Entre las medidas anunciadas por el presidente de los Estados Unidos el 17 de diciembre de 2014, dentro del marco de la nueva política de normalización de relaciones diplomáticas y comerciales entre Cuba y los EEUU, están la protección del medio ambiente y la de negociar la frontera marítima compartida con México del Polígono Oriental del Golfo de México.
Un posible acuerdo tripartito entre los EEUU, México y Cuba sobre los límites de la plataforma continental del Polígono Oriental del Golfo de México abrirá amplias oportunidades para Cuba poder explorar nuevas áreas que pueden tener grandes reservas de hidrocarburos por descubrir. Esto pudiera significar un punto decisivo a largo plazo para el desarrollo económico de Cuba y su futura seguridad energética, así como la protección medio ambiental del Golfo de México; un ecosistema de una superficie de 1.5 millones de kilómetros cuadrados compartidos entre los EEUU, México y Cuba.
“Los Estados Unidos trabajará con Cuba sobre asuntos de interés mutuo y que avanzan los intereses nacionales, como… la protección del medio ambiente… entre otros temas.” “Establecimiento de negociaciones con los gobiernos de Cuba y México para discutir la frontera marítima no resuelta en el Golfo de México:
• Los acuerdos previos entre Estados Unidos y Cuba delimitan el espacio marítimo entre los dos países dentro de 200 millas náuticas de la costa. Los Estados Unidos, Cuba y México extendieron la plataforma continental en un área dentro del Golfo de México en donde los tres países aún no delimitan frontera alguna.
• Los Estados Unidos están preparados para invitar a los gobiernos de Cuba y México para negociar las fronteras marítimas compartidas en el Golfo de México.” The White House, Office of the Press Secretary, December 17, 2014; FACT SHEET: Charting a New Course on Cuba.
Los resultados de compañías internacionales de petróleo en sus actividades exploratorias en aguas profundas al norte de Cuba en el 2012 fueron desalentadoras; pero no significa necesariamente que no existan importantes reservas de petróleo o gas natural en los 112,000 kilómetros cuadrados de la zona económica exclusiva(ZEE)¹ cubana del Golfo de México. El área explorada solamente representa aproximadamente un cinco por ciento de la superficie total de la ZEE cubana del Golfo de México; lo que significa mucho más trabajo por hacer.
Es cierto que los avances tecnológicos de los últimos diez años, como las variaciones en las propiedades magnéticas de las formaciones rocosas, las pruebas de conductividad eléctrica, la medición de la velocidad de las ondas sísmicas, y el desarrollo de complejas imágenes sísmicas en 3D y 4D han aumentado las probabilidades de un descubrimiento comercial de hidrocarburos; pero en zonas vírgenes la industria está aún plagada por una proliferación de “pozos secos”. Las tasas de éxito para la perforación exploratoria es de alrededor de un 35% en Estados Unidos. De acuerdo con cifras publicadas por el Departamento de Energía de Estados Unidos en el año 2001 se perforaron 3,142 pozos exploratorios de los cuales 1,733 (55%) fueron “pozos secos”. Esa misma tasa en el año 2011 fue de un 36%; 1,073 pozos secos de un total de 2,978 pozos exploratorios.
La multinacional estadounidense Conoco-Phillips recientemente reporto dos pozos secos en aguas profundas; el pozo Omosi en Angola, a una profundidad total de 20,666pies (6,299 m), y el pozo Harrier en el Golfo de México a una profundidad total de19,400 pies (5,913 m). El costo total de estos dos fracasados proyectos fue de $482 millones usd; demostrando una vez más la complejidad y alto costo que enfrenta la industria en sus actividades exploratorias en aguas profundas.
Los Polígonos del Golfo de México
Existen dos polígonos en el Golfo de México que se extienden de la jurisdicción nacional de México, Estados Unidos y Cuba más allá de las 200 millas de sus respectivas Zonas Económicas Exclusivas ZEE. Las fronteras marítimas del Polígono Occidental, con una superficie total de 17,467km2 y una profundidad media de 4,000 m, fueron delimitadas por dos acuerdos entre Mexico y EEUU con fechas del 4 de Mayo de 1978 y 9 de junio del 2000. México obtuvo el 62% del área (10,619 km2) y los Estados Unidos un 38% (6,568 km2).
