Cuba busca un tránsito hacia las energías limpias, asequibles y eficientes, como pilar fundamental para su desarrollo sostenible, según alegan expertos.
El vicepresidente y comandante cubano Ramiro Valdés (1ero izda) y Stefano Manservisi (2do dcha), director general para la Cooperación Internacional y el Desarrollo de la Unión Europea, conversan durante la sesión inaugural del primer Salón de las Energías Renovables de Cuba, el 30 de enero, en un recinto ferial de La Habana. Foto: Jorge Luis Baños_IPS
LA HABANA, 2 feb 2018 (IPS) – Cuba intenta acelerar la explotación de las fuentes renovables de energía en medio de una difícil situación económica, ante la caída sostenida desde 2016 del suministro de Venezuela de petróleo a precios preferenciales, que compensan solo parcialmente Argelia y Rusia.
“Para Cuba cualquier cantidad de energía es importante”, dijo Alfredo López, ministro de Energía y Minas, durante la inauguración del primer Salón Internacional de Energías Renovables. Cuba 2018, que se celebró entre el 30 de enero y este jueves 1, en el recinto habanero de Pabexpo, auspiciado por esa cartera y la Unión Europea (UE).
La feria, que abarcó desde exposiciones hasta foro de negocios, es parte del relanzamiento de los vínculos bilaterales entre el bloque europeo y la isla caribeña, luego de comenzar a implementar en enero último el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación, que lograron en 2016 tras dos años y siete rondas de conversaciones.
“Este fórum tiene como fin apoyar la transición de Cuba hacia las energías limpias, asequibles y eficientes, como pilar fundamental para su desarrollo sostenible”, apuntó Stefano Manservisi, el director general de Cooperación Internacional y Desarrollo de la Comisión Europea, el órgano ejecutivo de la UE.
A su juicio, el encuentro con más de 76 expositores de 16 países “es también la prueba de la alianza estratégica entre Cuba y la Unión Europea en el papel del cambio climático”, porque contribuye con un programa de las autoridades cubanas para hacer más limpia e independiente de los combustibles fósiles la matriz energética en 2030.
Se trata de un plan, aprobado en 2014, que busca elevar la bajísima participación actual de 4,6 por ciento de las fuentes renovables de energía en la generación de electricidad a 24 por ciento, para lo que debe captar 4.000 millones de dólares de fondos externos.
La política, que incluye además aspectos educativos, sustituciones de equipos electrodomésticos por otros más eficientes y aprovechamiento de las fuentes renovables en más actividades domésticas y económicas, persigue reducir en seis millones de toneladas las emisiones anuales de dióxido de carbono (CO2) cuando se termine.
En la nueva etapa diplomática, la UE anunció que firmará con Cuba un programa conjunto en energías renovables por 18 millones de euros (22 millones de dólares), lo que consolida la presencia del grupo de 28 países que hoy es el primer socio comercial, el primer inversor y el primer origen en cooperación para el desarrollo de este país.
Uno de los pasillos del primer Salón de Energías Renovables de Cuba, con la exhibición de un panel solar en primer plano. Foto: Jorge Luis Baños_IPS
Manservisi aconsejó a las autoridades cubanas “atraer masivamente la inversión extranjera” para lograr la transición energética. Un día después, en una conferencia de prensa les pidió crear un entorno “más amigable y flexible” para los negocios, con “menos burocracia” y “autorizaciones que se puedan obtener en plazos más cortos”.
Justo la empresa británica Havana Energy firmó en 2012 el contrato con el estatal Grupo Empresarial Azucarero Azcuba para construir junto con China la primera planta de cogeneración, llamada bioeléctrica, de las 27 que aportarán 14 por ciento del total de electricidad limpia a generar en 2030, con base en la biomasa cañera y forestal.
El plan persigue que 24 por ciento de electricidad limpia se sostenga con 14 por ciento de biomasa, seis por ciento de eólica, tres por ciento de solar y el resto de hidráulica.
Sentado en un estand de la feria, el gerente de desarrollo de la filial de Havana Energy en el país, Mario Dorta, explicó detalles del proyecto de 186 millones de dólares que se construye cerca del central azucarero Ciro Redondo, en la central provincia de Ciego de Ávila.
