Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

miércoles, 13 de abril de 2022

La logística empresarial como forma de expresión de las relaciones sociales de producción

 Econ. y Desarrollo vol.166 no.1 La Habana ene.-jun. 2022  Epub 01-Ene-2022

Universidad de Pinar del Río, Cuba.

Universidad de La Habana, Cuba.


RESUMEN

El presente artículo analiza el desarrollo del modo de producción capitalista y el consecuente proceso de producción social de los medios de vida. Con este fin descifra las relaciones de producción que se establecen entre los miembros de la sociedad. El desarrollo de esta, ante una situación propiciada por un sistema capitalista en constante progreso, motivó el surgimiento de diferentes formas de organizaciones empresariales en la medida en que fue creciendo el interés personal por emplear los recursos naturales para satisfacer sus necesidades. La comprensión del término logística subyace como expresión del ciclo que debe seguir el flujo de materias primas desde su abastecimiento, producción, distribución y consumo.


INTRODUCCIÓN

El conjunto de actividades que dan contenido a la función logística obedece a un largo proceso de transformación, pues desde sus inicios el ser humano ha estado siempre supeditado a la necesidad de efectuar alguna labor para poder subsistir. En consecuencia, ha creado instrumentos y formas de trabajo con el fin de satisfacer sus necesidades crecientes, lo que ha dado lugar a la creación de conceptos, herramientas, sociedades y formas de vida donde la logística ha desempeñado un papel importante de apoyo al sistema productivo. Esta disciplina ha estado presente a lo largo de la historia, puesto que el hombre siempre ha requerido movilizar objetos de un lugar a otro y se ha enfrentado a la necesidad de establecer las mejores maneras para poder hacerlo adecuadamente y de forma ágil.

De acuerdo con Arias Castillo (2005), las etapas del desarrollo de la logística han estado en correspondencia con la evolución del modo de producción capitalista y el nivel de internacionalización de la producción y el capital, lo cual ha modificado el comercio mundial y la forma de producir, operar y gestionar los recursos en el sector empresarial.

Si se analiza el amplio abanico de actividades que componen la función de la logística, se evidencia que estas representan un conjunto de relaciones económicas que integran el sistema de relaciones sociales de producción que surgen entre los hombres como parte del proceso de producción, distribución, cambio y consumo de los bienes obtenidos.

En este contexto el factor económico desempeña un papel preponderante. Constituye, en efecto, esa primera determinación a la que ineludiblemente debe enfrentarse toda sociedad: la producción social de los medios de vida que aseguren la base material para el conjunto de la reproducción social. La renovación constante de dicho proceso ha dado lugar a la creciente globalización de la economía y la consiguiente apertura de diferentes mercados separados geográficamente. Esto contribuyó notablemente al logro de una coordinación de actividades tanto al interior como fuera de la empresa.

El propósito fundamental del presente artículo radica en analizar, desde la perspectiva marxista, el desarrollo del modo de producción capitalista. Este es uno de los principales acontecimientos que marcaron el origen y transformación de la logística en una de las áreas operativas más importantes dentro del ámbito empresarial, resultado de la constante interacción con el sistema de relaciones sociales de producción. Se busca que este trabajo constituya una invitación a la discusión sobre el impacto que han tenido las relaciones sociales de producción en el desarrollo de la logística.

LA PRODUCCIÓN MERCANTIL EN LA GÉNESIS DE LA LOGÍSTICA

Sobre la etimología de la palabra logística no se ha llegado a un consenso entre los estudiosos del tema. Algunos autores alegan que procede del griego logístikos, que significa aptitud para el cálculo. Otros lo derivan del término latino logista, usado para definir al intendente o administrador de los ejércitos, pues hay quienes plantean que en el imperio romano empleaban el vocablo para referirse a sus oficiales de ejércitos. Desde otra perspectiva se afirma que es una palabra compuesta de los vocablos derivados del inglés logistics y del francés logistique y loger (Posada Zamudio, 1999Puentes Garzón, 2006López Torres et al., 2010Anaya Tejero, 2011).

