17 junio 2025
Ilustración: Félix Azcuy
La situación de la economía en el 2025 sigue siendo muy desalentadora, nada ha cambiado de manera positiva en datos concretos con respecto al año 2024. Se siguen repitiendo las mismos desequilibrios y distorsiones de los últimos años.
La economía cubana según las pocas estadísticas globales que se publican se mantiene en recesión, lleva más de 12 trimestres consecutivos que no se crece, y aunque no se han dado las cifras concretas del decrecimiento del 2024, esta podría estar en el entorno del -3 a -5 con respecto al 2023.
El alto déficit fiscal se mantiene, aunque ha bajado con respecto a años anteriores, pero en ello influye no solo que los ingresos han crecido por la vía tributaria, sino que han aumentado las inejecuciones de gastos por falta de materiales necesarios. Igualmente, se ha contraído el gasto real de los hogares, y esto es lo que ha permitido contener la inflación desde la demanda reprimida —menos capacidad de compra. Sin embargo, ambos elementos tienen fuertísimos costos sociales, menos personas con acceso a subsidios necesarios y unas familias más empobrecidas sin poder consumir a una canasta básica de bienes y servicios.
Evidentemente el exceso de emisión monetaria no se logra recuperar por la de vía ingresos al presupuesto estatal, y esto es resultado de la baja oferta estatal de bienes que es suplida por el sector privado. La producción de bienes es limitada y es lógico su comportamiento por la falta de recursos financieros externos para adquirir bienes intermedios necesarios en el proceso de producción.
La zafra azucarera que acaba de concluir es una de las más baja de los últimos 100 años, varias estimaciones calculan que la producción es inferior a las 100,000 toneladas de azúcar, mucho menos que las 265,000 planificadas. A esto se le suma que los centrales comenzaron con atraso, un reporte del diario Granma a inicios de enero informaba que «solo seis de los 14 centrales previstos están en funcionamiento».
El resultado: un continuo deterioro del poder adquisitivo de los salarios y pensiones, ya que la mentalidad rentista del gobierno sigue incidiendo en el incremento de algunos precios y tarifas. El más reciente ejemplo fue la polémica subida de los servicios de telecomunicaciones con paquetes que se venden por más del salario medio en el país.
La llamada canasta básica sigue presentando grandes dificultades para su completamiento a las familias cubanas. Su coste supera los 24 mil pesos para dos personas precios de mercado, y aquella parte que es subsidiada por el Estado tiene múltiples afectaciones en cuanto a tiempo de entrega y cantidades muy distantes de las que se entregaban en el pasado. Componentes básicos de la dieta cubana como el arroz tienen bajísimos niveles de producción en el país, lo que obliga al Estado a depender de las importaciones, o incluso de las donaciones, sin embargo, esto trae como consecuencia que pueden pasar meses sin que se distribuya el producto, lo que dispara su precio en el mercado liberado e informal.
Asimismo, por las bajas producciones se mantienen incumplimiento de los ingresos de los rubros exportables como níquel, azúcar, miel, ron y camarones de mar. El turismo está en retroceso, lejos de alcanzar los planes y niveles históricos de visitas, en lo cual influye principalmente el estado de deterioro de la economía en general.
Veremos a continuación algunos temas más específicos con cifras actualizadas:
Inflación
Aunque se mantiene una tendencia a la desaceleración desde 2024, se manifiesta una resistencia a su reducción. La tasa inflacionaria se encuentra en el entorno del 16.43 %. Esto no significa que bajen los precios, sino que siguen creciendo, pero a un ritmo menor. Así en mayo del 2025 el Índice de Precios al consumidor se ubicó en un 475.88 respecto al año base de 2010, con una variación interanual del 16.43 % según tabla siguiente.
Pero de acuerdo a las cifras ofrecidas por la ONEI[1], en su último informe de mayo, hay un ligero repunte de la inflación de los alimentos, especialmente el precio de los tomates, huevos, arroz, papa, aves vivas. Según estos datos, el arroz tuvo el mayor efecto en el alza mensual de la división de «alimentos y bebidas no alcohólicas».