El 31 de Julio de 1976 México y Cuba establecieron la delimitación de sus respectivas ZEE del Golfo de México y el Canal de Yucatán; así como el 16 de diciembre de 1977,los Estados Unidos y Cuba firmaron un acuerdo de delimitación de su frontera marítima en el Estrecho de la Florida y del Golfo de México.
Por acordar entre los tres países vecinos esta la delimitación del Polígono Oriental con un área de aproximadamente 20,000 km2. Un posible acuerdo tripartito abrirá un sin número de oportunidades para Mexico, EEUU y Cuba en investigar un zona desconocida en la cual no se ha explorado activamente en más de treinta años, parte como consecuencia de la falta entonces de tecnología de punta para identificar el potencial geológico en aguas ultra-profundas.
Potencial Geológico
El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) revalidó recientemente los resultados de un estudio publicado en el 2004 donde, mediante una metodología de evaluación geológica, estimo un promedio de 4.6 billones de barriles de petróleo por descubrir, un promedio de 9.8 trillones de pies cúbicos de gas natural por descubrir y un promedio de 0.9 billón de barriles de líquidos de gas natural por descubrir en la Cuenca del Norte de Cuba. Es importante anotar que el estudio del USGS sobre la Cuenca Norte de Cuba no representa en su totalidad la ZEE cubana; y no cuantifica la probabilidad de importantes reservas por descubrir en el resto del Golfo de México.
El Golfo de México estadounidense representa hoy el 17% de la producción total de petróleo crudo y 14% de las reservas probadas de petróleo de los Estados Unidos. Unas 2,353 plataformas de producción y más de 25,000 millas de ductos submarinos producen y transportan respectivamente 1.6 millones de barriles diarios (mmbd) de petróleo crudo del Golfo de México Occidental de EEUU.
La reciente apertura por parte de México a la participación del sector privado en su industria petrolera abre ahora también la puerta a sus aguas ultra-profundas aun sin explorar dentro de los 575,000 km2 del Golfo de México mexicano; donde se estima un potencial de 29 mil millones de barriles de petróleo por descubrir.
Extrapolando los resultados de varios estudios geológicos en aguas extra-profundas del Golfo de México oriental estadounidense no incluidas en el estudio del USGS, se puede estimar que existen miles de millones de barriles de hidrocarburos por descubrir en aguas nortes del Golfo de México cubano colindante a la ZEE estadounidense y el polígono oriental.
Sin embargo aún no existe información científica aplicada a la exploración petrolera que satisfaga los altos estándares científicos y técnicos, incluso un riguroso y transparente examen de pares que permita conocer a detalle la localización de las áreas para perforar pozos petroleros exploratorios en aguas profundas del Golfo de México Occidental tripartitas.
Otro obstáculo al proceso de exploración en la porción estadounidense del Polígono y Golfo de México Oriental es la moratoria a la exploración y producción petrolera como resultado del Gulf of Mexico Energy Security Act (GOMESA) de los EEUU del 2006. Esta moratoria que cubre un área de más de 260,000 km2 y establece un margen de100-125 millas de las costas del estado de la Florida donde no se permiten actividades de exploración petrolera hasta el año 2022. Esta ley se estableció para proteger laeconomía del estado de la Florida en caso de un accidente que resulte en un derrame de petróleo como resultado de operaciones de exploración o producción de hidrocarburos.
En un acuerdo final tripartita de la delimitación del Polígono Oriental, la ZEE cubana pudiera servir como plataforma para identificar y validar el posible potencial geológico del Golfo de México oriental estadounidense dentro de su Zona de Moratoria (GOMESA). Lo que permitiera a compañías internacionales explorar y eventualmente producir yacimientos transfronterizos estadounidenses desde aguas cubanas. Para este eventual caso México y los EEUU firmaron en el 2012 el “Acuerdo entre los Estados Unidos Mexicanos y los Estados Unidos de América Relativo a los Yacimientos Transfronterizos de Hidrocarburos en el Golfo de Mexico”, el cual establece un marco jurídico que permite una “exploración segura, eficiente, equitativa y ambientalmente responsable de los yacimientos transfronterizos de hidrocarburos que pudieran existir a lo largo de la frontera marítima entre ambos países en el Golfo de Mexico.”