Como actividad en sí misma, la logística es inherente al quehacer humano. Sin embargo, la herencia social del hombre apunta que para su análisis es imprescindible tener una perspectiva de la historia. Esto se debe a la importancia primaria que tuvieron las condiciones económicas, las fuerzas sociales de producción y la evolución de la ciencia como factores de transformación.

La primera determinación a la que cualquier sociedad debe enfrentarse para asegurar su existencia es la de producir sus medios de vida. Esta premisa dio lugar a que el hombre, en sus orígenes, comprendiera que los bienes que necesitaba no estaban disponibles siempre que deseara consumirlos. Los recursos, solo abundaban en determinadas estaciones del año, no se encontraban en un lugar dado, sus condiciones de almacenamiento eran precarias o se carecía de medios para su transportación en mayores cantidades. En consecuencia, las personas se vieron obligadas no solo a vivir colindantes a las zonas productivas, sino también a consumir un número limitado de productos.

Luego de la transformación de la agricultura y la ganadería en actividades económicas fundamentales, en la colectividad primitiva se introdujo una economía productora donde, al cooperar unos con otros en la adquisición de su subsistencia, la producción de alimentos proporcionó oportunidades y motivos para la acumulación de un sobrante. Los cultivos recolectados debían conservarse para que duraran hasta la siguiente cosecha. Además, había que separar una proporción que garantizara las semillas de la próxima siembra y propiciar la creación de receptáculos para su almacenamiento. Las relaciones de producción en este período se expresaban en la propiedad colectiva de los medios de producción y de los frutos del trabajo comunal.

Con la especialización de los productores se fue desarrollando el trueque de sus productos, extendido a otras familias y comunidades. Estas últimas iban creando una variedad de medios de producción para la obtención de mayor diversidad, cantidad y calidad de bienes. El desarrollo de las fuerzas productivas en la comunidad primitiva sirvió de base material para el surgimiento del cambio.

La primera gran división social del trabajo, que originó el intercambio regular, condicionó el surgimiento de nuevas relaciones económicas entre los hombres. A decir de Marx (1983): «Estas diferencias naturales son las que, al entrar en contacto unas comunidades con otras, determinan el intercambio de los productos respectivos y, por tanto, la gradual transformación de estos productos en mercancías» (p. 307).

Con la especialización de las diferentes comunidades, los productores fueron separándose geográficamente y así el exceso de producción fue trasladándose de una región a otra. El desarrollo de las actividades de mercadería propició no solo otorgarle diferentes propiedades de uso a los bienes de consumo, sino también su diversidad. De esta manera se originó una relación de cambio entre estos y, por consiguiente, su transformación en mercancía. Marx (1983) definió a esta última «como un objeto externo, una cosa apta para satisfacer necesidades humanas, de cualquier clase que ellas sean […] Para ser mercancía, el producto ha de pasar a manos de otro, del que lo consume, por medio de un acto de cambio» (p. 3).

La primera forma de cambio fue el trueque del producto excedente por el producto necesitado. Tuvo lugar en tiempos muy primitivos en los que todavía la producción mercantil no había alcanzado su desarrollo y el producto del trabajo se convertía en mercancía mediante la circulación cuando era objeto de cambio. Marx (1983), en relación a esta etapa, apuntó: «El intercambio de mercancía comienza allí donde termina la comunidad, allí donde esta entra en contacto con otras comunidades o con los miembros de otras comunidades. Lo que las hace susceptibles de ser cambiadas es el acto de voluntad por el que sus poseedores deciden enajenarlas mutuamente […] A fuerza de repetirse constantemente, el intercambio se convierte en un proceso social periódico. (p. 54)

En este período inicial de las relaciones mercantiles la división social del trabajo propició que las distintas comunidades entraran en contacto recíproco. Sin embargo, se necesitaba otra condición para que la producción pudiera convertirse en mercantil y fue, precisamente, el hecho de que el aislamiento tomara la forma definitiva de propiedad privada sobre los medios de producción. La aparición de la propiedad privada y, como consecuencia, el surgimiento del trabajo individual de las familias trajo como resultado un cambio en los seres humanos. Con el crecimiento de la producción destinada al cambio se desarrolló otra esfera especial de la actividad económica: el comercio. Esto trajo consigo la aparición de los mercados como espacios donde se acostumbraba realizar periódicamente los actos de compra y venta. Muchos individuos se especializaron en estas actividades y se convirtieron en comerciantes. Así surge la tercera gran división social del trabajo.

