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"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

domingo, 5 de agosto de 2018

Socialismo Utópico, la crítica de C.Marx y F.Engels. Su vigencia en el siglo XXI

HHC: Hoy 5 de agosto, en el 123 Aniversario de la muerte de Federico Engels y que estamos en el proceso de discusión de la nueva Constitución , es bueno que repacemos lo que dijeron los clásicos y su critica sobre el Socialismo Utópico.

Por Antonio Olivé
Indignarse ante la injusticia, pobreza, explotación…etc. está bien; demuestra tener un espíritu humanitario. Recoger paquetes de arroz, aceite o material escolar para que cualquier oenegé lo reparta entre blanquitos y negritos desfavorecidos, también está muy bien. Pero cualquier acción solidaria que se quede en eso, en la caridad y no sea capaz de analizar el porqué de esa situación y sea capaz de establecer una alternativa, no es más que pensamiento utópico que espera el advenimiento de no se qué y que hará, por arte de birlibirloque, que todas y todos seamos buenos, felices y comamos perdices.
utopicos
Como no, esto lo vieron con clarividencia Marx y Engels y en el Manifiesto repartieron estopa a base de bien. Nuestra recomendación de hoy va de eso. Gracias a su autora, María Isabel Ackerley, nos encontramos más cerca de entenderlo. ¿Sigues leyendo?…
Salud. Olivé
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SOCIALISMO UTÓPICO, LA CRÍTICA DE C.MARX Y F.ENGELS 1SU VIGENCIA EN EL SIGLO XXI
María Isabel Ackerley
 Llamóla utopía. Voz griega cuyo significado es no hay tal lugar.2
 En Utopía de un hombre que está cansado 3, la búsqueda de tal lugar es el cansancio de un hombre, que no tiene nombre y decide morir, al pertenecerle la libertad de la vida le corresponde la libertad de la muerte.
El hombre viene del futuro, o Borges llega a ese futuro donde se produce el encuentro.
– Ahora vas a ver algo que nunca has visto.
Me tendió con cuidado un ejemplar de la Utopía de More. Impreso en Basilea en el año 1518 y en el que faltaban hojas y láminas.
No sin fatuidad repliqué:
– Es un libro impreso. En casa habrá más de dos mil, aunque no tan antiguos ni tan preciosos.
Leí en voz alta el título.
El otro se rió.
– Nadie puede leer dos mil libros. En los cuatro siglos que vivo no habré pasado de una media docena. Además no importa leer sino releer. La imprenta, ahora abolida, ha sido uno de los peores males del hombre, ya que tendió a multiplicar hasta el vértigo textos innecesarios. 4
Luego de recorrer diálogos de un mundo en tenue amarillo inexistente, el hombre se entrega a la muerte:
-Es el crematorio –dijo alguien– . Adentro está la cámara letal.Dicen que la inventó un filántropo cuyo nombre, creo, era Adolfo Hitler.
(…)
En mi escritorio de la calle México guardo la tela que alguien pintará, dentro de miles de años, con materiales dispersos en el planeta.
Borges decide mostrar la utopía como ese lugar que no existe y por lo tanto donde todo se puede desvirtuar: en última instancia la propia historia reflejada en la memoria de los hombres confirma esta hipótesis. Tal vez Borges juega con la utopía que degenera en distopía, es decir en sistemas totalitarios o indeseables.
