Por: Bárbara Maseda
Después de las fanfarrias inaugurales de la nueva relación entre Cuba y Estados Unidos la gran mayoría del público ha quedado a la espera de ver en la práctica −en sus economías personales y sus posibilidades de viajar, básicamente− el impacto de la retórica diplomática.
Muchos aspiran a un futuro más próspero, en el cual los cuentapropistas cubanos puedan viajar a obtener materias primas en Estados Unidos, y en el que a su vez, inversionistas y empresarios norteamericanos puedan venir a la isla a abrir un negocio.
Pero el impacto de una relación menos hostil con Estados Unidos podría tener otros beneficios a nivel macroeconómico, impulsados por la posibilidad de acceder a fondos de grandes instituciones financieras para el desarrollo nacional.
En 2011 un alto diplomático cubano le dijo en una entrevista al investigador Richard Feinberg algo que por primera vez dejaba ver un cambio en el interés de Cuba por las Instituciones Financieras Internacionales (IFI): “Cuba no adopta ninguna posición como principio en contra de su relación con el FMI o el Banco Mundial”.
En los cuatro años transcurridos desde esas declaraciones, Cuba continúa sin tener vínculos con ninguna de esas organizaciones, y sigue, igualmente, sin pertenecer al Banco Interamericano de Desarrollo (BID), también con sede en Washington, que brinda asistencia a para proyectos viables de desarrollo económico, social e institucional, para promover la integración comercial regional en América Latina y el Caribe, según la misión declarada en su sitio web oficial.
Gustavo Arnavat, un antiguo director ejecutivo de ese banco, quien actualmente se desempeña como Asesor Principal en Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), conversó con OnCuba en La Habana sobre una potencial relación con ese organismo.
¿Qué distingue al Banco Interamericano de Desarrollo de otras organizaciones financieras como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional?
Todos estás instituciones son muy diferentes. El FMI es una organización que brinda mucho capital de inversión a los países y recientemente hemos visto el papel que puede jugar en casos como el de Grecia, o en España e Italia hace unos años. Pero ese tipo de fondos viene con condiciones muy estrictas, y habría que ver si el gobierno de Cuba está dispuesto a aceptar algo como eso.
El Banco Mundial en una institución prestigiosa que ha hecho un trabajo importante en todo el mundo, pero está mayormente controlado por los países donantes, no por los países receptores del financiamiento. Es un banco donde los que aportan el dinero son los que toman las decisiones.
El BID es completamente diferente porque la mayoría del capital con derecho a voto, un poco más del 50 por ciento, está en manos de los 26 países que reciben los préstamos. Es por eso que es común oír a esos prestatarios referirse al BID como “nuestro banco”.
Gustavo Arnavat
Y es por eso también que por encima de cualquier diferencia que puedan tener entre ellos desde el punto de vista político o diplomático, incluso a veces desde el punto de vista estratégico o militar, tienden a ser muy solidarios cuando se trata del desarrollo económico, porque entienden lo importante que es tener acceso a financiamiento para sus proyectos.
Me parece que de todas las instituciones financieras con sede en Washington, el BID es el que podría ser más atractivo para los cubanos.
¿De dónde viene ese sentido de pertenencia (“nuestro banco”) en una región como la latinoamericana donde algunas de esas instituciones han sentado malos precedentes de saqueo de las economías y los recursos locales?
Viene de que la mayoría del capital con derecho al voto está en manos de los miembros que reciben los préstamos; viene de la solidaridad que muestran sus miembros día a día; de que el presidente de la organización es de la región – actualmente de Luis Alberto Moreno, de Colombia. La mayoría de los administrativos más importantes también son latinoamericanos.
¿Ahora que Cuba y Estados Unidos han restablecido relaciones diplomáticas, mejoran las posibilidades de que la isla acceda a préstamos del Banco Interamericano de Desarrollo?
