Todas las verdades conocidas por evidencia son
necesarias, porque la evidencia es la conformidad de nuestro concepto de verdad
invariable con los hechos exteriores.
José Martí
Cuadernos de apuntes, t. 21, p.65
El
monto de la erogaciones monetarias en la economía sumergida cubana, con fuertes
presiones inflacionarias, desde finales de 1990 hasta agosto de 2006, según
encuestas y análisis comparativos, particularmente ha estado determinado por el incremento del
circulante monetario en mano de la población, tanto en efectivo como en
depósito en cuentas de ahorro corriente. Sin descartar la persistente escasez y
las peculiaridades de este propio mercado, bastante atípico en las condiciones
de la isla, sujeta a los efectos negativos de un bloqueo económico de varias
décadas.
A
principio de 1995 se decía que el 34 por ciento del dinero físico estaba en
manos de la población y el 66 por ciento en cuentas de ahorro corrientes.
Para
lograr un funcionamiento normal--al menos en aquellas circunstancias previas a
la crisis de los años 90 del pasado siglo-, una economía como la cubana debe
moverse con una liquidez de alrededor de 3 500 millones de pesos. Desde 1988 se advirtió una tendencia hacia el
incremento de ésta, cuando llegó a ser superior a los 3 600 millones de pesos,
cifra que subió en espiral hasta diciembre de 1994, cuando se elevó hasta 12
300 millones de pesos.
En
mayo de este último año, cuando el Parlamento acordó aplicar un importante
paquete de medidas, con vista al saneamiento de las finanzas internas y lograr
una revalorización gradual de la moneda nacional, el exceso de circulante
monetario era de unos 11 897 millones de pesos, cifra que se redujo en más de
400 millones desde principios de junio hasta mediados de julio de 1994, al
aplicarse una nueva tarifa de precios a un grupo de productos seleccionados, no
esenciales, como cigarros, tabacos, etcétera.
Las medidas
adoptadas por la Asamblea
Nacional del Poder Popular, con
vista al saneamiento de las finanzas internas, se asumieron después que
el movimiento obrero
y los trabajadores,
reunidos en asambleas a partir de enero de 1994, expusieron ideas y
sugerencias al respecto.
El
plan de reducción de exceso de circulante para el año 1994 era de unos 1000
millones de pesos. Pero en menos de un año, de mayo a diciembre, el mismo se
redujo en más de 1 800 millones de pesos. En los últimos siete meses de 1994,
más del 80 por ciento de la extracción del circulante se realizó mediante la
venta de cigarros y bebidas alcohólicas.
El
déficit presupuestario disminuyó en más de 3 600 millones de pesos con respecto
a 1993, cuando alcanzó los 5 000 millones de pesos. No hay que olvidar que
estos desequilibrios inciden también en
las presiones inflacionarias y en la liquidez acumulada.
La
historiografía de esta etapa crítica de la economía cubana, tendrá que tomar en
cuenta para cualquier análisis, cuál era la situación imperante antes y después
de mayo de 1994, cuando se aceleró todo el programa de reformas en la isla, con
la aplicación de medidas que incidieran en las relaciones monetario-mercantiles
y que tuvieron un impacto innegable en la economía sumergida, que la obligarían
a rediseñar sus campos operacionales y a buscar nuevos espacios, sobre todo
aquellos dejados por las medidas aplicadas.
La canasta familiar básica sufrió entonces un
particular impacto a través de las presiones inflacionarias imperantes en la
economía subterránea. No obstante de que 30 productos esenciales de esa
canasta, más de 20 se subsidiaban por el
Estado. Por ejemplo, una libra de fríjol le costaba al Estado 0.50 centavos y
el consumidor la adquiría a 0.30 centavos.
A
pesar de la venta de cigarros y de ron liberadamente -es decir, fuera de la libreta
de racionamiento-, constituyó en aquellas circunstancias una importante fuente
de recaudación de dinero circulante, se calculó en esos momentos en unos 400 millones de pesos anualmente el
subsidio estatal a los precios de esos productos.
Esa
canasta familiar básica con precios subsidiados de alimentos y productos
esenciales satisface el 40 por ciento de las necesidades alimentarías de la
población, según cálculos de economistas independientes, quienes señalan que el
cubano promedio tiene que satisfacer el 60 por ciento de sus necesidades en el mercado negro
1. Aunque más adelante pudiéramos volver
sobre este asunto.
El
salario promedio en Cuba ha sido bajo históricamente. En 1975 era de 135 pesos y cinco años después
se incrementó en 13 pesos. Si en 1989 era de 188 pesos, al año siguiente era de
187 pesos. En 1991 fue de 185 pesos, y en 1992 y 1993 de 182 pesos. Se
considera que entre 1985 y 1989 el salario real sufrió una caída estimada en un 4 por ciento. Entre 1990 y 1993 está caída debió ser mucho
más fuerte, consideran los observadores.
Si a ello se suma que entre 1989 y 1992 la venta de mercancías y servicios a la
población cayó en alrededor de un 35 por ciento. Dicho impacto también estuvo asociado a la
extinción de la Unión de República Socialista Soviéticas (URSS)
y el derrumbe del campo socialista,
hasta entones el principal mercado proveedor de alimentos
y otros bienes de consumo hacia Cuba.