Evidentemente la creciente separación de la agricultura, la artesanía y el comercio favorecieron la concentración en pequeños poblados, lo cual dio paso a la formación de las ciudades. La separación entre la ciudad y el campo fue aumentando la necesidad del intercambio y estimuló con ello el desarrollo de la producción mercantil.

Las relaciones mercantiles, desde que surgieron, se fueron extendiendo por toda la sociedad y convirtieron todo lo que estaba a su alcance en mercancía. A propósito, Engels (1963) señala que los hombres empezaron a practicar el cambio cuando ellos mismos se vieron cambiados.

La formación de mercados locales tomó fuerza en la medida en que se estrecharon los vínculos de mercado entre las diferentes haciendas. Lo anterior fue provocado, precisamente, por el desarrollo de las fuerzas productivas en el sector agrícola y artesano. Con la correspondiente profundización de la división social del trabajo entre la ciudad y el campo, al punto de acrecentar los nexos entre las zonas económicas y las ciudades, se dio lugar a la creación del mercado nacional.

El progresivo crecimiento del mercado, más allá de los límites nacionales, fue crucial para el surgimiento de la formación socioeconómica capitalista. En efecto, el naciente mercado mundial mostraba una gran demanda de mercancías. El continuo avance del cambio originó el surgimiento espontáneo del dinero como mercancía equivalente general de las demás. Es entonces cuando las relaciones mercantiles mediadas por este se convierten en monetario mercantiles.

El elemento que distingue este proceso es su carácter social. En este sentido Marx (1966) expresa: «Pero solo el hecho social puede convertir en equivalente general a una mercancía determinada […] Con ello, la forma natural de esta mercancía se convierte en forma equivalencial vigente para toda la sociedad. El proceso social se encarga de asignar a la mercancía destacada la función social específica de equivalente general. Así es como esta se convierte en dinero» (p. 53).

Al analizar el desarrollo histórico del cambio, se pueden encontrar diversas mercancías, como ganado, pieles, metales, sal, arroz. Estas presentaban una característica común: cumplían la función de servir de medio para que otras mercancías pudieran cambiarse, hasta que definitivamente fue el oro quien ocupó ese lugar y se ajustó cada vez más a las necesidades del cambio. Marx (1966) señala que:

A partir de este momento, se consolida la separación entre la utilidad de los objetos para las necesidades directas de quien los produce y su utilidad para ser cambiados por otros. Su valor de uso se divorcia de su valor de cambio. Esto, de una parte. De otra, nos encontramos con que es su propia producción la que determina la proporción cuantitativa en que se cambian. La costumbre se encarga de plasmarlos como magnitudes de valor. (p. 54)

En la sociedad mercantil, desarrollada al ocurrir el cambio, todas las mercancías expresan su valor en dinero. Este tiene su origen en la propia mercancía como producto del desarrollo de la contradicción interna de esta entre valor de uso y valor.

El resultado del trabajo solo se presenta como mercancía cuando posee esta doble forma, ya que cualquiera que sea su aspecto externo, no se podrá indicar su valor porque es inapreciable. Para Marx (1966), «las mercancías solo se materializan como valores en cuanto son expresión de la misma unidad social: trabajo humano, que, por tanto, su materialidad como valores es puramente social […] y solo puede revelarse en la relación social de unas mercancías con otras» (p. 15).

Esta contradicción al inicio no necesitaba forma propia de expresión, pero el desarrollo de la producción y circulación mercantil se profundizó y dio lugar a varias formas de valor. En un primer momento se clasificaban en simples, concretas o fortuitas. Con el paso del tiempo evolucionaron a totales o desarrolladas y posteriormente a generales, hasta llegar a la forma dinero.

Mediante el análisis realizado por Marx (1966) se demuestra que el dinero cumple las funciones de medida de valores, medio de circulación, atesoramiento, pago y dinero mundial. En esta expresión el valor relativo de todas las mercancías toma la forma superior de precio, que es la expresión en dinero del valor y refleja las relaciones que median entre todas las demás mercancías.

