Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

miércoles, 19 de diciembre de 2018

Consumo, mercados, inflación reprimida y salarios reales en Cuba: ¿qué hará el plan del 2019?


Por Pedro Monreal
18 de diciembre de 2018


El plan anual para el año 2019 no modificará el fundamento básico del modelo económico actual de Cuba, el cual consiste en que el crecimiento se encuentra sistemáticamente limitado por “el lado de la oferta” debido a las restricciones de recursos -principalmente un nivel insuficiente de bienes de capital- y por un grado de utilización de las capacidades que tiende a verse restringido por las carencias de capital circulante.

Se trata de restricciones desde el “lado de la oferta” que no se derivan únicamente de la condición de Cuba de ser una pequeña economía insular en la que las escalas reducidas impiden una oferta nacional diversificada, ni se limitan esas restricciones a los efectos negativos del bloqueo económico aplicado por los EE.UU contra Cuba.

Son restricciones desde el “lado de la oferta” que también se originan en las características específicas de un modelo de distribución de recursos que es excesivamente centralizado y vertical, con una racionalidad predominante orientada por metas físicas para la asignación de medios y para la identificación de los resultados productivos, y con una práctica de fijación de precios ex ante, que le concede rigidez a la capacidad de generación de oferta ante los cambios de la demanda agregada.

La fijación de precios se realiza en condiciones de deficiente información porque el estado de la demanda no se conoce en el momento en que se establecen los precios a los cuales deberán realizarse las transacciones. Esa premisa conlleva a la búsqueda de equilibrios, orientados a lograr una distribución eficiente, en los que el racionamiento de la oferta se hace endémico. Es un tema polémico sobre el que existe una amplia literatura económica, que incluye autores como Barro, Grossman, Sraffa, Kalecki, Mazat, y Aganbegyan.

Transformar ese tipo de modelo económico es una tarea de largo plazo, tal y como correctamente expresa el documento de la Conceptualización. Por esa razón, la cuestión relevante respecto al plan de 2019 no consiste en esperar a que este genere una modificación sustantiva del modelo en el corto plazo. De lo que se trata es de identificar de qué manera el plan de 2019 pudiera contribuir a establecer condiciones favorables para un proceso de mayor duración.

En un texto anterior abordamos el plan 2019 desde el ángulo de la inversión. Ahora lo hacemos desde la perspectiva del consumo. Es un plano de análisis que es políticamente muy sensible porque el consumo es, entre las grandes variables macroeconómicas, la que más directamente afecta a los ciudadanos y eso lo hace todos los días.

En Cuba existe una amplia preocupación ciudadana respecto a la prevalencia de un bajo poder de compra derivado principalmente de la combinación de bajos salarios estatales, bajas pensiones y altos precios. A ello se suman las carencias de otros importantes componentes del bienestar como es el caso de la vivienda.
Existen otros componentes del bienestar familiar, como son la educación, la salud, y una parte de la alimentación básica, a los cuales se accede sin costo directo para el beneficiario o se obtienen a precios muy bajos, pero estos componentes no logran compensar totalmente las carencias del poder de compra derivadas de los desbalances entre ingresos familiares y precios de consumo.

El plan anual de la economía es, entre otras cosas, un documento de comunicación política y por tanto debería incluir detalles sobre el consumo que son de interés popular, al menos por aquello de que al ciudadano promedio le interesa conocer de qué manera el crecimiento económico anual se verá reflejado “en su plato.”

A la hora de considerar el consumo en el plan económico anual de 2019 habría por lo menos tres preguntas que parecen ser importantes:
  • ¿Qué función desempeña el consumo en el equilibrio macroeconómico que debe asegurar el plan y cómo debería materializarse esa función?
  • ¿Qué posibilidades habría de modificar la relación precios- salarios en 2019?
  • ¿En cuáles mercados y de qué manera debería concentrarse la gestión pública respecto a los precios?
Consumo, equilibrio macroeconómico e “inflación reprimida”

Sin necesidad de adentrarse en los controversiales aspectos teóricos del equilibrio económico, o de la ausencia de este, es conocido que una función del plan consiste en establecer una correspondencia entre la oferta y la demanda, al nivel de los grandes agregados macroeconómicos.

