Desde que el presidente Obama ampliara las autorizaciones de viaje a Cuba, hace poco más de un año, los viajes de estadounidenses hacia la isla se incrementaron en más de un 77%. Muchos de los operadores de viaje autorizados han diseñado una variedad de tours que destacan la riqueza cultural de la Isla, su gente y su historia. Con el aumento de los viajes, es común escuchar las experiencias de amigos, colegas y vecinos que han visitado Cuba y que están ansiosos de compartir sus vivencias. También es muy habitual escuchar la repetida frase: "Yo deseo (o deseaba) ir antes de que Cuba perdiera el encanto". Esta perspectiva ignora la posibilidad concreta que muchas de las cualidades que hacen de Cuba un destino tan especial puedan ser mantenidas e incluso incrementadas a través de un desarrollo sostenible.
Esta frase implica que eventualmente Cuba perderá eso especial que tiene. Esta convicción puede deberse en parte al hecho de que, a medida que más estadounidenses visiten la isla, y más aun cuando se elimine por fin la prohibición de viajes, las fotos de un viaje a Cuba publicadas en Facebook serán tan comunes como los viajes a otros destinos en el Caribe. El atractivo de visitar la isla que estaba prohibida eventualmente desaparecerá y, junto a éste, el atractivo de la isla como un destino de viajes de aventura. Pero ésta es sólo parte de la historia.
La otra razón por la cual algunos desean "visitar a Cuba antes de que pierda su encanto" es porque piensan que ese encanto de casas semiderruidas, ron y cigarros baratos, coches antiguos y precios bajos no sobrevivirán el proceso de reforma económica. Algunos temen que a medida que Cuba atraiga inversiones extranjeras y continúe reformando su economía, el desarrollo y crecimiento económico cambiarán profundamente eso que la diferencia de manera tan clara. Aunque es posible que la mayoría de la gente que mantiene esta posición tenga la mejor de las intenciones y pretenda preservar la cultura y herencia única de Cuba, lo que se encuentra implícito en esta postura incluye dos premisas tristes y condescendientes: primero, que el crecimiento económico, desarrollo y prosperidad para el pueblo cubano serían de alguna manera algo no deseado y que afectaría el atractivo de Cuba como país turístico; y segundo, que Cuba ignoraría la necesidad de preservar su propia cultura y tradiciones.
Esta noción de que el desarrollo económico traería la ruina merece más consideración. Después de todo, podemos estar de acuerdo en que las casas derruidas que muchos encuentran encantadoras son los hogares de una o más familias cuya seguridad y bienestar no debería ser comprometido por el fin de su encanto. Los coches antiguos en las carreteras cubanas son hermosos y un testamento del ingenio de los mecánicos cubanos, pero son también el resultados de políticas económicas erradas y del embargo impuesto por los Estados Unidos, el cual también tiene su buena parte de culpa. Y los precios bajos, con ron y cigarros tan baratos, son más el reflejo de los salarios mensuales, con un promedio de veinte dólares, que de un mercado inundado de mercaderías baratas.
El desarrollo económico y el aumento de la calidad de vida para los cubanos en la isla no significan la eliminación del atractivo de Cuba.
El proceso de reformas económicas en Cuba ha creado más de medio millón de emprendedores, muchos de los cuales se encuentran en el sector de servicios relacionado con el turismo. Aquellos turistas que reservan su alojamiento con Airbnb se garantizan una experiencia mucho más auténtica, y pueden hacerlo gracias a la apertura económica que tanto temen. Las mejores comidas que los turistas comerán son las servidas en los paladares, restaurantes privados operados por emprendedores locales. Por lo tanto, mientras que muchos temen que el desarrollo económico pueda arruinar una auténtica experiencia, sin saberlo están disfrutando de sus resultados. Podemos imaginar qué será posible cuando se permita a los emprendedores cubanos ser propietarios u operadores de hoteles, franquicias y empresas de tours.
Cuba, más que nadie, tiene interés en preservar su cultura única y tradiciones. Dado que el turismo es una de las principales industrias del país, mantener el atractivo de Cuba como destino en el Caribe seguiría siendo una prioridad económica. Además, Cuba es ya líder en conservación. Es la sede de nueve sitios designados por la UNESCO como patrimonio de la Humanidad, y ha protegido aproximadamente el 20% de su territorio y aguas. Los esfuerzos de la Oficina del Historiador de La Habana para preservar y revitalizar la Vieja Habana son un ejemplo de cómo la preservación puede efectuarse en coordinación con y en apoyo del desarrollo económico. El Capítulo XV de la Ley de Inversiones Extranjeras de Cuba establece que la inversión extranjera debe respetar y contribuir al desarrollo sostenible, esfuerzos de conservación del medio ambiente y el uso responsable de los recursos naturales. Los inversores extranjeros deberán priorizar estos esfuerzos de conservación, preservación y protección del medio ambiente.
Cuando las compañías estadounidenses evalúan las oportunidades que ofrece Cuba, deben comprender el complicado legado de las inversiones de Estados Unidos en la isla y buscar oportunidades de jugar un papel constructivo en el país. Esto no sólo ayudará a proteger e incrementar la reputación de sus marcas comerciales, sino que, dado el aumento del escrutinio por parte de reguladores, activistas y de los medios de comunicación, también contribuirá a proteger sus inversiones. Después de años de estancamiento económico y de la continuación de las sanciones de los Estados Unidos, existen múltiples oportunidades para que los inversores extranjeros puedan tener un rol constructivo en Cuba. El entender las prioridades de Cuba y aprovechar la experiencia de la empresa, su conocimiento y recursos, permitirán contribuir y construir sobre los esfuerzos actuales de conservación y preservación en Cuba. Esto proveerá un beneficio social para el pueblo cubano, así como un beneficio económico al garantizar que el atractivo de Cuba como un destino ideal no sea solamente preservado, sino también incrementado.
El desarrollo económico y el aumento de la calidad de vida para los cubanos en la isla no significan la eliminación del atractivo de Cuba. Otros países han encontrado la forma de armonizar estos dos. Costa Rica ha construido una industria de turismo exitosa invirtiendo en la preservación del ambiente. Cuba no solo parte con la ventaja de esta perspectiva, sino también experiencia en preservación histórica, inversiones culturales y protección ambiental. En vez de temer que la inversión extranjera y el desarrollo económico puedan afectar el encanto de Cuba, los escépticos deberán entender cómo, si se hace de manera correcta, el desarrollo sostenible puede hacer de Cuba un destino más próspero y atractivo.
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