Hasta aquí se han presentado las principales categorías de la producción mercantil: mercancía y dinero. Mediante estas se puede conocer la generalidad y esencia de las relaciones mercantiles, peldaño imprescindible en el proceso de comprensión de las relaciones capitalistas de producción. En este sentido, Arrizabalo Montoro (2016) refiere que la dimensión económica desempeña un papel particularmente importante en el proceso de reproducción social, dado que, al proveer su base material, condiciona en gran medida los demás aspectos.

Es evidente que, dentro de aquellas actividades específicas que generaban el intercambio de mercancías, estaban incluidas el aprovisionamiento, la producción, el almacenamiento, las ventas, el transporte y las compras, con el propósito de satisfacer las necesidades de sus productores y receptores. Sin embargo, las formas sociales de organización para garantizar la reproducción sostenida de los medios de vida establecen un proceso continuo que hace posible la producción, distribución, cambio y consumo de los bienes obtenidos. Aquí es donde subyace el encargo de la logística como factor determinante.

Con la consiguiente cobertura de un mercado en expansión, se propiciaron las condiciones para el desarrollo de nuevas formas de manutención, transporte y conservación de los productos que, junto a los movimientos poblacionales, indujeron cambios en los hábitos de consumo y demandaron una mayor variedad de ofertas.

Las relaciones económicas internacionales fueron adquiriendo una importancia creciente como resultado de la propia extensión del capitalismo y prevalecieron con ellas la exportación de mercancías. En consecuencia, se escaló hacia una acumulación de procesos interconectados que le imprimieron un carácter cosmopolita a la producción y al consumo de bienes y servicios, lo cual ha establecido una interdependencia generalizada entre las naciones.

LA CADENA LOGÍSTICA: EL VÍNCULO ENTRE LA PRODUCCIÓN Y EL CONSUMO

La logística empresarial, como área de gestión, comprende fundamentalmente el tratamiento coordinado de un grupo de actividades relacionadas entre sí, encaminadas a proporcionarles a los clientes bienes y servicios de acuerdo a sus necesidades y requerimientos de la forma más eficiente posible.

Gómez Aparicio (2014), desde el punto de vista empresarial, refiere que la logística hace alusión a la forma de organización que adoptan las empresas en lo concerniente al aprovisionamiento de materiales, producción, almacén y distribución de productos.

La organización del sistema logístico constituye el puente de enlace entre la producción y los mercados que están separados por el tiempo y la distancia. Además, encamina todos los esfuerzos para cumplir con los requerimientos del cliente. La comprensión de este término resalta el carácter social de la producción. En efecto, dada la posesión y/o asignación de recursos escasos provenientes de la naturaleza, los individuos centrarán su interés en encontrar el mejor modo de utilizarlos para satisfacer sus necesidades ilimitadas.

Estos vínculos que los hombres establecen al realizar su actividad económica, independientemente de su voluntad y conciencia, son las relaciones sociales de producción. Esta premisa, para Marx (1966), sustenta la concepción materialista de la historia, donde la producción es la base de la vida de la sociedad. Las relaciones sociales de producción, en efecto, son un conjunto de vínculos que forman un sistema: la producción, la distribución, el intercambio y el consumo. Estos, al encontrase estrechamente relacionadas entre sí, ocurren repetidamente durante el proceso productivo. Marx (1966) plantea dicha correlación cuando describe:

La idea que se presenta por sí es esta: en la producción, los miembros de la sociedad se apropian [producen], crean los productos de la naturaleza para las necesidades humanas; la distribución determina la proporción en que el individuo participa en estos productos; el cambio le trae los productos particulares en los cuales quiere convertir la cuota que le ha correspondido por la distribución; finalmente, en el consumo, los productos se convierten en objetos de disfrute, de apropiación individual (p. 25)

Al analizar la cadena de operaciones logísticas en una empresa, se evidencia que esta es un reflejo de las diferentes etapas que tiene que seguir el flujo de materiales, desde su aprovisionamiento y transformación hasta la entrega del producto al siguiente agente de la cadena de suministros. Según lo expresado por Anaya Tejero (2011), en logística interna se distinguen tres ciclos. Estos son:

  • Ciclo de aprovisionamiento: corresponde al proceso relacionado con el abastecimiento de materiales y componentes, en vistas de ponerlos a disposición de los diferentes procesos productivos en las fábricas o talleres.