En las condiciones del actual modelo económico cubano, severamente limitado desde “el lado de la oferta”, el consumo tiende a funcionar como una importante variable de “ajuste” entre la oferta y la demanda agregadas y ello se expresa mediante una forma específica de solución del llamado “problema de la demanda efectiva”: las autoridades económicas en Cuba “fijan” administrativamente precios y salarios de manera tal que la combinación de estos produce un nivel de demanda efectiva que se corresponda con el nivel de oferta que puede ser generado en un contexto de restricciones del “lado de la oferta”.

Lo anterior no representa una crítica general a la regulación económica, la cual considero que es necesaria.

Considero que el enfoque antes mencionado sobre la función del consumo como variable de “ajuste” ofrece una explicación plausible acerca de por qué no pueden planificarse hoy en Cuba aumentos sustantivos de salarios estatales ni reducciones significativas de precios. Aclaro que probablemente esta pudiera ser una explicación discutible, en cuyo caso sería muy útil poder debatir otras explicaciones alternativas.

Esto no significa que no pudieran producirse aumentos en los niveles absolutos de los salarios y del consumo. De hecho, como hemos señalado en un texto anterior, el crecimiento reciente del PIB de Cuba se ha apoyado fundamentalmente en un incremento del consumo. (1)

Tampoco significa que no pudieran darse incrementos relativos de ambos factores, expresados esos indicadores como porcientos del Producto Interno Bruto (PIB). Ambas cosas han tenido lugar en años recientes y no puede excluirse de antemano que volviesen a ocurrir.




Fuente: ONEI. Anuario Estadístico de Cuba. Varios años (2010. 2013 y 2017).  “Tabla 5.2 – Oferta y Demanda Global – A precios corrientes” y “Tabla 5.18 – Relaciones entre los principales agregados de Cuentas Nacionales”, http://www.one.cu/aec2017/05%20Cuentas%20Nacionales.pdf

Sin embargo, las dinámicas de largo plazo del peso relativo del consumo y de los salarios deben necesariamente tenerse en cuenta en el plan porque son magnitudes relativas que informan con bastante precisión acerca de los límites que pudieran tener esos factores en la gestión del equilibrio macroeconómico.
En las últimas dos décadas, el peso de la remuneración de trabajadores no ha rebasado el 38% del PIB. Esa cifra parece indicar un posible límite al crecimiento de los salarios.

Durante el mismo período, el peso del consumo de los hogares en el PIB no ha rebasado el 60% del PIB, indicando que el posible límite del crecimiento del consumo de hogares pudiera encontrarse a ese nivel.

El tipo de restricción planificada del nivel agregado de consumo que debe operar en un modelo económico como el cubano -limitado por el “lado de la oferta”- no se circunscribiría a establecer relaciones entre salarios y precios (y entre pensiones y precios) que mantuviesen el poder de compra en un nivel bajo para poder “ajustar” la demanda a la oferta, sino que también incluiría la utilización del llamado mecanismo de “inflación reprimida” mediante el cual se mantienen los precios de una serie de productos y de servicios a niveles reducidos, usualmente por debajo del costo de producción.

Es un mecanismo que permite dar solución a algunos problemas -no todos- que existen en los mercados de un modelo económico en el que las restricciones desde “el lado de la oferta” tienden a convertir la demanda en una “demanda excesiva” que pudiera crear inflación. Es obvio que, si los precios “reprimidos” no se acompañasen de otras medidas, la oferta se agotaría rápidamente.

Por esa razón, el mecanismo incluye normalmente un componente de racionamiento. La ”libreta” de abastecimiento en Cuba y las tarifas eléctricas (en determinados niveles de consumo) son ejemplos clásicos del mecanismo de “inflación reprimida”. Mantener precios artificialmente bajos no es la única manera de otorgar subsidios al consumo popular, pero es la variante que predomina hoy en Cuba. Existen otras alternativas, pudiendo ser una de ellas no modificar los precios de oferta y demanda, pero otorgando  un subsidio en forma de asignación monetaria a las personas que se desee beneficiar con un mecanismo de protección. La cada vez más frecuente mención en tiempos recientes acerca de subsidiar en Cuba a las personas y no a los productos se refiere a ese tipo de mecanismo.

