Joe Biden ha declarado que de ser electo, retomará las políticas de Barack Obama hacia Cuba, lo cual seguramente será acogido por la administración del presidente Miguel Díaz-Canel. A favor de ambos figura el hecho de que las negociaciones bilaterales más difíciles ya se realizaron y lo acordado puede ser retomado automáticamente. Así Trump se convertirá en un paréntesis.
Como suele ocurrir en las negociaciones políticas de alta complejidad, intereses diversos y resultados decisivos, difícilmente pueda complacerse a todos. En Estados Unidos, Obama fue criticado por haber hecho concesiones a Cuba y en la isla, aunque convenientemente administrado, el presidente Raúl Castro, recibió “fuego amigo”.
El imperialismo, como otras doctrinas, presenta grados de radicalismo que pueden ir de la desmesura a la templanza. Al respecto pudiera proponerse la categoría de “imperialistas moderados” para aplicarla, por ejemplo, a Franklin D. Roosevelt, Barack Obama y Joe Biden, si llega a merecerlo.
En 1933 Franklin D. Roosevelt aplicó a América Latina la política de “Buen Vecino”, lo cual significó una revisión de los cursos seguidos por sus 31 predecesores que se rigieron por políticas como “Gran Garrote” y “Doctrina Monroe”. Ochenta años después, Barack Obama hizo algo análogo al descontinuar las políticas hacía la Isla seguida por diez antecesores.
El cambio de política hacia Cuba protagonizado por Obama fue parte de un irrepetible momento en Latinoamérica y el Caribe, en el cual convergieron no menos de 25 gobiernos de izquierda, progresistas o moderados que con diversos grados de compromiso apoyaban los reclamos de Cuba y criticaban el bloqueo de Estados Unidos y un presidente norteamericano que, consideró fallida esa política y tuvo el valor y la decencia de exponerlo y tratar de cambiarla.
La correlación de fuerzas políticamente favorable a la izquierda hizo posible que, en 2009 la OEA aprobara una resolución que derogó la que en 1961 expulsó a Cuba de la organización. Aquel año, en la V Cumbre de las Américas, en Puerto España, los Estados Unidos y su presidente fueron presionado al límite para que cesara el bloqueo a la Isla. En la VI Cumbre Ecuador y Nicaragua se ausentaron en protesta por la exclusión de la Isla y se dijo que: “Sin Cuba no habría otra cumbre”.
Entonces la influencia progresista en Latinoamérica y el Caribe fue tan decisiva que en 2011 se constituyó la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) es un mecanismo intergubernamental regional que excluyó a Estados Unidos y Canadá. Una entusiasta analista llegó a proclamar a tambor batiente, que: “Al fin se había cumplido el sueño de Bolívar”.
En la ejecutoria de Barack Obama y su equipo, incluido Joe Biden, respecto a Cuba, debe haber influido el hecho de que desde 2006, al asumir la dirección del país el general de Ejército Raúl Castro, declaró que para enfrentar la crisis de la economía cubana eran necesarias reformas "estructurales y de concepto", a partir de lo cual hilvanó un rosario de ideas y medidas que indicaban aperturas y
cambios positivos en el modelo económico cubano.
Aunque las reformas en Cuba anunciadas dos años antes de que Obama accediera a la presidencia, no se han realizado para agradar a Estados Unidos o influir sobre sus políticas, si ellas favorecen las mejores opciones como ocurrió con Obama, es mejor. El presidente Raúl Castro que avanzó a la vez en las reformas y en la normalización de las relaciones con los Estados Unidos y combinó firmeza de principios con pragmatismo, con un peón pasado, selló la partida. Allá nos vemos.
11/09/2020
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