En el evento de que se descubran yacimientos transfronterizos en el Golfo de México se establecen convenios de unificación y producción compartida entro los Estados y compañías operadoras; como es el caso del yacimiento Manatee-Loran el cual se extiende dentro las aguas territoriales de Venezuela y Trinidad y Tobago y es operado en común por la multinacional estadounidense Chevron.
Protección del Medio Ambiente
Después del accidente de la plataforma Deepwater Horizon en el Golfo de México en Abril del 2010 la industria y gobiernos de la región han redefinido y reforzado sus responsabilidades y normas sobre la seguridad y como detectar y gestionar los impactos y riesgos medioambientales de sus operaciones de exploración y producción de hidrocarburos.
Representantes de los gobiernos de los Estados Unidos, México y Cuba se han reunido en varias ocasiones, dentro del marco de la Organización Marítima Internacional (IMO) y del Convenio Para la Protección y el Desarrollo del Medio Marino en La Región del Gran Caribe para establecer protocolos de cooperación bilateral en cómo prevenir y responder a posibles accidentes derrame de petróleo como resultado de un accidente industrial durante operaciones de exploración o producción de hidrocarburos.
En 1980 México y los EEUU firmaron El Plan Conjunto de Contingencia entre los Estados Unidos Mexicanos y los Estados Unidos de América sobre Contaminación del Medio Ambiente Marino por Derrame de Hidrocarburos y otras Substancias Nocivas (MEXUS) el cual provee procedimientos de operación en casos de incidentes de contaminación que puedan representar una amenaza a las aguas o áreas costeras o al medio marino de la zona fronteriza entre ambos países. Es fundamental que los Estados Unidos y Cuba lleguen también a un acuerdo de un plan de contingencia preventivo, predictivo y reactivo que presenta una estructura estratégica y operativa que ayudará a controlar una situación de emergencia en el evento de un derrame de petróleo en aguas compartidas del Golfo de México y Estrecho de Florida. El acuerdo debe de incorporar la cadena de comando y las áreas clave de responsabilidad, los procedimientos de notificación, el interface entre los planes y procedimientos de los Estados y de los operadores, la capacitación del personal, incluyendo ejercicios de respuesta; así como el acceso inmediato por parte de Cuba a tecnología, personal, y servicios sin restricciones o regulaciones políticas impuestas por el embargo comercial, económico y financiero de Estados Unidos contra Cuba.
El compromiso de Cuba en este proceso es evidente; cuando la Oficina de Regulación Ambiental y Seguridad Nuclear (ORASEN) bajo el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) de Cuba, compartió en detalle y públicamente sus planes y regulaciones para la prevención y respuesta a los derrames de petróleo, a partir de las operaciones de exploraciones petroleras en el Golfo de México y el Estrecho de Florida durante el Simposio Internacional Mares Seguros, Mares Limpios que se celebró en La Habana recientemente. Estos buenos esfuerzos deben de continuar.
Aunque en el horizonte a corto plazo no se deslumbre alguna actividad de exploración petrolera en aguas Cubanas, como consecuencia de los bajos precios del petróleo, es imperativo que estas conversaciones tripartitas continúen entre gobiernos, organizaciones internacionales y organizaciones no gubernamentales. Existe consenso entre los expertos respecto de la necesidad de que los acuerdos relacionados con actividades de exploración petrolera y protección medio ambiental en aguas compartidas del Golfo de México sean concretos, establezcan medidas para hacer cumplir los tratados convenidos e incorporen mecanismos detallados a la solución de conflictos en caso de que se produzcan controversias.
Una mejor cooperación también supone una clara, aunque flexible, determinación delas asignaciones de los recursos petroleros y protegería los 1.5 millones km2 de un Golfo de México que todos compartimos. El Golfo de México, una báscula entre productividad económica y la protección del medio ambiente dentro de un futuro que cuestiona la sostenibilidad de ese equilibrio. Un desafío crítico para la seguridad energética y la seguridad ambiental de los países.
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