Cuando
se realizó la Reforma General de Salario
en 1981, se produjo un incremento salarial de 40 pesos como `promedio y el incremento de la producción fue de un 7
por ciento. No obstante, a partir de esa fecha el circulante monetario se mantuvo
a niveles aceptables, pues existía un nivel de gratuidades, de subsidios
y de abastecimientos, que mantenían la inflación de cierta forma
controlada. Si no era en aquellas
condiciones de otra forma era imposible que el salario pudiera tener tal poder
adquisitivo. No puede obviarse que el 70 por ciento de los ingresos y egresos de la población era
en aquellos momentos por concepto de salario.
La
dinámica de crecimiento del salario medio en Cuba, desde el año 2000 al
2005, fue de 126.1 por ciento, ya que el
mismo se movió de 238 a
330 pesos, según el Anuario Estadístico del país, emitido por la Oficina
Nacional de Estadística. Indicadores superiores se alcanzaron en dicho
período en Ciudad de La Habana. En el
primer semestre de 2006, según otras fuentes,
estos índices en cifras absolutas,
ascendían a 396 pesos en el
país y a 399 pesos en la capital de la isla.
Si se observa la evolución de los precios en el mercado
negro, desde finales de 1993 hasta agosto de 2006, y se compara con el
comportamiento que ha tenido el salario medio en dicha etapa, y además se toma
en cuenta los niveles de participación de los núcleos familiares en la economía
sumergida o subterránea, se aprecia la incapacidad del salario medio ante esta
espiral especulativa.
Baste decir que en Mayo de 1993 se consideraba
que en Ciudad de La Habana entre el 85 y
87 por
ciento de los
núcleos familiares accedían al mercado negro 2. En tanto que algunas
fuentes estimaban que en mayo del propio 1993 la magnitud del circulante en
la economía en la sombra
ascendía a 12
000 millones de pesos 3- otras lo
situaban en 15 000 y 19 000 millones-, asociado al exceso de circulante antes y
después del Período Especial 4 y potenciado por otros vicios y deformaciones
presentes en aquellas y las actuales condiciones, que aunque diferentes,
reclaman continuas acciones para aplicarle cirugía a la fuente nutricia y asidero principal de esa economía clandestina: el delito
económico. Según algunos economistas el mercado negro pudo haber crecido
monetariamente más de 20 veces en el transcurso del Periodo Especial. No
perdamos de vista que hacia el último trimestre de 1993, se estimaba que entre
el 60 y 70 por ciento de los productos que se ofertaban en el mercado negro,
eran de procedencia estatal. 5
Frente
a una severa escasez, esa masa de dinero sedentaria y desigualmente distribuida por diversas
razones, se volvió sobre las espaldas de la mayoría de la población,
principalmente la de los sectores más vulnerables, los de menos ingresos y de
aquellas personas más desfavorecidas por las desigualdades generadas por las medidas adoptadas para la paliar la
crisis, entre ellas, la despenalización del dólar y la reapertura del trabajo
por cuenta propia.
En
aquel entramado socioeconómico, se dispusieron a hacer una buena pesca los
llamados “macetas” 6 una suerte de “nuevos ricos”, quienes en un marco legal,
prepararon los avíos para una nueva y jugosa campaña, que reforzara las
utilidades obtenidas en las redes especulativas, entre ellas los dedicados a la
compra y venta de alimentos, antes y durante del período de la crisis. Pero el
tema y su complejidad, merecen un capítulo aparte.
No
olvidemos que hacia el primer cuatrimestre de la década de los 90 del pasado siglo, en Cuba el 65 por ciento de las personas
ganaban 100 pesos como salario y solo el 35 por ciento devengaba más de 100
pesos como remuneración a su trabajo. Además, téngase en cuenta que en ese
período el 93 por ciento de los trabajadores percibía entre 100 y 231 pesos.
En
un año ¡tremendo! de la crisis, como fue 1993,
el ingreso de un núcleo familiar medio era de 273 pesos. Si a ello se
suma que cuando el Período Especial era sólo un presagio, me refiero al
cuatrienio 1985-1989, el salario real sufrió una caída estimada del 4 por ciento, como escribíamos antes.
Se infiere entonces que dicho descenso debió
ser más marcado en el trienio 1990-1993, tal como subrayamos en párrafos
anteriores. Y por consiguiente, se
deduce una sustancial disminución del poder adquisitivo de los cubanos, máxime
con una moneda apreciablemente devaluada y sujeta entonces a un proceso
inflacionario bien acentuado, sin precedentes.
Al
hacer un análisis del comportamiento de los precios en el mercado negro de 18
artículos importantes de la canasta familiar: manteca y aceite; café; leche
fluida, condensada y evaporada: frijoles, cigarros, ron y cerveza, detergente y
jabón de lavar y de baño; mantequilla, pollo, carne de res y huevo, se aprecia
como el salario del cubano sufre un
deterioro, incluyendo no sólo el salario medio sino el mínimo y el máximo.
El
conjunto de cada unidad de cada uno de los citados productos totalizaba, al precio oficial, 17.29 pesos. Así fue desde Mayo de 1991, fecha de inicio de la
referida encuesta, hasta el 1 de Junio de 1994, cuando se aplicó una nueva
tarifa de precios a bienes no esenciales como cigarrillos, ron y cerveza,
sufriendo un incremento de entre 22.59 y 28.49 pesos. Hasta la fecha, tal
situación no ha sufrido cambios notables,
salvo determinadas excepciones.
