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"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

sábado, 2 de enero de 2021

Vivir y morir en Estados Unidos en 2021

Dec 28, 2020 ANNE CASE, ANGUS DEATON

PRINCETON – El capitalismo en Estados Unidos no beneficia a la mayoría de los estadounidenses. Las élites educadas tienen vidas más largas y prósperas, mientras que los estadounidenses con menos formación (dos tercios de la población) mueren más jóvenes y enfrentan dificultades físicas, económicas y sociales.

Esta creciente divisoria entre los graduados universitarios y el resto es tema central de nuestro reciente libro Muertes por desesperación y el futuro del capitalismo. El aumento de mortalidad que describimos se concentra casi exclusivamente entre personas sin título universitario, un atributo cuya posesión también tiende a actuar como divisoria en materia de empleo, remuneración, salud, matrimonio y estatus social (elementos fundamentales para una buena vida).

La pandemia de COVID‑19 va en el mismo sentido. Muchos profesionales educados siguieron trabajando desde sus hogares (lo que supone protección para sí mismos y para sus salarios) mientras que muchos trabajadores de servicios y venta minorista perdieron el empleo o se exponen a un riesgo ocupacional aumentado. Cuando se conozcan las estadísticas finales, es casi seguro que las muertes y pérdidas de ingresos se dividirán en general siguiendo la misma línea de fractura educativa.

La pandemia también está cambiando el panorama empresarial, ya que favorece a las grandes empresas en detrimento de las pequeñas y a las digitales en detrimento de las tradicionales. Muchas de las grandes empresas (sobre todo las megatecnológicas) emplean pocos trabajadores en relación con su valor de mercado, y no ofrecen los empleos de calidad que antes estaban a disposición de trabajadores menos educados en las empresas de la vieja economía.

Estos cambios en la naturaleza del empleo se vienen gestando hace años, pero la pandemia los acelera. La participación de los trabajadores en la renta nacional viene cayendo hace mucho tiempo (una tendencia que continuará) y esto se refleja en el récord actual de las cotizaciones bursátiles. Que el mercado experimente un período alcista durante una pandemia muestra una vez más que el desempeño bursátil es un indicador, no de la renta nacional, sino de las ganancias futuras esperadas: las cotizaciones suben cuando la parte del pastel para los trabajadores se achica.

Según la rapidez y amplitud de la administración de las vacunas recién aprobadas contra la COVID‑19, puede que algunas de estas tendencias se reviertan, pero sólo en forma momentánea. ¿Cómo serán las cifras de mortalidad de Estados Unidos en 2021? El país ya registró más de 340 000 muertes por COVID‑19 en 2020, y el total de muertes en exceso (incluidos los decesos por COVID‑19 que no se clasificaron como tales y otras muertes causadas indirectamente por la pandemia) es alrededor de una cuarta parte mayor.

Además, aun si se logra vacunar a una buena parte de la población de aquí a mediados de 2021, puede que antes de que termine la pandemia haya en Estados Unidos varios cientos de miles de muertes más atribuibles a ella, sin hablar de los decesos adicionales que hubieran podido evitarse si la pandemia no hubiera demorado la detección o el tratamiento de otras enfermedades.

En cualquier caso, podemos al menos esperar un futuro en el que la COVID‑19 haya dejado de ser una causa importante de muerte en Estados Unidos. Pero no puede decirse lo mismo de las muertes por desesperación (suicidio, sobredosis accidental de drogas y enfermedad hepática alcohólica), de las que en 2019 hubo 164 000, contra lo que era el nivel «normal» en Estados Unidos: unas 60 000 muertes al año (según datos de los ochenta y principios de los noventa).

Si bien las sobredosis de drogas aumentaron en 2019, y estaban en aumento en 2020 antes de la pandemia, no se han cumplido (ni creemos que se cumplan) en ningún país las predicciones que hablaban de suicidios en masa durante las cuarentenas.

En nuestro trabajo anterior, mostramos la relación entre los suicidios y otras muertes por desesperación y la lenta destrucción de la vida de la clase trabajadora desde 1970. Ahora es totalmente factible que la transformación estructural de la economía después de la pandemia produzca un nuevo aumento de la mortalidad en Estados Unidos. Por ejemplo, las ciudades experimentarán cambios radicales; muchas empresas abandonarán edificios de gran altura en los centros urbanos y se mudarán a otros más bajos en la periferia. Si el resultado es menos desplazamiento de trabajadores, habrá menos empleos de servicios en el mantenimiento de edificios y en las áreas de transporte, seguridad, alimentos, estacionamiento, venta minorista y entretenimiento. Algunos de estos empleos se irán a otra parte, pero otros desaparecerán. Y aunque también se crearán empleos totalmente nuevos, es evidente que la vida de las personas sufrirá grandes trastornos.

Los casos actuales de sobredosis son mayoritariamente derivados de drogas ilegales (fentanilo y heroína) más que de opioides recetados, como hace algunos años, y en algún momento esta epidemia en particular se podrá controlar. Pero después de períodos de gran agitación social y destrucción tienden a producirse epidemias de drogadicción, de modo que debemos estar preparados para que esto se repita en el futuro.

La economía estadounidense experimenta hace mucho tiempo alteraciones a gran escala, que se deben a cambios en las técnicas de producción (sobre todo la automatización) y a la globalización (aunque en menor medida). Las inevitables perturbaciones referidas al empleo, sobre todo para los trabajadores menos educados que son los más vulnerables a ellas, se han visto enormemente agravadas en Estados Unidos por la deficiencia de las redes de seguridad social y por el costo absurdo del sistema de salud. Este se financia sobre todo mediante seguros que proveen los empleadores y tienen poca relación con los ingresos, de modo que resulta desfavorable a los trabajadores menos cualificados, que quedan excluidos del empleo de calidad.

La parálisis legislativa crónica en Washington no alienta a ser optimistas respecto de una mejora de la situación. Pero es precisamente ahora cuando más urgente resulta salir del atasco político.

Traducción: Esteban Flamini

Anne Case is Professor Emeritus of Economics and Public Affairs at Princeton University. She is the co-author of Deaths of Despair and the Future of Capitalism (Princeton University Press, 2020).

Angus Deaton, the 2015 Nobel laureate in economics, is Professor Emeritus of Economics and International Affairs at the Princeton School of Public and International Affairs and Presidential Professor of Economics at the University of Southern California. He is the co-author of Deaths of Despair and the Future of Capitalism (Princeton University Press, 2020).

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