Los estatutos del BID establecen que únicamente los países miembros pueden beneficiarse de los préstamos, de las inversiones y de la asistencia técnica que brinda el banco –amén de raras excepciones. Cuba no es miembro. En 1959, cuando se fundó el BID, Cuba suscribió la escritura de constitución, pero el gobierno revolucionario decidió no hacer la contribución capital que hacía falta para formalizar la relación.
¿Cuáles serían los requisitos para que Cuba se incorpore al BID?
Un primer requisito es ingresar a la OEA, al menos así lo interpreta la administración del BID. En los años 60, Cuba fue suspendida a instancias de Estados Unidos, y en 2009 se revocó la suspensión, sujeta a que el país efectuara una serie de trámites necesarios para volver a incorporarse a la organización, algo que, por sus propias razones, ha decidido no hacer.
El siguiente paso sería someter a votación esa candidatura al BID, donde tendría que alcanzar una mayoría de los votos de los accionistas. Si Estados Unidos, que es dueño del 30 por ciento de las acciones, votara en contra de Cuba y el resto votara a favor, en teoría el país habría conseguido la mayoría establecida por estatutos y pasaría a ser miembro.
Pero hay un problema: la incorporación de un nuevo país al BID la aprueban los gobernadores del banco, que son 48, uno por cada país miembro. Este gobernador es una alta autoridad financiera, que en la mayoría de los casos suele ser el Ministro de Hacienda de cada país, pero también puede ser el Presidente del Banco Central, y en algunos países europeos puede ser el Ministro de Desarrollo Internacional. En Estados Unidos es el Secretario del Tesoro, Jack Lew.
Es a ese nivel de la organización que se aprueba una nueva membresía, no se decide a nivel de la dirección ejecutiva, que era el cargo que ocupaba yo por Estados Unidos. La razón por la cual esto es significativo es que para poder celebrar una reunión de gobernadores, los estatutos establecen que tiene que haber quórum, esto es, tienen que estar presentes el 75 por ciento de las acciones con poder de voto. Estados Unidos posee el 30 por ciento, por lo tanto, si este país decidiera no asistir, la reunión no podría realizarse. Entonces en la práctica –y esto no tiene nada que ver con la Ley Helms Burton, es simplemente a cuenta de los estatutos— Estados Unidos podría impedir fácilmente que Cuba o cualquier otro país se incorpore; todo lo que tiene que hacer es ausentarse.
¿De qué forma la Ley Helms Burton interfiere con un posible ingreso?
Hay un problema en la forma en que está redactada la sección 104 de esa ley, dirigida a excluir a Cuba de estas instituciones financieras. El texto dice que el director ejecutivo de cada una de las IFI debe oponerse a la admisión de Cuba como miembro, pero eso no se ajusta a los estatutos del BID, donde el director ejecutivo no es el que decide eso, sino el gobernador. Por supuesto, es un tecnicismo y seguramente habría un debate de “lo que quisimos decir fue…”
Pero luego tenemos además la oposición a los préstamos. Incluso habiendo interés de parte de la rama ejecutiva, si el Congreso se opone, puede elegir castigar al Presidente no dándole el dinero, solo porque Cuba es miembro. Así que es posible imaginar un escenario en el cual algunos miembros del Congreso le impidan al banco recibir más dinero para incrementar sus operaciones, solo por haber permitido el ingreso de Cuba. En ese escenario se afectarían todos los miembros y se pondrían en peligro las operaciones del BID. Es por eso que la administración del banco sería muy cuidadosa con Cuba. Yo creo que hasta tratarían de asegurarse de tener la aprobación del Congreso. Con el Congreso actual, por ejemplo, sería imposible.
Entonces de todas formas la pertenencia de Cuba al BID sería precaria. ¿Un simple cambio de fuerzas en el Congreso podría exponer al país a ser expulsado de la organización?