  • Ciclo de producción: empieza con el lanzamiento de órdenes de fabricación u órdenes de trabajo y termina cuando el producto elaborado se pone a disposición del almacén de productos terminados.

  • Ciclo de distribución: comprende los procesos de almacenaje y distribución física. Comienza con la recepción de productos terminados en el almacén y continúa con los procesos de identificación, registro, ubicación, custodia y control. Su finalidad es que el producto esté disponible en el almacén para la red de ventas.

Aunque la nomenclatura empleada para distinguir la estructura conceptual de la logística a nivel empresarial sea diversa, con este análisis se busca resaltar lo esencial en su gestión. Al realizar cualquier actividad económica, las organizaciones establecen complejas relaciones que tienen un doble aspecto: un contenido material y una forma social que se condicionan mutuamente.

Para producir en cualquier sector, ya sea secundario, primario o terciario, se consumen a la vez distintos factores productivos entre los que se encuentran la fuerza de trabajo, materias primas, componentes, medios de trabajo y recursos financieros. Estos elementos no son estáticos, sino que fluyen a través de la estructura organizativa de la empresa y siempre coexiste un flujo de personas, materiales, dinero, datos e informaciones. La producción es la premisa fundamental para el consumo, ya que crea y determina la cantidad de bienes que serán ofertados. Esta origina la preferencia y la demanda de productos al incrementar cada vez más su surtido.

Más que la importancia de los distintos componentes del proceso económico, es menester resaltar sus relaciones y el lugar central que ocupa la producción. La razón de esta centralidad es que la forma específica que adopta el proceso de producción condiciona el conjunto del proceso económico y, por extensión, todo el proceso de reproducción social.

En este sentido, Arrizabalo Montoro (2016) afirma que el punto de partida del proceso de producción es la actividad humana. En ella se aplica trabajo manual y/o intelectual sobre una serie de objetos de trabajo, con la ayuda de un conjunto de medios de trabajo para obtener productos transformados. De modo que se trata de combinar la fuerza de trabajo y los medios de producción para dar lugar a nuevos productos.

La logística empresarial persigue, básicamente, que los consumidores finales o clientes puedan disponer de sus mercancías en el menor tiempo posible y se cumplan sus expectativas y demandas a un costo reducido, a través del funcionamiento sincronizado de la cadena interna. Mediante el canal de distribución se logra llegar con el producto al consumidor en tiempo y forma. Este es el eslabón intermedio entre la producción y el consumo. La distribución influye directamente en la producción a pesar de ser proporcional a esta, por lo que es necesario tener en cuenta lo siguiente: para que un productor de bienes pueda apropiarse del valor intrínseco de su producción debe antes colocarlo en el mercado

El simple hecho de producir posee, como condición elemental, una determinada distribución de los medios de producción entre los miembros de la sociedad. Este proceso debe ir a la par con la repartición de fuerza de trabajo y de dichos medios en las diferentes ramas y sectores productivos.

Si bien el productor va colocando sus productos en el mercado, no necesariamente realiza la transacción con el consumidor final, pues existen, en el canal de distribución, diferentes agentes, como centros de producción, almacenes, receptores, consignatarios, minoristas, mayoristas y puntos de venta. Estos son los encargados de ejecutar las labores de almacenamiento, manipulación, manejo de inventarios, control de calidad, entre otras.

Dentro de las funciones de la gerencia logística en la empresa se encuentra la de garantizar un alto nivel de servicio al cliente. Para cumplirla, es primordial que cada organización defina cuáles son los medidores que utilizará de acuerdo a los requerimientos de la demanda. Es precisamente este el punto de partida y final de la cadena logística interna, donde se propicia el cambio como eslabón entre la distribución y el consumo, que, además, media entre la producción y su destino final: el consumidor.