“Una de las acciones que estamos haciendo en la feria es viendo a los niveles necesarios para que los recursos lleguen a la obra”, dijo Dorta a IPS. “Se terminó el movimiento de tierra y estamos esperando que lleguen los recursos que Cuba asignó, que son cemento, acero, porque el resto se trae desde China para armar aquí”, detalló.
El operario Ernesto García mientras supervisa el funcionamiento del Parque solar Cantarana, ubicado en la central provincia de Cienfuegos, en Cuba, y que genera 2,6 megavatios. El país pretende que tres por ciento de la electricidad provenga de energía fotovoltaica. Foto: Jorge Luis Baños_IPS
Al culminar la primera parte de la construcción, el resto de la planta vendrá por partes desde ese país asiático en un sistema listo para ensamblar. Entonces el directivo calcula hasta un máximo de 16 meses de trabajo para el arranque de las operaciones y aporte alrededor de 250 empleos a la localidad.
“Cuando se atrasan las obras en un proceso de inversiones, los costos se elevan grandemente, a pesar de que todo el mundo entiende cual es la situación de las empresas constructoras después del huracán”, sopesó Dorta, sobre un problema que además “tiene un gran costo de credibilidad para los inversionistas que vienen a Cuba”.
La actual recaída económica del país, que soporta una crisis casi crónica desde 1991, tiene entre sus factores determinantes en materia energética, el hundimiento económico de Venezuela, su principal socio durante este siglo.
Desde 2016, Caracas redujo hasta montos no informados su suministro de unos 100.000 barriles diarios de petróleo a precios subsidiados, equivalente a la mitad de los requirimientos internos. Actualmente Argelia y Rusia suplen parte del déficit en términos no revelados.
El impacto de esta situación se acentuó también por el azote en septiembre de 2017 del huracán Irma a casi toda costa norte, que asestó un duro golpe al sector turístico y las viviendas.
El fenómeno climático evidenció además la baja resiliencia del sistema de generación concentrado en grandes termoeléctricas.
Mario Dorta, gerente de desarrollo de la empresa británica Havana Energy, durante sus declaraciones a IPS en el Salón de las Energías Renovables de Cuba, celebrado en La Habana entre el 30 de enero y el 1 de febrero.Foto: Jorge Luis Baños_IPS
A ello se suman otros retos energéticos asociados a la eficiencia que afronta Cuba.
“Independientemente del desarrollo de las fuentes renovables de energía, hoy la eficiencia energética es imprescindible para Cuba”, explicó Elaine Moreno, la directora general de la estatal Oficina Nacional para Uso Racional de la Energía.
“Los sistemas tecnológicos de Cuba, en su mayoría, son poco o medianamente eficientes, la transición tecnológica en la que se está trabajando busca que serán altamente eficientes”, abundó a IPS sobre esa parte del plan de la cartera de energía, además de actualizar las cifras de los avances.
Moreno informó que, hasta el momento, se han sustituido 4,6 millones de lámparas LED (diodo luminoso) de los 13.000 millones de meta; se han vendido 740.000 cocinas de inducción dentro del objetivo de eliminar dos millones de cocinas eléctricas de resistencia, y se han instalado 13.000 calentadores solares de agua.
Además, ya 6.000 viviendas en lugares de difícil acceso y desconectados de la red eléctrica nacional reciben este servicio gracias a la instalación de módulos solares fotovoltaicos, pero aún falta por cubrir otros 14.000 hogares que carecen del servicio.
Reponsables del área energética precisaron durante la feria que, de las 27 bioeléctricas planificadas para 2030, tres ya están en construcción, 10 en proceso de negociaciones y 14 en la cartera de oportunidades para la inversión extranjera. Hoy se ejecutan dos parques eólicos, mientras el resto de los 13 a realizar se negocian con inversores.
Y, de los 201 parques solares planificados, ya 40 funcionan, se espera que en 2018 entren a generar energía limpia otros 58 y los 103 restantes planificados están en negociaciones.
La situación de Cuba se repite en el Caribe, cuyos países dependen con fuerza del crudo, tienen altos costos para generar electricidad, baja eficiencia energética y están muy expuestos a catástrofes naturales, lo que contrasta con su fuerte potencial de fuentes renovables de energía.
La zona caribeña está rezagada con respecto al resto de América Latina, donde existen grandes paradigmas como Uruguay y Costa Rica, con una participación de más de 95 por ciento de las energías renovables en la generación de electricidad.
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