Tomás Moro (1478-1535), vive en un momento histórico de grandes cambios; formó parte del gobierno de Enrique VII como consejero, luego es nombrado juez de paz y continúa en el gobierno con Enrique VIII 5 como caballero y vicetesorero mostrándose contrario a políticas económica que opriman al pueblo. Las esposas del rey son una de las causas de la muerte de Moro que es decapitado por contrariar designios de divorcios y casamientos. Por esto mucho de lo escrito sobre este posterior santo se reduce a los problemas de alcoba. Pero Moro es irreducible a los deseos impotentes del rey. Formado en derecho, su preocupación fue la justicia y la equidad. Su libro Utopía (1516) 6 o, “lugar inexistente”, es una ciudad ideal. 7 Donde concentra todas sus ideas sobre cómo debería ser un país para el bienestar económico, político y social de sus habitantes. De esta forma critica las instituciones inglesas, sus costumbres e injusticias. Ataca a la monarquía y al sistema económico–político que llevan al empobrecimiento del pueblo por causa de la organización feudal del trabajo y la propiedad privada. Mientras el derecho de propiedad fuese el fundamento del edificio social, los pobres vivirían en el tormento y en el desespero. Por esto, en la ciudad ideal no habría dinero ni propiedad privada, el interés particular se subordinaría al interés general, la igualdad sería total. En ese mundo el comunismo (comunidad de los bienes) es la regla, pero “quien no trabaja no come”. Morodescribe minuciosamente los principios de una construcción legislativa y social de esa ciudad ideal. Todo allí es repartido con equidad. Nadie posee nada a su nombre, pero todos son ricos. En este sentido es el primero en concebir una producción organizada en el contexto de un estado nacional. En el mundo utópico que imagina, la ciencia es puesta al servicio de la producción. Su rey se llama Utopos, del griego “no lugar”, como la isla, y toda la isla es vista como una gran familia o casa común.
Moro va describiendo minuciosamente la estructura de la ciudad, los valores, los juegos, la relación con los otros países: por ejemplo, cuando a la isla se unen personas de otros países tienen que acatar sus leyes sino quedan fuera de las fronteras que han delimitado para sí.
Si hay tierras sin trabajar fuera de su isla las ocupan, se alguien se opone guerrean:
“Pues consideran el más justo motivo de guerra cuando algún pueblo mantiene una parte de terreno vacío y despoblado sin ninguna utilidad buena ni provechosa impidiendo a otros, que por bien natural habrían de ser alimentados y aliviados con él, su uso y su posesión”.
De este modo justifica la colonización basándose en que la tierra es una y debe explotarse.
Difícil no relacionar esta obra con el pensamiento desarrollado por los socialistas utópicos, así denominados por Marx, el cual siguiendo la etimología de la palabra los habrá relacionado con socialistas que no van a ningún lugar con sus ideas.
Pero la justificación de Marx y Engels es bastante más enriquecedora y compleja.
Los socialistas utópicos surgen a principios del siglo XIX como respuesta a la burguesía que lentamente abría su camino desde el siglo XV para ser la representante de la nueva clase social relacionada con la caída del feudalismo y la revolución industrial. 8 Al mismo tiempo estos socialistas se esfuerzan por crear mecanismos, organizaciones, estructuras sociales, llamadas comunidades, falansterios 9 o cooperativas con el fin de resolver las condiciones sociales deplorables fruto de este nuevo movimiento del poder económico que trae como consecuencias el surgimiento del proletariado. El nombre utópicos estaba relacionado a estas comunidades pre-establecidas basadas en la idea original de Tomás Moro. Los más relevantes son Robert OwenSaint-SimonCharles Fourier, entre otros, que aunque tuvieron diferentes procedencias, se pronunciaron contra la explotación y son considerados los precursores del cooperativismo moderno.
Me detendré en una breve descripción de ellos, para luego ahondar en la crítica de Marx y Engels.
El inglés Robert Owen (1771-1858), fue uno de los más comprometidos en pensar la realidad de los obreros y la organización del trabajo. Aunque la base de su doctrina no estuvo en las cooperativas sino en el sistema fabril y la educación popular, se considera uno de los más importantes antecesores del movimiento cooperativo, no sólo por lo que hizo en vida, sino también por el hecho que algunos de sus discípulos fundaron la sociedad cooperativa de los “Pioneros de Rochdale”.10
El francés Charles Fourier (1772-1837) criticó la miseria y se enfrentó con los valores que la ilustración había enarbolado. En su concepción el trabajo debería ser en sí mismo agradable y atractivo además de beneficioso desde el punto de vista económico.
