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lunes, 5 de agosto de 2019

Rompiendo un mito: la baja productividad de Latinoamérica no se debe a factores socioculturales


Yahoo Finanzas 31 de julio de 2019

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Los trabajadores latinoamericanos han sufrido durante mucho tiempo la fama de poco productivos. Foto: Getty Images.Más

La productividad en Latinoamérica es un “paciente en terapia intensiva”, señaló la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la mexicana Alicia Bárcena Ibarra, recientemente durante un desayuno organizado por la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), en su sede de Madrid, España.

La funcionaria recalcó: “América Latina es la región más desigual del mundo. En países como Guatemala, la distancia entre el que más tiene y el que menos es de 70 veces. Y esto es importante, porque hay una correlación entre desigualdad y productividad. La región latinoamericana representa tan solo el 20% de la productividad total de Estados Unidos”.

En entrevista exclusiva con Yahoo Finanzas, Bárcena Ibarra amplió detalles sobre sus declaraciones.

¿Qué quiso decir con las afirmaciones que hizo en Madrid?

“En primer lugar es oportuno señalar que hacemos referencia a la productividad del trabajo (es decir valor agregado por trabajador).

La dinámica de la productividad de América Latina ha sido analizada por la Cepal en muchas oportunidades y la elevada, y por mucho tiempo creciente, brecha de la productividad de la región respecto a la frontera internacional, ha sido evidenciada claramente como uno de los aspectos más problemáticos para el crecimiento económico de América Latina.

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Alicia Bárcena Ibarra, secretaria Ejecutiva de la Cepal (Foto Manuel Velásquez/Anadolu Agency/Getty Images).

Cuando nos comparamos con la frontera internacional (Estados Unidos o algunos países europeos) observamos que América Latina queda estancada. La productividad latinoamericana en 1980 alcanzaba el 36,6% de la de los Estados Unidos. Después de una abrupta caída en los años ochenta y, en menor medida, en los años noventa, la brecha externa (respecto a los Estados Unidos) se mantiene estable y muy elevada: la productividad relativa (es decir el cociente entre la productividad de América Latina y la productividad de los Estados Unidos) oscila entre el 21% y el 22% de 1999 en adelante.

Los factores que inciden en una brecha de productividad tan grande están relacionados con lo que la Cepal denomina ‘heterogeneidad estructural’. Con esto hacemos referencia a una de las características más importantes de la estructura productiva de América Latina: la concentración de la producción en pocas actividades intensivas en recursos naturales (en la minería y los hidrocarburos, en algunos sectores de la agricultura y la pesca, así como en algunos sectores industriales que procesan recursos naturales) que generan una cantidad muy grande de divisas a través de las exportaciones, pero operan con muy pocas conexiones con el resto de la estructura productiva y no tienen efectos muy relevantes en términos de derrames tecnológicos, creación de capacidades locales y desarrollo territorial.

Estas actividades coexisten con otras más intensivas en trabajo (por ejemplo, los sectores de madera, muebles, prendas, textiles, cuero) que en promedio presentan una productividad que es muy baja a nivel internacional. Y lo mismo vale para la producción metalmecánica y de maquinaria. Asimismo hay sectores de servicios de baja productividad como comercio, transporte, hoteles y restaurantes.

Es normal que al interior de un sistema económico haya diferencias en el desempeño (medido a través de la productividad laboral) de los sectores y subsectores, pero en el caso de América Latina estas diferencias son muy grandes y mucho mayores de las que se pueden apreciar en países desarrollados, en particular los Estados Unidos que en muchos análisis (incluyendo a los de la Cepal) es considerado un referente de la frontera tecnológica.


Un empleado labora en la producción de la línea de carros Volkswagen Tiguan en la planta ensambladora de Puebla, México (Foto Reuters/Imelda Medina).

Las diferencias sectoriales son un aspecto de la heterogeneidad estructural de América Latina. Otro, igualmente significativo, es representado por las diferencias de desempeño de las firmas.

En este sentido, cuando se considera la productividad laboral se puede apreciar que existen diferencias importantes en el desempeño de las distintas categorías de empresas (grandes, medianas, pequeñas y microempresas). La productividad del trabajo de una empresa mediana en América Latina era, en promedio, menos de la mitad de la de una empresa grande de la misma región. En el caso de las empresas pequeñas la productividad laboral alcanza apenas el 23% de la productividad de una empresa grande y finalmente las microempresas presentan un valor de la productividad laboral que alcanzaba apenas el 6% de aquella de las empresas grandes”.

¿Qué tiene qué hacer la región para crecer en productividad? ¿Qué está haciendo bien y puede reforzar, y qué hace mal y debe procurar solucionar?