El indicador general a lo largo del tiempo se observa cómo sigue creciendo, según se puede observar en el grafico siguiente. Es decir, el aumento de precios, que no ha sido compensado con un incremento salarial significativo, impacta directamente en el poder adquisitivo de la familia cubana, por ende, se evidencia un deterioro del nivel de vida con respecto a los estándares alcanzados en el pasado.
Como se dijo anteriormente, el costo social de esto se refleja en el aumento vertiginoso de la pobreza que puede verse cada vez más en las calles cubanas. Dicho de otra manera, es el empobrecimiento de sectores poblacionales lo que puede estar funcionando como un programa antinflacionario, los precios no suben tanto, no porque haya más producción, sino porque menos personas pueden comprar.

Índice de Precios al Consumidor
Turismo
Una de las entidades llamadas en el pasado como la nueva locomotora de la economía, desplazando a la producción azucarera que tenía ese rol, está en situación de emergencia. No se puede decir que el 2024 fue un buen año para el turismo, sin embargo, al compararse el primer trimestre del 2025 con el del 2024 los visitantes han caído en un 30 % aproximadamente. Si se le agrega el cuarto mes, el número de visitantes sigue decreciendo, se han recibido 741 106 visitantes hasta abril, que representa el 72.4 %, por tanto, 282 983 visitantes menos que el año 2024.

Principales indicadores del turismo internacional. Enero Marzo
Según datos oficiales, la ocupación hotelera retrocedió hasta el 24.1 % en el primer trimestre de 2025 —once puntos porcentuales menos que hace un año—, de modo que tres de cada cuatro habitaciones quedaron vacías en plena temporada alta.
El desplome es generalizado: Canadá redujo sus llegadas un 31.8 %, la comunidad cubana en el exterior un 20,4 %, y la Federación Rusa más de la mitad (-50,1 %), mientras los modestos repuntes de mercados como Turquía (+32,8 %) o China (+18 %) no compensan la pérdida de los mercados tradicionales.
En este vertiginoso decrecimiento, que debería merecer todo el análisis de las autoridades teniendo en cuenta que ha sido el sector en el que más se ha invertido, influyen varios factores que van desde la política agresiva de Estados Unidos, que pone restricciones de visa a los viajeros que pisen suelo cubano, hasta otras internas que no son pocas: largos apagones, calles en mal estado, aumento de la percepción de inseguridad, debilitamiento de los servicios extrahoteleros…
Transporte
Unos de los temas sensibles para la población, son tanto la alimentación como el transporte, en este último por disimiles motivos, entre los que se encuentra la baja disponibilidad de los medios, tanto por deterioro, como insumos básicos elementales como ómnibus, neumáticos, baterías, etc., ha llevado a una disminución de los pasajeros transportados, que en el caso de los ómnibus es 14 millones menos de pasajeros.
En el sector productivo también ha habido una diminución considerable de la transportación por déficit de combustible. Esto tiene un impacto directo en las cadenas de valor: las cosechas se pudren en los campos porque los camiones no llegan a tiempo; los transportistas que logran circular compran diésel en el mercado informal a precios mucho más altos que el oficial, de modo que el flete incorpora un sobrecosto que luego se traslada al precio mayorista y minorista de los productos.
En adición, la drástica reducción de rutas de transporte público obliga a los trabajadores a invertir horas y pagos adicionales en desplazarse, acortando la jornada efectiva y restando productividad a las empresas.
Apagones
No es nada nuevo que en lo que va del año 2025 con honrosas excepciones el déficit de generación eléctrica ha estado siempre por encima de los 1000 Megawatts lo que marca una situación más que critica, por lo que afecta a la sociedad en general, con provincias y municipios que han tenido más de 20 horas seguidas de apagones diarios.