Si
en Octubre de 1993, el precio oficial de la canasta familiar básica creció
entre 45 y 59 veces con respecto al de la economía sumergida, pues para
entonces el cubano de a pie necesitaba entre 788 y 1014 pesos para enfrentar
los precios del mercado negro. Para diciembre de ese año, se incrementaron
entre 52 y 69 veces, y ya a finales de Marzo de 1994 había aumentado entre 67 y 71 veces.
A
partir de junio de 1994, cuando se aplican nuevas tarifas de precios, el monto
de las erogaciones en la economía subterránea seguía elevado, pues para
enfrentar ésta, se necesitaba entre 1 306 y 1 553 pesos. Al cierre del último
semestre de 1994, estos desembolsos oscilaban entre 568 y 708 pesos, cifras que
disminuyeron hasta 465 y 731 peso al concluir marzo de 1995.
Si
se tomaran estas últimas cifras y se comparan con otras obtenidas durante estos
más de cinco años--los más críticos del Período Especial--, de encuestas y
análisis acerca del comportamiento de los precios de estos productos de la
canasta familiar básica en la economía sumergida, se observará que están aproximadamente en el
rango de las cantidades reportadas entre Abril y Junio de 1993, cuando los
crecimientos fueron de entre 28 y 50 veces aproximadamente.
Al
cierre de Junio de 1995, el costo de ésta oscilada entre 401 y 648 pesos, similar a las cifras obtenidas entre
Enero y Abril de 1993, cuando el aumento fue entre 23 y 38 veces con respecto
al precio oficial de la canasta básica.
Esta encuesta a los 18 productos seleccionados
se realizó nuevamente los años 2003 y
2006. Aunque el monitoreo de su comportamiento se mantiene hasta la fecha. En
algunos rublos particularmente, el descenso de los precios ha sido importante,
pero todavía continúan produciéndose fuertes presiones inflacionarias en la
economía sumergida cubana y el salario muestra aún un saldo desfavorable con
respecto a los precios que rigen en ese mercado de oferta y demanda.
Sobre
esto último, se aprecia, incluso, como los más remunerados, se quedan aún por debajo, si desean acceder a
dicho comercio, de precios monopólicos.
Desde
mucho antes; pero sobre todo a partir de julio de 1993, cuando se despenalizó
la tenencia de divisa, se afianzó la tendencia hacia la ´´dolarización´´ de la
oferta de la canasta familiar básica en los predios especulativos, en
particular, y de la economía
sumergida, en sentido general. Nuevos productos y servicios podrían
adquirirse a partir de entonces en moneda libremente convertible.
Este
tipo de transacciones se apreciaron cada vez más en las diferentes redes
clandestinas que conforman esta economía en la sombra, con sus diferentes
rasgos y peculiaridades, donde la
especulación constituye su cara visible; pero no la única. De su entramado, de
su vasto y complejo universo, incluyendo los tentáculos que la mueven,
pudiéramos escribir en otro momento.
Doce
años después de iniciados estos análisis en Mayo de 1991, tomando como
referencia la encuesta
realizada en septiembre
de 2003, la situación se
encontraba en los niveles similares a
Enero de 1992, cuando por igual número de productos (18) de la canasta familiar
básica había que desembolsar entre 223 y 256 pesos, como precio mínimo y
máximo, respectivamente, en el mercado negro. Tanto el uno como el otro, están en
un rango superior al precio mínimo reportado hacia finales de abril de 1992:
258 pesos.
En
Agosto de 2006, casi dieciséis años después de iniciada esta encuesta, se
realizó otro monitoreo para evaluar el comportamiento de los referidos
productos en la economía subterránea. Con respecto al análisis anterior
realizado en septiembre de 2003, el precio mínimo creció en 26 pesos, ya que
entonces era de 267 pesos, mientras que el precio máximo también creció en 34
pesos, pues en la fecha precedente a la más reciente evaluación realizada, era
de 278 pesos. Entre un análisis y otro transcurrieron 2 años y 11 meses
aproximadamente.
Al
cierre del sexto año del siglo veintiuno, incluso, hasta el término del primer
trimestre del 2007, la economía cubana muestra indiscutiblemente crecimiento en
el ámbito macroeconómico. Pero el mercado negro sigue afectando a un segmento
nada despreciable de la población cubana, que se ve obligada a acceder a sus
ofertas, poniendo a un lado diferentes consideraciones, pues diariamente se
enfrenta a un verdadero viacrucis por la supervivencia.
- Cambio negro: camino
de la dolarización
El
“cambio negro”--las transacciones del dólar estadounidense en la economía
sumergida--, marcaron el camino de la “dolarización”. Fue un proceso gradual, paulatino,
caracterizado por una tendencia alcista de dicha moneda, sobre todo en la etapa
más crítica del llamado Período Especial: el quinquenio 1991-1995.
De
Marzo a Septiembre de 1994, el dólar llegó a cotizarse en el mercado
subterráneo hasta (120x1) .Aunque se reportaron compra-- venta de (150x1). Ser
muy fluctuante, es una peculiaridad de este tipo de especulación, la cual varía
de un sitio a otro, de una región a
otra, condicionada por la oferta y la demanda. Por lo que la moneda extranjera
podría cotizarse en la noche de hoy a un
precio y ser adquirida a otro al día siguiente.
Desde
el inicio del último cuatrimestre de 1994, empezó un proceso de caída del dólar
en el mercado negro, guardando cierta proporcionalidad-- si cabe llamarle
así--, con el comportamiento de los precios de los productos de la canasta
familiar básica en la economía subterránea y como efecto directo del
decrecimiento de la masa de dinero circulante.