Para ello, sostenía la tesis de que todo trabajador debería realizar más de una tarea a los efectos de evitar la rutina. De hecho, en las pequeñas comunidades (falansterios) 11 de Fourier, cada uno tenía derecho a elegir el trabajo que quisiera de acuerdo a sus necesidades. Las comunidades, debían cumplir con una serie de requisitos: un número ideal de 1600 personas, con una determinada cantidad de tierra para explotar; un sistema de educación que permitiera que los niños siguieran naturalmente sus vocaciones; una vida tan en común como las familias quisieran (lo que habilitaba la propiedad privada); se dirigirían democráticamente y se formarían en base a la voluntariedad y la armonía de las diferentes clases sociales; el salario seria reemplazado por el trabajo asociado con una idílica división de este último, el crédito agrícola y las tiendas comunales serían el paso previo para su constitución etc.
Fourier pretendía convencer a los capitalistas para que proporcionaran los recursos necesarios para la construcción de Falansterios, pero ninguno de ellos aceptó su propuesta. En vida, Fourier nunca recibió apoyo económico para fundar estas comunidades. De hecho, los primeros falansterios se desarrollaron en Norteamérica.
Saint Simon 12 (1760-1825) fue filósofo y economista francés, lo esencial de su pensamiento gira en torno de la organización de la industria, incluso crea el término industrial. Constata que Francia se torna industrial, fenómeno nuevo que hace parecer caducas las teorías anteriores y piensa a la política como la ciencia de la producción, de la organización del trabajo: la política es un cuerpo de sabios que debe asegurar el funcionamiento del estado, siendo que el fin de la política es la justicia social. La organización del trabajo y de la producción conduciría al desaparecimiento de la pobreza y sustituiría a la filantropía y el asistencialismo. Y existiendo dos grupos de individuos en la sociedad: los no productores, comerciantes, y los productores, trabajadores, éstos últimos deberían cobrar de acuerdo a su producción. Saint-Simón acepta la propiedad privada sólo si es merecida, es decir, si se trabaja para esta, y no si es producto de la herencia.
El anarquista Proudhon (1809-1865), también es criticado como utópico. Socialista francés, autodidacta, fue uno de los primeros pensadores que lucharon para que exista una ciencia de la sociedad. En su libro “¿Qué es la propiedad?” (1840) estudia el fenómeno de la propiedad desde el ángulo social, político, histórico, jurídico, moral, filosófico, económico, etc. Y muestra su maleficio sobre la estructura social “La propiedad es un robo”. Pero Proudhon acepta la pequeña propiedad de aquel que trabaja por ella, acepta la propiedad de la tierra que es trabajada. 13 Para el anarquismo la pequeña propiedad del que trabaja es un modo de libertad, así también las asociaciones que llevan al bien común.
Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo. La crítica de Marx 14 y Engels 15: El Manifiesto Comunista.16
Marx da vuelta la filosofía a través del materialismo histórico, poniendo de cabeza la propia realidad. Desentraña la estafa social y va al punto clave de esta perversión que se inscribe en el nacimiento de dos clases. Para salir de esta relación la única forma es la lucha del proletariado. El análisis es integrado; lo histórico y lo económico; al final se reduce a la relación dialéctica infraestructura-superestructura, donde los actores sociales y políticos se analizan en términos del rol que juegan en la historia. 17
Según Marx la burguesía es una clase revolucionaria, en el sentido que necesita transformarse continuamente como estrategia de desarrollo de sus intereses económicos, para esto ha conquistado poder destruyendo relaciones feudales, patriarcales, idílicas:
“Ha hecho de la dignidad personal un simple valor de cambio. (…) La burguesía ha despojado de su aureola a todas las profesiones”. En este punto habla de la transformación hacia servidores asalariados de profesiones como la del médico, el jurisconsulto, el sacerdote, el poeta, el hombre de ciencia; como también las relaciones familiares que se han transformado en simples relaciones de dinero. “La burguesía no puede existir sino a condición de revolucionar incesantemente los instrumentos de producción, y con ellos todas las relaciones sociales. (…) Una revolución continua en la producción, una incesante conmoción de todas las condiciones sociales, una inquietud y un movimiento constantes distinguen la época burguesa de todas las anteriores. Quedan rotas todas las relaciones estancadas y enmohecidas – con su cortejo de creencias y de ideas veneradas durante siglos-; se hacen añejas las nuevas antes de llegar a osificarse. Todo lo estamental y estancado se esfuma; todo lo sagrado es profanado, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas.”
