Ha sido un momento vergonzoso en la historia moderna y, de haber prosperado, habría sentado un feo precedente
Los partidarios del 'no' celebran en Atenas la victoria en el referéndum. / CHRISTOPHER FURLONG (GETTY)
Tsipras y Syriza han logrado una gran victoria en el referéndum, reforzándose para lo que quiera que venga después. Pero no son los únicos ganadores: diría que Europa, y el concepto de Europa, han conseguido una gran victoria y han esquivado una bala.
Sé que la mayoría no lo ve igual. Pero pensémoslo así: acabamos de ver a Grecia levantarse contra una campaña de acoso e intimidación, un intento de meter miedo a los griegos no solo para que aceptaran las exigencias de los acreedores sino para que se deshicieran de su Gobierno. Ha sido un momento vergonzoso en la historia moderna de Europa y, de haber prosperado, habría sentado un feo precedente.
Pero no lo hizo. No tienes que amar a Syriza o creer que saben lo que hacen —no está claro que así sea, aunque la troika lo ha hecho aún peor— para considerar que ha redimido a las instituciones europeas de su peor yo. Si Grecia hubiese sido forzada por el miedo a las consecuencias financieras, Europa habría pecado de tal manera que mancillaría su reputación durante generaciones. Dentro de un tiempo posiblemente recordemos esto como una aberración.
¿Y si Grecia acaba saliendo del euro? En este momento hay, efectivamente, buenas razones para el Grexit pero, en todo caso, la democracia importa más que cualquier acuerdo monetario.
Paul Krugman es premio Nobel de Economía de 2008.
© The New York Times Company, 2015.
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