Más allá de una posible discusión acerca del impacto que las distorsiones de precios relacionadas con la “inflación reprimida” pudieran tener en un modelo económico, algo que no abordamos aquí, conviene llamar la atención respecto a una notable característica del mecanismo de “inflación reprimida”: este tiene un efecto inmediato y positivo en cuanto a asegurarle un “piso” al poder de compra, algo que impide el empeoramiento de los niveles de pobreza y de desigualdad y que por tanto es socialmente justo y políticamente positivo.

Sin embargo, debe quedar claro que se trata de un mecanismo que se utiliza para evitar administrativamente la inflación, pero que no resuelve las causas económicas subyacentes de la inflación.

Lo que se ha expuesto hasta aquí se refiere principalmente a tratar de establecer sucintamente dos aspectos de la planificación del consumo en el marco de un modelo económico como el cubano: la condición del consumo como variable de “ajuste” macroeconómico entre la demanda y la oferta, y la utilización de determinados mecanismos que hacen posible tal función de “ajuste” (la fijación planificada de las relaciones entre precios y salarios y la “inflación reprimida”).

Desde la perspectiva del plan económico 2019, lo importante no es únicamente estimar y comunicar públicamente los posibles crecimientos absolutos del consumo de hogares y de los ingresos que harían posible esos gastos, sino que también es importante identificar los límites del consumo en el marco del modelo actual, verificar si esos límites plantean contradicciones insalvables con las metas de bienestar del modelo, y proponer las soluciones que –comenzando en 2019- pudieran progresivamente resolver las contradicciones, eventualmente mediante una progresiva modificación del modelo.

¿Pudiera incluir el plan de 2019 incrementos sustantivos de los salarios estatales y reducciones notables de los precios de consumo?

En principio, habría dos vías principales para propiciar, desde el plan, un incremento del poder de compra de las familias: un incremento de los ingresos (especialmente mediante un aumento de los salarios) y una reducción de los precios de consumo que permitiera darle un mayor valor real al mismo salario devengado.

El primer paso consistiría entonces en tratar de identificar en qué medida el nivel actual del salario medio nominal permite satisfacer las necesidades de consumo de un hogar promedio.

Recientemente la prensa ha mencionado que se hacen estudios para calcular oficialmente la canasta básica de bienes y servicios que serviría para determinar el valor del salario mínimo, en el marco de una posible reforma general del salario. (2)

En realidad, no hay necesidad de “volar a ciegas” mientras se termine de hacer ese cálculo oficial pues se dispone de un estimado rigurosamente producido por las colegas Anicia García y Betsy Anaya, quienes calcularon que en el año 2016 el gasto mensual promedio de consumo de un hogar de tres personas era de 2 245 pesos cubanos (CUP).

La implicación de esa cifra es que “para enfrentar los gastos estimados, una familia de tres personas necesitaría un ingreso equivalente a tres salarios medios de ese año (740 CUP) o de 9 a 10 salarios mínimos (225 CUP)”. (3)

Usualmente se plantea en Cuba el criterio del incremento de la productividad como el parámetro que debe orientar un posible crecimiento de los salarios. Es un criterio muy racional, pero aquí nos enfocamos en un argumento adicional que es relativamente fácil de visualizar: el peso relativo de los salarios en el PIB se ha movido en las últimas dos décadas dentro de una especie de “túnel” con un límite superior de aproximadamente el 38% del PIB, lo cual relacionamos con la hipótesis antes enunciada de que ello se correspondería con la necesidad de “ajustar” el consumo de hogares por debajo del 60% del PIB para que los indicadores de oferta y demanda agregada operen en condiciones de equilibrio macroeconómico.