El déficit sostenido de casi un tercio de la demanda pico deja a muchas provincias con más de 20 horas sin servicio eléctrico. En esas condiciones la actividad industrial y agropecuaria se frena: líneas de producción detienen turnos completos, sistemas de riego automatizado quedan inactivos y se pierde la cadena de frío, provocando merma de cosechas y de alimentos ya procesados.

En otras áreas, tanto en el sector estatal como en el privado, se sienten los cierres de bares, restaurantes y talleres… El turismo, que depende de una ciudad iluminada y servicios estables, pierde atractivo cuando las calles permanecen oscuras. Su efecto: la contracción de divisas que el país necesita.
Por el lado del trabajo, la falta de electricidad reduce la productividad individual: dormir mal en noches de apagón o lidiar con calor extremo resta rendimiento laboral, mientras que múltiples procesos inherentes al empleo contemporáneo —altamente dependiente de la digitalización— quedan paralizados cuando faltan computadoras y conectividad, por lo que, no solo se afectan las empresas, sino trabajadores autónomos como programadores, diseñadores, creadores de contenido… que hoy también contribuyen a dinamizar la economía.
Todo esto impacta directamente sobre la inflación, pues al producirse menos, también disminuye la oferta de bienes y servicios. Igualmente, varios negocios trasladan los costos de generar la electricidad —con plantas de diésel— al producto final.
***
En este texto solo se han analizado algunas áreas de la economía cubana a partir de las cifras en el año 2025, y solo con estos datos es posible demostrar que la economía cubana no remonta periodos anteriores, sin embargo, las autoridades cubanas, si bien reconocen los malos indicadores, no exponen con claridad las insuficiencias que presenta el esquema de planificación centralizado que hoy se mantiene vigente. Por otro lado, el llamado programa de estabilización macroeconómica sigue solo en anuncios generales, y no se ven sus resultados positivos hacia el crecimiento económico.
La inflación, aunque creciendo a menores ritmos que años anteriores, sigue subiendo cada mes, disminuyendo el poder de compra de los cubanos y golpeando acentuadamente a los jubilados, y los que tienen salarios mínimos o incluso promedios en el sector estatal, muy lejos de cubrir la canasta básica de bienes y servicios.
La evidencia de la situación económica cubana impone que el estado acabe de tomar medidas redistributivas en la sociedad. A corto plazo urge una estrategia que permita dejar de subsidiar empresas irrentables recurrentes, incrementar las jubilaciones otorgadas antes del ordenamiento monetario, y terminar con los subsidios generalizados por el subsidio a los grupos sociales más bajos.
La elevación de precios públicos debe seguirse con lupa, la población ya está en el tope de las afectaciones de un individuo, y cualquier subida brusca puede provocar una oleada de descontentos que terminen desestabilizando, no solo el sistema económico, sino el sistema político. Ejemplo de esto fueron las reacciones al recién tarifazo de ETECSA, especialmente en los jóvenes universitarios.
Seguir poniendo parches sin cambiar el modelo es lo que nos ha llevado hasta acá: apagones masivos, transporte público prácticamente inexistente, baches en la entrega del combustible domestico como el gas, falta de agua, canasta básica con distribución intermitente, basuras en las calles, incremento de la violencia… suficientes solo esos, para darnos cuento del momento en que se vive. Seguir haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes solo agravará, todavía más, la situación.
Hace poco se celebró el noveno congreso de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores (ANEC), varios colegas expusieron a las autoridades preocupaciones fundamentadas en análisis científicos, que son escuchadas, pero no tenidas en cuenta para la toma de decisiones.
Existen muchas propuestas sobre la mesa, pero casi todos los expertos coinciden en que es impostergable implementar la reforma integral de la economía, pospuesta una y otra vez, a la par de darle al mercado el papel que debe ocupar en una sociedad. Y para los malentendidos, no es pasar al capitalismo neoliberal, si no un modelo social con mercado, no estamos inventando nada nuevo, China y Viet Nam ya lo han aplicado con resultados positivos, que distan mucho de los aquí expuestos. ¿Qué más tiene que pasar para tomar las acciones necesarias?
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