Incluso arrastra a todos los pueblos, hasta los más bárbaros a adoptar su estilo de vida. Y concluye Marx: “se forja un mundo a su imagen y semejanza”.
Al ser la burguesía una clase revolucionaria, implica que las circunstancias históricas se modifican continuamente conjuntamente al proletariado y a las condiciones de lucha. La globalización que engendra la revolución permanente de las relaciones de producción genera la distribución del proletariado por todo el mundo, y el crecimiento de los medios de comunicación creados por la gran industria los pone en contacto facilitando la unión de la clase proletaria. Y como la burguesía está en permanente lucha en principio contra la aristocracia, luego con otros burgueses que entran en contradicción con los intereses de la industria, luego con otros países, en todas estas instancias, la burguesía se ve forzada a apelar al proletariado, y a arrastrarlos así al movimiento político. De este modo le proporciona la educación y las armas contra ella misma.
En este mismo sentido, al expandirse a nuevos mercados, se produce la epidemia de la superproducción, “la sociedad burguesa se encuentra demasiado estrecha para contener las riquezas creadas en su seno y a las fuerzas productivas que así precipitan el desorden, esto conlleva una crisis de la cual se sale por un lado mediante la destrucción de una masa de fuerzas productivas, por otro expandiendo los mercados y explotando los antiguos de forma mas violenta”. dice Marx. ¿De qué modo lo hace, pues? Preparando crisis más extensas y más violentas y disminuyendo los medios de prevenirlas. Las armas que creó contra el feudalismo se les vuelven hacia ella.
En cuanto a la propiedad privada Marx dice que el rasgo distintivo del comunismo no es la abolición de la propiedad en general, sino la abolición de la propiedad burguesa. Este tema es fundamental, porque de aquí se desprende una de las críticas al socialismo utópico. Dice Marx: “los comunistas pueden resumir su teoría en esta fórmula única: la abolición de la propiedad privada.” Porque según él la pequeña propiedad, la propiedad del pequeño burgués, del pequeño labrador, del anarquista que cree que así manifiesta su libertad, no hay que abolirla, porque ya está abolida por el progreso de la industria que la continúa aboliendo a diario. Y refiriéndose a la propiedad burguesa, explica que el capital es una fuerza personal y una fuerza social.
Para entender porque el comunismo quiere acabar con la propiedad privada examina el trabajo asalariado: el obrero sólo gana para subsistir, esta apropiación sirve para la mera reproducción de la vida humana, sin tener connotaciones de poder sobre la vida de otros. “Lo que queremos suprimir es el carácter miserable de esa apropiación, que hace que el obrero no viva sino para acrecentar el capital y tan sólo en la medida en que el interés de la clase dominante exige que viva.
“En consecuencia, si se transforma al capital en propiedad colectiva, perteneciente a todos los miembros de la sociedad, no es la propiedad personal la que se transforma en propiedad social. Sólo cambia el carácter social de la propiedad. Ésta pierde su carácter de clase.”
El Manifiesto Comunista coloca un pensamiento inédito en la sublevación contra la opresión en las relaciones de producción. Al declarar a la burguesía como la clase de opresores y al proletariado la clase de oprimidos y proclamar que estos se unan y se liberen de las cadenas, están haciendo un llamado a la constitución de otra relación con la producción y con las fuerzas productivas en donde los bienes sean comunes a los trabajadores, acabando con la propiedad privada, con el poder político y finalmente con el Estado. Marx y Engels no sólo dan vuelta el sistema Hegeliano constituyendo al ser social como referente de la conciencia, sino que esto conlleva que ese ser social se reconstruya en una comunidad de seres libres. Pero la eliminación del antagonismo de clases, la presuposición de un acuerdo social, anhelada por los utópicos, es una quimera que impide la toma de conciencia que conduciría del reino de la necesidad al reino de la libertad. El creer en el socialismo burgués es reproducir esta relación y retardar la toma de conciencia.