Debido al alto por ciento que representan los salarios cuando se comparan con el consumo de hogares (63,3% en 2017), la “contención” al crecimiento de los salarios parece funcionar como un factor clave en el proceso de “ajustar” el consumo. (4)

Lo que sigue a continuación no se orienta a lograr cálculos precisos sino solamente a producir estimados gruesos que permitan explorar los límites a los que se enfrenta el incremento del consumo por la vía del aumento de los salarios estatales.

Si se toma en cuenta el dato de los 3 262 100 trabajadores estatales registrados en 2016 y se asume que cada uno de ellos debería aportar los ingresos que necesita una familia promedio para para poder cubrir la canasta básica, multiplicando por 3 el salario medio anual estatal de 2016 (3 X 8880 CUP), el monto total de salarios ascendería aproximadamente a 87 mil millones de pesos, lo que representaría el 95,1% del PIB a precios corrientes del año 2016. (5)




Fuente: Betsy Anaya Cruz y Anicia Esther García Álvarez, “Dinámica de gastos básicos en Cuba (segunda parte y final)”, Inter Press Service en Cuba (IPS), 30 de septiembre de 2018, http://www.ipscuba.net/economia/dinamica-de-gastos-basicos-en-cuba-segunda-parte-y-final/

Es decir, el nivel total de salarios estatales que sería necesario representaría un “imposible” en los marcos del modelo. Como se ha anotado anteriormente, la evidencia reciente indica que el modelo parece dar cabida al total de remuneraciones hasta el límite de 38% del PIB. Por tanto, es muy baja la capacidad del modelo actual para “acomodar” incrementos de salarios nominales sustantivos que no sean inflacionarios.

Si por la vía de los salarios no parecen existir alternativas practicables para incrementar significativamente el poder de compra familiar, habría que evaluar entonces la posibilidad de incrementar el salario real mediante una reducción de los precios del consumo.

El nivel del consumo -medido a precios corrientes- era de 54 153 millones de CUP en 2017. Una reducción general de precios del 5% del consumo equivaldría, en principio, a “adicionar” poder de compra por un valor de 2 708 millones de CUP pues, al pasar el valor total del conjunto de mercancías de 54 153 millones de CUP a 51 445, los ciudadanos tendrían la posibilidad de consumir mercancías adicionales por valor de 2 708 millones de CUP, dentro del marco total del gasto de consumo de 54 153 millones de CUP, es decir, una “adición” al consumo que no sería inflacionaria. (6)

La cifra de 2 708 millones de CUP parece pequeña cuando se compara con el valor total del consumo de hogares, pero en realidad esa cifra de 2 708 millones de CUP no debería minimizarse cuando se toma en cuenta que las ventas totales en los mercados agropecuarios estatales ascendieron a 1 128,8 millones de CUP entre enero y septiembre de 2018. (7)

La condición para que el proceso anterior pueda funcionar en condiciones no inflacionarias es obviamente que exista respaldo productivo adicional para los 2 708 millones de CUP “adicionales”. Este punto exige considerar, por tanto, el serio problema de las restricciones desde el “lado de la oferta” con las que opera actualmente el modelo económico cubano.





Volviendo al ejemplo anterior del mercado agropecuario estatal. Si 1 128,8 millones de CUP de ventas en los mercados agropecuarios estatales entre enero y septiembre de 2018 equivalieron a unas 216 mil toneladas de productos agrícolas y a 11 mil toneladas de productos cárnicos, un cálculo grueso conduce a estimar que, si el poder de compra “extra” de 2 708 millones de CUP se utilizase completamente para hacer compras en el mercado agropecuario estatal, haría falta un respaldo material de unas 518 mil toneladas de productos agrícolas y de 26 mil toneladas de productos cárnicos. Sería necesario, por tanto, un salto productivo para poder duplicar –y algo más- los niveles físicos de producción actual.



Aquí también se observa un límite desde “el lado de la oferta” para poder aspirar a incrementar el poder de compra de los hogares mediante rebajas de precios, incluso cuando se asume una reducción general de precios a un modesto nivel del 5%.

¿Existirían otras alternativas posibles?