Pudiéramos
entonces caracterizar el referido proceso, como lo observamos en aquellos años
donde la crisis se apreció con mayor severidad y la población solía decir a cada paso: “¡algo hay que hacer…esto
resulta insoportable….estamos en el límite…!”
- 1991: EL DÓLAR CUESTA
ARRIBA.
En
ese año, los precios de los productos alimenticios en el mercado negro
crecieron entre 8 y 13 veces, con relación al costo oficial, a cuyo incremento
no permaneció ajeno el dólar, que se cotizó para entonces entre 13 y 18 pesos
(moneda nacional), muy por encima de la
tasa de cambio existente en septiembre de 1990, de (7x1), cuando la crisis
económica estaba en sus albores.
Igualmente,
en el propio año 1991, el aumento en la compra--venta del dólar en la economía
sumergida, se operó de forma paulatina y el alza era 1 y 2 pesos (moneda
nacional) mensualmente, como promedio. Así inició el billete verde su marcha
cuesta arriba, ante la mirada atónita e indefensa del peso, que tendría que esperar cuatro años para
estrechar la creciente brecha.
- 1992: EL DÓLAR SE REMONTA
Cuando
los cubanos iniciaron en 1992, las condiciones estaban dadas para que el dólar
remontara aún más la cuesta. La especulación se convirtió en un elemento
recurrente en la vida ciudadana. El
salario de los trabajadores vio aparecer un signo negativo, que se mantiene aún, ante el desarrollo impetuoso de la economía
sumergida y otras asignaturas pendientes de la economía cubana, como
incrementar la productividad y la eficiencia,
para acercar el salario a los resultados
y devolverle el poder adquisitivo. Aún la pirámide, en ese sentido,
permanece invertida, como suele decirse
en la calle y en el ámbito académico.
En
aquellas circunstancias, el escenario estaba listo para que el dólar continuara
su espiral. De 18 pesos a que se cotizaba hacia finales de 1991, durante 1992
se movió entre 30 y 43 pesos (moneda nacional). Incluso, en la etapa se
reportaron cambios de (50x1).
Las
observaciones hechas en distintos análisis realizados en 1992, sobre el
comportamiento de dólar
en el mercado
negro, no hacían
pronosticar aumentos bruscos, sino más bien paulatinos. La tendencia
hacia en crecimiento de las tasas, debía continuar en los próximos meses, según
se previó entonces.
Cuando
concluyo 1992, la ´´dolarización´´ tocaba, con cierta fuerza, la aldaba de la
puerta de la economía cubana. El mercado negro de la divisa resultó un eficaz
termómetro, de lo que ocurriría en 1993.
Pero eso es otra parte de esta historia.
Algunos
califican a 1993 como el año más difícil de la crisis económica que afectó a la
isla en el quinquenio 1991-1995. Quizás tengan razón, pues en el mes de junio
de ese año los precios de los productos alimenticios en la economía sumergida, con respecto al
valor de la canasta familiar básica
subsidiado por el estado, tocaron
las nubes: alcanzaron las cifras más altas.
Para
entonces, los cubanos tuvieron que hacer desembolsos monetarios, por vez primera, de cifras de hasta de cuatro dígitos, como ocurrió de
Octubre a Diciembre de 1993, para satisfacer una parte de sus necesidades
alimentarías, al margen de los subsidios
estatales a la libreta de racionamiento.
Para esa fecha, el salario medio
había descendido hasta 182 pesos.
“¡Algo
tiene que ocurrir!”... Se comentaba en la calle
por aquellos días, al contemplar la creciente inflación y deterioro
económico del país. En Julio de 1993 se
anunciaron un conjunto de medidas, para iniciar un proceso de reversión.
Apenas
había transcurrido un mes de esto último, cuando en Agosto de 1993 se hizo pública la despenalización de
la divisa. Desde entonces el dólar comenzó a circular libremente en
la isla, en un acto de “sincerización” sin
precedentes, ante un
fenómeno de múltiples
aristas y connotaciones.
En
aquellas nuevas circunstancias, la
moneda extranjera continuó su ascenso en
el mercado negro. De 45 pesos en que se
cotizaba en Enero de 1993, se elevó hasta 120 pesos hacia diciembre de ese
mismo año. Se reforzó así el proceso de “dolarización” de la economía, que se
apreciaba en los meses finales 1992. En
sus operaciones, cada vez más, los especuladores exigían el pago en dicha
divisa.
Con
la despenalización del dólar y la reapertura del trabajo por cuenta propia,
ocurrida en Septiembre de 1993, el dólar encontró nuevos escenarios para sus
transacciones, al tiempo que emprendía un proceso de aceleración hacia el alza.
- 1994: EL DÓLAR OSCILA Y
PRESAGIA
Cuando
se inicia 1994, la economía sumergida
está en pleno apogeo. Prueba de
ello es que hacia mediados de ese año, los desembolsos monetarios hechos por los
cubanos en el mercado subterráneo, reportaban las más altas cifras, registradas hasta entonces.
El
estado de la economía interna revela estadísticas alarmantes, a punto de que el
parlamento de la isla se reúne en Mayo para diagnosticar qué hacer, sobre todo,
en cuanto a la crítica situación de las
finanzas. Junio comienza con la aplicación de nuevas tarifas de precios a
productos no esenciales de la canasta familiar
básica, para desestimular, en parte, la especulación con éstos.