El capítulo 3 dedicado a La literatura socialista y comunista, se divide en 1- El socialismo reaccionario, 2-el socialismo conservador o burgués, y 3-el socialismo y el comunismo crítico-utópicos. En este ítem se desarrolla la crítica específica.
“Los sistemas socialistas y comunistas propiamente dichos, los sistemas de Saint-Simón, de Fourier, de Owen, etc, hacen su aparición en el período inicial y rudimentario de la lucha entre proletarios y la burguesía.
(…)
Los inventores de estos sistemas, por cierto, se dan cuenta del antagonismo de las clases, así como de la acción de los elementos destructores dentro de la misma sociedad dominante. Pero no advierten del lado del proletariado ninguna iniciativa histórica, ningún movimiento político propio.”
Los socialistas utópicos para Marx, ven al proletariado desde el punto de vista de “la clase que más padece”, y no como una clase social producto de lo dicho anteriormente que puede asumir el poder, no lo ven como posibles sujetos. Y las soluciones que se piensan son “fantásticas”, no habría lugar para la acción social, sino a la mera asistencia social (podríamos hacer un paralelismo con la acción de la iglesia). Por otro lado la preocupación de estos socialistas es resolver la situación de vida de todos los miembros de la sociedad, incluso reverencian a la clase dominante creyendo que de ahí puede salir recursos para el cambio social.
“Repudian, por eso, toda acción política, y en particular, toda acción revolucionaria; se proponen alcanzar su objetivo por medios pacíficos, intentando abrir camino al nuevo evangelio social valiéndose de la fuerza del ejemplo, por medio de pequeños experimentos, que, naturalmente, fracasan siempre.”
Estas tesis enuncian la eliminación del antagonismo de clases, antagonismo que sólo comienza a perfilarse, por eso son tesis utópicas. “La importancia del socialismo y del comunismo crítico-utópicos está en razón inversa al desarrollo histórico.” Al final, para Marx estos pensadores acaban convirtiéndose en sectas reaccionarias, perjudicando la lucha de clases, conciliando los antagonismos.
“Continúan soñando con la experimentación de sus utopías sociales; con establecer falansterios aislados, crear colonias interiores en sus países o fundar una pequeña Icaria18, edición en dozavo de la nueva Jerusalén”.
Para todos estos modelos se utilizan los bolsillos burgueses, dice Marx, que van acortando las diferencias con los socialistas reaccionarios o conservadores, sólo que con una pedantería y fe fanática en la eficacia milagrosa de su ciencia social.
Como vemos, Marx no da lugar para quienes retardan la lucha de clases, único movimiento histórico y dialéctico que permitirá a los proletarios salir de su condición de oprimidos, no habrá clases sociales, no habrá propiedad privada como se la conoce (habrá la propiedad común de los bienes de producción), la familia no será la familia burguesa (que de hecho para Marx no es familia), otra realidad será a través del comunismo.
La vigencia de la utopía en el siglo XXI
En principio pareciera como si la palabra utopía fuera dual: por un lado tiene una connotación negativa, y Marx a veces lo usa de esa manera. Por otro lado, también se usa en un sentido positivo, como el sueño que motiva y moviliza.
En el Manifiesto Marx critica a los utópicos, y a cambio, entrega certezas científicas incuestionables…. pero a causa de esas certezas, cae en la contradicción. Es decir, Marx escribe un credo secularizado. La dialéctica histórica entrega una certeza irrefutable: el proletariado enterrará a la burguesía. Para algunos esta certeza es la catástrofe porque nada es tan definitivo, la realidad no es una ciencia exacta. Hay caos, hay complejidad. Los proletarios del mundo no están unidos y la democracia burguesa deja mucho que desear.
Entonces la utopía es vigente desde su lado positivo, porque hay un sueño que nos motiva y moviliza a seguir pensando y a transformar la realidad.