En principio, pudieran existir otras alternativas, como la sugerida por Humberto Pérez para aprovechar la unificación monetaria y cambiaria y aplicar un mecanismo que permitiría hacer una revaluación del CUP frente al USD (por ejemplo, con una tasa de 1 USD = 15 CUP) para poder establecer una fuente de financiamiento suficiente y relativamente rápida que hiciera posible aplicar los impostergables aumentos de salarios y pensiones cada vez más reclamados por el pueblo, especialmente en el caso de los trabajadores productivos que serían principalmente los que laboran en las  entidades empresariales que poseen y gestionan los medios fundamentales de producción del país. (8)

Otra opción, compatible con la anterior, pudiera ser reforzar al máximo posible, en el corto plazo, la aplicación de lo que ya se encuentra indicado en el documento de la Conceptualización en el sentido de continuar restructurando la economía hacia un modelo con mayor peso relativo del sector no estatal para poder desplazar hacia este una parte significativa de la masa salarial y de los necesarios incrementos salariales, así como para poder contribuir dinamizar la oferta, especialmente la de alimentos.

De acuerdo con el estudio de Anicia García y Betsy Anaya, el gasto en alimentos representaba aproximadamente un 70% del gasto familiar mensual en el año 2016. (9)

En ese sentido, una cifra “indicativa” que pudiera incluirse en el plan de 2019 sería la cifra aproximada, quizás expresada en forma de rango, de las toneladas físicas de producción y de comercialización de productos agropecuarios que pudieran significar un posible “disparador” de las reducciones de los precios de los alimentos.

¿Hacia una gestión diferenciada de precios según el tipo de mercado?

A veces se escucha en los debates políticos en Cuba la referencia al mercado como si este fuese una entelequia, como algo “malo” que se nos viene encima.
Este es un punto respecto al cual no debería existir margen para la duda. Si bien no puede decirse que la economía cubana es una “economía de mercado” (implicando una condición de economía capitalista), el hecho cierto es que el actual modelo económico cubano es una economía de mercados, especialmente en lo que se refiere al bienestar de los ciudadanos.

Es conocido que la naturaleza socio- política del modelo económico cubano implica que una parte del bienestar de los hogares es asegurada mediante la provisión universal y sin costo directo para el beneficiario de importantes bienes y servicios públicos, notablemente la educación y la salud.




Fuente: Fuente: ONEI. Anuario Estadístico de Cuba 2017.  “Tabla 5.13 Consumo final del gobierno por finalidades”, a precios constantes de 1997 http://www.one.cu/aec2017/05%20Cuentas%20Nacionales.pdf

Debido a esa particularidad, la estadística oficial utiliza una categoría denominada “consumo final efectivo de los hogares” donde se incluye no solamente el “consumo de hogares” (en el mercado), sino también el indicador “servicios individuales suministrados por el gobierno” (salud y educación, entre otros).

A pesar de la importante función de los “servicios individuales suministrados por el gobierno”, el punto que debe considerarse es que el “consumo de hogares” (en el mercado) representa más de tres cuartas partes del “consumo final efectivo de los hogares”.





Fuente: Fuente: ONEI. Anuario Estadístico de Cuba 2017.  “Tabla 5.15 – Gasto total de consumo final”, a precios constantes de 1997 http://www.one.cu/aec2017/05%20Cuentas%20Nacionales.pdf

En 2017 representaba el 76,6%. Es decir, las transacciones de mercado determinan en muy alto grado el bienestar de las familias cubanas. Ciertamente, una parte de esas transacciones se realizan a precios subsidiados, pero lo que destacamos ahora es la función del mercado en la generación de los niveles de bienestar.


Fuente: Fuente: ONEI. Anuario Estadístico de Cuba 2017.  “Tabla 5.15 – Gasto total de consumo final”, a precios constantes de 1997 http://www.one.cu/aec2017/05%20Cuentas%20Nacionales.pdf

El gráfico ilustra que ha sido el consumo de los hogares en el mercado el componente que más rápidamente ha crecido en los últimos años.

Sin embargo, no todos los tipos de mercado han tenido el mismo peso relativo en la formación del consumo de los hogares.