“Para garantizar un crecimiento sostenido y duradero de su economía, América Latina debe conseguir reducir su brecha externa (hacia la frontera tecnológica internacional) e interna (entre empresas) y esto significa alcanzar una estructura productiva con mayores articulaciones y encadenamientos entre sectores y entre empresas.

Esto significa generar políticas tecnológicas e industriales que, a partir de la base productiva existente, apunten a generar nuevas capacidades y nuevos sectores (tanto de bienes como de servicios a las empresas y a las personas) y a modificar los modelos de negocio de las firmas para que no trabajen de forma aislada sino que interactúen con otras empresas y con el entorno productivo-institucional (universidades, centros tecnológicos, centros de investigación).

Muchos países de la región han avanzado en este sentido en los últimos 10 a 15 años, con programas de desarrollo de proveedores, programas para crear redes de empresas, desarrollo de cadenas productivas. Pero los esfuerzos no tan tenido el éxito esperado o el alcance necesario para modificar una estructura productiva que sigue caracterizado por pocos sectores y pocas firmas ganadoras que trabajan de forma aislada del resto del sistema económico.

Las nuevas tecnologías digitales y los retos que nos plantea el medio ambiente y el desarrollo sostenible, son oportunidades y, aún más, hoy son una necesidad para no quedar atrás en un mundo que tiene que enfrentar desafíos cada vez más complejos en los aspectos políticos, ambientales y tecnológicos”.

¿Existe algún factor sociológico detrás, que pueda explicar esa improductividad?

“No creo que haya factores sociológicos detrás de la baja productividad, dado que esta está relacionada con el funcionamiento de un sistema económico poco articulado entre sectores y entre empresas y basado en la explotación de recursos naturales”.

¿Tiene razón la secretaria ejecutiva de la Cepal?

Yahoo Finanzas invitó al economista e investigador del Banco Interamericano de Desarrollo -BID-, Eduardo Cavallo, para que analizara las afirmaciones hechas por Alicia Bárcena Ibarra.

Cavallo, en compañía de Andrew Powell (Asesor Principal del Departamento de Investigación del BID),escribió el artículo América Latina necesita más inversión y productividad. Estas son las razones, publicado en abril de 2018 en el blog del banco.



Fila de desempleados participando en una jornada de empleo en Sao Paulo, Brasil (Foto Reuters/Amanda Perobelli).

Respecto a la cifra señalada por Bárcena Ibarra, en el sentido de que “a productividad en Latam es equivalente al 20% de la productividad en EE.UU.”, Cavallo respondió: “De acuerdo al informe macroeconómico de América Latina y el Caribe 2018 del BID, entre 1960 y 2017, la tasa de crecimiento anual per cápita promedio en la región fue de 2,4%, considerablemente inferior a la de los países asiáticos emergentes y de rápido crecimiento (4,9%) y por debajo del 2,6% promedio de todos los países del mundo que no pertenecen a la región. Por consiguiente, mientras el país típico en Asia emergente convergió considerablemente con el ingreso per cápita de Estados Unidos, desde el 11% en 1960 hasta 58% en 2017, el país típico de América Latina y el Caribe aumentó solo en 4 puntos porcentuales, desde 20% en 1960 hasta 24% en 2017 del ingreso per cápita de Estados Unidos”.

El investigador hizo énfasis en factores que limitan el crecimiento de las empresas productivas, tales como:

Los altos impuestos efectivos sobre las empresas más grandes (las más productivas) que constituyen el foco de los esfuerzos de fiscalización.

Los altos impuestos sobre los salarios (lo que empuja a las empresas a contratar informalmente).

Los regímenes tributarios especiales.

Las distorsiones del mercado de productos.

Las fricciones de crédito.

El resultado, según Cavallo, es “una proliferación de empresas pequeñas, informales y de baja productividad que emplea a la mayoría de trabajadores y una cantidad importante de capital, arrastrando a la baja la productividad agregada”.

Por último, el funcionario del BID coincidió con Bárcena Ibarra en que no existen factores sociológicos que influyan en la baja productividad de la región.

“No, no tiene nada que ver con naturaleza ni tropicalidad pero hay ciertas características de nuestras economías que pensamos tiene implicancias negativas para la productividad. No tenemos muchas firmas muy grandes y son las firmas más grandes que son las más productivas. Para evitar que nuestros taxis sean conducidos por ingenieros, hay que tener grandes empresas con procesos de producción complejos que empleen a ingenieros de sistemas, para dar un ejemplo. Sabemos que hay muchas firmas pequeñas que no son tan productivas pero por que sobreviven en el tiempo. Además muchas de ellas son informales y no pagan impuestos. Algunos países tienen un gran desafío de bajar la informalidad, aumentar la base impositiva, bajar las tasas impositivas y asegurar condiciones para que las firmas más eficientes pueden sobrevivir y crecer”.

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