No sé si la expulsión sería lo que pasaría. Honestamente no recuerdo qué tendría que pasar para que un país sea expulsado del BID. Lo que ocurriría en la práctica es que el Congreso diría que únicamente permitirá que se entreguen fondos adicionales al BID si se dejan de hacer préstamos a Cuba. Esa es la forma en que ha ejercido presión en casos anteriores.
Supongamos que se superan todos esos obstáculos legales y estatutarios. ¿En la práctica, qué habría que hacer para un acercamiento entre Cuba y el BID?
Primero quiero aclarar que esto es un proceso, no es algo que vaya a pasar de la noche a la mañana. Por la parte cubana, funcionarios del sector bancario, financiero y económico tendrían que entablar un diálogo muy serio y profundo con el BID, en el que participarían los accionistas, puesto que se trata de una entidad legal que pertenece a varias partes.
La estabilidad financiera del banco depende necesariamente de la capacidad de cualquier país receptor de fondos para devolver el préstamo, y eso es lo que más va a pesar en el análisis, independientemente de las diferencias o afinidades ideológicas que puedan tener los accionistas con el gobierno de Cuba. Me imagino que los países del ALBA, en una muestra de solidaridad, apoyarían la incorporación de Cuba, pero al final van a querer hacer a un análisis muy cuidadoso para que no peligre la estabilidad del banco ni su calificación de crédito AAA.
¿Cuál es el atractivo del BID? Si un país gestiona un préstamo por su cuenta, las tasas de interés de ese préstamo se fijan en dependencia de los niveles de riesgo percibido establecidos por índices de diferentes agencias para ese país. Ahora bien, el BID les da a sus miembros la posibilidad de recibir recursos a muy bajo costo porque puede, por sí mismo, recaudar dinero en base a su propia calificación AAA, y entonces transferir esos ahorros de costo a cada uno los países miembros, independientemente del nivel de riesgo percibido del receptor individual. Entonces, es del interés de todos los países miembros que la estabilidad financiera y la evaluación de riesgo del BID no peligre. Así que esto llevaría un debate.
¿Qué beneficios recibiría Cuba de una posible membresía al BID?
Hay tres cosas que esta institución puede hacer por Cuba: prestarle dinero, asesorar en la inversión, y garantizar que los proyectos se cumplan en tiempo.
Cualquier país se sentirá muy a gusto lidiando con el BID, porque hay oportunidad de sentarse a hablar, en un orden donde el país es el cliente y el banco tratará de asegurarse de que ese cliente quede satisfecho. El BID no le dice a ningún gobierno lo que tiene que hacer, sino que es el gobierno el que le informa sobre sus necesidades. Puede que haya alguna área donde el BID no sea tan fuerte, y en ese caso se lo comunicará al gobierno y tratará de negociar ayudas en áreas donde sí tenga expertos.
En segundo lugar está la asesoría. No es que se entregue un cheque al país y se le deje que se las arregle como pueda: se buscará a los mejores expertos y se apoyará con conocimientos y experiencia la implementación de la inversión. Y finalmente también contribuye a garantizar que los proyectos se ejecuten en tiempo, no solo para velar por la inversión y los intereses del gobierno del país, sino de todos los accionistas.
Si Cuba se hiciera miembro y hubiese interés, el BID podría, por ejemplo, organizar una gran cumbre internacional sobre inversión en Cuba, en turismo, tecnología, o en cualquier otra área. La cantidad y la calidad de los inversionistas que atraería una convocatoria respaldada por el BID serían muy diferentes a las de una iniciativa respaldada solamente por el gobierno cubano.
¿Sabe si Cuba ha expresado algún tipo de interés?
Mi impresión es que el gobierno cubano está interesado en explorar la posibilidad, actualmente en un nivel abstracto, creo que más con fines informativos. No creo que esté en un punto donde estén decididos a pedir fondos del BID y quieran por lo tanto hacerse miembros. Creo que el interés inmediato está más en la Corporación Andina de Fomento, con la cual los funcionarios cubanos han estado en conversaciones desde hace tiempo, como es sabido.
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