Fuente: ONEI. Anuario Estadístico de Cuba 2017.  Tabla “5.14 – Consumo final de los hogares por fuentes de oferta”, a precios constantes de 1997 http://www.one.cu/aec2017/05%20Cuentas%20Nacionales.pdf

Se observa claramente el predominio del mercado estatal, que en 2017 era aproximadamente el 72% del total del consumo de hogares en el mercado, siendo casi 9 veces mayor que el mercado agropecuario y que el mercado de trabajadores por cuenta propia.

En realidad, el mercado de tipo estatal es mayor que el indicado en la categoría “mercado estatal” porque el indicador “otras fuentes” incluye los gastos en adquirir bienes y servicios en las entidades de ventas en divisas, por ejemplo, en los establecimientos conocidos como TRD, las cuales son de propiedad estatal. Adicionalmente, no queda totalmente claro si la estadística oficial incluye los mercados estatales agropecuarios en la categoría de “mercado agropecuario”.

La existencia de una estructura de mercados de consumo en la que predomina el mercado estatal parece ser compatible con las siguientes dos hipótesis:
  • Hipótesis # 1: El plan debería concentrarse en tratar de gestionar reducciones directas de precios de consumo en los mercados estatales. Es ahí donde la mayor escala del mercado estatal pudiera amplificar el efecto positivo de reducciones de precios y es ahí donde el plan pudiera establecer una relación más directa entre un sector productivo predominantemente estatal y un mercado nacional predominantemente estatal. 
  • Hipótesis # 2: El plan debería concentrarse en tratar de gestionar reducciones indirectas de precios de consumo en los mercados no estatales, principalmente en el mercado agropecuario y en el mercado de TCP, por la vía del aseguramiento productivo, principalmente mediante el apoyo a las inversiones privadas y cooperativas nacionales (facilidades para la reinversión de beneficios, la inversión de remesas y la inversión de cubanos residentes en el exterior), redes de suministro mayorista, facultades para realizar importaciones y exportaciones, otorgamiento de créditos, prestacion de servicios financieros y productivos, así como una efectiva regulación de mercados no segmentados, competitivos y con pocos intermediarios. La naturaleza no estatal de los “operadores” de esos mercados y de sus suministradores sería compatible con la utilización de mecanismos económicos y no administrativos.
Aquí llamo la atención sobre un tema al que se han referido muchos colegas en intercambios que hemos mantenido en los últimos meses, entre ellos, Joaquin Benavides, Humberto Pérez, Juan Triana, Julio Carranza, Fidel Vascós, Gustavo Llorens y Esteban Morales. Quizás he olvidado involuntariamente mencionar a algunos colegas, pero lo que deseo destacar es la amplia coincidencia que se ha manifestado en relación con la importancia de adoptar una visión integral del proceso de cambio, en particular respecto a la manera en que la planificación del proceso de cambio del modelo, es decir los planes en el corto, mediano y el largo plazo, deben forzosamente incluir todos los sectores de propiedad y de gestión.

En un reciente intercambio, fue Benavides quien probablemente mejor resumió esta cuestión: el plan anual de la economía no puede seguir siendo solamente el plan para las empresas estatales.

Conclusiones

Cuando se aborda el consumo de hogares en el plan, el análisis realizado desde una perspectiva de posibles rebajas de precios revela probablemente con mayor claridad, en comparación con una perspectiva de salarios, el papel crucial del aumento de la productividad en el modelo.

Aquí se observa nítidamente una posible múltiple causalidad en la que el incremento de la productividad no solamente sería un resultado del cambio del modelo sino en la que el crecimiento de la productividad sería un factor clave para transformar el modelo.

La capacidad para generar sistemáticamente crecimientos de productividad pudiera desplazar “hacia arriba” el punto de intersección de demanda y oferta agregadas y con ello el modelo económico pudiera ir despojándose de las restricciones desde “el lado de la oferta”.

Naturalmente, la clave para que ello pudiera ocurrir radica en la inversión. Sin incremento de la inversión –incluyendo las ramas que producen “bienes de salario”, es decir, bienes de consumo popular como los alimentos- no es posible lograr los crecimientos de productividad que son necesarios para transformar el modelo.

