En 2019 fue publicado “Proceso de autogestión obrera. Rasgos esenciales del
proceso yugoslavo de transformación socialista.” (https://www.nodo50.org/cubasigloXXI/b2-img/Alhama)
como parte del proceso de investigación mucho más amplia de “Transformación
socialista y propuesta de reformas”, Instituto Filosofía , 2016), y es
antecedente necesario sin los cuales no es posible entender este artículo, como
parte del pensamiento crítico, como parte del pensamiento, como parte de la
visión de la sociedad; atrayente y beneficioso, pero por las experiencias es
improbable que suceda en su formulación, al menos por el momento.
“El concepto de autogestión obrera en Yugoslavia, fue concebido en un contexto
político y económico y condiciones históricas específicas, singulares diría,
como alternativa al llamado “socialismo de estado”, predominante. Esto más o
menos se repite en la no abundante literatura sobre esta experiencia ya casi
olvidada, de un país que ya no existe”; Yugoslavia.
Por tanto, ni es copiable, ni los contextos son similares. Pero, el concepto de
autogestión, sigue emergiendo en la política, en el pensamiento crítico
político y las ciencias sociales, quizás, al influjo de los pensadores originales
a finales de la década de los 40 y principios de los 50, más cerca de la utopía
colectica, en franco rechazo de la economía desarrollada en la Unión Soviética
y los países de Europa de Este. Experiencias hubo muchas propias y fracasos, al
igual que en economía soviética altamente centralizada, en un país federal con
las repúblicas, se vio la necesidad de buscar caminos propios y nuevos; amén
del bloqueo del este y oeste durante algunos años, apartada del movimiento
comunista internacional. Era el momento justo.
Más temprano que tarde, las constituciones, leyes, resoluciones, y las propias
realidades, a saber, la organización de la sociedad, los sujetos de propiedad,
las instituciones responsables (partido, estatales federales y de las
repúblicas, sindicato), emergieron como parte de la AUTOGESTIÓN SOCIAL Y
OBRERA, o como HETEROGESTIÓN, o si se quiere como cogestión, y al final de los
cuarenta años, en franca anarquía.
Ya de por sí estas concepciones, autogestión y heterogestión, conceptual y
prácticamente, plantean una contradicción casi insalvable.
Frente a la visión filosófica, política y social diferente, donde uno es
autonomía del individuo, a saber del colectivo, dirigido por quienes están
directamente vinculados a la producción, distribución y uso de bienes y
servicios. O, más allá, cuando hablamos de AUTOGESTIÓN SOCIAL se extiende a la
sociedad entera, basado en la democracia directa como modelo de funcionamiento
de las instituciones de participación colectiva, y la HETEROGESTIÓN es de todos,
desde fuera de los afectados directos.
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Ya sabemos lo que es “todos”; toda la burocracia, estatal y partidista, y
sindicalista que se ha ido creando de capa en capa y con el tiempo, en
burocracia estructural invariable con la autoridad vertical, y hay una relación
de dependencia entre el individuo y la burocracia, entre (des)glose que se
pierde cuasi al infinito, No nos engañemos, la plena participación del
individuo en el conjunto social asumiendo de forma directa y colectiva del
grupo, como ente que convive con sus iguales, de los que ambos dependen.
La autogestión de la autonomía individual, es distribución HORIZONTAL DE PODER,
un compromiso de los individuos con la tarea colectiva y con el ejercicio de la
libertad responsable; la heterogestión o cogestión, es tener en parte una cosa,
y significa admitir una estructura de poder, de jerarquía en todos los sentidos
de la vida de la sociedad. Ciertamente, se les da participación en los aspectos
de las instituciones, con el fin de estimular el compromiso de los
trabajadores.
Y, hasta aquí llega la cogestión, o hasta autogestión obrera o autogestión
social, quizás con mayor conflicto y discusión. Pero, las instituciones siguen
cumpliendo su función y su estructura, desde hace siglo y medio.
Quizás, el pensamiento y la acción, al influjo del productor directo con la
visión de Marx y Engels, han tenido una acción decisiva en los momentos
iniciales del experimento. Pero, el cambio drástico, a nivel de empresa, a
nivel de comunidades, a nivel municipal, a medida que fueron pasando los años,
y a pesar de hacer múltiples cambios en el funcionamiento y los métodos de
autogestión obrera, fueron también imbricados e implicados por el burocratismo
a nivel de la sociedad.
En una palabra, la revolución social de los primeros diez o veinte años, se fue
anquilosando; el pensamiento existente predominante y las estructuras
estatales, partidistas, sindicalistas, se hicieron más fuertes, pero menos
autogestionadas. En definitiva, un cambio en la sociedad, con enormes diferencias
culturales y educacionales, no se fundamentaba en un cambio en los individuos;
o mejor aún, un cambio en los individuos no tiene consecución en la sociedad,
ni en las estructuras ni los métodos autogestionados.
Algunos de los consejos a partir de las sugerencias de la investigación:
· Autogestión social (no delegación al poder
popular con imposición de las decisiones superiores)
· (Des) armonía de las medidas a todos los
niveles
· (In) coherencia del todo y las partes, que
fueron objeto de decisión de
“otros”
· Sindicalización con alta burocracia, más
efectivo en medidas materiales
· Las asambleas de trabajadores, y organización
superior de trabajadores,
se convirtió en decisión de “otros”, principalmente del partido.
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“Gran parte de estos problemas de la esfera política, en su momento, fueron
identificados, presentados, y discutidos, pero otros fueron acallados. Tal es
el caso del papel del Partido, y del Estado, su rol protagónico, o de dominio
total, que anulaba a los demás actores sociales.”
Más allá, de la heterogestión, quizás, camino de la autogestión, para que haga
una presión incisiva de los trabajadores, “.. un proceso revolucionario en toda
la extensión de la palabra, debe ser guiado y conducido con creatividad hacia
la democratización de la sociedad, las relaciones no democráticas dentro del
partido, insuficiente rol protagónico independiente del sindicato, insuficiente
análisis crítico de todas las manifestaciones de la sociedad y políticas
transparentes de las instituciones.”
Más claro ni el agua
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