Como se ha mencionado antes, el cambio es el proceso mediante el cual cada individuo convierte la parte del producto social que le ha correspondido en la forma apropiada en que él la necesita para satisfacer sus crecientes necesidades. El límite su proporción, entonces, estaría dado por su participación en la producción social. Si este individuo típico no dispone de suficiente dinero ni de tiempo para consumir todas las mercancías que quisiera, ¿cómo tomaría entonces las decisiones racionales cuando se enfrenta a la escasez, al tener en cuenta sus preferencias? Tendría que ir al cambio para convertir el dinero en los productos que necesita para su consumo. No obstante, será más cauteloso y exigente a la hora de comprar. La intensidad del cambio, así como su prolongación y variedad, estará determinada por el desarrollo y forma de la producción, que en todo el sistema ocupa el papel preponderante en relación con la distribución, el cambio y el consumo.

La producción de los medios de vida de una sociedad es, necesariamente, un proceso en constante renovación. Esto constituye la base para su supervivencia en el tiempo. La logística empresarial se ha convertido en un medio de enlace entre el mercado y las operaciones de la empresa. Su fin es gestionar, de forma directa, un conjunto de actividades conectadas entre sí, que se refieren a la planeación, coordinación y control de materiales, partes y bienes terminados desde el proveedor hasta el cliente. De esta manera se desarrollan y mantienen un conjunto de relaciones tanto al interior como fuera de la empresa, que con el paso del tiempo han manifestado un cambio gradual dada la evolución del contexto económico internacional.

CONSIDERACIONES FINALES

Como proceso de gestión empresarial, la logística manifiesta la concepción materialista de la historia. Esta reconoce la producción como base de la vida de la sociedad, ya que planifica, organiza, dirige y controla los flujos materiales, informativos y financieros que se establecen. El punto de origen está constituido por los proveedores y el destino final por los consumidores.

La logística, como ente integrador de los sistemas productivos en las empresas, está estrechamente vinculada tanto al ámbito material como al social. Estos deben responder a las necesidades cada vez más disímiles de sus clientes de forma tal que garanticen perdurar en el mercado dentro de un contexto cada vez más competitivo.

La cadena logística es la descriptora de las diferentes etapas que tiene que seguir el flujo de materiales desde su aprovisionamiento y transformación hasta la entrega del producto al siguiente agente en la cadena de suministros. Además, reafirma que la producción material no es un acto único, sino que transcurre repetidamente durante el proceso productivo y encierra también la distribución, el intercambio y el consumo de lo producido como relaciones íntegramente enlazadas en un todo único.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Anaya Tejero, J. J. (2011). Logística integral: la gestión operativa de la empresa (Cuarta edición). ESIC Editorial. [ Links ]

2. Arias Castillo, Eduardo. (2005). Logística: un enfoque de gestión en la administración y desarrollo de las zonas francas y otros regímenes especiales en Cuba (Tesis doctoral). Universidad de La Habana. [ Links ]

3. Arrizabalo Montoro, X. (2016). Capitalismo y economía mundial. Bases teóricas y análisis empírico para la comprensión de los problemas económicos del siglo xxi (Segunda edición). Instituto Marxista de Economía. [ Links ]

4. Engels, F. (1963). Antiduhring. Editora Política. [ Links ]

5. Gómez Aparicio, J. M. (2014). Gestión logística y comercial. McGraw Hill Education. [ Links ]

6. López Torres, V. G., Alcalá Álvarez, M. C., Plascencia López, I., y Marín Vargas, M. E. (2010). Identificación de necesidades de formación de profesionales en las áreas de logística y la administración de la cadena de suministro. Análisis cualitativo en Baja California. Revista del Centro de Investigación, 9 (33), 75-85. [ Links ]

7. Marx, C. (1983). El capital (Tomo I). Editorial Pueblo y Educación. [ Links ]

8. Marx, C. (1966). Contribución a la crítica de la economía política. Editora Política. [ Links ]

9. Posada Zamudio, E. (1999). La logística militar y sus aplicaciones en la logística empresarial: Logística naval operacional. Pensamiento y Gestión, (6), 71-87. [ Links ]

10. Puentes Garzón, H. J. (2006). Caracterización de la logística en Colombia. Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), Mesa Sectorial de Logística. [ Links ]

1Códigos JEL: B14, M10, M19

Recibido: 05 de Enero de 2021; Aprobado: 20 de Mayo de 2021

* Autor para la correspondencia: maritza@fec.uh.cu

No hay comentarios:

Publicar un comentario