Con esto se reafirma la necesidad de hacer un plan inclusivo que tome en consideración el aporte de todas las formas de propiedad y de gestión –incluyendo los sectores privado y cooperativo a nivel nacional- en la determinación de los agregados macro- económicos del plan anual de la economía, tanto para orientar la gestión económica en el año en curso como para poder entender la función del plan anual 2019 en el avance paulatino hacia las futuras fases de la transformación del modelo.

Notas

1 Ver, “El pilar macroeconómico más endeble del modelo cubano: ¿qué hará el plan de 2019 con la inversión?”, blog El Estado como tal, 13 de diciembre de 2018, https://elestadocomotal.com/2018/12/13/el-pilar-macroeconomico-mas-endeble-del-modelo-cubano-que-hara-el-plan-de-2019-con-la-inversion/
2 Thalia Fuentes Puebla, “Conferencia de la CTC en Santiago de Cuba: A debate el salario como mayor problema de los trabajadores”, Cubadebate, 22 de octubre de 2018, http://www.cubadebate.cu/noticias/2018/10/22/confirma-proceso-organico-de-la-ctc-el-salario-como-mayor-problema-de-los-trabajadores/#.XBeYIOIo8-U
3 Betsy Anaya Cruz y Anicia Esther García Álvarez, “Dinámica de gastos básicos en Cuba (segunda parte y final)”, Inter Press Service en Cuba (IPS), 30 de septiembre de 2018, http://www.ipscuba.net/economia/dinamica-de-gastos-basicos-en-cuba-segunda-parte-y-final/
4 Cociente resultante de dividir la “Remuneración de trabajadores” del año 2017 (34 262 millones de CUP) entre el “Consumo de hogares” de ese mismo año (54 153 millones de CUP). Fuente: ONEI. Anuario Estadístico de Cuba. Varios años (2010. 2013 y 2017).  “Tabla 5.2 – Oferta y Demanda Global – A precios corrientes” y “Tabla 5.18 – Relaciones entre los principales agregados de Cuentas Nacionales”, http://www.one.cu/aec2017/05%20Cuentas%20Nacionales.pdf
5 Fuente: ONEI. Anuario Estadístico de Cuba 2017.  “Tabla 7.2 – Ocupados en la economía según situación del empleo” http://www.one.cu/aec2017/07%20Empleo%20y%20Salarios.pdf
6 Cifras a precios corrientes.
7 Fuente: ONEI. Ventas de productos agropecuarios. Indicadores seleccionados. Enero- Septiembre 2008. “Tabla 1.1- Valor de las ventas por las diferentes formas de comercialización”, http://www.one.cu/publicaciones/05agropecuario/ventasmercadoagrop/public_sep18.pdf
8 El texto de Humberto Pérez fue publicado originalmente en dos partes en “Catalejo”, de la revista Temas, con el título “Reforma monetaria acompañada del aumento de salarios y pensiones. Reflexiones y sugerencias”. La primera parte fue publicada el 22 de junio de 2018 http://www.temas.cult.cu/catalejo/reforma-monetaria-acompa-ada-del-aumento-de-salarios-y-pensiones-reflexiones-y-sugerencias  . La segunda parte fue publicada el 25 de junio de 2018 http://www.temas.cult.cu/catalejo/reforma-monetaria-acompa-ada-del-aumento-de-salarios-y-pensiones-reflexiones-y-0  Posteriormente, los dos textos fueron publicados conjuntamente en forma de artículo en este blog. “HUMBERTO PÉREZ. Reforma monetaria con aumento de salarios y pensiones. Reflexiones y sugerencias”. 3 de julio de 2018 https://elestadocomotal.com/2018/07/03/humberto-perez-reforma-monetaria-con-aumento-de-salarios-y-pensiones-reflexiones-y-sugerencias/
9 Betsy Anaya Cruz y Anicia Esther García Álvarez, op.cit.



No hay comentarios:

Publicar un comentario