Motivado por diversas y muy útiles reacciones a mi artículo anterior sobre el socialismo, la democracia y el mercado, presentó y añado esta nueva reflexión para precisar algunas ideas, pero sobretodo para continuar contribuyendo a un debate que consideró importante, no con la vana pretensión de teorizar, sino por las implicaciones prácticas que ello tiene para nuestra época.
Estoy de acuerdo en que la democracia, como todo, no debe ser estática, debe evolucionar, encontrar nuevas formas de organizarse, sobre todo más formas de democracia directa, las nuevas tecnologías permitirían hacerlo, imposible siglos atrás.
Se argumenta con razón que en aquellas democracias burguesas originales los representantes del pueblo rápidamente se deformaron, es precisamente lo que he expresado en el artículo anterior, las deformó el capitalismo, no porque la forma fuera mala por definición, fueron las interferencias de los poderes económicos, o sea la hegemonía del capital, quien liquidó su potencial democrático.
En un sistema que realmente acabe con la hegemonía del capital no tendría por qué suceder eso. El problema estaba fundamentalmente en la esencia del sistema capitalista, en el predominio de la ley de la plusvalía, no en las formas políticas que este adoptaba, en estas últimas había muchas conquistas importantes de la humanidad y del propio movimiento obrero y popular, claro que deben evolucionar y encontrar alternativas superiores, solo señalé que en los procesos del socialismo histórico fueron liquidadas sin otras alternativas superiores que las sustituyeran, fueron sustituidas por el poder de la burocracia, a veces con aciertos y otra con errores, autoritarismos, corruptelas, etc.
Es decir, en el socialismo histórico, no ha sido la interferencia de los poderes económicos quien ha afectado a la democracia, ha sido el poder a veces absoluto de la burocracia y la extraordinaria concentración de ese poder, cuáles sino fueron la esencia de los problemas del estalinismo? (esta consideración corresponde esencialmente a términos de mediano y largo plazo, no olvidar que expresé que durante los años de agresión y muchas veces de guerra, es necesario asumir determinadas restricciones y concentración de poder por necesidades de la defensa de la soberanía y eso está muy bien, responde a una necesidad), pero insisto en que en términos de mediano y largo plazo la concentración excesiva del poder no parece que favorezca el objetivo socialista. Las necesidades que impuso la defensa con frecuencia se excedieron y se prologaron en el tiempo y hasta pasaron a formar parte de los principios y la teoría del sistema, o no?
Insisto en que no he dicho que hay que volver a las formas de la democracia establecida por las revoluciones burguesas, como con acierto ha señalado un amigo, el socialismo debe encontrar su propio diseño; digo que el socialismo histórico, conjuntamente con sus grandes conquistas iniciales en el terreno del reparto de la riquezas y la ampliación de los derechos sociales, líquido las formas de representación real que deben emanar de las propuestas que soberanamente el pueblo y los trabajadores realizan. En el caso del socialismo en Europa del Este esas limitaciones quedaron clarísimamente evidenciadas, creo yo.
El propio hecho de que el pueblo y los trabajadores no pudieron defender su sistema cuando, por las razones que fueran, la burocracia decidió liquidarlo es un ejemplo de esas insuficiencias, creo que el balance de poderes (estoy hablando en términos generales) no debería descartarse por definición, todos los poderes en manos del pueblo, pero no necesariamente concentrados. Una cosa es legislar, otra es gobernar y otra impartir justicia, eso no tendría por qué restarle poder al pueblo si todos ellos están en sus manos, pero con los balances y las independencias que garanticen equilibrios e impidan los excesos, eso no excluiría determinada preeminencia de un órgano supremo, por ejemplo el parlamento, pero con prerrogativas muy definidas y acotadas por la constitución.
Como creo que es necesario entender, los primeros años de una revolución no son representativos de todo el proceso de construcción socialista, son años muy importantes y muy especiales de grandes transformaciones, acompañados de una mística muy particular, se cambian grandes estructuras en procesos rápidos, es necesario vencer las viejas resistencias, hay liderazgos históricos de una gran y legítima autoridad, a este periodo corresponden formas de poder muy fuertes para poder mover la historía rápidamente hacia delante, para crear las bases del nuevo sistema, pasado cierto tiempo, no demasiado largo, las condiciones inevitablemente cambian, las tareas y los desafíos son otros, es preciso construir el consenso de otra manera, hay nuevas generaciones, una mayor diversidad de nuevos actores sociales y económicos, es esa la etapa en la cual el socialismo debería consolidarse como sistema, para eso la institucionalización es imprescindible y a esta deberían corresponder otras formas de ejercicio del poder democrático del pueblo, con otras formas que den otras garantías, sin perder, repito, la soberanía y máxima autoridad popular, es eso lo que ha sucedido en la historia?, francamente creo que no, el objetivo sería la unidad del sistema en la diversidad de actores, intereses y puntos de vista que inevitablemente lo acompaña, sin falsas unanimidades y con un debate sistemático y profundo, una sociedad civil activa de organizaciones populares autónomas. Esto no excluye, al contrario, el importante role político (no gubernamental ni electoral) del partido, según la historia de cada caso.
Lo que sí creo que es esencial para la democracia socialista son las garantías que el sistema tenga para impedir, desde el poder político, la restauración de la hegemonía del capital, es por eso que se debe asegurar constitucionalmente, sí, el liderazgo y la preeminencia de la propiedad social (pública) en el sistema económico (eficiente y descentralizada, claro), que obviamente debe ser diverso, coexistiendo con diferentes actores y formas de propiedad aseguradas por las garantías correspondientes, pero con límites y regulaciones (legales y fiscales) muy claras que garanticen ese liderazgo social, popular, a partir de la propiedad no enajenable sobre los principales medios de producción y la regulación del sistema todo, donde operan la totalidad de los actores económicos. Desde el control del estado popular, nunca del capital, ahí hay, creo yo, una dimensión esencial e irrenunciable.
El mercado operando pero subordinado a la democracia, la economía dinámica y descentralizada pero subordinada a la política y el interés individual reconocido y protegido en su legítima validez pero subordinado al interés colectivo, sin mal entender estas subordinaciones ni la relativa autonomía de cada esfera.
Aclaro, antes de que se mal entienda, que cuando digo la economía subordinada a la política no me refiero a hacer de la economía un manejo caprichoso y burocrático, la economía es una ciencia y como tal hay que tratarla, con arreglo a las leyes de producción y distribución propias del socialismo (recordar, porque es muy útil, la Crítica al Programa de Gotha) lo que digo es que esa regulación y planificación estratégica y eficiente de la economía debe estar conducida por el interés público y es precisamente el procesamiento del interés público la esencia de la política.
Esto es exactamente lo contrario de lo que pretende el capitalismo más aún en su versión neoliberal, o sea, un funcionamiento autónomo de la economía y los mercados en función esencialmente de los intereses del capital, todo lo opuesto a lo que aspira y debe garantizar el ideal socialista.
Una precisión final, estás son consideraciones generales, que creo importante debatir, pero que no operan de manera igual en cada experiencia histórica, el camino histórico al socialismo es diverso y las situaciones concretas, formas de acceso al poder político, correlaciones de fuerzas, niveles de desarrollo, culturas, ubicaciones geográficas, etc, determinan los cursos específicos en cada país, pero siempre es necesario pensar sin dogmas sobre los horizontes que nos planteamos.
Son temas muy complejos e inacabados, pero creo que es necesario volver a pensar seria y humildemente sobre ellos, es una responsabilidad de nuestra generación.
7 de Marzo 2023
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