Por su parte Marx también continúa presente, como indiscutido filósofo que intentó con su teoría legar un modelo para transformar la realidad, pero no podemos circunscribirnos a su única salida.
Según ellos, las cosas no podrían ser diferentes. Ahí aparece la visión determinista de Marx; es decir, lo que afirman, no es lo que ellos quieren, sino lo que va a suceder porque esas son las leyes de la dinámica histórica.
A modo de cierre, e intentando pensar a través de los movimientos surgidos a partir de la crisis del 2001 en Argentina, las fábricas recuperadas (Cooperativas), relacionándolos con la utopía y con la crítica de Marx, lo que podemos pensar es que  en Argentina fue un movimiento espontáneo, no planificado por socialistas utópicos ni por marxistas, fue la necesidad de la gente de trabajar para sobrevivir, por lo tanto, ni unos ni otros alcanzan para dar respuesta.
Notas
1 Este artículo es parte de una investigación. Continúa con la investigación sobre Marx y la utopía en La ideología alemana y en Crítica al programa Gotha.
2 de Quevedo.
3 Borges, J.L. Utopía de un hombre que está cansado. El libro de arena. 1975. Interesante referencia respecto a los gobiernos en dicho año: – Qué sucedió con los gobiernos? pregunta Borges. El utópico responde: – Según la tradición fueron cayendo gradualmente en desuso. Llamaban a elecciones, declaraban guerras, imponían tarifas, confiscaban fortunas, ordenaban arrestos y pretendían imponer la censura y nadie en le planeta los acataba. La prensa dejó de publicar sus colaboraciones y sus efigies. Los políticos tuvieron que buscar oficios honestos; algunos fueron buenos cómicos o buenos curanderos. La realidad sin duda habrá sido más compleja que este resumen.
4 Recordemos que aproximadamente en 1450 Gutemberg creó la imprenta (…).(Nota de la autora).
5 Enrique VIII asume en 1509, tras la muerte de su padre Enrique VII. El siglo XV (1400-1500) es el llamado siglo de las innovaciones: el renacimiento (filosofía, artes,ciencia); la inquisición; el descubrimiento de América; la invención de la imprenta-Gutemberg).
6 La primera parte del libro sobre la república de Utopía, es un diálogó con Rafael Hithloday /jitlo’.dai/ (sin sentido, absurdo y “experto”-experto en sinsentidos-) sobre la realidad política económica, social de Inglaterra. Por ej. El empobrecimiento por las guerras y la innecesaria utilización de mercenarios, la oligarquía ganadera sin escrúpulos que medra a costa de la agricultura y de la industria. Moro le pregunta porque no trabaja como filósofo consejero del rey Hithloday objeta que el juego político obliga al filósofo a compromisos innobles. La segunda parte es la descripción de la isla)
7 Utopía es un término inventado por Tomás Moro, Moro hace referencia a dos  neologismos griegos con esta palabra: utopía (ningún lugar) y eutopia (buen lugar).
8 La Revolución Industrial es un conjunto de transformaciones económicas y sociales, características del desarrollo de Inglaterra entre 1750 y 1820 y su correspondiente influencia en todo el continente europeo y si se quiere con sus repercusiones mundiales; (es considerada como el mayor cambio socioeconómico y cultural de la historia.)
9 Alojamiento colectivo para numerosas personas.
10 El movimiento cooperativo se afianza en el pueblo de Rochdale condado de Lancashire, Inglaterra, cerca de Manchester. Fue aquí, que en 1844 un grupo de 28 trabajadores de la industria textil, que vivían en este pueblo, trataron de controlar su destino económico formando una cooperativa llamada la Rochdale Equitable Pioneers Society (la Sociedad Equitativa de Pioneros de Rochadle). 1. Libre ingreso y libre retiro 2. Control democrático 3. Neutralidad política, racial y religiosa 4. Ventas al contado 5. Devolución de excedentes 6. Interés limitado sobre el capital 7.Educación continua. En la actualidad la Cooperativa de la Sociedad Rochdale continua el legado del espíritu de cooperación establecido en 1844, hace más de 150 años
11 Lo fundamental de ellos es que cada individuo trabajaría de acuerdo con sus pasiones.. Los falansterios serían comunidades rurales autosuficientes, que serían la base de la transformación social. Los falansterios se crearían por acción voluntaria de sus miembros y nunca deberían estar compuestos por más de 1.600 personas, que vivirían juntas en un edificio con todos los servicios colectivos. Cada persona sería libre de elegir su trabajo, y lo podría cambiar cuando quisiera, pero los salarios no serían iguales para todos. La mayoría fracasó por varias razones.