Mientras
esto ocurre y están en cartera otras medidas
para su aplicación, el dólar se
reafirma en las tasas de cambio observadas desde marzo en el Mercado Negro, de
100 y 120 pesos por cada unidad de la divisa.
Ninguna señal hace presagiar un descenso, sino más bien un alza. Por aquellos días de
1994, el dólar empezó a oscilar entre varias cifras.
Así
llegó Septiembre de este último año. En octubre, el Mercado Agropecuario
introduce, con su apertura, un elemento a tener cuenta en la evolución de los
precios en el mercado negro y del propio cambio de la divisa en los predios
especulativos. A partir de entonces, este nuevo tipo de comercio sirvió de
termómetro a las transacciones del dólar, que al igual que en otras partes del
mundo, asumió el oro y el petróleo como patrón para sus tasas de cotización,
aquí, en la isla, lo hizo con un producto muy codiciado en la mesa criolla: la carne de cerdo, cuyo
precio pudiera ser considerado el Índice Dow Jones cubano, un verdadero
“termómetro” para conocer el comportamiento de las cotizaciones en las
transacciones monetario-mercantiles, tanto en el mercado negro como en la
economía formal.
Hacia
diciembre de 1994, el dólar reportó una caída de un 50 por ciento, con relación a las tasas de cambio existentes
hasta el cierre del tercer trimestre de ese año. Este decrecimiento notable --así lo reflejé
en mis análisis periódicos acerca de la evolución de la divisa en el mercado
negro -pudiera ser una señal de un futuro descenso paulino, no abrupto.
El
año 1995 llegó en medio de este panorama, cuando los movimientos del dólar se
tornan más discretos y lentos, a
diferencia de la etapa comprendida entre Octubre de 1993 y Marzo de 1994,
cuando la inflación era mayor.
- 1995: EL DÓLAR
DESCIENDE Y RESBALA
Por
lo general, el hombre suele recordar aquellos hechos más recientes. De ahí que
1995 y el acontecer económico-financiero ocurrido ese año, resulten todavía
próximos a los cubanos, quienes tienen aún vivo en la memoria, lo 11 días que
estremecieron el dólar.
Entre el 17 y el 27 de Agosto de 1995, se produjo una caída de la divisa sin
precedentes en esta etapa de recesión.
Hubo especuladores que en aquellos días de euforia, hicieron zafra y son
algunos de los que en esos días, una vez que las aguas volvieron a su nivel y
con menos ansiedad que entonces, duplicaron y triplicaron sus ganancias, al
vender la moneda extranjera entre 20 y 25 pesos (moneda nacional), e incluso, a
30 en determinadas localidades aledañas a la capital. ¡Peculiaridades de estas operaciones
bursátiles!
Los
primeros tres meses de 1995, se caracterizaron por las oscilaciones del valor
del dólar en el mercado negro, donde llegaron a existir hasta cuatro tasas de
cambio, por vez primera, durante este quinquenio de aguda crisis. A partir de
Abril de 1995, la de (35x1) comenzó a liderar las transacciones, hasta que se
produjo el “crac” de Agosto, que dio las primeras señales de recuperación a
partir del lunes 28 de este último mes, con operaciones de compra-venta de 15 y
20 pesos por cada dólar.
Como
se aprecia, a partir de estos análisis y encuestas, pronosticar la evolución
del comportamiento del precio de la divisa en el mercado negro, es algo que de
por si resulta riesgoso y de hecho imprevisible. Dependerá de múltiples
factores, desde el incremento de la producción, pasando por los efectos de la
acción combinada de las medidas económicas, hasta del propio comportamiento de
la economía subterránea, la cual interactúa y establece una suerte de
simbiosis con la economía formal.
De esas peculiaridades pudiéramos escribir en otro momento.
De
cara al futuro, como escribí por aquellos días, habrá que estar a la
expectativa, para que el resbalón del dólar, ocurrido en Agosto de 1995, no sea
en falso, sino en firme. De seguro, la
vida nos reservará otros capítulos, en
los años por venir.
- CAMBIO NEGRO EN LOS ALBORES
DEL TERCER MILENIO
¿Qué
ha ocurrido con el dólar en el Mercado Negro, cuando vivíamos la primera década del tercer milenio? En
septiembre de 2003, transcurridos 13 años de las primeras medidas adoptadas por
el Período Especial, la moneda extranjera se cotizaba a (26x1), cuatro pesos
por debajo de las cifras reportadas en Enero y Abril de 1992, cuando el cambio
era de (30x1).
En
cinco pesos por debajo de esta última cifra, -- es decir a (25x1)--, se
adquiría en la sombra, en agosto de 2006, cuando estábamos a 15 años y 11 meses
de aquellas primeras medidas decretadas
por el inicio de la crisis económica,
que llega hasta hoy.
Hacia
Julio de 2007, en la capital del país se reportaban transacciones de (25x1),
comportamiento similar al de Agosto de 2006. Tasa inferior en 5 pesos a la
existente en enero y abril de 1992, como se puede apreciar. No obstante, en las
provincias orientales se pueden encontrar ofertas entre (28x1) y (30x1). Aunque
en zonas ubicadas en La Habana no metropolitana se han verificado transacciones
similares a estas últimas.
