A pesar de las afectaciones dejadas por el huracán Irma en instala
ciones hoteleras la llamada industria sin chimenea, molió en grande...
IGOR GUILARTE FONG, Cubahora
IGOR GUILARTE FONG, Cubahora
A pesar de la destrucción dejada a su paso por el no bien recordado huracán Irma —equivalente a los 500 millones de dólares— y que dañó particularmente la infraestructura hotelera de cayería y de playa ubicada a lo largo de la franja norte del país, el 2017, cuya hoja acabamos de pasar en el calendario, se inscribió como un año histórico, al establecer nuevos récords para el turismo.
El meteoro pasó su escoba por Guardalavaca, Santa Lucía, los cayos, Varadero y La Habana, los principales destinos turísticos, poco antes del inicio de la temporada alta. En esos días, alrededor del 88.5 por ciento de los extranjeros de paso por Cuba estaban alojados en dichas instalaciones. Más de 10 625 viajeros debieron ser protegidos. Si bien los perjuicios materiales no fueron muy graves, se generalizó la percepción de que era imposible una recuperación inmediata, lo que hizo decrecer los indicadores de ingreso al país en los meses siguientes al impacto ciclónico.
A pesar de los pesares, ya al cierre de noviembre se había alcanzado un arribo de 4 millones 257 mil 754 visitantes internacionales. Semejante incremento se traduce en un sobrecumplimiento del 15 por ciento del plan y un 19.7 por ciento de crecimiento respecto a igual periodo en el 2016. Y las estadísticas, por supuesto, deberán crecer con los datos correspondientes a diciembre; desconocidos al momento de redactar estas líneas. Eso sí: las miras estaban centradas en cerrar el año con la inédita cifra de 4 millones 700 mil turistas, que representaría 11.9 por ciento por encima de lo planificado.
Con el 23 por ciento de los arribos, Canadá continuó en la cima del podio entre los países emisores. Sin embargo, en los últimos tiempos ha venido mostrando cierto descenso y, en consonancia, no ha cumplido los índices estimados de ingresos monetarios a partir de problemas asociados al debilitamiento de su moneda en el ámbito internacional. Ante ese escenario, los contratos del turismo en 2017 se rubricaron en dólares estadounidenses, que conllevó un encarecimiento del destino. Felizmente, otros mercados mantuvieron un comportamiento estable. Detrás de los de la bandera de la hoja de arce, se situaron los Estados Unidos —aun con el bloqueo y las retrógradas medidas de la era Trump— y los cubanos residentes allí, que sumaron 1 millón 25 mil 521 viajeros.
Mientras, los mercados tradicionales que más crecieron fueron Francia, Italia, Rusia, España, Argentina y Brasil; superando, igualmente, sus respectivos récords. Destaca el caso de Rusia, que desde el mes de agosto logró batir, con un crecimiento del 68 por ciento, la cifra histórica de paseantes en suelo antillano.
Durante la sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular, celebrada en diciembre pasado, el ministro de Turismo, Manuel Marrero Cruz, señaló que si bien existió un sobregiro en cuanto al número de visitantes extranjeros, el sobrecumplimiento no se reflejó de igual manera en la estancia en hoteles; además de apreciarse una ligera disminución de la estancia media en la Isla.
Como parte de la estrategia interna para aportarle mayor dinamismo y atractivo al sector, se implementaron las variantes de turismo de circuitos, eventos, aventura, naturaleza y el rural; así como la apertura de nuevos servicios asociados, instalaciones, marinas y operaciones aéreas. Fue tal el auge de laactividad de cruceros que reportó más de 397 500 visitantes.
Sobre la satisfacción del visitante, conocida a través del sistema de encuesta, quedaron en entredicho aspectos vinculados con la señalización vial, el cambio de moneda y la higiene en ciudades. Por otra parte, la relación calidad-precio del servicio, un asunto habitualmente peliagudo y que en otros momentos arrancó inconformidades, en 2017 se situó al 90.9 por ciento de aceptación. Además, buen número de turistas manifestó que recomendarían el destino Cuba a amigos y familiares, al igual que dejaron sentada su intención de repitencia.
EL AÑO QUE YA COMENZÓ
En la actualidad Cuba dispone de una planta hotelera superior a las 67 000 habitaciones, a las que se piensan agregar otras 20 000 para el año 2020, y totalizar 104 000 hacia 2030. Para ese entonces —es el anhelo expresado— deben haberse desarrollado 224 nuevas instalaciones y 32 ampliaciones, 24 proyectos de campos de golf con 11 hoteles asociados, 23 bases entre náuticas y marinas, 47 centros de recreación y aventuras.
Se cuenta, además, con 87 contratos de administración, 19 cadenas hoteleras extranjeras, 27 empresas mixtas; y 42 275 habitaciones (el 62.2 por ciento de la capacidad total del país) construidas con capital extranjero, de las cuales 87 por ciento son de categoría cuatro y cinco estrellas.
El alza de visitantes foráneos que ha venido experimentado la Mayor de las Antillas desde 2013 exige de una infraestructura capaz de responder a la creciente demanda y cada vez más acorde con los estándares globales de calidad del servicio.
De ahí que todas las proyecciones e inversiones del sector de cara al futuro, estén orientadas a lograr un turismo sostenible, y en correspondencia con la política nacional de enfrentamiento al cambio climático. En tal sentido, se han emitido regulaciones para demoler establecimientos que están en la primera línea de playa y velar porque las nuevas construcciones no tengan un impacto ambiental sobre las dunas.
Asimismo, se promueve la recuperación o conversión en hostales de inmuebles patrimoniales; al tiempo que se inserta en los proyectos el aprovechamiento eficiente de los residuos, y el ahorro energético mediante el montaje de calentadores solares, lámparas led e instalación de plantas propias para la desalinización del agua de mar.
Las inversiones, según dio a conocer el ministro Marrero Cruz en la ya citada sesión parlamentaria, se cumplen al 78 por ciento, en tanto se mantienen dificultades en los procesos inversionistas, originadas por la deficiente preparación de las obras, el atraso en los suministros de insumos y de equipos automotores. Para que se tenga una idea sobre este último aspecto, no se está recibiendo el parque suficiente para la renta de autos, situación que se prevé corregir este nuevo año, cuando comiencen a entrar 9 000 vehículos planificados.
Para la etapa anual que inicia, se encuentran en fase de negociación 95 proyectos de inversión extranjera, con posibilidades de concreción; a juicio de autoridades del Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera.
La expectativa del turismo cubano es llegar en 2018, por vez primera, a los cinco millones de clientes, aparejado con el aumento de los ingresos. Se trata, sin dudas, de una cantidad ambiciosa y nada fácil, máxime, cuando la actual administración estadounidense ha puesto mayores restricciones a sus ciudadanos para que puedan viajar a la Isla. De seguro, lo que no faltará en ese empeño por conseguir nuevos récords será la voluntad de los trabajadores del sindicato del turismo y la hotelería; indiscutibles protagonistas y responsables de mantener en alza el sector más dinámico de la economía cubana; y segunda fuente de ingresos luego de la venta de servicios profesionales al exterior.
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