12 Claude-Henri de Rouvroy, Conde de Saint-Simon. Sus ideas fueron a parar a la democracia socialista europea de finales del siglo XIX. Augusto Comte fue su secretario, el cual retoma la idea de una ciencia de las sociedades, en este sentido se dice que fue el padre de la sociología.
13 Por otro lado respecto a la familia asume una posición conservadora.
14 Prusia 1818 – Londres 1883.
15 Prusia 1820 – Londres 1895. (se conocen 1844) Engels era de familia burguesa, hijo mayor de un próspero industrial textil, protestante y conservador. Fue el sostén económico de Marx, mientras este escribía El Capital.
16 1847. Publicado 1848. (Primera Internacional 1864; II Internacional 1889 hasta 1916).
17 Incluso para el marxista, el problema de la lucha de clases comprende: a) la lucha económica; b) la lucha política; c) la lucha ideológica. No se puede luchar por el pan, sin luchar por la paz, y sin defender la libertad.
18 Asociación voluntaria de sus miembros (icarianos). Etienne Cabet (1788-1856) Publica “Viaje a Icaria”, donde describe una utopía comunista en el futuro en frente del presente capitalista (1842) Será un libro que llegará a toda Europa, muy influyente. Formula una primera imagen del comunismo: Cada comunidad es soberana en sus territorios. La soberanía reside en el pueblo; cada uno de sus miembros la ejerce por igual a la hora de elaborar la Constitución y las leyes, de elegir y ser elegidos para todas las funciones públicas. Todos los funcionarios y magistrados serían elegidos y revocados, en cualquier momento, por voto popular. -Socialización de todos los bienes. No habrá propiedad privada ni sistema monetario. Los medios de producción serán de uso colectivo.-Obligación general de trabajar. Socialización directa del trabajo. Cada comunidad debe elaborar, anualmente, detallados planes de producción basados en el cálculo de las necesidades, y distribuirá entre grupos organizados de trabajo las diferentes participaciones en la ejecución del plan previsto, poniendo a disposición de estos grupos el equipo y los materiales necesarios. -Distribución del producto social según las necesidades de cada cual. Los bienes producidos se depositarían en almacenes públicos, de los cuales cada icariano retiraría libremente lo que necesitase. No obstante, la comunidad debe hacer todo lo posible por uniformar el consumo: que todos coman lo mismo, vistan el mismo tipo de ropa y vivan en el mismo tipo de casa; estos estándares de vida obligatorios serían fijados por las autoridades.-Igualdad entre los sexos, pero conservando la institución familiar, con el padre como jefe.-No habría ni partidos ni asociaciones políticas, y la palabra escrita sería estrictamente supervisada para evitar cualquier peligro a la moral. Todo esto es un corolario de la desaparición de las clases y de la correspondiente reducción del papel del Estado a tareas exclusivamente administrativas. La asamblea de delegados dirigiría su actividad fundamentalmente a distribuir las tareas correspondientes a cada grupo funcional descentralizado, encargados de las distintas ramas de la producción y servicios colectivos.
Bibliografía
Ackerley, María Isabel. La ética de lo maximal. BuenosAires: Ed.Vergara, 2005.
Moro, Tomás. Utopía.
Platón. La República.
Owen Robert. Una Nueva Visión de la Sociedad 1823.
Owen – Saint-Simon – Fourier – Leroux – Considerant. Los Utopistas. Ed.Futuro: Buenos Aires, 1944.
Marx-F. Engels. Manifiesto del partido comunista.

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