Esa
tendencia alcista siempre se ha observado, en mayor medida, en la región
oriental del país, tanto cuando la tenencia del dólar era ilegal, como después de su
despenalización. Tal comportamiento se
mantiene aún, incluso, posterior a que el dólar estadounidense dejó de ser
utilizado en las transacciones de compra--venta de mercancías y servicios dentro
de la isla y su lugar fue ocupado por el CUC (peso convertible), de igual
validez en el ámbito interno de la
economía nacional. Ello ocurrió hacia
finales de Octubre de 2004.
Sobre
el reporte de mayores tasas de cambio de la divisa extranjera hacia el interior
del país, no hay que olvidar que en esa zona geográfica, la masa de dinero
circulante ha sido siempre menor a la existente en la capital, donde la
Economía Sumergida alcanza una mayor magnitud
por razones que no abordaremos ahora. Los polos turísticos más fuertes
se localizan en occidente - La Habana y Matanzas- y las mayores inversiones de
capital extranjero suelen realizarse hacia esta parte de la isla. De ahí que el
dólar estadounidense y su similar en las transacciones formales -el CUC-, se
adquieran con mayor facilidad en el Mercado Negro de estas provincias del oeste
de la isla.
A
mediados de Marzo de 2005, mediante acuerdo emitido por el Comité de Política
Monetaria del Banco Central de Cuba se fija en 24 pesos cubanos una nueva tasa
de cambio para las operaciones de venta de pesos convertibles (CUC) y de
dólares por la población a las CADECAS (Casas de Cambio) y en 25 pesos cubanos para las operaciones de
compra de pesos convertibles (CUC) por la población a las CADECAS.
La
medida se aplicó en todo el territorio nacional e implicaría un incremento del
7 por ciento del valor del peso cubano, lo cual beneficiaria, según se publicó
entonces, al 100 por ciento de la
población que de una forma u otra recibe
ingresos o dispone de ahorros en moneda nacional.
Otro
acuerdo del propio Comité de Política Monetaria del Banco Central de Cuba, de principios de Abril de 2005, subió la tasa de cambio del peso convertible
(CUC) en relación con el
dólar estadounidense y demás monedas convertibles. Se dijo que dicha reevaluación sería
por el momento del 8 por ciento.
Se fijó una tasa cambio para la venta y
otra para la compra del dólar estadounidense, igual se hizo con el resto de las
divisas. Se informó que las cuentas bancarias en dólares estadounidenses, tanto
las ya existentes como las que se deseen abrir hasta la propia fecha del
acuerdo --9 de Abril de 2007--, no serían afectadas por esta medida.
Tales
decisiones, obviamente, están dirigidas a la revalorización de las dos monedas
emitidas por el Banco Central de Cuba: el peso cubano y el peso convertible,
frente a las divisas extranjeras.
Se
precisa de un tiempo para el éxito de un proceso de esta naturaleza, además de la necesidad de
asumir cambios estructurales que
impriman la dinámica requerida a la producción de alimentos, bienes y
servicios. Las fuerzas productivas
reclaman de un protagonismo importante en este empeño. La combinación de estas
y otras acciones, pudieran dar al traste con la dualidad monetaria, que tanto
afecta hoy a la población, sobre todo a aquellos segmentos que tienen menos o
ningún acceso al peso convertible (CUC) y al dólar estadounidense, así como a otras divisas extranjeras convertibles. A ello se suma, el
bajo poder adquisitivo del salario, para aquellos sectores empleados en
diferentes áreas de la economía estatal.
Aunque
la tenencia del dólar sigue siendo legal, no así su presencia en la compra de
bienes y servicios, la cual fue asumida por el peso convertible (CUC), se
aprecia actualmente en los predios del mercado negro, el atesoramiento del
dólar estadounidense entre los regentes de estas redes clandestinas, cuyos vínculos se extienden no sólo hacia la
actividad especulativa --la cara más visible--, si no que son cada
vez más activos
con otros rasgos
de la economía sumergida.
Dígase, el soborno, la compra--venta de bienes suntuarios e
inmobiliarios, el tráfico de influencias, el juego de azar, el contrabando,
lavado de dinero, narcotráfico, corrupción, entre otros rasgos del mercado
negro. Estos ilícitos han asumido peculiaridades muy especiales e inéditas
hasta ahora en Cuba.
-
Algunos comentarios sobre el
panorama descrito
Ø El
mercado negro persiste hacia finales de la segunda década del siglo XXI cubano,
aún cuando las encuestas y análisis hechos por el autor se remontan, desde el
llamado Período Especial hasta inicios del segundo lustro del actual mileno.
Ø El
salario del sector estatal y los
ingresos de los beneficiarios de la
seguridad social, mayoritarios en el entono laboral y poblacional cubano,
resultan insolvente ante la creciente espiral de precios en la economía
sumergida y formal, con independencia de la apertura a la propiedad privada y
cooperativa, la cual genera un derrame de los ingresos, al igual que las
remesas familiares.
Ø La
escasez, causa de no pocos males de la economía y sociedad cubana, persiste,
pues la producción de alimentos y de otros bienes de uso y consumo carece de
sostenibilidad. De ahí que las presiones inflacionarias persistan, con sus
lógicos efectos negativos.
