El economista Jeremy Rifkin alerta de que el actual sistema capitalista se ha agotado e insta a acelerar la transición hacia un nuevo modelo ante el reto del cambio climático
Madrid 8 DIC 2019 - 00:48 CET
El economista Jeremy Rifkin. MANUEL CASAMAYÓN
El tiempo se agota. Temperaturas al alza, inundaciones, destrucción de ecosistemas y más pobreza. "El 50% de las especies del planeta se extinguirá en los próximos 80 años si no se logra una economía libre de carbono". Las palabras del sociólogo y economista Jeremy Rifkin caen como un jarro de agua fría, pero el defensor de un green new deal global no deja margen ante la amenaza del cambio climático: “Tenemos que cambiar la concienciación y solo nos queda una generación para hacerlo”.
Durante su intervención en el evento Hacia una sociedad sostenible, organizado por Cinco Días y Abanca el pasado lunes y celebrado en Madrid, Rifkin abundó en que el cambio climático no conoce fronteras y el actual modelo económico capitalista está agotado: "El PIB crece a una tasa más baja en todo el mundo, la productividad ha retrocedido en las últimas dos décadas y el resultado es que tenemos una falta estructural de empleo". La solución, indicó el también asesor de la UE, pasa por acelerar el viraje hacia la tercera revolución industrial.
Esta nueva época girará en torno a la tecnología, que reducirá drásticamente los costes marginales para permitir el salto a una economía circular y logrará la convergencia de las tres infraestructuras clave de cada sistema: comunicación, energía y movilidad. En este futuro inteligente, hecho de coches eléctricos autónomos y edificios conectados, el lnternet de las cosas, el 5G, las renovables y el big data cambiarán la forma en la que nos comunicamos, desplazamos y abastecemos de energía. Todos los actores, desde los Estados a las regiones, los ciudadanos y las empresas, jugarán un papel crucial."La ciudadanía creará un cerebro global; esta es la glocalización", señaló Rifkin. "Mientras que las infraestructuras de la primera y segunda revolución industrial estaban integradas verticalmente, de arriba hacia abajo, la tercera es colaborativa, distribuida, abierta", añadió el economista justo el día que, en la misma ciudad y a pocos kilómetros de distancia, arrancaba la Cumbre del Clima.
“El cambio climático es una realidad que pocos se atreven a cuestionar y el desafío que tenemos por delante es enorme”, corroboró la vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI), Emma Navarro, quien durante su intervención en el acto recordó que la entidad dejará de financiar proyectos basados en energías fósiles a partir de 2021. La estrategia del órgano financiero de la UE está en línea con el nuevo pacto verde anunciado por la nueva presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen, y confirma la intención de Bruselas de coger la delantera en la lucha contra el cambio climático.
Según la ONU, la cifra global necesaria para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) en 2030 asciende a 90 billones de dólares. En Europa, la factura anual para cumplir con el Acuerdo de París se sitúa en los 400.000 millones de euros. “Ningún presupuesto público puede atender por si solo semejantes necesidades", señaló Navarro. "La inversión privada y los mercados financieros deben tener un papel importante”.
El BEI ya se ha consagrado como el mayor emisor global de bonos verdes, con 28.000 millones de euros liberados desde 2007. Entre 2012 y 2018, la entidad concedió 150.000 millones de euros a proyectos climáticos (1.800 millones en España en 2018), y ahora quiere redoblar su apuesta: prevé que estos planes acaparen el 50% de su financiación en 2025 y sumen un billón de euros en la próxima década. “El reto que plantea la transición es enorme, pero puede ser una oportunidad para modernizar nuestras economías y hacerlas más sostenibles”, dijo Navarro.
De la misma opinión se mostró Francisco Botas, consejero delegado de Abanca, quien insistió en que la transición debe ser "ordenada y planificada", evitando "políticas y decisiones improvisadas". La ONU calcula que la implantación de los ODS puede generar 380 millones de empleos y oportunidades de negocio por 12 billones de dólares. "Son oportunidades claras", reconoció Botas, pero recomendó que este cambio de modelo se aborde de manera holística, sector a sector, para que no genere costes adicionales y desigualdades.
Botas abogó para que el sector financiero implante medidores del riesgo relacionados con el cambio climático y la transición y recordó que Abanca, junto a un reducido número de entidades, firmó el pasado septiembre un acuerdo con la ONU para alinearse con sus objetivos sostenibles. "Nos comprometimos en varios aspectos. Pensamos que es un camino irreversible y que cada vez se sumarán más entidades", aseguró el consejero delegado de la empresa. Entre las iniciativas puestas en marcha en este sentido, el banco gallego ha creado nuevos productos y servicios que responden a criterios medioambientales y está fomentando las prácticas sostenibles en la empresa.
Carmen Sánchez Miranda, directora de ONU-Habitat en España, Carlos Mataix, director del Centro de innovación en Tecnologías para el Desarrollo Humano de la Universidad Politécnica de Madrid, y Jaime Pérez Martín-Gaitero, profesor del IESIDE, cerraron el evento debatiendo sobre las líneas a seguir para cumplir con la transición. Todos coincidieron en la necesidad de respetar los compromisos adquiridos y crear alianzas multinivel. Y, sobre todo, actuar con urgencia.
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