilidad, crueldad e incoherencia”.
En medio de una campaña muy fuerte de intoxicación sobre Cuba, este evento permitió asomarse a la realidad de las aspiraciones más genuinas e invisibilizadas del gobierno cubano, de los pueblos de ambos países y de los diversos sectores que componen la sociedad estadounidense, agregó.
Para Tablada, los agricultores estadounidenses siempre estuvieron en el lado correcto en lo que respecta a las relaciones.
«Destacan por una visión clara, objetiva y firme en la defensa del fortalecimiento de los vínculos comerciales, de inversión y de todo tipo entre nuestros países”, concluyó.
arb/kmg/att
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