Ø Amén
de que algunos de los 18 productos seleccionados dentro de la canasta familiar
básica, para hacer el estudio, han salido de ese circuito, y se expenden, de
forma liberada, como son: leche condensada, carne de res, manteca, mantequilla
y cerveza, entre otros, la demanda permanece insatisfecha; de ahí que los
ciudadanos, ante la insuficiente cobertura ofrecida por la libreta de
racionamiento, establecida en 1962, se vean obligados a acceder a un mercado
paralelo en moneda nacional y en pesos convertibles (CUC), con precios aún
altos, con respecto a sus ingresos, o de lo contrario adquirirlos en el mercado
negro, con todos los riesgos que ello implica.
Ø Aunque
el dólar no circula en las transacciones de la economía formal, si posee una
fuerte presencia en los circuitos informales, y se atesora con disímiles
propósitos por los cambistas y otros segmentos poblacionales, con el propósito
de emprender otras operaciones en la sombra y de “lavar” ese dinero a través de
una cada vez más creciente red de personas, que viajen al exterior, con el
propósito de importar bienes de uso y consumo, fundamentalmente ropa y calzado,
artículos comercializados “por la izquierda” por una creciente legión de
vendedores al detalle de diferentes estratos sociales, otra expresión del viacrucis
por la supervivencia al que están expuestos en el día a día un número
importante de cubanos.
- Historiografía y
realidades
Han
transcurrido más de veinte años de la etapa más crítica del Periodo Especial, y
“la presión que ejerce el dinero proveniente del mercado negro sobre la oferta
es mayor que la que se deriva del trabajo” 7, lo cual constituye una realidad
bien tangible en el día a día del cubano, al igual que el largo camino hacia la
unificación monetaria y cambiaria.
La
situación se hace agrava aún más, pues “la formación de los precios en el
mercado de libre oferta, que es donde los salarios se deprimen con más acento,
es el dinero sucio proveniente de actividades ilícitas y las divisas que por
diferentes vías llegan a manos de la población, divisas que en su inmensa
mayoría no provienen de algún tipo de actividad económica o servicios, sino que
llegan por transferencias”.8
A
esto último se suma el dinero proveniente del mercado negro, que se lava en
inversiones realizadas en negocios privados, lo cual se hizo más visible a
partir de 2010, cuando se realizó la reapertura de ese sector, como parte de la
llamada actualización del modelo económico-social. No hay que olvidar tampoco
que el 60 por ciento de quienes se incorporaron a esos emprendimientos eran
personas sin ningún tipo de ocupación, lo cual provoca no pocas preguntas
acerca de la fuente de esos ingresos.
A
casi tres lustros de introducida la dualidad monetaria, con un saldo nada
favorable para la economía y sociedad cubana, amén de las circunstancias que
determinaron tal decisión por las máximas autoridades cubanas, no resulta
ocioso historiografiar, a groso modo, tan complejos procesos, no solamente para
la macroeconomía, sino también para los ciudadanos, inmersos en realidades a
veces contradictoras y en extremo difíciles, que en ciertos casos sitúan a las
personas al margen del proyecto político, independientemente de disfrutar de
sus bondades sociales.
Mientras
“tanto llega ese “día cero” de la ansiada “unificación monetaria y cambiaria”,
crecen las expectativas e interrogantes, al tiempo de que se incrementan los
rumores en torno a ese esperado momento. Pero el sueño de los cubanos se
desvanece diariamente una y otra vez, pues cuando se despiertan la dualidad
monetaria aún estaba, como el dinosaurio, parafraseando al autor del mini
cuento más corto del mundo, Augusto Monterroso.
Referencias
1
Revista Semanal de la agencia de
noticias IPS. Del 26 al 2 de mayo de
2004
2
Según datos ofrecidos en Septiembre de 1993 por mandos de la Dirección General
de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), a partir de encuestas realizadas
entonces.
José
Luís Rodríguez, Ministro Presidente Comité Estatal de Finanzas, al abordar las
alternativas de saneamiento de las finanzas internas. Comité Central del
Partido. 5/mayo/1994.
3
Según Informes ofrecidos por la Emisora Radio Rebelde, al comentar acerca del
comportamiento de la actividad delictiva
en 1993.
Versiones
de un economista en La Habana difundidas por el diario The Miami Herald, según declaraciones
hechas por Julio Carranza Valdés, Subdirector e Investigador del
Centro de Estudios
sobre América (CEA).
Boletín Panorama Mundial, Departamento
Ideológico del Comité
Central del Partido. 20 de mayo
de1993. pp. 6-8.
4
Así se denominó oficialmente por las autoridades cubanas a la crisis económica, que tuvo sus albores en el último trimestre
de 1990 y a su etapa de mayor impacto en el primer lustro de la década de los
años 90 del pasado siglo.
5
Emisora Radio Reloj; Noticiero Nacional de Radio, Radio Rebelde; y los espacios “A Primera Hora” y “Punto de
Vista”, de la Emisora Radio Progreso, todas cubanas, hicieron pública estas
cifras al informar acerca de la
crisis de los años 90 del pasado siglo. Octubre de 1993.
6
Individuos, con un buen nivel de
vida, por encima de la inmensa
mayoría, casi siempre adquirido en
negocios turbios e ilegales. Se considera que dicho término proviene de mazo, sinónimo de fajo, algunos
llaman “mazorca” a quienes de la noche a
la mañana hacen ostentación de cierta prosperidad económica.
7
Pablo Rodríguez Ruiz: Los marginales de
las Alturas del Mirador. Un estudio de caso. Fundación Fernando Ortiz,
2011.
8
Ibídem
Bibliografía
Básica
--Intervención
del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y
de Ministros, en el Acto Central por el Cuadragésimo Aniversario del Asalto a
los Cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, donde realizó un análisis de
la situación económica del país y anunció un conjunto de medidas para revertir la crisis. Periódico Granma La Habana, 28 de julio de
1993, pp. 3-7.
--Entrevista
a José Luís Rodríguez, ministro de Finanzas y Precios. Periódico Granma, La
Habana, 22 de noviembre de 1994, p.4-6.
--Informe
sobre la realidad económica actual, realizado por José Luís Rodríguez, ministro
de Finanzas y Precios, en la sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular
de Diciembre de 1992.
--Intervención
de Pedro Ross Leal, Secretario General de la CTC, para explicar sobre el
proceso asambleario a desarrollar por el movimiento obrero, con el propósito de
escuchar ideas y sugerencias acerca del saneamiento de las finanzas internas y
revitalización de la economía, previo a
las sesiones del parlamento nacional, para adoptar medidas al respecto.
Programa “Agenda Abierta”, Canal 6, Televisión Cubana, 11 de
octubre--Intervención del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, Presidente de
los Consejos de Estado y de Ministros, sobre la despenalización de la tenencia
del dólar y otras divisas convertibles, en la Asamblea Nacional del Poder
Popular. Periódico Granma, La Habana, 3
de agosto de 1993, p.3
--Informe
del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz,
Presidente de los Consejos de
Estado y de
Ministros, acerca de
la Resolución 80
del Banco Central
de Cuba, que universalizó a partir del 28 de Octubre de 2004 dentro del
territorio nacional la circulación del peso convertible (CUC) en sustitución
del dólar estadounidense. “Mesa
Redonda”, Televisión Cubana, 25 de
octubre de 2004.
--Decreto ley no. 140 del Consejo de Estado
sobre despenalización de la tenencia de moneda libremente convertible.
Periódico Granma, La Habana, 14 de agosto de 1993, p.2. Periódico Tribuna de La
Habana, La Habana, 15 de agosto de 1993, p.3.
--Nota
oficial acerca de la circulación del dólar, su tasa de cambio y de ofertas de
servicios a la población como respuesta
a las brutales medidas económicas y
políticas contra Cuba y contra los cubanos residentes en los Estados Unidos.
Periódico Granma, La Habana, 7 de mayo de /2004, pp. 1 y 8.
--Acuerdo
No. 13/ 2005 del Comité de Política Monetaria del Banco Central de Cuba, con
fecha 17 de mayo de 2005, el cual fija a partir del 18 de marzo de 2005, la
tasa de cambio del peso cubano en 24 pesos cubanos por las operaciones de venta
de pesos convertible (CUC) y de dólares
por la población a las CADECAS (Casas de
Cambio) y en 25 pesos cubanos para las
operaciones de compra de los pesos convertibles (CUC) por las población a las CADECAS, en todo el territorio nacional, que
implicaría un incremento del 7 por ciento del valor del peso cubano lo cual beneficia al 100 por ciento de la
población que de una forma u otra reciben ingresos o dispone de ahorro en
moneda nacional. Periódico Granma, La Habana, 18 de marzo de 2005, p.2.
--Acuerdo
no. 15 del Comité de Política Monetaria del Banco Central de Cuba que establece
subir la tasa de cambio del peso convertible (CUC) en relación con el dólar
estadounidense y demás monedas convertibles a partir del 9 de abril de 2005.
Esta reevaluación sería por el momento del 8 por ciento. Se fija una tasa de cambio para la venta y
otra para la compra del dólar estadounidense, igual que se hace con el resto de
las divisas. Las cuentas bancarias en dólares estadounidenses, tanto las ya
existentes como las que se desee abrir hasta el propio día 9 de abril de 2007,
no serán afectadas por esta medida. Periódico Granma, La Habana, 25 de marzo de
2005, p.3.
*
Periodista, especializado en temas económicos. Hace más de treinta años
investiga sobre mercado negro, asunto sobre el cual cuenta con tres textos
inéditos, además de escribir varios ensayos al respecto. Coautor del libro Yo
soy Fidel. Pensamiento económico-social, publicado por la Editorial Ciencias
Sociales. El texto también se editó en Italia. Obtuvo mención en XVII edición
del Premio de ensayo Pensar a Contracorriente. Premio
Especial sobre el pensamiento económico del Che, convocado por la Asociación
Nacional de Economistas y Contadores (ANEC), en ocasión de su Séptimo Congreso
(2013). Premio de Ensayo Periodístico en el concurso 55 Aniversario de la
Planificación en Cuba, otorgado por el Ministerio de Economía y Planificación
en Cuba (2015). Alcanzó en 2017 mención
en el Concurso de ensayo breve, en la categoría de ciencias sociales, convocado
por la Revista Espacio Laical, perteneciente al Proyecto del Centro Cultural
Padre Félix Varela. Posee varios premios en concursos periodísticos
provinciales y nacionales, entre ellos galardones anuales de periodismo
económico. Premio por la Obra de la Vida ´´Guido García Inclán´´, conferido por
la Delegación Provincial de la UPEC de La Habana. Trabajos suyos sobre economía cubana y
economía sumergida han sido publicados en medios de prensa provinciales, nacionales
e internacionales. Columnista habitual de temas económicos en espacios
informativos radiales. Preside la Sección de Base de la ANEC y la filial
científica provincial de Periodismo Económico de La Habana.
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